Este próximo sábado el Rey Juan Carlos volverá a pasar por el quirófano. Será para una intervención cardíaca sin mucha importancia que le realizarán en la Clínica Quirón de Pozuelo de Alarcón (Madrid). Esto no es algo nuevo para el padre de Felipe VI, ya que se trata de la décimocuarta vez que el Emérito pasa por una operación. Esta -al parecer- será sencilla. Se trata de una insuficiencia muy común a su edad, 81 años, y que le permitirá estar el próximo 7 de septiembre en Baiona, Pontevedra, donde quiere recoger, junto a su tripulación, el galardón a la mejor embarcación del año.
Pero esta pequeña dolencia y la programación de la operación no le ha impedido al monarca disfrutar de un buen verano, exprimiendo sus vacaciones -aunque ya está jubilado- al máximo.
La temporada estival de Juan Carlos comenzó con la visita más sorprendente y comentada del verano. Cuando viajó a Mallorca para pasar un fin de semana con su esposa Sofía. El pasado 26 de julio los dos Eméritos visitaron juntos la Academia de Tenis de Rafa Nadal en Manacor y almorzaron con el tenista y su familia en el restaurante Sa Punta de Son Serverá. El matrimonio pasó el fin de semana juntos en Marivent acompañados por sus nietos, Irene, Miguel, Victoria y Felipe. El padre de Felipe VI no había vuelto a pisar el palacio desde su abdicación -junio de 2014-, salvo fugazmente en julio de 2016 para el 80 cumpleaños de su hermana Pilar.
Después de ese fin de semana ya nadie más ha vuelto a ver a Juan Carlos por Mallorca. ¿Dónde ha pasado estas semanas el padre del Rey? A pesar de que en Zarzuela achacaban a la mala salud del monarca su retirada forzosa de algunos actos -como las ceremonias de toma de posesión de los nuevos presidentes iberoamericanos porque no podía viajar tantos kilómetros, lo cierto es que Juanito -como lo llama con cariño Sofía- está hecho un verdadero Phileas Fogg, el protagonista de la novela de Julio Verne La vuelta al mundo en 80 días.
Sus supuestos problemas de salud no van a impedir al rey hacerse casi 20.000 kilómetros cuando termine su periplo de verano el próximo 7 de septiembre en Baiona. "Pueden decir lo que quieran pero quiere seguir navegando. Ha pasado unos meses buenísimos, acompañados por los amigos y no necesita nada más. No lee las cosas que se dicen o escriben sobre él, ¿para qué? Ahora le toca vivir y disfrutar un poco", asegura a EL ESPAÑOL un amigo íntimo del padre de Felipe VI.
Juan Carlos tras su fin de semana, que algunos tildaron de "romántico", con Sofía en Marivent tomó rumbo hacia Hanko, Finlandia. Se trata de la ciudad más al sur del país nórdico, en el que los medios de comunicación resaltaron que un "anciano" de 81 años, con 15 operaciones en su cuerpo y serios problemas de movilidad, fuera capaz de ganar el Campeonato del Mundo de Vela en la categoría de 6m. El barco de Juan Carlos competía contra 35 veleros de 14 nacionalidades distintas, cuya media de edad estaba muy por debajo de la de su embarcación. El padre de Felipe VI logró así, el pasado 9 de agosto, revalidar su título, tras haberlo ganado por primera vez en Vancouver, Canadá, en septiembre de 2017, con casi 80 años.
"Nadie puede imaginar la satisfacción que ha supuesto para él. Tras su última operación de rodilla se veía en la silla de ruedas, que usa cuando las fuerzas le flaquean, pero como a cabezón no le gana nadie no ha parado de trabajar con sus fisioterapeutas para poder volver a ponerse en pie y poder volver a navegar", revela a este periódico la misma persona.
Al norte de Europa el Emérito no viajó en solitario. A su lado, su fiel escudera, la Infanta Elena. Ambos permanecieron alojados esa semana en Hanko, en una villa privada perteneciente a un amigo. "Juan Carlos tiene amigos por todo el planeta dispuestos a cederle su casa o lo que necesite. Así está menos expuesto y más tranquilo que en un hotel", afirma una de las personas que ha estado más cerca del rey estos últimos meses.
En cuanto a sus compañeros de competición, fueron los mismos que le acompañaron en su éxito en Canadá: Iñaki Castañer, regatista con 12 campeonatos del Mundo y cinco Copas del Rey, el abogado vigués Alberto Viejo, el coruñés Roi Álvarez y el canadiense Roos McDonald, como timonel. Y por supuesto, su íntimo Pedro Campos, artífice de su regreso a las regatas en 2015 tras despedirse en 2010 obligado por sus problemas de movilidad. Él descubrió que la clase 6m de veleros permitía patronear al Monarca sentado en su bañera de cubierta, lo que el propio rey llama -entre bromas- "mi cajón".
Salvo un almuerzo que disfrutó acompañado de un viejo amigo, Ib Andersen y su esposa, lo cierto es que Juan Carlos ha preferido alejarse de todos los festejos que se montan en una competición de este nivel y cenó todas las noches con su hija y su tripulación en la villa en la que se alojaron.
RUMBO AL DESCANSO EN EL CARIBE
Con el buen sabor de boca que supone ganar un título como este, llegó al momento de descansar. Y qué mejor lugar para pasar unos días de tranquilidad y relax que el Caribe. Juan Carlos se despidió de su hija Elena y tomó rumbo a aguas más cálidas que las del Mar Báltico en la República Dominicana. El rey Emérito es uno de los visitantes más habituales de la increíble mansión que tienen en la urbanización Casa de Campo, un complejo de lujo en la isla caribeña de su amigo Pepe Fanjul. En esta misma casa suelen hospedarse el matrimonio Clinton cuando buscan intimidad, ya que también son amigos íntimos del conocido como rey del azúcar una de las mayores fortunas de Latinoamérica.
Aunque la amistad entre el empresario de raíces cubanas y el padre de Felipe VI se remonta desde hace décadas, lo cierto es que desde la abdicación se ha hecho más estrecha y Juan Carlos pasa en República Dominicana largas temporadas. Está vez sólo ha estado diez días. Pero se siente allí como en su propia casa.
De hecho, el rey es un habitual de la compañía de la familia Fanjul, pero no sólo en la República Dominicana. También en su residencia de Palm Beach en Miami, donde se encontraba el pasado mes de marzo cuando su hermana, la Infanta Margarita celebró su fiesta de su 80 aniversario y le llamó por videoconferencia para felicitarla.
El caso es que en la casa de los Fanjul en el Caribe Juan Carlos descansa y disfruta de una intimidad que no puede tener en otros lugares del planeta, ya que es completamente imposible acceder a la finca: dispone de unas medidas de seguridad "mejores que las de Zarzuela". "Allí puede hacer lo que quiera porque le tratan a cuerpo de rey. Ahora simplemente descansa al borde del mar o en la piscina, que es lo que uno hace cuando se jubila. Pepe y su familia lo quieren como a uno más: mucho mejor que muchas de las personas de su propio entorno", revela un amigo deJuan Carlos.
Tras ese relax del Caribe, el padre del Rey ha regresado a Madrid para instalarse en Zarzuela para prepararse para la operación. Aunque es una cosa sencilla hay que recordar que Juan Carlos tiene 81 años y cualquier intervención puede tildarse de "peligrosa".