Muchos de los pacientes -o sus familiares- que el pasado martes se encontraban en la Clínica Quirón de la localidad madrileña de Pozuelo de Alarcón ni se percataron de la presencia de un señor de avanzada edad sentado en una silla de ruedas con dos personas de seguridad acompañándole. Era el Emérito Juan Carlos, que permaneció durante unas horas ingresado en la clínica para someterse a una revisión. Una visita, según Zarzuela, sólo rutinaria. "Tiene unos dolores de cadera insoportables. Ese es todo el problema y la verdad: tiene mala solución. Y esto es una cosa que le obsesiona porque no quiere que nadie le vea en silla de ruedas". Así lo revela a EL ESPAÑOL una persona muy cercana al padre de Felipe VI.
Según relata la misma fuente a este periódico, la escena vivida el otro día en el hospital dibuja a la perfección el pánico que el Emérito le tiene a la silla de ruedas. El protocolo del centro sanitario así lo manda: las personas con poca movilidad deben ir sentadas. Así, nadie de los presentes se percató que era Juan Carlos hasta que se abrieron las puertas de uno de los ascensores. "Vimos a dos personas que le reconocieron al segundo y el Jefe dio un salto para ponerse de pie que yo hacía muchos años que no le veía con esa agilidad", añade. "La situación le crea mucha frustración porque él quiere volver a algo que no va a pasar nunca. La edad es la edad y 81 años son muchos", sentencia.
Si es cierto que la visita al hospital por parte del padre del rey fue breve, ya que por la tarde estaba en el Palacio de la Zarzuela, donde tenía varias audiencias programadas -pero todas de carácter privado-. Porque el pasado 27 de mayo, la Casa Real anunció el cese de las actividades oficiales de don Juan Carlos, que tendría carácter efectivo a partir del dos de junio. Una última fecha simbólica ya que se cumplieron cinco años del anuncio de su abdicación. Aunque no se concretaron las razones de este cambio de actividades, lo cierto es que desde hace algunos meses se han hecho más evidentes los problemas de movilidad que le obligan no solamente a usar bastón, sino también a apoyarse, con el otro brazo, en alguna persona de su entorno. Dentro del recinto de la Zarzuela, cuando está cansado o sufre mucho dolor, usa -en esas ocasiones- la silla de ruedas.
En la revisión del pasado martes el rey se sometió, acompañado por el responsable médico de la Casa del Rey, a un análisis de sangre, pruebas radiográficas, un TAC y una evaluación médica, tal y como ha podido saber EL ESPAÑOL.
Hay que recordar también que hace unos meses el Emérito fue operado de una lesión cutánea por sobreexposición al sol y se le extirparon algunas manchas que le habían aparecido en la cara, que terminaron tratándose un tipo de cáncer de piel leve, por lo que las revisiones tienen que ser frecuentes y continúas. "Se llevó un buen susto. Es un hombre al que la enfermedad le da mucho miedo. Por eso antes de quitarse las manchas acudió a los mejores especialistas y pidió varias opiniones", nos cuenta la misma fuente. Al final el padre del Rey se decidió por la Clínica Dermatología Internacional, conocida como el Hospital de Piel, que está dirigida por el doctor Ricardo Ruíz Rodríguez, exjefe de Dermatología del Hospital Ruber.
Sin embargo, sus dolores de cadera y sus problemas de movilidad no le impidieron viajar hasta París el pasado domingo para apoyar a Rafael Nadal en su décimo segunda victoria del Rolland Garros. Acompañado por la que se convertido en su mejor muleta, su hija la Infanta Elena, Juan Carlos hizo un viaje exprés a la capital francesa para disfrutar, desde el palco de autoridades y acompañado por el embajador español en Francia, Fernando Carderera, por el ministro de Cultura y Deportes en funciones, José Guirao, y por la secretaria de Estado para el Deporte, María José Rienda. Padre e hija se quedaron -tras el partido del mallorquín contra Thiem- en la celebración que toda la familia Nadal y su equipo montaron en el parisino Café de la Paix.
Hace caso omiso a su hijo Felipe
Pero esta última aparición pública -que no oficial- de Juan Carlos ha traído cola en Zarzuela. El equipo del actual Monarca le aconsejó al Emérito y a la Infanta Elena que no realizaran el viaje: no era el mejor momento tras el anuncio de su retirada de la agenda de la Institución y además, don Felipe se encontraba inmerso en la ronda de consultas con los líderes políticos para la formación de gobierno. Pero lo cierto es que el padre del rey hizo caso omiso de las peticiones de Jaime Alfonsín, Jefe de la Casa del Rey, y tomó rumbo hacia la capital francesa.
