María no podrá olvidar nunca la cena de empresa de diciembre de 2012. Entre el habitual jolgorio que se suele respirar en Navidad en los bares, restaurantes y locales de copas de la céntrica plaza de las Flores de Murcia, esta empresaria conoció a Miguel del Duende Valle: un teniente del Ejército español con el que mantuvo una animada conversación que dio pie a una cita posterior para tomar un café. A partir de ahí surgió una amistad que dio paso a una relación sentimental que se prolongó entre enero y marzo de 2013 durante la que María llegó a prestarle supuestamente 56.300 euros al militar para ayudarle a afrontar los problemas económicos que estaba padeciendo. Después de eso la empresaria no volvió a saber nada de aquel teniente que desarrollaba misiones secretas en Kabul (Afganistán) y que en su hoja de servicios atesoraba experiencia como francotirador. María tampoco recuperó un solo euro.
Miguel del Duende Valle desapareció para María porque nunca existió. En el Mando de Operaciones Especiales (MOE) encargado de dirigir a los Grupos de Operaciones Especiales del Ejército de Tierra no hubo ningún teniente con ese nombre y apellidos destinado en el Acuartelamiento Alférez Rojas Navarrete que tiene el MOE en Alicante. De lo único de lo que tenía certeza la empresaria eran los meses que había compartido con aquel hombre después de conocerlo en Murcia en la cena de empresa de Navidad. De hecho, la relación sentimental se fraguó durante las citas que ambos mantuvieron con posterioridad en Orihuela: a mitad de camino entre la base militar del barrio alicantino de Rabasa donde presuntamente Miguel estaba destinado como teniente del MOE, y la empresa familiar del sector de la construcción de la localidad murciana de Las Torres de Cotillas en la que María desempeñaba responsabilidades de administración y dirección.
De las conversaciones amistosas tomando café pasaron a mantener relaciones sexuales en hoteles y hostales de la ciudad oriolana hasta que el 18 de enero el militar partió para desarrollar unas supuestas maniobras en una misión internacional. Durante ese tiempo María y Miguel mantuvieron el contacto vía Facebook. Cuando el teniente regresó sano y salvo a España prosiguió la relación con la empresaria, incluso se desplazó a Las Torres de Cotillas a conocer a algunos de los familiares de su novia, como su hermana. La distancia entre las localidades donde ambos residían no era un impedimento para la pareja. Tampoco afectó a la relación el hecho de que Miguel, el 4 de marzo de 2013, presuntamente le pidiese 4.000 euros a María argumentando que tenía que pagar una deuda con Hacienda. Nada más recibir el dinero se comprometió a devolvérselo en 48 horas. La mujer creyó a pies juntillas en la solvencia económica del teniente que llegaba trajeado a sus encuentros, conduciendo un flamante Mercedes SLK.
Cuando llegó el 6 de marzo, la fecha tope para devolver el dinero, María no recuperó el dinero sino que presuntamente le prestó a su novio otros 800 euros para seguir solventando esos apuros económicos. El noviazgo prosiguió viento en popa al igual que los préstamos que supuestamente solicitaba el teniente a la empresaria: el 11 de marzo le entregó a Miguel 21.500 euros. Solo quince días después, el 26 de marzo, el militar presuntamente volvió a pedir más dinero a su chica: 30.000 euros. Le dijo que en una semana le devolvería los 56.300 euros que en total le había prestado, sin embargo, a partir del 27 de marzo ella no volvió a tener noticias de su chico. Su móvil estaba apagado. La empresaria necesitaba respuestas y recordó que en unas de sus citas con el militar llegó con un Renault Laguna, cuyo número de matrícula recordaba a la perfección.
Estaba fichado por violencia de género
María se personó en abril de 2013 en la Comisaría de la Policía Nacional en Molina de Segura para preguntar por el paradero del teniente del Ejército de Tierra, aportando la matrícula del Renault, pero un agente le respondió que ese vehículo era de un tal Jesús Felipe. La empresaria insistió hasta que el policía le mostró una imagen del dueño del Laguna: un hombre que estaba fichado porque contaba con antecedentes penales al haber sido condenado en sentencia firme, el 16 de noviembre de 2012, por un delito de violencia de género. En ese momento la mujer entendió que Miguel del Duende Valle no existía porque siempre fue Jesús Felipe R.O., un tipo que había cursado Formación Profesional de Electricidad y Mecánicas y que trabajó en una empresa de grúas.
