La rutina de Caitlin Little, una adolescente de Greensboro, en Carolina del Norte, es la misma desde hace casi veinte meses. Cada mañana su padre la despierta con cuidado, le dice qué día es y le avisa de que no va a recordar muchas cosas. Luego ella se queda pensando un rato, lee en su diario qué ocurrió la jornada anterior, sale de la cama y comienza a encontrarse con notas que le van indicando cómo lavarse los dientes, qué desayunar o qué ropa ponerse.
Para ella, ayer no fue ayer. Ayer fue el 12 de octubre de 2017. Aquel día, Caitlin, una estudiante del instituto Guilford High School, con sólo 14 años, hacía deporte en la escuela como era habitual en ella. Durante una carrera de campo a través, un compañero comenzó a hacer el tonto a su alrededor, provocando que cayera y se golpeara la cabeza en la frente. Ahí empezó todo. O terminó. Su cerebro decidió no volver a almacenar nuevos recuerdos. El pasado quedó intacto, pero el futuro ya no tendría espacio en su mente. Desde entonces, cada noche su memoria se resetea.
“Los médicos no estaban preocupados al principio. Su hermana Sarah se golpeó la cabeza también en el pasado, pero se recuperó”, rememora Jeniffer Little, su madre. El día del accidente fue ella quien acudió al centro escolar a recoger a su hija. El entrenador le pidió que no se alarmara, que se la llevara a casa a descansar, que todo estaría bien.
“Cuando salíamos del instituto para ir a casa, Caitlin llegó a la puerta del coche y se quedó mirándola. Me preguntó qué debía hacer. Yo le dije que a qué se refería. Y ella me respondió que ‘cómo se abre la puerta’. Así empezó”, explica Jeniffer a los medios locales.
A partir de entonces los episodios de desmemoria continuaron. Desde olvidar qué estaba haciendo hacía justo un segundo, a no recordar un proyecto científico para la escuela en el que había estado trabajando hacía sólo unos minutos. Su familia sabía que esto era más que una simple conmoción.
“El neurólogo nos recomendó darle tiempo y protegerla de cualquier cosa que fuera muy estimulante y pudiera provocarle más dolores de cabeza”, señala Chris Little, su padre. El doctor les aseguró que aunque el estado de su hija no pintaba muy bien, “el 90 por ciento de estos casos se resolvían en tres semanas”.
“Ese era el número mágico, tres semanas”, subraya Jennifer. “Todo el mundo decía que en dos semanas estaría bien, pero que la tercera era el momento crítico. Si no mejoraba, esto iría para largo”.
Y así pasaron tres, cuatro y muchas más. Caitlin no recobraba la capacidad de retener mentalmente. Aunque a los seis meses fue capaz de recordar la mayor parte de lo que sucedía a lo largo de un día, su cerebro lo borraba todo por la noche.
El mal que la aqueja se llama amnesia anterógrada, una dolencia que impide el registro de nuevos recuerdos en la parte del cerebro que almacena los acontecimientos a largo plazo. La memoria inmediata sí funciona, pero no es capaz de archivar las vivencias para que puedan ser recordadas en el futuro.
De hecho, muchas mañanas, cuando su padre la despierta para contarle que no es 13 de octubre de 2017, sino que hace más de un año de aquella fecha, ella se queda sorprendida. “¿Cómo puede ser eso?”, le pregunta. Es entonces cuando Chris le recomienda leer su diario e ir a buscarle en 15 o 20 minutos si tiene alguna duda. La mayoría de las veces, su pregunta es la misma: “¿Cómo sucedió?”.
El accidente y esta rara amnesia que padece esta joven estudiante ha cambiado su día a día, pero también está afectando a su mañana. Antes de aquel 12 de octubre, Caitlin se manejaba con soltura en el instituto. “Era fenomenal. Siempre participaba en clase y entregaba sus deberes puntuales”, indica a FOX 8 Kenia Jenkins, una de sus maestras.
La vuelta a la escuela
Tras pasar tres semanas de reposo por el golpe, sus padres y médicos pensaron que sería adecuado recuperar la normalidad, volviendo al colegio. Pero nada fue como esperaban. Aunque cada día intentaba aplicarse en clase como el resto de sus compañeros, a la mañana siguiente su mente quedaba en blanco de nuevo. No sólo no recordaba la materia, tampoco muchos de los rostros del instituto.
El centro educativo pone todo de su parte. Los maestros y el personal administrativo se reúnen regularmente para asegurarse de que Caitlin avance, aunque no es fácil.
