Mientras todos estaban pendientes de la televisión, de la investidura fallida de Pedro Sánchez y del reparto de ministerios con Podemos, la maquinaria del Gobierno seguía funcionando. Sin poder convertir en victorias su enfrentamiento contra los herederos de Franco -materializado en la exhumación de los restos del dictador del Valle de los Caídos y lo que rodea a la propiedad del Pazo de Meirás- el Ejecutivo en funciones aprovechó para cargar de nuevo.
El 30 de julio, el Grupo Parlamentario Socialista registró una Proposición de Ley llamada de memoria histórica y democrática. En el artículo cinco de la misma, los socialistas instan a crear un catálogo de títulos nobiliarios que representen la "exaltación de la Guerra Civil española y la dictadura franquista" para proceder a su supresión. Es decir, que sitúa en un brete a los 36 títulos nobiliarios que concedió Franco durante su dictadura más el Ducado de Franco, que creó Juan Carlos I en 1975 para la viuda del General, Carmen Polo, y que ahora ostenta María del Carmen Martínez-Bordiú y Franco.
Esta nobleza franquista fue creada por el Caudillo para ensalzar las hazañas de sus militares cercanos pero también para premiar a algunos ilustres de la sociedad civil, catalpultándolos hacia la alcurnia española. En agosto del año pasado, poco después después de la moción de censura, Sánchez ya dijo que tenía pensado “reformar la legislación vigente” para “sanear” la aristocracia española. Ha tardado un año, pero ya lo ha puesto en marcha, aunque ahora entra en los tiempos del Parlamento. Éstos son los títulos que ahora están en el alambre.
Herederos de falangistas y políticos
Entre los nombres más conocidos que han sido premiados con estos títulos nobiliarios destacan dos: Primo de Rivera y Calvo Sotelo. El Ducado de Primo de Rivera, creado en 1948 y en honor de José Antonio, estuvo ostentado por última vez por Miguel Primo de Rivera y Urquijo, abogado y antiguo alcalde de Jerez de la Frontera y miembro del Consejo del Reino. Pero su fallecimiento en 2018 dejó el título vacante, previsiblemente a la espera de que recaiga en alguno de sus hijos.
Uno de ellos, Pelayo Primo de Rivera y Oriol -a quien tuvo junto a María Oriol Díaz de Bustamante- es actualmente el que ostenta el Condado del Castillo de la Mota. En cuanto al Ducado de Calvo Sotelo está actualmente ocupado por José Calvo Sotelo y Olry de Labry, nieto del ministro de Hacienda de la dictadura de Primo de Rivera.
Otra de las pérdidas recientes fue la de María Josefa de Larruca y Samaniego, baronesa de Camporredondo. Viuda del ministro de Trabajo José Antonio Girón de Velasco, que ostentó la cartera desde 1941 hasta 1957, falleció el pasado mayo, dejando la Baronía vacante.
También está en la cuerda floja Joaquín Bau Miquel, tercer conde de Bau y que trabajó como arquitecto en Infraestructuras y Equipamientos de Ministerio de Educación, Cultura y Deporte durante más de 20 años. Asimismo, de prosperar la propuesta de Sánchez, también peligrarían María de las Mercedes Redondo y Sanz-Bachiller, condesa de Labajos; Víctor Pradera Gómez, conde de Pradera; Francisco Javier Bermejillo Jentoft, marqués de Bilbao Eguía y Joaquín Benjumea Alarcón, conde de Benjumea.
Los descendientes de militares
Sin embargo, si hay en un estrato por el que Franco sentía especial cariño era el suyo, el de los militares. En total, el dictador concedió hasta 17 títulos nobiliarios. Aquí, los nombres son los grandes de la victoria de la Guerra Civil y lo que vino después: Mola, Carrero Blanco y Queipo de Llano, entre otros.
Para honrar al militar Juan Yagüe, de los africanistas y ministro del Aire durante un breve tiempo, se creó el Marquesado de San Leonardo de Yagüe. Ahora lo ostenta Juan Yagüe y Martínez del Campo, también general del Ejército español. Su hermana, María Eugenia Yagüe y Martínez del Campo, es una habitual de los medios de comunicación. También es conocido Juan Antonio Suanzes y de Abrisqueta, marqués de Suanzes y director de publicidad de Prisa Revistas.
