El escándalo del magnate Jeffrey Epstein, acusado de tráfico sexual de menores, sigue teniendo consecuencias. ¿La última? Se ha cobrado una víctima en el Gobierno del presidente estadounidense, Donald Trump, al provocar la renuncia del único latino en su gabinete, el secretario de Trabajo Alex Acosta. Esta es la cronología de un caso que tiene visos de ir a más:
1. El encuentro Trump-Melania, versión oficial
Semana de la Moda de Nueva York, año 1998. Un Donald Trump de 52 años acude a una fiesta en el Kit Cat Club de Manhattan, donde el representante de modelos y amigo del magnate, Paolo Zampolli, se había comprometido a presentarle a una hermosa top model internacional. Pero Trump nunca llegó a conocerla, porque antes, nada más entrar en el local, se quedó embobado mirando a una belleza de 28 años, natural de Eslovenia, llamada Melania Knauss. El ahora presidente estaba todavía casado con Marla Maples, aunque ya se habían separado, y salía con otra mujer.
“Me volví loco. Había una gran supermodelo sentada junto a Melania. Se suponía que yo iba a conocerla a ella. Mis amigos me dijeron: ‘Mira, está allí tal y tal’. Y yo dije: ‘Olvídate de ella. ¿Quién es la que está a su izquierda?’ Y era Melania”, explicó el propio Trump a Larry King en CNN en 2005 mucho antes de entrar en política.
El flechazo fue mutuo. Melania confesó hace unos años que ella también sintió una “gran química y energía” hacia su futuro marido, aunque no se lo puso fácil. “Sabía que era mujeriego”, reconoció a la revista People.
El millonario le pidió su teléfono. “No te voy a dar mi número; me das tú el tuyo y ya te llamaré”, contó la primera dama a Harpers Bazaar en 2016. Lo hizo porque no estaba segura de que Trump fuera en serio. Él no se arrugó y le dio cuatro contactos diferentes, los de sus oficinas y sus dos domicilios particulares en Nueva York y Mar-a-Lago. Ese gesto le hizo ganar puntos con su futura esposa.
Tras aquella noche, Melania llamó al empresario, tuvieron una cita, Donald se acabó divorciando y la historia terminaría con ambos dándose el "sí quiero" en 2005, y mudándose a la Casa Blanca en enero de 2017.
2. El encuentro, versión Epstein
La versión romántica y dulcificada del flechazo entre el presidente y la primera dama cuenta con una narración paralela o ‘hecho alternativo’, como diría la propia administración Trump. Jeffrey Epstein (66), multimillonario y ex amigo del presidente, ha estado años alardeando de haber sido él quien presentó a la pareja hace años. Lo ha ido contando en diferentes foros con la intención de ganar influencia, especialmente después de que Trump ganara las presidenciales de 2016, según desvelaba el New York Times esta semana.
Cabe recordar que Epstein fue arrestado el sábado pasado y acusado el lunes de haber operado una red de tráfico sexual de decenas de chicas menores de edad, unos hechos que ya le sentaron en el banquillo en 2008. Entonces ejerció la acusación la Fiscalía de Florida, que llegó a un pacto con el millonario que lo llevó a la cárcel sólo 13 meses. El fiscal responsable entonces, Alexander Acosta, es el actual secretario de Trabajo del gabinete de Trump.
Acosta acaba de dimitir este viernes por la polémica que rodea aquel pacto, ya que a cambio de asumir un delito estatal relacionado con la prostitución, este financiero se libró de futuras imputaciones por crímenes federales. Toda una ganga judicial, según los expertos. Sin embargo, los fiscales federales de Nueva York han iniciado otra causa ahora contra él, tras encontrar nuevos testimonios y pruebas, como un amplio archivo fotográfico de menores en su residencia de Manhattan.
Pero regresemos a su papel de celestino años atrás. ¿Tuvo este hombre algo que ver en el noviazgo presidencial? Aunque Paolo Zampolli, quien se proclama el verdadero artífice de aquel encuentro, ha negado tajantemente que Epstein estuviera en la fiesta de 1998, hasta ahora pocos se habían parado a poner en duda el rol de Epstein en la relación Donald-Melania porque podía tener sentido perfectamente.
No en vano, desde la década de 1980 hasta principios los 2000, Trump y él fueron vecinos en Palm Beach y Manhattan. A los dos les gustaba el dinero, las fiestas, la vida social y ser vistos con mujeres jóvenes y hermosas.
