El titular, estos días, se repite como una letanía: “Encierro rápido y limpio”. Así es en este 2019 y así fue en los Sanfermines de 2018. ¿Casualidad? Para nada. La ‘culpa’ la tienen los 15 cabestros capitaneados por 'Messi' y 'Cristiano' –sus nombres oficiales–. Ellos cumplen con su función: guían a los toros hasta la plaza y evitan, en gran medida, los incidentes. Es decir, hacen su trabajo. Aunque no todos los corredores están de acuerdo. Muchos mozos, pese a las virtudes de los bueyes, se quejan de que los encierros han perdido su espectacularidad. Entonces, ¿en qué quedamos? Esa es la cuestión. Lo cierto es que la polémica existe y toca resolverla…
De hecho, las protestas se visualizaron en el quinto encierro cuando los mozos hicieron una sentada para manifestar que no están de acuerdo con la presencia de estos cabestros. [En ese quinto encierro, con los toros de Vitoriano del Río, no corrieron ni 'Messi' ni 'Cristiano' y la carrera se ha convertido en el encierro más largo en lo que va de Sanfermines].
La educación exige que, antes de nada, se presente a los 15 cabestros cuestionados de la ganadería Uno, que repite este año en San Fermín. Los protagonistas son 'Cariñoso', 'Chino', 'Corredor', 'Distraído', 'Elegante', 'Generoso', 'Hortelano', 'Lancero', 'Lolo', 'Perezoso', 'Pistolero', 'Tabernero', 'Sevillano', 'Ronaldo' y 'Messi'. Un equipo de gala entrenado durante meses para acompañar a los toros en el encierro; atletas en toda regla: rápidos, compactos y eficientes. En teoría, los ‘trabajadores’ que toda empresa querría tener.
Las cifras, para la organización, los avalan. El año de su debut, el 2018, fue el que menos corneados tuvo desde 1984 (tan solo dos, de las ganaderías Puerto de San Lorenzo y Jandilla respectivamente). Entonces, inauguraron su fama de rápidos: ningún encierro superó los tres minutos. De hecho, el primero, el de los Miura, tan solo duró dos minutos y 12 segundos. Ese fue el comienzo de una tendencia que ha continuado en su segunda participación en los Sanfermines.
En este 2019, en su estreno con los San Lorenzo, 2:41. En el segundo, con los Cebada Gago, más de lo mismo (2:23). Y en el tercero, récord con los José Escolar (2:13). Es decir, están cumpliendo con las pretensiones de la organización: ausencia de problemas y encierros rápidos –propiciados, también, por el antideslizante con el que se ‘barniza’ el recorrido de los encierros–. Entonces, ¿de qué se quejan los mozos? Allá vamos…
Encierros faltos de emoción
"Fundamentalmente, porque nos encontramos con una manada compacta y que está siempre abierta por los cabestros", comenta uno de los mozos en conversación con EL ESPAÑOL. ¿Y qué quiere decir esto? "Que los encierros son menos espectaculares y son menos emocionantes", finiquita. “Incluso aburridos”, se ha llegado a a apuntar. ¿La razón? Los corredores no se pueden meter entre los toros por la rapidez con la que los bueyes los dirigen a la plaza. Esa es la queja de una parte de los corredores y de muchos telespectadores, que acuden a la retransmisión con el deseo de presenciar incidentes.
"La polémica es un poco artificial y absurda. No tiene mucho sentido", esgrime Chapu Apaolaza, periodista y corredor de Sanfermines, echando por tierra todos los argumentos de los críticos con los cabestros de la ganadería Uno. ¿Los motivos? “Lo primero, esto no es un espectáculo. No somos estrellas de circo (…) Y, por otro lado, cualquier día un toro se puede dar la vuelta o puede ocurrir cualquier cosa y que haya más heridos”, argumenta. Y eso, obviamente, no hay nadie que lo quiera. “Entonces nos lamentaremos”, esgrime. Y finaliza: "Sí se puede ir entre los toros, pero hay que ser más rápido. Si alguien no puede, entonces igual lo que tiene que hacer es retirarse".
La polémica está ahí: espectacularidad contra rapidez y seguridad (dentro de lo que implica ponerse delante de un toro). Esas son las dos premisas sobre las que se debate el encierro. Con 'Messi', 'Ronaldo' y el resto de cabestros como protagonistas. ¿Quién se lo iba a decir? Seguramente, nadie. Pero ahí están (y estarán). Para lo bueno y... con suerte, no para lo malo.