Sucedió hace unas semanas. Al otro lado del teléfono, la voz grave que se dirigía a ella anunciaba que la llamada procedía del Ministerio de Hacienda. Le preguntaron si era ella, Isvette Villalba, 27 años, con domicilio en Barberà del Vallès, provincia de Barcelona. La joven dijo que sí, y preguntó, con un sobresalto, a qué se debía aquella llamada. 

-Verá, no conocerá usted una tienda de vestidos de boda llamada Casajuana...

Isvette no se lo pensó mucho. Conocía el establecimiento: era un lugar del pueblo, el sitio en el que ella y su novia Alba, también 27, recogerían próximamente el vestido para la boda de ambas de este mismo verano. Se casan el tres de agosto de este año.

-Sí.

-Y no habrá comprado ahí un vestido para su boda. 

-Sí.

- Mira, resulta que les han clausurado la tienda, han tenido que cerrarla. Y que tenían una deuda. 

Isvette y Alba se quedaron de piedra. Como ellas, un centenar de mujeres que habían encargado en este establecimiento los vestidos para sus bodas y que ya no podrán recogerlos porque Hacienda les ha cerrado el negocio por el impago de diversas deudas que habían contraído. Cuentan las dos chicas a EL ESPAÑOL que a muchas de las mujeres afectadas apenas les faltaban unos días o unas semanas de reloj para sus compromisos matrimoniales. A algunas, apenas 24 horas. 

Un año antes del drama

Elegir, diseñar, ajustar y comprar el vestido de novia es uno de los asuntos más complicados que existen en la vida de un ser humano.El más mínimo fallo deja sin tiempo ni capacidad de reacción a los compromisarios, a los novios. En el caso de Isvette y Alba, comenzaron un año antes del compromiso a pagar el vestido y a escoger el adecuado.

Alba vio un vestido en Casajuana. "Mi pareja vio allí un vestido de novia y le cuadraba bastante. El primer día que fuimos dejamos una señal de 250 euros", señala. Era el 4 de mayo del año pasado de 2018. El vestido quedó encargado en aquella tienda y el pago se realizó en efectivo. No le dieron factura, solo un pequeño albarán a modo de justificante.

Interior de la tienda de vestidos de novia Casajuana. EL ESPAÑOL

En una de las ocasiones que regresaron a la tienda, se encontraron con una pequeña sorpresa. "Nos dijeron que la personalización del vestido iban a ser unos 250 euros más. Ahí mi chica comenzó una discusión diciendo que aquel no era el precio que habíamos pactado. Eran 250 euros más", dice Isvette. 

Hace una semana y media recibió la llamada de Hacienda en la que se explicaba todo lo que estaba sucediendo en torno a la tienda. "Mi mujer se puso tan nerviosa que le terminó ando un ataque de ansiedad". 

En esa misma llamada les dijeron que, si lo deseaban podían acudir el día 12 de este mes a la tienda a recoger el vestido que habían encargado un año antes. Allí estarían esperando los Mossos, la agencia tributaria y los inspectores. El local había sido embargado.

Un centenar de mujeres

Allí había por lo menos un centenar de mujeres en la misma situación que ellas dos. Algunos de los afectados aseguran estos días que estaban perplejos ante la situación. Pero no era algo que les pudiese pillar con el pie cambiado. Varios de ellos aseguran que ya notaban algo raro en los meses anteriores. Fue cuando se dejó de permitir el pago con tarjeta de crédito en las compras. No imaginaron que se llegaría, sin embargo, a una situación como esta. 

En cuanto les dieron los dos vestidos quedaron estupefactas. Solo le había cogido los bajos. No tenía un solo arreglo. La espalda. Los pechos. Todo mal.

"Le preguntamos a la chica que si, como ya habíamos pagado unos arreglos que no se habían realizado, si se le reintegraría el dinero. Nos dijeron que no nos reembolsarían nada de nada. Que como todo estaba embargado, el dinero que dimos lo perderíamos", dice Isvette.

De hecho, al llegar les reclamaron parte del dinero que figuraba en las anotaciones de la tienda que la pareja debía. Lo que en realidad había sucedido es que los dueños de este establecimiento habían estado inflando las facturas de ambas jóvenes, como de muchas otras.

Isvette cree que, de algún modo, se trata de una estafa. Su caso no es el peor porque hubo algunas jóvenes a las que atender debido a diversos ataques de pánico.

Ella y Alba tienen tiempo de reacción. Pero muchas de las otras afectadas tenían sus compromisos a la vuelta de la esquina, o incluso esta misma semana. "Imagínate los nervios de esa gente, a dos días de su boda y sin saber si iba a poder ponerse el vestido. Había gente que incluso tuvo que renunciar directamente al vestido porque no tenían 600 euros de golpe"