De hecho, hay un episodio en 1992 que refuerza la idea de su cercanía. Aquel año Trump organizó un evento de chicas de calendario en su club de Mar-a-Lago, según The Times. La lista de invitados incluyó a 28 chicas, jóvenes modelos, y a un solo varón: Epstein.
“Yo le dije, mira, Donald, conozco muy bien a Jeff, no puedo dejar que se ponga a perseguir a las chicas”, le advirtió entonces al magnate George Houraney, que era quien dirigía American Dream Enterprise. “Le avisé de que estaba poniendo mi nombre en aquella fiesta. No lo haría para tener un escándalo”, reconoció.
Pero aquellos eran otros tiempos. Los dos eran ‘celebrities’, colegas y playboys bien relacionados con la alta sociedad estadounidense y la política, en ambos partidos. Hasta que ocurrió un acontecimiento que podría explicar la separación de ambos millonarios y la negación por parte de Trump de cualquier conexión entre su matrimonio y este presunto corruptor de menores.
3. La ruptura Trump-Epstein: negocio o agresión sexual
“Conozco a Jeff desde hace 15 años. Es un tipo estupendo. Es muy divertido estar con él. Se dice incluso que a él le gustan las mujeres hermosas tanto como a mí, y muchas de ellas de las más jóvenes. Sin duda, Jeffrey sabe disfrutar la vida social”.
Esto era lo que decía Trump en 2002 en la revista New York.
Este pasado martes, en el Despacho Oval, la historia era distinta: “Tuve una pelea con él. No hemos hablado en 15 años. Yo no era muy fan suyo, eso lo puedo decir”. “Lo conocía como lo conocían todos en Palm Beach”.
Pero qué pasó entre 2002 y este martes para que su opinión cambiara tanto.
Los motivos de aquel desencuentro, según ha venido desvelando la prensa norteamericana, pudieron ser varios, como un acuerdo comercial fallido entre ambos. Sin embargo, los medios apuntan a un capítulo algo más delicado.
Según publicó el Washington Post en 2017, en un momento dado, Trump vetó a Epstein en su complejo de Mar-a-Lago después de que el financiero supuestamente agrediera sexualmente a una menor de edad en el club.
Las cosas se complicaron bastante más en la pasada década, cuando Epstein fue acusado de reclutar a decenas de menores de edad para la celebración de orgías en su mansión de Palm Beach y en una isla privada del Caribe, conocida como 'Orgy Island', por la que pasaron notables invitados, como Bill Clinton, Donald Trump, el príncipe Andrés y otras figuras conocidas.
En 2005 fue detenido. La policía de Florida llevó a cabo una investigación tras interrogar a decenas de testigos y presuntas víctimas, hasta montar una acusación de cinco delitos graves, relacionados con el abuso de menores y prostitución. Durante los registros, se localizó una libreta con los números de Tony Blair, Naomi Campbell, Dustin Hoffman, Michael Bloomberg y Richard Branson, entre otros.
Pero durante el juicio en 2008, el acusado llegó a un acuerdo con la Fiscalía por el que se declaraba culpable de un solo cargo, el de menor gravedad, por haber solicitado los servicios sexuales de una menor.
Cumplió 13 meses de una condena de 18, pese a que se habían recogido denuncias de hasta 40 víctimas. Y en ese tiempo pudo salir casi todos los días de prisión para trabajar.
Tras aquello, las amistades influyentes de Jeffrey Epstein intentaron poner tierra de por medio, incluido Trump. Aunque para entonces, su nombre ya estaba marcado. Había hemeroteca y años de pasado en común para vincularles.
Por ejemplo, el autor Michael Wolff escribía en su libro Fire and Fury que “Epstein, Trump y otro amigo, Tom Barrack, eran conocidos como los mosqueteros de la vida nocturna”. “En esos días, si no conocías a Trump y no conocías a Epstein, no eras nadie”, comentó Alan Dershowitz, uno de los abogados del financiero en 2006.
Esta amistad le llegó a estallar a Trump en la cara en el peor momento posible, durante su carrera electoral. Una de las varias denuncias por violación que el presidente encaró al principio de su mandato la interpuso una mujer que aseguraba que fue violada cuando tenía 13 años en una de estas fiestas por Trump y Epstein.