Tracy Helms es una maestra de educación especial asignada específicamente para ayudar a Caitlin. La chica guarda su foto y la del resto de sus profesores en su carpeta, con sus nombres y descripciones. En la estampa de Helms pone “amiga”. Sin embargo, pese a la cercanía diaria entre ambas, cada mañana esta educadora se convierte en una auténtica desconocida para la adolescente.
“Todos los días. Todos los días llego y me encuentro con ella, y no sabe quién soy. Todos los días pregunta cuál es su asiento o cuál es su maestra. Cada día es como si todo fuera nuevo para ella”, lamenta Helms.
Antes del golpe, Caitlin tenía su vida planificada al milímetro, según cuenta su madre. “Sabía que quería trabajar con animales, tener una granja con un poni, tenía claro cómo sería su cocina e incluso las plantas que cultivaría”. Ahora todo eso ha quedado en el pasado.
En total, Caitlin ha perdido más de 600 días de su vida. Y pese a que ha intentado esquivar los devastadores efectos nocturnos de su amnesia, ni saltándose las horas de sueño lo ha logrado. “Algunas noches le duele la cabeza y no duerme nada. Y aunque se queda en vela, tampoco recuerda”, comenta su madre.
Después de consultar con varios médicos de todo Carolina del Norte, tienen pocas cosas claras. Nada de lo que han intentado funciona. Lo único que les dicen es que las lesiones cerebrales tardan más en curar cuanto más joven es el paciente.
“La mayoría de las cosas que proponen ya las estamos haciendo, como darle una nutrición saludable, mantenerla alejada de cualquier tipo de pesticida o las terapias hiperbáricas que le suministran oxígeno", subraya su padre.
“Todo el mundo quiere tratar los síntomas”, apunta Jennifer, que lamenta que nadie haya propuesto cómo curarla. “Quiero que vuelva a tener su vida y creo que se puede lograr una vez que descubramos lo que realmente está mal”.
Uno de sus últimos intentos fue en Texas, donde probaron una terapia regenerativa que se usa para reconstruir ligamentos, articulaciones y tejido conectivo.
Se ha convertido en una auténtica estrella
De momento, y ante la falta de respuestas médicas para su caso, la familia Little ha encontrado en los medios de comunicación una herramienta para dar a conocer el problema de Caitlin y buscar ayuda. Por ahora, han protagonizado varias series documentales en televisión donde se explica la evolución de la joven.
La cadena local FOX 8, por ejemplo, produjo una serie de reportajes titulados Caitlin no puede recordar, con 15 episodios. Otros medios han grabado podcasts y han publicado reportajes. El último en interesarse por esta estudiante de Carolina del Norte ha sido el popular y televisivo doctor Oz, protagonista del talk show The Dr. Oz Show, que invitó a la joven y a su familia a viajar a Nueva York para explicar su amnesia a la audiencia.
Este viaje fue todo un reto para Caitlin, ya que fue la primera vez que cogía un avión. Suponía además enfrentarse a una nueva ciudad por la mañana, sin saber cómo había llegado allí.
“El segundo día que estuvimos en Nueva York, estaba frente a la ventana, mirando el ajetreo y el bullicio de las calles, con los taxis y la gente corriendo por todas partes”, relata su padre. “Entonces llegué, me acerqué a ella y le pregunté si tenía alguna pregunta. Se dio la vuelta y levantó un dedo. ‘Necesito un momento’, me dijo. Es que para ella, la noche anterior se fue a la cama en su casa, y al día siguiente se despertó en un lugar extraño, toda una gran ciudad frente a ella”, destaca.
Durante el programa, el doctor Oz no prometió respuestas ni soluciones mágicas, pero sí prometió que intentaría buscar alguna salida para la familia.
50 primeras citas
Para continuar investigando piensan abrir un sitio web para compartir sus experiencias. Además, están recaudando fondos a través de GoFundMe para aquellos que quieren ayudarla económicamente. Mientras, Caitlin se entretiene posando para las cámaras que quieren recoger su extraña amnesia. Para ella cada día supone una novedad.
Los medios norteamericanos no se cansan de recordar que este caso se asemeja al argumento de la película 50 Primeras citas, que en castellano recibió el título Como si fuera la primera vez y en la que el personaje interpretado por Drew Barrymore sufría esta amnesia a partir de un accidente de coche. Su mundo se detuvo curiosamente el 13 de octubre de 2002. En la cinta, su familia opta por hacerle creer que cada día es el mismo en que perdió su memoria para que no descubra lo que le ocurre. Pero al final, la protagonista acaba con el hombre de sus sueños.
Para los padres de Caitlin, el futuro no es tan sencillo como lo retrata Hollywood. Les preocupa pensar será de su hija cuando ellos no estén, o cómo sería su matrimonio sin ser capaz de recordar a su marido cada mañana. No, lo suyo no es una película.