Mercedes Orenes enterró en marzo de este año a su hijo Pedro, de 40 años, después de que falleciese de cáncer. El próximo 14 de febrero se cumplirán nueve años de la muerte de otro de sus hijos, José Francisco, de 29, el cual se quitó la vida ahorcándose el día de San Valentín tras pelearse con su pareja sentimental.
Este jueves otro de sus vástagos, David, de 39 años, también optó por la vía del suicidio, al igual que su hermano se ahorcó, obsesionado con su exmujer, pero su suicidio estuvo marcado por un acto tremendamente cobarde: antes mató a puñaladas al menor de sus dos hijos. “David es hijo mío, pero lo que ha hecho no tiene perdón. Si él quería quitarse la vida que se la hubiera quitado él de en medio, pero mi nieto Cristian no tenía culpa de nada", sentencia a El Español la madre de David Sánchez Orenes, conocido por los vecinos como ‘El Cartagenero’, y que ha protagonizado uno de los hechos más abominables en la historia de esta localidad murciana de 12.000 habitantes: se suicidó tras cometer un parricidio.
El cuerpo del parricida irá directamente desde el Instituto Anatómico Forense de Murcia hasta el cementerio de Alquerías. Allí será enterrado en la más absoluta soledad, a diez kilómetros de distancia del campo santo de Beniel donde este sábado, en honor de multitudes y entre numerosas muestras de dolor y cariño ha sido enterrado el pequeño Cristian. “Ningún miembro de la familia queremos ir a despedirlo”, subraya Mercedes mientras atiende a este diario en la puerta de su humilde piso, en la calle Torrevieja, paralela a la calle Salzillo en la que residían sus nietos, Cristian, de 11 años, y David, de 18 años, junto a la que antaño fue su nuera, Laura
- ¿Esto lo hace para castigar a David?
- Sí. Mi hijo no tendrá misa funeral ni irá a ningún tanatorio para que su cuerpo sea velado. Será enterrado en Alquerías para que no esté en el mismo cementerio que mi nieto.
A Mercedes solo le quedan con vida dos de sus cincos hijos: Iván, de 23 años, y Carmen, de 17 años. "Es mi hermano, pero no queremos ir a verlo, ojalá se hubiese suicidado David”, se lamenta Carmen, hermana del parricida y a la sazón tía del pequeño Cristian. “No hemos ido al entierro ni al tanatorio a dar el pésame porque no queremos causar problemas”. La adolescente explica a este diario, teléfono móvil en mano, que se ha puesto en contacto por WhatsApp con su otro sobrino, David, el hermano mayor del chico asesinado, para mostrarle su apoyo. “Le he dicho que puede contar conmigo para lo que sea”.
Este viernes, durante los tres minutos de silencio que se celebraron en la plaza del Ayuntamiento en memoria del pequeño Cristian, la alcaldesa de Beniel, Mari Carmen Morales, indicó que había que pensar "qué se ha hecho mal" en el sistema (Administración, judicatura y Fuerzas de Seguridad) para que este niño, de 11 años, hubiese acabado asesinado a cuchilladas por su padre: un hombre inmerso en una profunda depresión, que podía seguir viendo a solas a su hijo, menor de edad, a pesar de que tenía cortada la luz y el agua de su casa y vagaba pidiendo limosna por las calles.
Todo ello, sin olvidar otro factor importante de riesgo para el niño: su padre estaba obsesionado con su exmujer hasta el punto de que fue condenado por el Juzgado de Violencia de Género número 2 de Murcia por un delito de coacciones y posteriormente, en junio, fue arrestado por quebrantar la orden de alejamiento que se le había impuesto por la citada instancia judicial. La reflexión de la regidora es compartida plenamente por la madre del parricida: "Mi hijo iba a la asistenta social, y venga a ir, y venga a ir, y nada, nadie le hacía ningún caso".
