Un chico de unos 30 años pasea a su mascota por el Parque Etxebarria de Bilbao. Al preguntarle por la violación grupal que tuvo lugar a unos metros la noche anterior, no duda: “El parque se ha puesto imposible. Mi mujer sacó al perro hace un par de noches y vio a un tío cascándosela en una banco”. El parque se ha puesto imposible y más desde hace un mes, cuando llegó un grupo de magrebíes sin techo a uno de los barrancos de la zona. Montaron allí una especie de campamento con colchones viejos y cartones en el que se instalaron. Desde entonces, la Ertzaintza ha tenido que intervenir cada semana por los incidentes que han protagonizado.
El acceso a la zona del campamento está cerrado desde la mañana del viernes 2. La policía autonómica lo ha precintado y ha detenido a seis de sus moradores, de entre 18 y 36 años. Todos marroquíes y argelinos. Están acusados de haber violado a una bilbaina de 18 años. Sucedió el jueves 1 de agosto en torno a las 11 de la noche. La chica caminaba sola por el parque cuando seis de los ocupantes de esas infraviviendas la abordaron, la condujeron a su guarida y la violaron entre todos.
Cuando consumaron la agresión, la chica consiguió llegar al Hospital de Basurto, donde se presentó con heridas. La policía no dio con los presuntos violadores hasta las 5 de la madrugada. Fueron identificados porque en la descripción que dio la chica, señaló las características de un gran tatuaje que llevaba uno de los delincuentes. Igual que sucedió en San Fermín con la violación de La Manada, cuando la víctima reconoció el tatuaje que el Prenda tenía en el vientre.
Mujeres asustadas
Las mujeres tienen miedo en Bilbao este verano. Y es que esta violación no ha sido la única perpetrada en las últimas fechas en la capital vizcaína. Llevamos tres agresiones sexuales a mujeres en el último mes, en diferentes puntos de Bilbao: dos de las violaciones fueron grupales y otra cometida por un solo individuo. Todos ellos con un denominador común: su procedencia.
“Mira que yo no soy racista, que no quiero que se me malinterprete. Pero han sido tres violaciones en un mes y todos ellos son magrebís. Que se cruzan contigo y siempre tienen que decirte algo”, resopla Miren, de 22 años y residente en el barrio de Santutxu. Trabaja en un bar de pintxos del casco viejo, pasa a menudo por la Plaza Etxebarria “y estoy pensando en ponerle un motor a la bici, porque me da miedo pasar sola por ciertos sitios a ciertas horas. Acabo de trabajar muy tarde y ahora mismo me da pavor volverme sola. Me estoy gastando entre 100-150 euros en taxis al mes porque vivo con la paranoia de que me violen”.
Tres violaciones
No es ninguna paranoia, son hechos probados. En Bilbao ha habido una ola de violaciones protagonizadas por marroquíes y argelinos en el último mes, todas ellas en distintas circunstancias y escenarios. La primera tuvo lugar la noche de San Juan, en la calle Iturribide. En ese caso concreto, la víctima era menor de edad. Una chica bilbaína que volvía a su casa de la verbena sobre las 5 de la madrugada. Allí fue asaltada por un joven magrebí que la condujo hasta una lonja ocupada en el barrio de Iturribide. Un inmueble insalubre, sucio y maloliente en el que esperaba el resto de su manada. La joven declaró posteriormente no recordar demasiados datos sobre la agresión, porque pudo ser drogada. Solamente que la tiraron a unos colchones inmundos, la penetraron entre varios hombres y luego la obligaron a ducharse, tal vez para quitarse los restos de ADN. La policía practicó tres detenciones: tres súbditos marroquíes de entre 18 y 35 años, todos ellos con antecedentes penales, según cuenta El Correo.
La segunda violación fue obra de un solo individuo. Sucedió el 28 de junio. Un varón de 38 y nacionalidad marroquí conoció a una chica en un bar de Bilbao. Tras pasar un rato juntos, el hombre la invitó a pasar a su furgoneta. Una vez dentro, el tipo arrancó, condujo hasta una zona apartada del barrio de Larraskitu y la obligó a tener relaciones sexuales sin su consentimiento. Después de la agresión, la mujer acudió a la comisaría de la Ertzainza para poner una denuncia. La policía autonómica detuvo al presunto agresor, que pasó a disposición judicial al día siguiente. El juez lo mandó a prisión sin fianza.
