Hay esquinas del granadino barrio del Albaicín que permiten una tregua. Un alto del calor, de las cuestas y los buses que las suben, de los turistas y de los locales que ofrecen The real Spanish paella!. Es en esos márgenes casi vírgenes donde se puede encontrar a los verdaderos vecinos del barrio, a la gente que lo puebla desde antes de que estuviera de moda y que vuelve a casa con la barra del pan bajo el brazo. Bastan cinco minutos hablando con ellos para saber cuáles son sus preocupaciones: los vecinos tradicionales se están yendo, se está sobreexplotando con los hoteles, los precios no paran de subir y que la bendición de despertarse y ver la Alhambra desde la cama es a la vez un lastre que pesa.
Pero en las últimas semanas los vecinos hablan de otra cosa, de un rumor que no saben si es cierto o no. “Sí, dicen que la casa esa la ha comprado un ‘moro’, me lo ha dicho mucha gente”, comenta una señora que pasea a su perro. La “casa esa” es el Carmen de San Agustín, en el número 2 del Carril de las Tomasas. Es una propiedad que pertenece a la familia Pérez-Pire, los herederos de Rafael Pérez-Pire, el hombre que impulsó la expansión nacional de la marca Puleva. Y “el moro” no sería uno cualquiera sino Tamim Bin Hamad Al-Thani, el emir de Qatar, el rey del país árabe.
EL ESPAÑOL ha podido confirmar que los rumores parecen tener fundamento. Según ha podido saber este diario, así es: hace aproximadamente un mes, los Pérez-Pire habrían vendido el inmueble a un miembro de la familia real qatarí, que podría ser el mismo emir. La familia Pérez-Pire pedía hasta 30 millones de dólares por la inmejorable propiedad pero la cifra se negoció -algo que va en el ADN de los hombres de negocios árabes- y el acuerdo se acabó cerrando por una cifra que oscila entre los 17 y los 20 millones de dólares. Este diario también ha podido confirmar que, además, el pago ya se ha efectuado y los Pérez-Pire están sacando sus muebles del Carmen.
Desde fuera de la vivienda uno no puede imaginarse gran cosa. Unos robustos muros de piedra con alambre de espino lo cubren todo y da igual por dónde se intente asomar uno que es imposible intuir su interior. Sólo un cartel que pone el nombre del Carmen de San Agustín deja ver que sí, que es ahí, pero desde fuera parece una cosa cualquiera. Nadie repararía en que detrás de ese portón de madera se esconde una suerte de paraíso.
Construido en el año 1943, en sus más de 5.900 metros cuadrados, el Carmen alberga una vivienda de varias plantas, dos jardines, uno trasero y otro delantero, una pista de tenis y, la joya, una piscina desde la que se puede ver la Alhambra de Granada sin nada delante que perjudique un ápice las vistas. Cinco siglos después de que Boabdil fuera expulsado de esas tierras, un rey árabe, cabeza de una monarquía absoluta, podría volver a contemplar lo que un día fue de su gente. Como si de una reconquista se tratara, pero esta vez más tranquila, con el sigilo y el disimulo del dinero.
El príncipe que vuelve a Granada coronado
Cuentan las lenguas del Albaicín que la gesta de esa compra tuvo lugar hace muchos años, cuando el actual emir o alguno de sus súbditos se sentó en una terraza y empezó a mirar las distintas propiedades que tienen vistas directas a la Alhambra. Y que en una de esas se fijó en el Carmen de San Agustín.
Lo cierto es que Tamim Bin Hamad Al-Thani ya estuvo en Granada antes de 2013, cuando todavía era príncipe. Se desconocen las fechas exactas, ya que las grandes familias reales árabes suelen ser muy recelosas de su intimidad, pero se hospedó en el lujoso Hotel Alhambra Palace, junto a su padre Sheikh Hamad Bin Khalifa Al-Thani. Por ese hotel han pasado personalidades desde Alfonso XIII hasta los actuales Reyes y los eméritos, pasando por la familia real de Arabia Saudí.
Tamim, el nuevo vecino del Albaicín, es una de las personas más poderosas del mundo al mando de un país cuyo territorio tiene una extensión parecida a la de la provincia de Murcia. Llegó al poder en 2013, a los 33 años y con una cuenta corriente de 2.000 millones de dólares, cuando su padre abdicó el trono a su favor. Su fortuna, ahora, es incalculable.
Su progenitor, Sheikh Hamad, fue el responsable de convertir Qatar en una de las piezas clave del tablero mundial. Ascendió al trono tras dar un golpe de Estado contra su propio padre para hacerse con las riendas de un país casi en quiebra y siempre a la sombra de Arabia Saudí. Pero tuvo una idea valiosa: petróleo a domicilio. Como tenía el acceso a los gasoductos vetado por los saudíes, invirtió en una extensa flota que transportase el crudo. Gracias a eso consiguió tener la renta per cápita más alta del mundo, algo que, de todas formas, está distorsionado por la desigualdad.
La herencia estatal del padre y la fortuna que amasa desde hace tiempo Tamim le han convertido en una persona que puede tener lo que quiera. Para él, 20 millones por una casa en la que mirar a la Alhambra desde la piscina es capricho, como el que se compra una chocolatina porque tiene gula. Es propietario de los estudios Miramax, de la cadena Al Yazira, y de la Qatar Investment Authority, que tiene los almacenes Harrods, la firma Tiffany y el equipo de fútbol París Saint-Germain.
A pesar de la anécdota sobre cómo el emir se fijó en la propiedad, se desconoce realmente cómo se produjo el acercamiento entre las dos partes del negocio. Este diario se ha puesto en contacto con la familia Pérez-Pire y no han querido aclarar nada al respecto. “Les aseguro que ahí no hay noticia, hay cosas más importantes de las que hablar, como lo que está pasando con Michel Platini”, comenta un familiar que asegura que el rumor es infundado. Curiosamente Platini está en un brete legal por designar Qatar como la sede de la copa del mundo de fútbol en 2020.