- ¿En alguna ocasión su hijo le dijo que se quería suicidar?
- Sí, me lo dijo varias veces. Pero nunca me dijo que iba a hacer eso con su hijo. Muchas veces decía que se iba a quitar la vida porque se veía amargado. Él no había superado la separación, él la quiere todavía muerto, estaba obsesionado.
- ¿Qué relación mantenía David con su hijo pequeño, Cristian?
- Cristian era su obsesión, lo llevaba al campo de fútbol, iba a verlo. No sé cómo ha tenido el valor de hacer lo que ha hecho. Él lo quería mucho, de los dos hijos, el mayor ya no quería ver a su padre porque David le llamaba mucho por teléfono preguntándole cómo estaba su madre y era como si no tuviera hijo mayor. Y eso de las llamadas lo pusieron en la orden de alejamiento. David vivía por su Cristian, todavía no me lo creo.
Mercedes a veces sigue hablando en presente de su hijo David. No puede evitarlo, al igual que tampoco es capaz de dejar de recordar cómo era antes de caer en una depresión. "Cuando me vine aquí, a Beniel, él era muy ‘jovencico’, era muy alegre, hizo muchos amigos y era muy guapo". Esta mujer se fue de Cartagena a la localidad benielense tras abandonar al padre de sus tres primeros hijos porque la amenazaba.
“Llegué aquí con los críos (José Francisco, Pedro y David) y dos bolsos de ropa, fui directa al Ayuntamiento a pedir trabajo”. A su hijo ‘El Cartagenero’ no le gustaban los libros, “solo estudió primaria”, y pronto comenzó a trabajar. “Fue encofrador y trabajó en la construcción”. Fueron años buenos en los que no le faltaba curro, al calor del boom inmobiliario. También le iba bien en el amor, conoció a una joven del municipio, Laura, con la empezó un noviazgo que acabó en el altar y con dos hijos. El matrimonio se metió en una hipoteca para criar a David y Cristian en un piso del Edificio Azalea, situado en la avenida Calvo Sotelo.
“Después vino la crisis y empezó a trabajar en el campo, pero le daban mareos y se caía al suelo". David comenzó a padecer problemas crónicos de cervicales y a sufrir vértigos: "En la empresa donde recogía limones le dieron la baja". Primero fue su salud, después el paro, posteriormente el divorcio y llegó a su última parada: la depresión.
"No cobraba un euro por nada desde hace más de dos años y cuando yo cobraba mi pensión de viudedad, de 650 euros, le daba algo". El día 25 de cada mes, puntualmente, su hijo siempre iba a verla a su casa para pedirle dinero: “A veces le daba cuarenta, a veces cincuenta euros, lo que buenamente podía porque tengo que pagar cosas y todavía tengo a mi cargo dos hijos".
No tenía dinero ni para papel higiénico
A Mercedes le duele hablar de la última etapa de la vida de su hijo: parado de larga duración, depresivo, con la higiene personal tan dejada que era capaz de pasar toda la semana con la misma ropa sudada, arruinado, con la luz y el agua cortada por impago de los recibos, sin dinero para abonar la hipoteca y la manutención de sus dos hijos. “La última vez que le vi fue este miércoles, vino a mi casa a pedirme papel higiénico”, detalla la mujer sobre la pésima situación económica de David.
- ¿Cómo se encontraba su hijo este miércoles?
- Mi David hace tiempo que estaba muy mal: tenía depresión.
'El Cartagenero' vivía de prestado en el inmueble del Edificio Azalea porque su exsuegra era la avalista de la hipoteca y seguía pagando las letras. "Él decía que mientras no lo echarán del piso no se iba a venir a vivir conmigo, el piso estaba a nombre de David y Laura y él quería venderlo para pagar lo que quedaba de hipoteca y si sobraba dinero repartírselo con su exmujer".