La empresaria denunció a la que fue su pareja por el dinero que supuestamente le había prestado y que no había recuperado. Seis años después, las diligencias judiciales han llevado a Jesús Felipe R.O. al banquillo de los acusados de la Audiencia Provincial de Murcia. Este supuesto don Juan del Ejército de Tierra se ha enfrentado este miércoles a una vista oral en la que la Fiscalía solicitaba para él cuatro años de prisión y una multa de nueve meses, a razón de 8 euros diarios de cuota, como supuesto responsable de un delito de estafa.
La fiscal Mercedes Soler, en su escrito de conclusiones provisionales, relata literalmente que el encausado “conoció a María, a quien facilitó una identidad y profesión falsas, haciéndose pasar por M.D.V. (Miguel del Duende Valle), teniente del Ejército español, iniciando ambos una relación basada en el engaño por parte del acusado y en la que la única intención de éste era conseguir un beneficio económico ilícito”. También exponía que Jesús Felipe, bajo esa identidad de militar, logró que la empresaria le prestase 4.000 euros, el 4 de marzo de 2013; 800 euros, el 6 de marzo; 21.500 euros, el 11 de marzo, y finalmente, 30.000 euros, el 26 de marzo. Y todo ello: “Tras haber generado suficiente confianza con María, al hacerle creer que estaba enamorado de ella”. La Fiscalía, en base a ese relato, reclamaba que el acusado indemnizase a la mujer con la misma cantidad que supuestamente le prestó: 56.300 euros.
La única arma que ha empuñado es una de ‘airsoft’
Jesús Felipe, durante su testimonio ante la Sección Tercera de la Audiencia, negó haber mantenido ninguna relación con María entre enero y marzo de 2013: “La conocía por Facebook y quedé con ella una sola vez”. Al inicio de la vista, la acusación particular que ejerce la letrada María Teresa Galdeano, en representación de la empresaria, aportó como prueba documental diversas fotografías recabadas de Facebook en las que el encausado aparece vestido con ropa militar. Galdeano explicó a la Sala que esas fotos se las enviaron desde un perfil de esa red social que gestionan un grupo de militares y que denunciaron que Jesús Felipe no pertenecía al Ejército.
De hecho, EL ESPAÑOL ha tenido acceso a algunas de esas fotos que van acompañadas de un documento manuscrito por el mencionado grupo donde literalmente denuncian que el sospechoso “se atribuía en su perfil ser teniente del MOE y francotirador con misiones en lugares tan inexistentes como Kalinhau, que situaba en Líbano”.
Una de las imágenes es una acreditación militar, con su foto, nombre, apellidos y fecha de nacimiento (22-2-1978), en la que se puede leer que su empleo es tirador de precisión y que está destinado en el Acuartelamiento Alférez Rojas Navarrete que tiene el Mando de Operaciones Especiales (MOE) en el barrio alicantino de Rabasa. En otra foto, aparece con una boina verde y traje de camuflaje, sujetando un rifle con mirilla telescópica. Tal prueba motivó diversas preguntas de la fiscal Mercedes Soler.
-¿Usted se ha hecho pasar por teniente del Ejército español
-No. De hecho, nunca he estado en el Ejército.
-No, si eso ya lo sabemos.
-¿Y las fotos en las que aparece vestido de militar?
-Pertenecen a un grupo de ‘airsoft’. Yo no tengo que ver con nada de eso. Cualquier persona te puede coger y hacer un perfil falso de Facebook.
Durante su testimonio desveló que las únicas maniobras que había realizado se habían producido por los montes de Alicante y Murcia, esgrimiendo armas simuladas que disparaban bolitas de plástico, en el marco de enfrentamientos entre guerrillas. En la vista se expuso que el Renault Laguna que permitió a la Policía Nacional llegar hasta Jesús Felipe para arrestarle fue comprado a un vecino de Elche, empleando billetes cuya numeración coincidía con el dinero que le había prestado supuestamente la empresaria, pero el encausado negó cualquier vinculación con el dinero y la operación de compra del turismo: “A mí, doña María no me ha dado nada y no he comprado nada a ese señor”. A preguntas de su abogado defensor, Víctor Manuel Sánchez, subrayó a la Sala que cuando se produjo la denuncia en 2013 él ya mantenía una relación sentimental con otra mujer: “Tengo pareja desde que me separé”. Incluso llegó a insinuar que la denuncia de la empresaria se debía a móviles espurios: “Creo que ha podido tener problemas económicos y ha ido a por mí a través de la información que ha sacado de las redes sociales”.