“Eso de que se la hemos vendido al emir son rumores, también van diciendo por ahí que se la hemos vendido a Trump”, añade el familiar y asegura que se lo han vendido a un fondo de inversiones español que va a montar un hotel. En principio, a menos que se haya apostado por la facilidad de cambiar el estatus que se da estos días en Granada, la vivienda es de uso residencial.
El controvertido Carmen de San Agustín
En el otro lado de la mesa de negociaciones, frente al emir de Qatar, se habría encontrado la familia Pérez-Pire. No es una familia cualquiera, casi todos en Granada, ya sean concejales, empresarios o vecinos de toda la vida, los conocen. Detrás de ese nombre está la figura de Rafael Pérez-Pire, que falleció el pasado 2016.
Nacido en 1942, a sus 28 años llegó a ser consejero de la marca láctea Puleva y progresivamente fue escalando puestos hasta hacerse presidente ejecutivo de la compañía en 1991. Gracias a él, la marca empezó a crecer a nivel nacional y fue adquiriendo centrales lecheras de toda la península. Dimitió tres años después, cuando varios fondos de inversión se hicieron con gran parte de la empresa y la llevaron hacia otro rumbo. Así, se hizo con la fortuna que convirtió a la familia Pérez Pire en parte de la jet set granadina.
Sin embargo, el Carmen San Agustín que ahora está en manos del emir, no era suyo, sino de su mujer, María Dolores Angulo. Cuando la señora falleció, en 2001, la propiedad pasó a seis herederos que convivieron tranquilamente con la tenencia de la casa de ensueño hasta aproximadamente 2012, cuando la relación familiar se truncó y empezaron a tener líos con la Justicia por el uso que le daban a la vivienda.
Gracias a un acuerdo al que cinco de los seis herederos llegaron con la empresa Gestión y Explotación de Restaurantes S.L., vinculada al Grupo Abades, empezaron a explotar la finca con usos comerciales. Comenzaron entonces a celebrar eventos. El sitio era idóneo. ¿Quién no querría celebrar una boda en un amplio jardín desde el que se tiene un balcón privilegiado a una belleza como la Alhambra? El problema es que carecían de permiso para ello.
En el BOE de Granada se pueden rastrear los numerosos pleitos que la familia ha tenido por ese tipo de usos. La Policía denunció que se anunciaban en Facebook para la celebración de eventos, que en numerosas ocasiones los vecinos protestaban por el ruido, que se habían instalado carpas, que se habían lanzado fuegos artificiales y todo ello sin “autorización administrativa”. Cuando los agentes acudían a la vivienda y hablaban con los propietarios, los Pérez-Pire aludían siempre que se trataba de celebraciones familiares, algo para lo que no se necesita permiso.
Sin embargo, una de las hermanas herederas llegó a denunciar esta situación ante la Fiscalía Provincial. Ella era contraria al acuerdo con la empresa hostelera y, por ello, además denunció al Juzgado de Instrucción número 1 de Granada que había sido “expulsada de esa vivienda” durante los dos meses que le tocaban al año como heredera. Argüía que se trataba de un presunto delito de coacciones y realización arbitraria del propio derecho. El Juzgado admitió a trámite las distintas querellas pero se desconoce en qué situación se resolvieron los distintos pleitos legales.
Lo cierto es que, muerto el perro, se acabó la rabia. Como para vender una vivienda es necesario que todos los propietarios estén de acuerdo, parece que la familia Pérez-Pire ha resuelto sus desavenencias en favor de supuestamente embolsarse los alrededor de 20 millones del emir de Qatar. Lo que el dinero separó, lo ha logrado unir más dinero.
La reconquista silenciosa
Cuenta la leyenda que en el puerto del Suspiro del Moro, en Sierra Nevada, el último sultán del reino nazarí de Granada, Boabdil, echó la vista atrás y miró hacia la Alhambra. Ahí es cuando su madre supuestamente le dijo la famosa frase de que llorara como una mujer lo que no había sabido defender como un hombre.
Han pasado cinco siglos desde entonces pero para el mundo musulmán esta tierra sigue teniendo un fuerte significado. La Alhambra es una de las joyas de la herencia que dejaron a su paso por la península e incluso los islamistas radicales consideran que se les fue arrebatado y que hay que reconquistar, no sólo el monumento, sino Al Ándalus al completo.
Sin embargo, lejos del ruido de los ultras sí que se está produciendo una especie de reconquista simbólica y más silenciosa. Las economías árabes cada vez tienen más dinero invertido en España, desde zonas y negocios de lujo en Marbella hasta cotos de caza y corderos en Extremadrua a través de sus cuarteles generales normalmente situados en Londres o en París. En el caso del Emir de Qatar, en la capital inglesa tiene más inmuebles que Isabel II y en París lleva a cabo una parte importante de sus inversiones.
El año 2008, en plena crisis económica para los españoles, fue clave en las inversiones de los países árabes y abrieron una veda que ha ido a más. Es difícil poner cifra a ciencia cierta a este fenómeno ya que están caracterizados por su opacidad pero sus sectores favoritos son el inmobiliario, la explotación de materias primas, el deportivo, el energético y el bancario.
Pero la última adquisición de estos gigantes de la península arábiga no sería de negocios sino romántica. Quizás, este verano el espíritu de Boabdil vuelva a Granada y, entre la discreción y el dinero, se recueste en una tumbona del jardín y se fume un puro mirando la Alhambra, recordando lo que un día fue y quizás, aunque de otra forma, algún día vuelva a ser.