La denuncia no prosperó. Pese a ello, la prensa e incluso algún libro de investigación siguieron conectando al ahora presidente con las fiestas del condenado, como también a Bill Clinton, quien había volado numerosas ocasiones en el jet privado de Epstein, conocido como el ‘Lolita Express’, como ya contó EL ESPAÑOL en 2016.
Sin embargo, el nombre de Epstein pronto se desvaneció en la maraña de escándalos sexuales y políticos en los que Trump se enfrascó nada más llegar a la Casa Blanca, como la relación con la actriz porno Stormy Daniels o el ‘Rusiagate’. La prensa dejó atrás la conexión Epstein. Hasta esta semana.
4. Masajes, masturbación y cumpleaños con violación
Florida, años 90. Celebrar tu 16 cumpleaños siendo violada en una mansión en Palm Beach. Acudir a un curso para ser masajista y terminar desnuda sobre un millonario. O que te prometan ayudarte a entrar en una universidad a cambio de abusos. Estos son sólo alguno de los relatos que recogían varias denuncias contra Epstein que en su día decayeron tras el pacto del acusado con la Fiscalía de Florida, y que ahora componen el nuevo caso federal en Nueva York.
Courtney Wild tenía 15 años cuando una mujer se le acercó para ofrecerle la posibilidad de “ganar dinero dándole masajes a Epstein”, según relata en los documentos judiciales.
Wild cogió un taxi hasta la mansión del multimillonario en Palm Beach. La llevaron a una sala. Epstein entró en bata. Ella le dijo inicialmente que tenía 18 años. Según su relato, el hombre se desnudó para que le diera el masaje y, mientras ella lo hacía, comenzó a masturbarse. Recibió 200 dólares por aquella sesión.
Las visitas continuaron durante un año. Acudió a la residencia más de 25 veces, y le dio entre diez y 15 masajes. Siempre con el encargo de reclutar a más jóvenes.
“Los masajes se volvieron más sexuales”, señalaba en su denuncia Wild, que decidió detener aquello después de que el millonario le tocara la vagina durante uno de aquellos encuentros.
Su caso es parecido al de otras muchas chicas, como la identificada como Jane Doe 103, quien sostiene que Epstein la atrajo prometiéndole ayudarla a entrar en una buena universidad, algo que no cumplió.
Esta parece ser la táctica habitual del empresario, según las denuncias. Se aprovechaba de una situación económica desfavorable y la poca experiencia de las jóvenes para atraerlas.
Virginia Giuffre, otra de las denunciantes, tenía 15 años cuando un ayudante de Epstein se le acercó mientras trabajaba en el Club Mar-a-Lago. Le ofreció la posibilidad de hacer “mucho dinero” aprendiendo a ser masajista. Cuando entró en la mansión, se quedó impactada por las fotografías de chicas desnudas que decoraban las paredes. Siempre según su versión, le ordenaron quitarse la ropa y que se sentara a horcajadas sobre el financiero.
Giuffre sostiene en su demanda que entre 1998 y 2002, ella y una “innumerable cantidad de mujeres jóvenes” fueron explotadas sexualmente. También alega que Epstein sabía que era menor de edad todo el tiempo que abusó de ella, e incluso celebraron juntos su 16 cumpleaños, informa CNN.
Cuando el lunes se arrestó al millonario, muchas de estas chicas respiraron aliviadas. “He luchado tanto tiempo para ver a Epstein enjuiciado”, dijo Wild en una declaración a través de su abogado. “Hasta que lo vi con las esposas con mis propios ojos no me creí que lo habían arrestado”.
Wild sostiene que cuando la Fiscalía de Florida alcanzó un acuerdo con Epstein en 2008, se vulneraron los derechos de las víctimas al no ser consultadas. Este pacto es la principal baza de la defensa del acusado para librarse de nuevo de la cárcel. De hecho, sus abogados ya han declarado que su cliente es inocente de todos los cargos.
5. El poder de la prensa: 80 víctimas
Aunque el caso se cerró en 2008, no todos dieron carpetazo a las juergas de Epstein. El periódico The Miami Herald empezó una investigación en 2018 identificando a unas 80 mujeres que denunciaban haber sido víctimas de abusos sexuales entre 2001 y 2006.