Y claro, su presencia ha tenido consecuencias. Primero, el enfado de Felipe VI, ya que muchos se preguntaron porqué no era él el que estaba sentado en el palco presidencial de Rolland Garros, apoyando a uno de los mejores deportistas españoles de la historia. Y segundo, por la confusión creada: si se ha retirado de la agenda pública ¿por qué estaba sentado donde las autoridades y acompañado por un ministro, una secretaria de Estado y embajador? La cosa fue a peor cuando alguien filtró que mientras Nadal peleaba en la tierra batida de París, con todo un país siguiéndolo por la televisión, los Reyes Felipe y Letizia celebraban en su residencia, el Pabellón del Príncipe, una fiesta con familiares y amigos para inaugurar la temporada de piscina. ¿No habría sido más indicado acompañar al mallorquín en un momento tan importante para toda España? Fuentes oficiales de Zarzuela, consultadas por este asunto, no se pronuncian ante esta pregunta.
De lo que tampoco quieren hablar es de lo que va a suceder este verano con las vacaciones de la familia del Rey, que no la Real. Ahora mismo están intentando encajar todas las piezas para que la cosa no salté por los aires como ocurre cuando se acercan las fechas cada año. En el tablero de ajedrez que es ahora mismo Mallorca y el Palacio de Marivent hay muchas fichas incómodas que hay que mover de manera maestra para poder aguantar el jaque mate que suponen los Borbón y de Grecia en estos momentos.
Los dolores de cadera van a impedir a don Juan Carlos subirse a un velero por lo menos hasta otoño. "Mejor que ni hablemos de ese tema. Le tiene completamente deprimido. No puede navegar y no hay nada peor para un marinero. El dolor no se lo permite. Igual puede salir a pasear al mar, pero como tripulación ya hasta otoño nada. Y eso si va todo como él sueña", nos asegura un compañero de velero de Juan Carlos. Así que el Rey Emérito volverá a quedarse en el dique seco en la Copa del Rey de Vela que se celebrará, como cada año, en aguas de la bahía de Palma.
Sus próximas vacaciones: República Dominicana
Ya le ocurrió en 2018. Aunque por razones distintas, ya que su hijo no le dejó participar para no aparecer juntos tras la publicación de las Cintas de Corinna con el Comisario Villarejo. El caso es que este año el padre de Felipe VI no tiene ninguna intención de pisar la isla balear. ¿Cuál será su destino? Probablemente República Dominicana como invitado de los Fanjul, los llamados Reyes del azúcar e íntimos amigos del monarca. Pero todo depende de cómo vaya su rehabilitación y las sesiones que, a diario, tiene con su fisioterapeuta, de las que Juan Carlos no quiere saltarse ni una. "Ahora se está empezando a cuidar", comentaba Felipe VI en un acto de la semana pasada cuando un invitado le preguntaba por la salud de su padre.
Otra de las piezas contra las que nadie quiere enfrentarse es la Infanta Cristina. Aunque es cierto que la Justicia la absolvió de todos los cargos, su marido sigue en prisión. Iñaki Urdangarin vive con la esperanza de poder conseguir su primer permiso penitenciario las próximas navidades. Pero mientras su madre y su hermana no han apartado de sus vidas a la ex duquesa de Palma, su hermano, Felipe VI es otra cosa. El Rey la ha perdonado, pero no quiere que se les vea juntos. Otra cosa es su cuñada, la Reina Letizia, quien ni olvida ni perdona. "No tienen ninguna intención de volver a meterla en su círculo de nada, ni de trabajo, ni de familia… Es consciente del daño que ha hecho a su marido y a la imagen de la Corona y no piensa olvidar nada", cuenta una amiga de la esposa de Felipe VI.
Pero la Infanta Cristina quiere ir a Mallorca y sobre todo, quiere que sus hijos disfruten de su abuela, la Reina Sofía, y al revés. Por eso, los Urdagarín Borbón se juntarán con los hijos de la Infanta Elena, Froilán y Victoria Federica, en el Palacio de Marivent la última semana de julio y se marcharán antes de que aterricen en la isla los actuales Reyes con sus hijas, la Princesa de Asturias y la Infanta Sofía. La Emérita sigue intentando mediar con su hijo la posibilidad de que mande a Leonor y a su hermana unos días antes y que los deje a su cuidado durante unos días hasta que ellos lleguen y así puedan disfrutar de sus primos. Pero lo cierto es las dos niñas se van, como hicieron el año anterior, a un campamento de verano en los Estados Unidos durante todo el mes de julio, por lo que no parece que sea posible que doña Sofía disfrute de todos sus nietos durante unas jornadas en Marivent.
Lo único que está claro es que Juan Carlos no va ir a Palma este verano y puede que sea entonces cuando de verdad asuma su retirada pública. Desde luego esta semana su hijo ha tomado el relevo total y el pasado jueves acudió a la plaza de toros de Las Ventas para presidir la tradicional corrida de la Beneficiencia, como manda la tradición.