La táctica suele ser la misma. Pierde el móvil y lo denuncia como robo. Asegura que un ladrón ha usado la fuerza para sustraer el dispositivo y para así cobrar el seguro. Una póliza que puede llegar a cubrir un valor de más de 1600 euros. Suena fácil. Resulta más económico que decir la verdad. Sin embargo, la broma puede salir demasiado cara, en concreto, con una pena de prisión de seis meses a tres años dependiendo de la cuantía defraudada y el perjuicio causado.
El abogado penalista Juan Gonzalo Ospina explica a EL ESPAÑOL que se trata de una picaresca que está en auge. Cada vez más personas investigadas por este tipo de delitos están acudiendo al despacho de este abogado. Las autoridades están más alerta que antes. Él insiste en que las consecuencias legales difieren si se trata de un delito de simulación de robo, estafa y, sobre todo, si la denuncia falsa es posteriormente retirada.
Conceptos
La simulación de delito está recogida en el artículo 457 del Código Penal y se le imputa a aquel que finge ante jueces o policías ser responsable o víctima de una infracción penal provocando actuaciones procesales. Por otro lado, el delito de estafa se sitúa dentro del artículo 248 y se entiende como aquella acción por la que un sujeto utiliza un engaño para intentar conseguir que otro cometa un error que le induzca a cometer un acto de disposición en perjuicio ajeno o propio. Es importante recalcar que este hecho debe hacerse siempre con ánimo de lucro. Es decir, para ganar dinero.
Por ejemplo, al despacho de Ospina llegó el caso de un hombre que denunció el robo de un terminal en el parking de un centro comercial del municipio madrileño de Alcobendas. Sin embargo, el denunciante mentía porque el aparato no había sido sustraído, sino que lo había perdido. El individuo puso la denuncia ante la Policía y, en un primer momento, iba a ser imputado por un delito de simulación de delito y de estafa. Sin embargo, el hombre se lo pensó dos veces y no llegó a reclamar la indemnización al seguro, por lo que no hubo estafa. Además, también corrigió su declaración en comisaría antes de que se iniciasen acciones legales para investigar el robo, por lo que tampoco simuló ningún delito.
Demasiado tarde
El abogado cuenta a este periódico como, en otra ocasión, una joven hizo algo parecido al hombre: perdió el móvil en las fiestas de San Sebastián de los Reyes (Madrid) y denunció ante la Policía que se lo habían sustraído unos chicos del bolso. Ella, en cambió, pasó el parte al seguro. Probablemente, la denunciante entendió que las consecuencias de su denuncia falsa podían graves. Por esta razón, se retractó y retiró su denuncia. Confesó que en realidad había perdido el terminal. Pero ya era tarde. Las acciones legales ya habían comenzado. Por suerte para ella, no se le acusó de estafa porque el seguro no llegó a indemnizarla. La joven se tuvo que enfrentar a un juicio por simulación de delito pero, finalmente, quedó absuelto.
Ospina insiste en que esta práctica es cada vez más común y que tanto autoridades como aseguradoras se están dando cuenta. Además, insiste, en que en algunas ocasiones puede acarrear problemas a terceros, por ejemplo, si se acusa a alguien de ser el autor del robo.
Cuestión de precio
No es lo mismo simular un robo de un Motorola One, que tiene un valor aproximado de 181 euros, que un Iphone X, que cuesta más de 900 euros. Las consecuencias de la picaresca también dependen del valor del móvil. Si el aparato " falsamente robado" tiene un valor inferior a los 400 euros el delito es leve y el infractor podrá ser castigado con una multa económica de seis a doce meses.
Por otro lado, si el terminal supera los 400 euros, el hecho delictivo pasa de leve a grave, lo que supondría una pena de prisión de seis meses a tres años, dependiendo de las circunstancias. Si el acusado es delincuente primario, es decir, que está siendo investigado por primera vez, la condena podría ser suspendida.
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