Ella siempre pagaba las habitaciones de hotel
María, la supuesta víctima de esta estafa, ofreció una versión diametralmente opuesta a la del don Juan del Ejército. “Le conocí en diciembre y me dijo que era militar”, relató la empresaria con entereza admitiendo que le conquistó con rapidez porque era un hombre muy cariñoso y que tenía mucha verborrea. “El insistía mucho en que quería conocer a mi familia”. La mujer ofreció detalles del día en el que se conocieron, en la plaza de las Flores de Murcia, sobre la cena familiar a la que asistió en casa de su hermana en Las Torres de Cotillas y de las citas a solas que mantenían en Orihuela, incluso confirmó que era ella quien pagaba las habitaciones cuando mantenían encuentros románticos. “Siempre pagaba yo: un día me decía que no llevaba dinero encima, otro día decía que se había olvidado la tarjeta de crédito, otro que se había dejado la cartera en el coche…”.
Durante su testimonio mostró a la Sala correos electrónicos que recibió entre el 12 y el 15 de febrero de 2013. En uno de ellos el asunto es un buen tiro y en el mismo se adjunta una foto de dos militares del Ejército de Tierra, uno de los cuales es un francotirador que está de espaldas y por el que supuestamente se hacía pasar su entonces novio. María defendió a preguntas de la fiscal que jamás sospechó nada de su pareja cuando presuntamente le pidió prestado un total de 56.300 euros en tan corto espacio de tiempo, entre el 4 y el 26 de marzo: “Me dijo que tenía un problema con Hacienda y que el tiempo que había estado fuera (en la misión), su abogado no había gestionado bien su patrimonio y me dijo que necesitaba dinero para desbloquear sus cuentas”. Y añadió que nunca pensó que no se lo devolvería porque su relación sentimental iba en serio: “Me lo pedía por favor, era muy cariñoso, me decía que íbamos a tener una vida de pareja más tranquila”.
Víctor Manuel Sánchez, el abogado defensor del falso militar, se interesó por la formación académica de María. “Estudié un módulo superior de Administración y Finanzas”, aclaró la empresaria para confirmar acto seguido al letrado que estaba al frente de la empresa familiar dedicada al sector de la construcción.
-(Abogado) ¿De dónde procedía el dinero que le entregó a mi cliente?
-(Empresaria) De la caja de la empresa. Le entregaba el dinero con un recibí que el firmaba como Miguel del Duende Valle.
-(Abogado) ¿En la operativa de su empresa es normal sacar 56.300 euros en 22 días?
-(Empresaria) Para pagar nóminas, pagar cosas… En mi empresa sé cómo tengo que actuar, pero en mi vida personal me dejo llevar. Puedo ser una buena profesional y un desastre en el amor.
-(Abogado) ¿Esos movimientos cómo quedaron reflejados en la contabilidad de la empresa?
-(Empresaria) Tuve que darle cuentas a mi padre.
La vista se cerró con la declaración de la hermana de la empresaria y una amiga, Ambas corroboraron que el encausado se hizo pasar por teniente del Ejército español y que mantuvo un noviazgo serio con María porque siempre mostró interés por conocer a su familia. El caso ha quedado visto para sentencia. María Teresa Galdeano, la abogada de la acusación particular, se adhirió a la petición de la Fiscalía que elevó a definitiva su petición de cuatro años de cárcel para Jesús Felipe por un delito de estafa, además de imponerle una multa de 8 euros diarios durante nueve meses y el pago de una indemnización a la víctima de 56.300 euros. Por su parte, Víctor Manuel Sánchez, el abogado defensor del falso militar, pidió la absolución de su cliente recordando que no se ha demostrado que era el titular del teléfono de las conversaciones de WhastApp aportadas por la empresaria. Además, los perfiles de Facebook que utilizó para cautivar a María y en los que se encontraron las fotos vestido de militar, como el denominado Feli Rioli, no están operativos. La magistrada Concepción Roig tendrá la última palabra sobre el futuro que le espera a este don Juan del Ejército de Tierra.