La publicación indagó además en el acuerdo de culpabilidad alcanzado por Epstein y la Fiscalía, que impedía que el millonario pudiera ser procesado por delitos federales a cambio de que asumiera uno menor. También pusieron la lupa en la condena de que le llevó sólo 13 meses a prisión, cuando las acusaciones apuntaban a abusos a más de cien menores.
Este trabajo periodístico llamó la atención de los fiscales federales de Nueva York que reabrieron las pesquisas y levantaron nuevos cargos, estableciendo que el millonario había tramado “una vasta red de víctimas menores de edad para que él las explotara sexualmente” en Nueva York y Florida.
El fiscal de Manhattan que lleva el caso, Geoffrey Berman, ha pedido públicamente a cualquier mujer que haya sido víctima de Epstein que contacte con ellos. Y le han escuchado.
El pasado miércoles Jennifer Araoz aparecía en la NBC relatando que fue “reclutada” en Nueva York cuando tenía 14 años para dar masajes al financiero en ropa interior. Cuando cumplió 15, la acabó violando, según denuncia.
6. Salpicando a Trump: la dimisión
Y todo este relato empieza y acaba con Trump, que pese a los intentos por distanciarse de su ex compañero de juergas, no ha podido evitar que su detención salpique de lleno a su gabinete y a la política de la que más presume, la de creación de empleo.
La conexión, en este caso, no es directa, pero es cercana. El controvertido acuerdo judicial de 2008 fue negociado por Alexander Acosta, que hasta este viernes ha sido el secretario de Trabajo del presidente.
Acosta ha estado en el centro de las críticas por su pacto con Epstein, un acuerdo de culpabilidad que le sirvió para evitar un juicio federal y cumplir sólo 13 meses de prisión por cargos de prostitución estatales.
Trump, que cuando estalló el escándalo evitó defender con entusiasmo a su responsable de Empleo, limitándose a señalar que seguiría los acontecimientos, ha aceptado su renuncia y colocado a su número dos de sustituto.
Acosta, que días antes convocó una rueda de prensa para defender su labor en 2008 -algo poco habitual en la administración Trump cuando salta una polémica-, anunció su marcha este viernes junto a Trump en la Casa Blanca, alegando que no quería perjudicar a la administración.
“No creo que sea correcto y justo para el Departamento de Trabajo tener a Epstein como el centro de atención en lugar de la increíble situación económica que disfrutamos hoy”, dijo el exfiscal.
Por su parte, el presidente elogió a Acosta y dijo que habría estado dispuesto a que se quedara. “Ha hecho un trabajo fantástico. Explicó (lo ocurrido). Hizo un trato con el que la gente estaba feliz... y ahora no”, argumentó el magnate al más puro estilo Trump.
Sin embargo, en privado, los medios norteamericanos sostienen que Trump estaba deseando quitarse de encima a su secretario de Trabajo por la constante conexión que establecía entre él y su ex amigo Epstein. A las puertas de la campaña de 2020, la sombra de un pedófilo traficante de menores podría costarle algunos votos conservadores y republicanos, por mucho que la sociedad norteamericana ya haya aceptado las de las excentricidades de la vida privada pasada del presidente.
7. Cabos sueltos: trituradoras, alfombras y la silla del dentista
Esta historia aún no está cerrada. La aparición de nombres relevantes conectados a las fiestas de Epstein pueden continuar. Y las investigaciones periodísticas siguen su curso desvelando detalles desconcertantes sobre la actividad de este millonario en su mansión de Florida.
Según publica The Intercepter, durante los meses en que se negoció su pacto con la Fiscalía, el millonario importó desde las Islas Vírgenes una trituradora de papel de 25 kilos para su residencia en Palm Beach en julio de 2008. Poco después de firmar el pacto, adquirió también un extractor de grandes dimensiones para limpiar azulejos y alfombras, así como una "unidad dental" de más de 200 kilos, que podría ser una silla de dentista.
El escándalo, además, ha saltado fronteras. La campaña electoral israelí se ha visto agitada por esta detención después de que el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se encargara de subrayar la amistad entre este empresario, que es judío, y su rival político, Ehud Barak. Jeffrey Epstein fue el director de la Fundación Wexner, que ha trabajado con Barak en el pasado.
Y mientras el eco de sus fiestas agita el mundo de la política internacional, los abogados del multimillonario tratan de librarle de la prisión preventiva a la espera de juicio, ofreciendo un arresto domiciliario en una de sus mansiones y una fianza de 77 millones. El caso continúa.