Relativamente conocido, por el apellido más que por sus apariciones públicas, es Luis Carrero-Blanco Martín-Artajo, duque de Carrero Blanco. Más presencia ha tenido Gonzalo Queipo de Llano y Mancos, director de la Fundación Proinfancia Gonzalo Queipo de Llano y marqués de Queipo de Llano.
Otros títulos que podrían caminar en la línea floja son los de: José Luis Moscardó y Morales-Vara del Rey, conde del Alcázar de Toledo; Emilio Mola y Pérez de Laborda, duque de Mola; Juan Ramón Vigón García, marqués de Vigón; Francisco García-Escámez Pablos, marqués de Somosierra; Ignacio Dávila y Casas, marqués de Dávila; María José García-Morato y Gálvez, condesa de Jarama; Francisco Moreno de Alborán y Vierna, marqués de Alborán; María Luisa Saliquet Balbás, marquesa de Saliquet; José Enrique Varela y Urquijo, marqués de Varela de San Fernando; Pascual Cervera y Burgos, marqués de Casa Cervera; María Kindelán Cuéllar, marquesa de Kindelán; Francisco José Martín-Moreno Carnero, conde de Martín Moreno e Isabel Jaraiz García-Pallasar, condesa de Pallasar.
La ciencia y el franquismo
Los galardones de Franco también se acercaron al mundo de la academia, aunque en una medida notablemente menor que al círculo militar. Entre ellos, el más destacado es el Condado de la Cierva. Creado en 1954, buscaba reconocer la labor de Juan de la Cierva, uno de los más notables inventores españoles y creador del autogiro, el precursor del helicóptero que se conoce hoy en día.
Este título fue concedido al inventor de manera póstuma y pasó directamente a su hijo, Jaime de la Cierva y Gómez-Acebo. El primogénito falleció en 2008 y el título actualmente se encuentra vacante. Lo más probable es que recaiga sobre el hijo de Jaime, Jaime de la Cierva Alvar, a menos que la ley de Sánchez llegue antes.
También creado a título póstumo, y en esta ocasión para reconocer el ámbito de la medicina, se creó el Marquesado de Ramón y Cajal, en honor del premio Nobel Santiago Ramón y Cajal. Su actual titular es la heredera María Ramón y Cajal Conejero. También podría quedarse sin título Ramiro de Maeztu y Manso de Zúñiga, heredero del literato que da nombre al propio instituto en el que estudió Sánchez y que ostenta el Condado de Maeztu.
Con estos nombres ilustres, cabría preguntarse si la ley buscará perjudicar a herederos de personajes que, al margen de la ideología, aportaron tanto al mundo de las ciencias y las artes. Quizás podría haber una excepción ya que en la proposición del Grupo Socialista se hace referencia explícita a una "exaltación de la Guerra Civil" y "la dictadura". También entrarían en esa lista el ingeniero de caminos José Antonio Torroja Cavanillas, marqués de Torroja, y el Condado de Arruga, actualmente vacante.
Un clérigo y cinco empresarios
Paradójicamente, sólo hay una persona perteneciente a la Iglesia que fuera reconocida con un título nobiliario por parte de Franco. Ese es Juan Bautista Tedeschini y Danieli, representante del Vaticano en España entre 1921 y 1936 y que fue reconocido con el Marquesado de Santa María de la Almudena. Su fallecimiento sin descendencia ha dejado esa plaza vacante.
En esta lista también hay empresarios. El más notable sería José María Arias Mosquera, el último presidente del Banco Pastor antes de su absorción por el Popular. Él es el tercer conde de Fenosa, título creado para el empresario Pedro Barrié de la Maza, y uno de los pocos títulos con nombre de empresa.
Santiago de Ybarra y Churruca, conde de El Abra, también se encuentra en esta situación. Él es presidente de honor del grupo Vocento, que edita el diario ABC y junto a Patricio Echeverría y Ezcurdia, conde de Echeverría de Legazpia, y María Victoria de Aznar y Arteche, condesa de Arteche. Ahora, lo que cabe preguntarse es si este movimiento se acabará convirtiendo en una victoria para Sánchez o en otra derrota como los demás enfrentamientos con los Franco.