A primera hora de la tarde, varios agentes de la Policía Nacional se acercaron a la familia de Blanca Fernández Ochoa. Habían hecho un alto en la búsqueda. Llevaban consigo un teléfono móvil. Al acercarse a ellos, lo desbloquearon y les enseñaron una fotografía. La instantánea había sido obtenida de los análisis de las cámaras de seguridad del centro comercial de Pozuelo de Alarcón en el que la vieron por última vez. Allí fue localizada comprando víveres.
No había duda. En la imagen congelada aparecía la mujer a la que casi medio millar de personas lleva dos días buscando por los montes de Cercedilla, al norte de Madrid.
Ese instante captado en el centro comercial de Pozuelo pertenece al día 24 del pasado mes de agosto. Blanca salía del supermercado. Dicen fuentes cercanas a la familia y a la investigación a EL ESPAÑOL que la mujer había hecho allí una parada técnica. Concretamente, en una charcutería que ya había frecuentado en otras ocasiones. Conocía a la dependienta. Allí se detuvo a comprar algo de comer, y luego estuvo dialogando un buen rato con ella.
Cuando la interrogaron los agentes, la charcutera dijo que la conversación "fue normal". Y que la vio bien. Que la mujer solo le compró una buena porción de queso manchego. Y que le dijo que se iba a pasar unos días al campo. La cámara de seguridad no advierte que la afamada esquiadora llevase consigo gran cantidad de bolsas al salir del centro comercial. Después de pagar en efectivo, se subió a su Mercedes clase A y se marchó de allí.
Se trata del mayor dispositivo de búsqueda de una persona en la Comunidad de Madrid. Se han desplegado drones, aviones y más de 400 voluntarios. La Guardia Civil, la Policía Nacional, la Policía Local y el Servicio de Emergencias trabajan en el rastreo por más de 3.500 hectáreas de montaña. Una labor gigantesca.
Hay también 14 perros expertos en encontrar el rastro de personas desaparecidas. A todos ellos se les dio a oler la camiseta con la bandera de Canadá que encontraron el domingo en su coche abandonado. Es el olor que siguen para localizar su rastro.
En el vehículo los agentes localizaron más cosas: el cojín de su perro, una bolsa de zapatillas con un camisón, unas chanclas y un cargador. Por lo demás, el coche se encontraba en perfecto estado. El automóvil se localizó en el Parque Natural de las Dehesas. El paraje se ubica próximo a Cercedilla y Fuenfría. Allí, suelen aparcar sus coches muchos senderistas que, como Blanca, acuden el fin de semana ávidos de respirar y caminar horas y horas por la montaña.
Complicaciones durante la jornada
La cuna de los Fernández Ochoa
Blanca conoce los montes agrestes de Cercedilla como la palma de su mano. Cuentan los amigos y en la familia que no es la primera vez que se va unos días desconectada de todo, emprendiendo prolongadas caminatas por estos parajes. Ella es de salir sola, de irse sin móvil. No suele llevar encima tarjeta de crédito, prefiere el dinero en efectivo. "Otras veces ya ha hecho cosas parecidas. Salía de senderismo y volvía en el día", explica un amigo de la familia.
En esos bosques, de empinadas subidas bajo los árboles pero también al aire libre, a los pies de la sierra de Guadarrama, hay barrancos, hay lugares para resguardarse de la lluvia y también extensas laderas por las que trepar. Y ella los sitúa a la perfección. Pese a todo, los suyos no descartan todas las opciones. Un resbalón, un traspiés, un accidente. Sobre todo teniendo en cuenta las fuertes precipitaciones en algunos momentos concretos de la semana pasada. La familia, de hecho, cree que esta puede haber sido una de causas. Que le pillase la tormenta en el peor momento posible.
Cercedilla lleva todavía con orgullo el nombre de los hermanos Fernández Ochoa. Una localidad natal en la que Blanca hizo de la nieve su hábitat natural, al que regresaba siempre que podía. Gracias a sus hazañas olímpicas, y a las de su hermano Francisco, Paquito, la fama y el nombre de Cercedilla aumentó durante las últimas décadas.
Ese amor y entrega de ellos hacia el pueblo ha tenido su efecto contrario en el volcarse del pueblo hacia la saga de los Fernández Ochoa. Hay una estatua en el pueblo que homenajea a Francisco desde que fue inaugurada en el año 2006. También un museo, el Museo del Esquí "Paquito Fernández Ochoa".
Las gentes de esta pequeña localidad de apenas 7.000 habitantes, rodeada por la sierra de Guadarrama, conocen a la perfección a los miembros de esta saga como si fueran sus propios hijos. Les aprecian, les estiman y les quieren. Por eso se toman en serio la advertencia de los agentes de la Policía Nacional. Que alertan de que la desaparición, pese a que parece "voluntaria", está catalogada como de "alto riesgo". Y de ahí que se hayan volcado en la búsqueda de una de sus vecinas predilectas, una de las más estimadas, a la que esperan encontrar con vida.