Aunque el motivo no es asunto de celebración, lo cierto es que la Reina Sofía está viviendo un final de verano bastante feliz. La operación del Emérito Juan Carlos el pasado sábado -una intervención en la que le colocaron tres bypass en el Hospital Quirón de Pozuelo de Alarcón- ha tenido a la Emérita muy preocupada y ocupada, pasando muchas horas al lado de la cama de su marido a lo largo de la semana. Pero para la madre de Felipe VI la enfermedad de su esposo ha tenido un lado bueno: poder disfrutar de toda su familia dentro del recinto del palacio de la Zarzuela. "Juntos aunque no revueltos", como dice el refrán, ya que los tres hijos de los eméritos -Elena, Cristina y Felipe- y todos sus nietos no se han juntado en un mismo lugar de El Pardo en ningún momento.
Un medio de comunicación aseguraba que el pasado sábado la Reina Sofía había organizado un almuerzo en Zarzuela con todos sus nietos, menos Leonor y Sofía. Algo que que nunca ocurrió, ya que ese mismo día Sofía llegó al Hospital Quirón donde estaban interviniendo a su esposo a las 12 del mediodía y se marchó, acompañada de su hijo bien entrada la tarde. Así que no es cierto que hubiese ningún tipo de comida con todos los nietos, pero si es verdad que la Emérita se siente muy feliz porque estos días está disfrutando de la compañía de sus tres hijos y sus nietos, todos menos Pablo, el segundo de los Urdangarin que se encuentra en Hannover (Alemania), dónde está a punto de comenzar la temporada con su equipo de balonmano.
Sí, Sofía ha tenido a toda su familia en casa, pero los primos no han estado juntos. Mientras que los hijos de la Infanta Cristina disfrutaban de la piscina que tiene la Zarzuela en la parte de residencia de los Reyes Eméritos, las dos Borbón Ortiz lo hacían en la suya, a un kilómetro de distancia, en el llamado Pabellón del Príncipe. No es que las niñas se lleven mal -ni mucho menos-, pero la Reina Letizia no quiere que sus hijas tengan mucha relación con los Urdangarin Borbón.
Aunque muchos aseguran que esta negativa se debe al Caso Nóos eso no es cierto: lo que ocurre es que intenta evitar cualquier contacto con su cuñada, sólo el justo y necesario, como para la foto del 80 cumpleaños de su suegra. “Todo el tema del juicio y demás no ha ayudado mucho, pero la cosa viene de atrás. La reina no quiere saber nada de sus cuñadas, nunca la han tratado bien, así que tampoco es culpa de Letizia”, revela a EL ESPAÑOL una amiga íntima de la esposa de Felipe VI.
El 'cordón sanitario' de Letizia
Las más perjudicadas en este cordón sanitario impuesto por la Reina respecto a su familia política -con el beneplácito de su marido- han sido la Princesa de Asturias (13 años) y su prima Irene Urdangarin (14 años) Las dos adolescentes, que se llevan cinco meses de diferencia, eran muy amigas cuando eran niñas, ahora apenas se conocen.
Cuando las niñas nacieron en 2005 las cosas eran muy distintas dentro de la Familia Real. Letizia sólo llevaba en Zarzuela dos años y aunque ya se había dado cuenta de que en sus cuñadas no iba a encontrar precisamente unas buenas aliadas, la relación era cordial y amable. Por aquellas fechas, Elena todavía estaba casada con Jaime de Marichalar y del Caso Nóos todavía no había ni rastro.
Los entonces duques de Palma de Mallorca disfrutaban de su palacete de Pedralbes (Barcelona) acompañados de sus cuatro hijos. La familia Urdangarin Borbón viajaban mucho a Madrid por temas de trabajo -la Infanta todavía tenía papel representativo dentro de la Corona- y sobre todo, por motivos familiares. Cuando Cristina e Iñaki se encontraban en la capital española se instalaban siempre en el palacio de la Zarzuela, en la zona de los reyes Eméritos. “Cuando vienen todos disfruto muchísimo. La casa se nos queda pequeña y para que todos los niños puedan dormir juntos montamos camitas plegables en las habitaciones infantiles y así pasan la noche todos”, le contaba doña Sofía a la prensa durante la recepción del 12 de octubre de 2008, momento en la que precisamente estaban todos juntos en Madrid.
Y fue en estas visitas de los ex duques de Palma donde se fraguó una amistad entre las dos primas, Leonor e Irene. Ambas niñas tenían muchas cosas en común y fueron varias las ocasiones en las que la menor de los Urdangarin se quedó a dormir en casa de sus tíos, los entonces Príncipes de Asturias para pasar la noche con sus primas.
