- ¿Hasta dónde piensas llegar con esta huelga de hambre, César?
- Hasta donde decida Pedro Sánchez. De él depende solucionar un problema o permitir que vengan las ambulancias a la misma sede del PSOE, para llevarme a ingresar al Hospital de La Paz.
- Eso te va a llevar a enfermar…
- Ya estamos enfermos por esto. Mi familia está enferma. Mi hermana tiene un cáncer y estoy seguro de lo mucho que ha influido todo este estrés, esta pelea. A mí lo que de verdad me gustaría es quitarle el cáncer a mi hermana y repartirlo entre los responsables. Una parte del cáncer para Zapatero, otra parte para Miguel Sebastián. Se lo deseo a todos ellos.
Lo dice indignado pero, sobre todo, cansado. El agotamiento se le nota en cada una de las palabras. El actor César Vea (La Rioja, 1966), con casi 30 años de trayectoria en los escenarios, irradia entusiasmo en todo lo que hace y dice. Pero se le agria el tono cada vez que se aborda el tema que le devora desde hace unos años. A él y a toda su familia: la energía solar.
El actor que se hizo popular como profesor de la serie Compañeros (1998) está a punto de perder todas sus propiedades; Hacienda le ha comunicado que saldrán a subasta durante el mes de julio. César debe cerca de un millón de euros. Y el origen de todo ello es “haberme dejado embaucar por el gobierno cuando me propusieron invertir en energías renovables. Nos han engañado. A nosotros y a 62.000 familias”. Una historia que ya relató EL ESPAÑOL.
Subasta inminente
La subasta es inminente, así que ha decidido echar el resto. El próximo día 19 se plantará en la sede del PSOE en la calle Ferraz y allí se dejará consumir. Una huelga de hambre indefinida para protestar por lo que él cree que ha sido “la gran estafa de nuestro tiempo. Un montón de familias que pusimos todo nuestro patrimonio al servicio del país, para hacerlo mejor, más sostenible, más limpio y humano. Nos creímos lo de que estábamos respaldados por las comunidades autónomas, por el gobierno… ¡Hasta por el Rey! Pero luego cambiaron la reglas con efecto retroactivo y nos han estafado”.
César debe un millón de euros porque en 2007 decidió hacer caso al BOE y embarcarse en un proyecto que sonaba tan brillante como lo que ofrecía: el sol. “El sol puede ser tuyo” era el eslogan de una campaña publicitaria del gobierno. Proponía invertir en construcción de pequeñas plantas solares, con las que España se acabaría autoabasteciendo de energía limpia. Era nuestra apuesta en la carrera mundial de las renovables. Para convencer a los inversores, el gobierno ofrecía un atractivo programa de primas y bonificaciones. “Yo piqué como picamos muchos. No lo veía como un negocio para hacerme rico; yo invertí porque creo en las energías renovables. Si además eso iba a permitirle a mi hijo en un futuro pagarse los estudios, pues mucho mejor”, recuerda ahora.
Se gastó todos su ahorros, se hipotecó y puso como aval sus pertenencias y las de su familia, puesto que su hermano también se animó a entrar con él en el negocio de los huertos solares. Se convirtió en un proyecto familiar. Compró unas tierras en La Rioja con la intención de instalar la planta y de ampliar el negocio a largo plazo, cuando empezase a ser rentable. “Porque esa es otra: esto los primeros 12-15 años no da dinero. Tienes que creer mucho en el proyecto para meterte”, apunta César.
Especulación
Creyó más que el propio gobierno, que en 2010 empezó a cambiar las reglas del juego. El producto era tan interesante a priori que los bancos acabaron especulando con él, como con cualquier otro producto financiero. La inversión se desbordó por encima de lo que el gobierno había planeado. Las comunidades autónomas, en cambio, seguían concediendo licencias sin mesura. Cuando el Ministerio de Industria se puso a hacer cálculos, la suma de las inversiones era como diez veces mayor de lo previsto.
Es ahí cuando, según relata César Vea, entraron las compañías eléctricas a protestar. Vieron, dice, su negocio amenazado por el español e a pie. “Se dieron cuenta de que iban a dejar de ganar todo ese dinero. Ahí supongo que empezaron a presionar al gobierno y empezaron los recortes con carácter retroactivo. Y el gobierno claudicó. Les hizo caso. Cambiaron las reglas con el partido ya empezado. Hubo negligencias administrativas entre el gobierno y las comunidades, pero al final nos lo cargaron a los inversores”. Consecuencia: tijeretazos por doquier. Especialmente al sistema de primas y bonificaciones. “Pasamos a cobrar mucho menos de lo que nos prometieron al principio. Mucho menos de lo necesario para poder afrontar un gasto tan grande”.
