La tragedia se apodera de nuevo de la localidad pontevedresa de Valga. José Luis Abet Lafuente, un hombre de 45 años, asesinó a primera hora de la mañana de este lunes a su ex pareja Sandra Boquete Jamardo. La mujer tenía 39 años. Lo hizo emplando un arma corta. Vio cómo ella preparaba a sus hijos para irse al colegio y cómo los metía en el coche. Tras una breve discusión, cuando ella se disponía a llevárseos, apretó el gatillo y disparó delante de los dos pequeños. Los niños tienen 4 y 7 años.
“Los dos estaban dentro del coche”, ha reconocido Maica Larriba, subdelegada del Gobierno en Pontevedra. Desde allí fueron testigos de cómo su padre José Luis Abet Lafuente apretaba el gatillo otras dos veces más y mataba a su cuñada Alba de 27 años, y a su suegra María Elena, de 58.
Tanto Elena como Alba estaban en la casa de Sandra para ayudarla con los niños antes de llevarlos al colegio . Su madre no podía hacerlo porque tenía que ir a la fábrica de aluminios donde trabajaba y ambas se habían ofrecido para llevar a los críos a la escuela, cuentan fuentes cercanas a la familia a EL ESPAÑOL. El hombre mató a las tres y después huyó a casa de su madre, donde vivía desde hacía dos años, cuando se había separado de su mujer, y donde se refugió hasta confesar el crimen y llamar a los agentes de la Guardia Civil para entregarse.
Los antecedentes del asesino
José Luis, autor confeso del crimen, se había casado con otra mujer y tenía otro hijo. Después, hizo lo propio al conocer a Sandra. Tuvo dos hijos y contrajo matrimonio. Después se separó. Años después conoció a Sandra y empezaron a vivir juntos hace 10 años. Edificaron la casa en la parroquia de Cordeiro, donde han ocurrido los hechos y donde ella vivía en la actualidad tras separación con José Luis. El divorcio se consumó el pasado mes de enero, según relatan fuentes del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TXSG).
El asesino no tenía licencia de armas, por lo que la adquisición de la misma bien en el mercado negro o por otras vías podría apuntar efectivamente hacia la premeditación del crimen. Contaba con antecedentes por la sustracción de gasoil y chatarra, infracciones leves que tienen poco que ver con lo ocurrido ahora. Era conocido en el concello por todos los negocios que había tenido, varios desastrosos (como un establecimientos de congelados en el municipio de Bertamiráns). Ahora, trabajaba en labores vinculadas con la construcción.
A lo largo de toda la jornada, los agente de la Policía Judicial de la Guardia Civil de la Comandancia de Pontevedra trabajaron intensamente para localizar el arma del crimen. No lo lograron hasta que el autor confeso del crimen les condujo hasta la zona en la que la había arrojado, en el río Tambre, junto a la Ponte Nova. Allí, según relatan fuentes cercanas a la investigación a EL ESPAÑOL, se encontraron el revólver con el que había perpetrado el crimen y una caja repleta de munición.
Dos tragedias en un año
El municipio de Valga cuenta con 6.000 habitantes y en apenas un año se ha visto golpeado hasta dos veces por una tragedia similar. Dos crímenes por violencia de género en apenas unos meses. En marzo, Javier Bello Ferreirós, de 46 años, también mató a su pareja, María José Aboy Guimarey. Después, se suicidó.
El autor confeso del asesinato pasará este martes a disposición judicial. Así lo han indicado fuentes del TXSG. José Luis está citado a las 10:00 horas en el Juzgado de instrucción 2 de Caldas de Reis.
Según han indicado a Efe fuentes de la investigación, el hombre estará hasta entonces en el calabozo de la comandancia de la Guardia Civil de Pontevedra, donde fue trasladado tras su detención y su custodia temporal en el cuartel de Milladoiro (Ames).
Dos víctimas fuera de las estadísticas
Sandra es la víctima mortal número 41 de la violencia machista en 2019, la número 1.016 desde que empezaran a registrarse las estadísticas en enero de 2003. Sin embargo, ni su madre ni su hermana constarán en los registros oficiales a pesar de que el Parlamento aprobó que así debía ser al recoger esta medida en el Pacto de Estado.
Esta actuación iría encaminada a "visibilizar a las víctimas indirectas de violencia contra las mujeres: familiares, amigas y amigos y entorno más íntimo de la mujer que también sufren la violencia machista". En la actualidad, solo forman parte de las estadísticas de violencia machista las mujeres asesinadas por sus parejas (desde 2003) o exparejas y los menores (que comenzaron a contabilizarse desde 2013).
A pesar de que el registro de las "víctimas indirectas" de la violencia machista es una medida recogida en el Pacto de Estado contra la Violencia de Género, se trata de una de las actuaciones que no se han completado. Aún así está "en proceso", es decir, que han empezado a darse pasos para su puesta en marcha.