Y por último, la del jueves por la noche. Otra violación grupal en un escenario nauseabundo. Un campamento de colchones y tablones en el que la Ertzaintza pasaba un día sí y otro también. “Hace dos días les retiraron los colchones, creo que porque uno le había pegado fuego”, cuenta uno de los vecinos que se ha sentado al lado del precinto policial, a esperar novedades. Está acompañado por otras dos mujeres que han salido a pasear al perro. “Es lo que se ha hecho siempre en este parque, pasear al perro. En verano suele haber más vida y a esas horas (las 11 de la noche, cuando se produjo la violación) hay gente dando vueltas por aquí. Pero es un parque grande y estos de los colchones se han puesto en una zona en la que, por mucho que grites, difícilmente te va a oír nadie”.
Insultos y acosos
Eso es exactamente lo que sucedió. Que nadie escuchó a la chica de 18 años pedir auxilio. Los violadores consumaron la agresión y huyeron a otra parte del Bilbao. No fueron muy lejos. La policía los detuvo pasadas las 5 de la mañana en la zona de La Ribera, cerca del río y del mercado municipal. Ni dos kilómetros de distancia del lugar de los hechos.
Este campamento lleva siendo un dolor de cabeza para los vecinos de la zona desde que lo montaron. Curiosamente, el parque está en una explanada en la que no hay pisos cerca. Pero sí que es el lugar de ocio y esparcimiento de los habitantes del barrio. Hay césped, bancos ‘tumbona’ para tomar el sol y un par de zonas e la que se están empezando a montar las casetas para la fiesta de la Semana Grande de Bilbao. El Aste Nagusia que empezará el próximo día 14.
El Parque Etxebarría es, por tanto, un lugar concurrido, “aunque desde que está esa gente menos, porque siempre dicen cosas, sobre todo a las chicas, y se pasa mal”, cuenta una joven que vive en la zona de Irala y ha de cruzar el parque cada día de vuelta a casa: “A mí la verdad es que no me han tocado, pero el lunes uno que parecía borracho o drogado se puso a insultarme. Me dijo fea, gorda y otras cosas en árabe que yo no entendí. La violada podría haber sido yo. Igual me salvé por fea”, concluye medio en broma medio en serio.
Punto negro para Google
Tanto se han complicado las cosas en el Parque Etxebarría, que Google Maps lo ha incluido en una lista de lugares peligroso y puntos negros para las mujeres que ha elaborado. El resto de sitios peligrosos de la capital vizcaína para las mujeres son el Parque de Doña Casilda, el Parque de Sarriko o la Plaza Moraza. Lugares todos donde la violencia contra la mujer ha repuntado en los últimos tiempos. Espacios apartados poco frecuentados por la noche y con escondites donde culminar una violación. Y si no, donde abordar a una chica para llevarla a un piso patera, un almacén abandonado o una lonja ocupada.
“Yo no veo más policía reforzando Bilbao. Date una vuelta tú por la noche y me dices si los ves, porque yo no les veo el pelo”, protesta una de las camareras del casco viejo que también pasa a menudo por la Plaza Etxebarría. “Ahora, aparca mal o pásate unos centímetros de terraza con las mesas del bar, que ya verás qué rápido vienen a multarte”.
Miedo antes de fiestas
“No, no nos sentimos seguras en Bilbao”, dice con rotundidad Gracia, otra de las mujeres que pasea el perro por el Parque Etxebarría. “Esta no es una mala zona, siempre se ha podido caminar con tranquilidad. Si saben que esta gente hace esas cosas, no sé por qué no tienen puesta una patrulla permanente ahí para controlarlos. O que los echen, joder. Y de verdad que yo no soy racista, pero cuando me dijeron lo de la violación y de que eran inmigrantes, tenía muy claro que senegaleses no eran. Últimamente están viniendo muchos magrebíes sin techo desde Barcelona y desde Almería. Por aquí se dice que les pagan el viaje y nos los mandan para Bilbao. Yo no sé si será verdad, lo que sí es cierto es que cada vez hay más gente de estas por las calles y más mujeres violadas”.
La violación ha provocado una serie de reacciones en entidades de la ciudad, que han emitido comunicados de repulsa y han anunciado concentraciones. El alcalde de Bilbao ha manifestado su “sincero apoyo a la víctima y a su entorno”. Pero lo cierto es que con eso no se adelanta mucho. Los apoyos morales no mitigan el miedo que sienten muchas bilbaínas estos días por su propia ciudad. Una sensación que se agrava justo antes del Ante Nagusia, la fiesta grande de Bilbao. Una celebración en la que corre el alcohol, las jóvenes salen de noche y vuelven solas a casa. El escenario predilecto para estos depredadores sexuales que campan a sus anchas por Bilbao.