Ángela, a sus casi 90 años, vivía, desde hace más de una década, feliz en Pozondón (Teruel). Allí había llegado huyendo del ruido de Madrid junto a sus dos hijos, Isabel y Pedro. La familia no salía mucho de su casa, debido a la escasa relación de los dos hermanos con la gente del pueblo y a la enfermedad de Ángela, que la obligaba a estar postrada en una cama. "Era gente reservada, muy suyos y de poco trato", apunta un vecino a EL ESPAÑOL.
El pasado martes 18, los hermanos fueron detenidos por la Guardia Civil, acusados de haber acabado con la vida de Ángela y haber escondido su cadáver en uno de los armarios empotrados de la casa. Fue el recién llegado alcalde, Mario Cáceres, quien dio la voz de alarma, al echar de menos a la anciana en este pueblo de 45 habitantes. Además, Isabel y Pedro también están acusados de fraude a la Seguridad Social, ya que seguían cobrando la pensión de su madre y no habían notificado su fallecimiento a la Administración.
"Mi madre no está muerta"
Ángela Yunta había empezado una nueva vida en Pozondón. Se había mudado hasta el municipio turolense tras vivir toda su vida en Madrid. De allí era su marido, ya fallecido, y con el que había tenido a dos hijos, Isabel y Pedro. Este último trabajaba en el Ayuntamiento de Pozondón, encargándose de la jardinería y limpieza del pueblo. Mientras tanto, Isabel cuidaba a su madre, que sufría una discapacidad y tenía movilidad reducida. "Era muy tímida", apuntan los vecinos. Debido a su avanzada edad, la mujer padecía ceguera, demencia y problemas de movilidad.
En Pozondón, un pueblo de la Sierra de Albarracín de 48 habitantes, hasta hace dos días reinaba la tranquilidad. Sus vecinos, en su mayoría de avanzada edad, disfrutan de su merecida jubilación charlando en el pueblo o jugando en el único bar. Fueron ellos quienes echaron de menos a Ángela, a quien no veían ya pasear por sus calles empedradas. Fue su reciente alcalde, Mario Cáceres, quien puso en alerta a la Guardia Civil y comunicaron a los Servicios Sociales que algo le podía haber ocurrido a la mujer. Como apunta un vecino a EL ESPAÑOL, fue cuando el ayuntamiento se interesó por prestarles ayuda social y médica cuando empezaron a sospechar. No contestaban y si lo hacían era para rechazarlas.
Ángela se había esfumado. Pero, la excusa de sus hijos siempre era la misma: debido a su poca movilidad, era recomendable que no saliera mucho de casa.
Pero el pasado martes 18 todo se torció. La Policía Judicial descubría el cadáver de Ángela. Estaba en un armario empotrado de su vivienda, que había sido tapiado con cemento. Llevaba ahí algo más de dos años. Sus hijos habían convivido con el cuerpo de la mujer durante todos esos años, siguiendo con sus rutinas y haciendo vida totalmente normal. La principal hipótesis que barajan los investigadores es que Ángela murió de forma violenta y que podía haber sido asfixiada o ahogada.
Como ha confirmado José Ramón Morro, subdelagado de Gobierno, Pedro ha confesado haber asesinado a su madre. El hombre ha reconstruido los hechos, junto a los agentes encargados del caso, y ha afirmado que su madre "no está muerta".
"Era gente reservada, muy suyos"
Los vecinos de Pozondón no se lo pueden creer. Ángela era bastante conocida en el pueblo. Aunque no salía mucho de su casa, debido a su avanzada edad y su estado de salud, sí que se la podía ver en su silla de ruedas por Pozondón. Por su parte, sus dos hijos no se habían integrado muy bien en el pueblo. "Ella desplegaba poco la boca, siempre estaba callada y dependía mucho de su hermano", explica un vecino a EL ESPAÑOL. Aun así, a Pedro sí que se le veía en el Bar La Plaza "tomando un café con amigos", según cuenta el alcalde a este medio.
Según las palabras de Cáceres, eran "personas normales" de las que nunca pudieran haber imaginado que hubieran hecho "algo así". Además, su rutina estaba muy marcada."Salían todos los días a pasear, era casi la única vez que les veíamos juntos", explica un vecino a EL ESPAÑOL. Además, el párroco que oficia la misa en la Iglesia de Santa Catalina cuenta que los hermanos no solían participar en la eucaristía: "No eran muy sociables". "Sí que Isabel fue a misa durante una pequeña temporada a la iglesia", apunta el religioso.
Los detenidos, ambos solteros, están investigados también por fraude a la Seguridad Social, al no informar de la muerte de su progenitora a la Administración, como apunta el Heraldo de Aragón. Los dos hermanos seguían cobrando la pensión que recibía su madre todos los meses. La principal hipótesis que barajan los agentes es que Isabel y Pedro la habrían asesinado ante la dificultad que ofrecía proporcionarle los cuidados necesarios, debido a su complicado estado de salud.
Pozondón, este pequeño pueblo de menos de 50 habitantes, se encuentra abrumado y consternado por el terrible suceso. Sus vecinos nunca se podrían haber imaginado tal desenlace y mucho menos que Isabel y Pedro hubieran acabado con la vida de su vecina Ángela de una forma tan macabra.