En la prisión los internos se quedan después de comer en la celda. Reposan, echan la siesta hasta que es la hora de bajar al patio. Eran las siete menos cuarto de la tarde cuando los funcionarios se acercaron entonces a la que ocupaba Rocío Gondar, 27 años. Cumplía 20 de condena por el homicidio de un anciano en Poio (Pontevedra). Fue hallada ahorcada y no pudieron salvarla.
Esto sucedió el pasado lunes en el módulo 8. Exclusivo de mujeres. Podía pasar como una más de las trágicas noticias que surgen cada semana de las prisiones españolas. Sin embargo, las alarmas están absolutamente encendidas en la prisión de Mansilla de Las Mulas (León). Cuando los funcionarios tuvieron que llevarse el cuerpo sin vida de la reclusa sabían que lo que había pasado en los últimos diez días no era algo normal. Cuatro muertes, tres de ellas suicidios, no es algo que suceda muy a menudo. Es más, muchos dicen que no han visto cosa igual.
Gondar tenía autorización para quedarse en la celda, y allí se suponía que estaría cuando fueron a abrir para dar la cena a las internas. Se había colgado por el cuello. El funcionario que la encontró avisó al Jefe de Servicios, y pronto se hicieron cargo de nuevo de la situación.
Esa sucesión de terribles hechos tan consecutivos les tienen enormemente preocupados. En total, dos mujeres y un hombre se han ahorcado en algo más de una semana y una cuarta persona, un hombre, ha muerto por una sobredosis.
Qué está pasando en León
Todo empezó el pasado 16 de septiembre. Ese día los funcionarios registraron el primero de los suicidios. Una mujer se ahorcaba en su celda y moría en el acto sin que nadie pudiese hacer nada por ella. Según ha podido saber EL ESPAÑOL, aquella reclusa tenía 35 años. Acababa de protagonizar una pelea con otra interna. Un cuarto de hora después de haber sido trasladada a la celda, la funcionaria regresa por allí y se la encuentra ahorcada junto a la cama.
Cuatro días después, el viernes 20, la tensión se trasladaba al módulo masculino. En las celdas de aislamiento, un preso conflictivo, de nacionalidad uruguaya, hizo saltar todas las alarmas. A este hombre le cayó un buen escarmiento por meterse en una pelea en el patio con otros presos. Lo llevaron a la celda de aislamiento a modo de castigo. A los pocos días apareció allí ahorcado.
La tercera de las muertes se produce el día 19. Un interno del módulo diez pierde la vida esa noche de camino al Hospital de León. Allí determinaron que el fallecimiento se había producido por los efectos de una sobredosis. Intentaron reanimarle de camino al centro hospitalario, pero no pudieron hacer nada por él.
La cuarta muerte tuvo lugar, como comentábamos al principio, este mismo lunes. Y ya todas las preocupaciones se han encendido en un centro cuyos profesionales no aguantan más, y donde las quejas por la falta de personal y de recursos son constantes. Carmen Hoyo es médico y miembro de la Junta Directiva de la Sociedad Española de Sanidad Penitenciaria. "En ningún momento decimos que esas muertes tengan relación directa con la situación en las cárceles. Simplemente recordamos que el 40 por ciento de las personas que están en prisión tienen una patología mental y requieren un seguimiento clínico importante".
3 médicos para 900 internos
Mansilla de las Mulas es, este año, la segunda prisión con más muertes en lo que va de año. Como ella, muchos profesionales del mundo de las cárceles sabe que es un lugar complicado para trabajar. Allí se encuentran algunos internos a los que hay que prestar una enorme atención, como por ejemplo José Enrique Abuín Gey, alias 'El Chicle'.
Según apuntan desde el sindicato APFP, en Mansilla de las Mulas hay unos 900 internos. Y tan solo tres médicos para atenderles a todos en total. "Ahora esto es imposible de realizar. Con esa cantidad es imposible -dice Carmen Hoyos-. En los centros penitenciarios de España se da una asistencia a los internos que casi siempre, por desgracia, se circunscribe a los procedimientos que piden desde los juzgados y a las urgencias que van surgiendo".
Lo necesario, en León, sería por lo menos contar con ocho profesionales que pudieran atender a esa cantidad de población reclusa. Además, solo disponen de nueve enfermeras y un supervisor de Enfermería para el total de los internos en la cárcel. Así, comentan desde los sindicatos, resultan imposible atenderles a todos. Y menos en turnos de 24 horas.
No es el primer conflicto o suceso acontecido en esta prisión que salta a las páginas de los periódicos nacionales. Hace un año, uno de los internos más peligrosos de España logró fugarse de esa prisión.