Son las doce y media de la madrugada en el interior del McDonalds de Plaza de Universitat, en el centro de Barcelona. Es la noche del jueves 27 al viernes 28 de junio, y se acaba de leer el pregón de inicio del Pride Barcelona. Escasos minutos han pasado desde el inicio de la celebración del Orgullo LGTBI. Tres amigos esperan en la cola para pedir un tentempié y comenzar la fiesta, que durará toda la noche. Uno de ellos, Albert Lago, viste un crop top amarillo fosforecente, shorts vaqueros, unas zapatillas de color blanco y calcetines por el tobillo. Lleva la banda multicolor, símbolo LGTBI, anudada a la muñeca. No pasan demasiados minutos hasta que un hombre de mediana edad se acerca a increparle.
-Tápate, que estás en un lugar público.
El hombre ni saluda ni se presenta. "Ni hola, ni perdone, ni nada. Solo me dijo eso. Tápate, que estás en un lugar público. Que me tapase que aquello era una vergüenza. Y claro, yo le miro y le digo: ¿perdona? Y me lo volvió a repetir", dice Albert a EL ESPAÑOL.
El hombre viste un chándal negro, camiseta negra, tatuajes en los brazos y los laterales de la cabeza rapada. Albert no se deja amilanar, y se planta delante de él aguantando el tipo. "¿Qué le va usted mejor que me ponga: un burka, una capa?", responde, irónico e impasible ante la complicada situación. El tipo no esperaba esa respuesta, y reacciona ya con agresividad.
-Me dijo que me saliera para fuera -recuerda Albert-, que me iba a pegar de hostias. Como si ser gay fuera un resfriado que se pasa en tres días.
Hoy es el día de las hostias, le dijo. "Te voy a hacer heterosexual a hostias".
Los usuarios del local observan atónitos la escena. Uno de los amigos de Albert continúa en la cola esperando por la hamburguesa cuando todo sucede. El otro, comienza a grabar para que quede constancia del ataque homófobo. Minutos después de marcharse de allí y de haber puesto la denuncia ante lo ocurrido, sube el vídeo a Twitter a la 1.28 de la madrugada. Justo antes de continuar la fiesta, hasta el final de la noche. Pronto los usuarios comienzan a compartirlo. Se viraliza. Alcanza relevancia a nivel mundial. A día de hoy, una semana después de lo ocurrido, acumula más de 90.000 me gustas en la red social.
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, incluso los organizadores del Pride Barcelona, han lamentado y condenado lo que Albert tuvo que soportar. Fueron más de 20 minutos de acoso y de insultos en la cola de la hamburguesería. El mismo día del pregón del inicio del Orgullo en la Ciudad Condal.
"Era todo surrealista"
Albert tiene 22 años y trabaja en una tienda de moda en Barcelona. Ha hecho prácticas en Desigual. Ha terminado ya sus estudios y se ve, en el futuro, trabajando en el mundo de la moda.Una de sus grandes pasiones es el baile. La otra, la danza. Lo demuestra que fue alumno de la importante y prestigiosa Escola Coco Comin, ubicada en Barcelona.
Tras el mal trago y el desagradable incidente de la semana pasada, se encuentra en Madrid para disfrutar del fin de semana del Orgullo en la capital. Llegó este jueves, y se queda hasta el lunes. "Yo lo viví bastante mal. Era como surrealista. Tuve que controlarme para que no pasase nada y la cosa no fuera a mayores. Entonces me fui de allí a buscar a los Mossos para denunciar lo que había pasado. Mis amigos se quedaron allí mientras tanto".
Unos minutos antes, el hombre se acercó a Albert con aire agresivo y se produjo un diálogo desagradable. Un segurata intentó mediar entre ambos, protegiendo a Albert de una posible agresión física. El otro no paraba de increparle.
-¿A usted le parece que yo tengo que aguantar que un chaval me diga que me vista o no me vista así?
-Que yo no digo que no puedas vestirte así. Estás en un sitio público, chaval, A mi me da igual que seas marica -le espeta el agresor-.
-Y tu también, estás en un sitio público. Contrólate.
-¡Pero yo visto bien! -insiste el agresor a Albert-.
-Es el día del Orgullo.
-A mi me da igual. También es el día de soltar hostias. ¿Quieres ver cómo te la suelto?
- ¿Quieres que te denuncie?
El agresor se acerca amenazante hacia Albert y le empuja. El vigilante de seguridad intermedia pero el intercambio continúa.
-Denúnciame, venga. Que te voy a hacer heterosexual a hostias.
-A mi no me toques que la liamos.
-Venga, vamos a liarla.
-Yo a ti no te he molestado. Yo voy a coger mi hamburguesa, me siento y me la como. y TU NO ME TIENES QUE DECIR NADA. Porque yo a ti no te he dicho nada.
Albert ya había recibido ataques, insultos y agresiones similares por la calle. "Sí que he escuchado gay, maricón. Pero algo así, por mi manera de vestir, nunca. Lo dije en el vídeo: por gente como él, como el que me atacó, se celebra el Orgullo".
7 años yendo al Orgullo
Un día, cuando tenía 15 años, Albert se sentó a la mesa de su casa con sus padres a la hora de comer y se lo contó. "Me acuerdo bien. Hasta que no tuve una relación con una pareja, no se lo dije. Se lo tomaron normal cuando les dije que era gay. Y aquel año ya fui al Orgullo. Me acuerdo de esa vez, la primera que fui. Fue solo un día, una tarde, porque mis padres no me dejaban más".
Ha ido viendo cambiar la fiesta hasta el fenómeno imparable y mundial que es hoy. "A medida que han pasado los años, he visto cómo ha ido cambiando a mejor. Y cosas como las que por desgracia me han pasado a mí las reivindico, porque yo lo cuento, pero hay mucha gente que todavía no las puede ni contar. Conozco a un chico que se quedó hace unos años en silla de ruedas de la paliza que le pegaron".
Tras el episodio del jueves pasado, Albert denunció los hechos a los Mossos. Aparecieron al poco en McDonalds, les dio el dni y le dijeron que estuviera tranquilo, que nadie le tenía que decir cómo tiene uno que vestirse.
Ahora toca disfrutar en Madrid de una fiesta inclusiva, a la que cada año acuden decenas de miles de personas en todo el mundo, reuniéndose para conseguir un futuro igualitario para todos, sin importar el género, el sexo, la orientación sexual.
La conversación con el agresor, la que quedó grabada en vídeo, terminó con éste insistiéndole a Albert en que no vistiera así por si los niños le veían en aquel establecimiento.
-¿A mí? Me estás faltando al respeto, por vestir así en un sitio público. Más habiendo niños pequeños.
Ahora el tema está en manos de la justicia. "Es el peaje que tenemos que pasar, y no es justo, es algo que no está bien. Lo hice por mí, por la situación que viví, porque me sentí agredido, y también por toda esa gente que no ha podido denunciar. Y para que se termine esto de ir por la calle y que te digan: 'Te vamos a matar", y que te lo digan por ser maricón".
El sábado por la tarde, a la hora del desfile, intentará ir en una de las carrozas.