Su situación de bancarrota no se solucionaba mientras iba a más su obsesión por su exmujer, Laura, a la que no cesaba de acosar mientras ella sacaba adelante a sus hijos cuidando a los niños de una empleada del Hospital Virgen de la Arrixaca. “En varias ocasiones puso el cartel para vender el piso, pero no encontró comprador, solo le llamaban marroquíes para alquilarlo y él quería venderlo por 70.000 euros". No lograba solucionar sus problemas y este jueves decidió quitarse de en medio, llevándose consigo a su hijo pequeño, Cristian, de once años. Todo apunta a que lo hizo para vengarse de Laura.
Desde ese día, Mercedes y su hija, Carmen, no salen de su piso de la calle Torrevieja “por temor” a que los vecinos le reprochen el parricidio. “El jueves mi nieto mayor, David, llamó a Carmen y le preguntó si había pasado con mi hijo por mi casa con Cristian, pero le contestó que no había venido por aquí".
La llamada se produjo cuando la Policía Local y la Benemérita ya estaban buscando al niño porque su madre, Laura, había alertado de que su exmarido había incumplido el régimen de visitas que habían pactado y no le había devuelto al pequeño a las 20.30 horas. “Por la noche vino la Guardia Civil”. La noticia que le dieron a Mercedes fue doblemente trágica: su hijo, David Sánchez Orenes, se había ahorcado en la cocina de su piso del Edificio Azalea y antes de suicidarse había matado a puñaladas a Cristian.
“La última vez que vi a mi nieto fue un día que David había acudido al colegio Río Segura a recogerlo, últimamente no lo veía porque el régimen de visitas era de unas horas y mi hijo prefería llevárselo a jugar al fútbol antes que traérmelo a casa”, relata Mercedes mientras admite que tampoco veía a su nieto mayor, David, de 18 años, porque este hacía un tiempo que se había desmarcado del régimen de visitas y había dejado de pasar tiempo con su padre por el acoso deplorable al que sometía a su madre. “Mis nietos tenían más relación con su abuela materna”.
Ahora nadie podrá disfrutar de la simpatía de Cristian, al que le gustaba jugar con su bicicleta, hacer piruetas con el patinete, organizar con otros niños pachangas de fútbol en la calle Salzillo, disfrazarse el día del Gran Desfile de Carrozas de las Fiestas de San Bartolomé y que a sus 11 años estaba ansioso de empezar una nueva etapa educativa en el instituto Gil de Junterón.
Mercedes asegura que ella había tratado de convencer a su hijo para que recibiese atención psicológica y psiquiátrica porque David se pasaba los días ingiriendo Diazepam: “Le decía que fuese a la consulta de Salud Mental en el Barrio del Infante de Murcia”. Esta mujer llegó a sacarle una cita para el 15 de julio, a las 12.15 horas, pero ‘El Cartagenero’ no pasó por la consulta del psiquiatra. "La gente no puede decir que David era malo, estaba enfermo. Esto se podía haber evitado si lo hubiesen ayudado".
Investigación del Defensor del Pueblo
El Defensor del Pueblo, Francisco Fernández Marugán, ha iniciado una investigación de oficio tras conocer la muerte del pequeño Cristian y ha pedido a la Secretaría de Estado de Seguridad que aclare si se elaboró y comunicó un informe sobre estimación del nivel de riesgo para la madre y para el menor después de que el padre quebrantase la orden de alejamiento de su exmujer.
Marugán también ha preguntado a la Fiscalía si recibió esta información sobre estimación del nivel de riesgo para el niño elaborada por los funcionarios policiales y si se realizaron actuaciones para garantizar la protección del menor. Las pesquisas van encaminadas a aclarar si hubo alguna negligencia en el sistema después de que el Tribunal Superior de justicia haya aclarado que el régimen de visitas de David a Cristian, los martes y jueves, de 17 a 20.30 horas, no había sido fijado por ningún juez, sino que se había pactado entre los padres.