Así, César, como otras 62.000 familias españolas que invirtieron en el sol, están en la calle o en proceso de estarlo. El sol no fue suyo, tal y como les prometió el gobierno en el BOE. Ni el PSOE, que empezó con los recortes en este ámbito, ni el PP después (con el impuesto al sol entre otras medidas desfavorables para estos pequeños inversores) les han ido dejando morir.
César Vea ha hecho un documental titulado Sol(d) out (Agotado) para denunciar su situación. Se ha entrevistado con muchos de los protagonistas de aquel proceso. Ha hecho de la denuncia de este caso, su causa. Pero pasa el tiempo, el problema sigue sin solucionar y los acreedores quieren su dinero. Así que ha optado por la huelga de hambre.
Agotado
No es la primera vez que amaga con ella. En 2018 ya anunció una. De hecho la inició. “Pero estaba precisamente rodando el documental para denunciar nuestra situación. Así que preferí abandonarla y acabar otras acciones más útiles en ese momento. Ahora, sin embargo, está dispuesto a llegar hasta las últimas consecuencias.
“Mi familia está asustada, claro. Mi hijo de 14 años, mi hermano… me preguntan si estoy seguro, que eso es muy duro. Mi hermana, con su enfermedad terminal, preocupándose por si estoy bien. Eso se lo han provocado ellos. La situación de angustia que vivimos cada día tiene consecuencias físicas. ¿Cómo no les voy a culpar a ellos del cáncer de mi hermana? ¿Cómo no voy a desear que se mueran cuando los veo?” se sincera con rabia.
Vea ha ido a buscarlos a todos los que él considera responsables de su situación. Desde el ministro Nadal hasta Zapatero. Con este último tuvo el que tal vez fue el encuentro más desagradable para él. “En el Congreso de los Diputados lo abordé. Le dije que era César Vea. Él sabía perfectamente quién era yo y por qué había ido a buscarle. Y lo primero que me dijo fue “Ah sí, pero es que yo no hago películas”. ¿Este es Zapatero el del talante? Es un tío despreciable. Yo le contesté que toda mi familia y yo nos habíamos arruinado por hacerle caso e invertir en renovables. ¿Sabes lo que hizo? Puso la sonrisa esa de panoli que pone siempre, se dio la vuelta y se marchó. Hay que ser sinvergüenza, mezquino, rastrero y muchas otras cosas más para actuar así”.
No le solucionaron nada en el gobierno ni en las CCAA, que se van pasando la pelota entre sí. A César lo sacaron del sistema de primas porque la comunidad de La Rioja le concedió una licencia que después el gobierno consideró, con efecto retroactivo, que no era correcta. “Si no era legal, ¿por qué me dejaron instalarla? Si era legal, ¿por qué nos vemos en esta situación?” les pregunta Vea cada día, que lleva “desde que empezó este asunto con pastillas para dormir, con ansiedad, con la sensación de impotencia más grande que he tenido en mi vida. Y ves que a esta gentuza, los políticos, les da igual dejar a personas en la calle. No les importan los españoles, las personas. Les importa quedar bien con las eléctricas, para dejar abiertas y funcionando las puertas giratorias. A ver por qué está Miguel Sebastián colocado ahora en Indra. ¿Es tal vez el pago a algunos favores prestados a las eléctricas?” se pregunta Vea.
Una carta del PSOE
Ahora, Vea se ve desplumado. “Van a subastar hasta los terrenos que teníamos para ampliar la planta, para hacer un país mejor. Una inversión de un millón de euros. Ahora todo eso está valorado en 150.000 euros. E llevan mis propiedades y las de mi familia”. Cree, no obstante, que si no se soluciona su problema y el de las otras familias atrapadas en su mismo problema “es porque no hay voluntad política. Los partidos están a merced de las eléctricas. Este problema se soluciona firmando un Real Decreto un viernes y asumiendo que hubo negligencia política. Pero el gobierno le pasa la pelota a las comunidades y a la CMNV y no lo van a hacer”.
Curiosamente, ha recibido estos días una carta del PSOE en la que los socialistas le mandan todo su apoyo y se comprometen a buscar soluciones. Para cuando llegue, si es que llega, todos los bienes dl actor estarán ya embargados o subastados. “Las buenas intenciones se las lleva el viento. Los que nos quedamos en la ruina somos los que les hicimos caso en su momento. Mi hijo, que tiene 14 años pero es un niño muy maduro, ha llorado mucho este asunto. No se lo pienso perdonar nunca a los responsables”, sentencia.
Por eso se embarca en una huelga de hambre. Hasta que el cuerpo aguante. Espera que los socialistas, artífices de aquel proyecto pionero, asuman responsabilidades. Y esta vez está dispuesto a llegar hasta el final. En la actualidad tiene un papel en Acacias 38, una serie de Televisión Española. El día 19 empezará sus vacaciones de verano y ha decidido pasarlas en la calle Ferraz, sin alimentos, hasta que le solucionen el problema… o hasta que una ambulancia se lo lleve inconsciente.