La sorpresa en la Primera Comunión
Cuando Iñaki y Cristina anuncian a la prensa en 2009 -disfrazándolo de oportunidad de empleo en Telefónica para el ex jugador de balonmano- su mudanza a Washington D.C, las dos pequeñas continúan con su amistad pero en la distancia. Durante los años que los Urdangarin pasaron en Estados Unidos fueron muchas las cartas que se intercambiaron las primas. Uno de los datos más relevantes del cariño que sentían Leonor e Irene fue la Comunión de la Princesa de Asturias. El 20 de mayo de 2015 Leonor cumplía con el sacramento con el resto de sus compañeros del colegio. En ese momento, el Caso Nóos está en plena actualidad. Unos meses antes, el juez Castro había decidido imputar a la Infanta Cristina por delito fiscal.
La situación llega a ser tan tensa entre los dos hermanos que Felipe VI decide retirarle el título de duquesa de Palma de Mallorca a su Cristina. Una imagen entre los Urdangarín Borbón y los Borbón Ortiz es algo impensable para todos. Tras la ceremonia -a la que sólo acuden los cuatro reyes, la familia de Letizia y su hermana, la Infanta Sofía- todos se dirigen a los jardines del Pabellón del Príncipe, donde a Leonor le espera una sorpresa: su prima Irene. La pequeña había viajado desde Ginebra, donde ya se habían instalado desde hacía unos meses, acompañada con su madre. La Infanta Cristina no fue invitada a la fiesta y se quedó en la otra zona de Zarzuela.
Pero desde aquel 20 de mayo la relación se ha ido enfriando. La distancia y el empeño de la Reina Letizia en no coincidir con sus cuñadas se han llevado el cariño que las dos primas sentían. De hecho, la actual Princesa de Asturias no estuvo en Ginebra cuando su prima recibió la Primera Comunión. La última vez que se vieron fue el verano pasado, durante la cena que organizó la Reina Sofía en Palma de Mallorca, donde las dos jóvenes coincidieron, pero ya no se llevan como cuando eran niñas.
Aunque físicamente se parecen bastante, ambas son rubias de ojos claros, a sus 15 años recién cumplidos la hija menor de la Infanta Cristina se parece más a la familia de su padre, mientras que la Princesa de Asturias, que cumplirá 15 en octubre es igual que su padre, el Rey Felipe VI.
La intimidad de Leonor vs la libertad de Irene
La Princesa de Asturias es una adolescente de carácter tímido y reservado. “Se parece mucho a su padre. No habla hasta que no tiene que hablar y sólo si está segura de lo que va a decir. De pequeña era mucho más tímida, ahora se va soltando. Lo que da gusto es lo educada que es, igual que su hermana” comenta a EL ESPAÑOL una persona cercana a la joven.
En cuanto a la formación y gustos también van por distintos caminos. Sobre todo hay que tener en cuenta que Leonor está llamada a ser Reina y eso está influye a la hora de decidir sus estudios. La hija de Felipe y Letizia habla inglés, estudia francés y se está adentrando en el árabe y las lenguas cooficiales de nuestro país. Nunca ha estudiado chino, como aseguran muchas fuentes. La heredera al trono es amante de los animales -cosa que ha heredado de su abuela Sofía-, del ballet -al que va mucho con su madre y su hermana- y del cine.
La joven tiene pocas amigas, pero al parecer lo son desde los primeros cursos del colegio Santa María de los Rosales y lo sigue siendo. Con ellas ha compartido cumpleaños y fiestas en la más estricta intimidad. Estas niñas tienen que guardar los secretos de Leonor para que no se filtre nada a la prensa.
Todo lo contrario a Irene Urdangarin que vive con total libertad su adolescencia en las calles de Ginebra, Suiza. La décima en la línea de sucesión al Trono, grande de España y excelentísima señora, se ha criado en la cuidad suiza de una manera casi anónima. Sus amigos son todos del colegio al que acude, el prestigioso Ecolin de Ginebra. Habla inglés y francés, es una chica despierta y sociable, no es una estudiante brillante pero si muy deportista. Además, la encanta el esquí, la vela, la natación y el running, extra escolar en la que está inscrita en el equipo de su colegio.
Los que la conoce aseguran que tiene el mismo carácter que su padre, Iñaki Urdangarin. “Es muy tímida, pero cuando tiene confianza se le pasa. Está muy unida a su madre y a su abuela materna, cuya adoración es mutua. La abuela Sofía se la trae a Madrid y a Mallorca en muchas ocasiones a lo largo del año sin que nadie se entere. Cuando eran niñas estaban muy unidas, ahora se lleva mejor con Vicky -nombre cariñoso con el que llaman las personas cercanas a Victoria Federica- que aunque es mayor que ella le hace más caso que Leonor”, revela una fuente cercana a los Urdangarin.
El caso es que la guerra entre la Reina y sus cuñadas, Elena y Cristina, ha tenido, como ocurre en todos los conflictos, dos víctimas inocentes. Aunque todavía están a tiempo de recuperar el tiempo perdido.