En su puesto de trabajo, en la calle, incluso en casa, solo se siente segura portando en el bolsillo del pantalón o en su mano un pequeño spray con gas pimienta. “No me separo del bote nunca, cuando me voy a dormir lo pongo debajo de mi almohada”, detalla Asunción, nombre ficticio de esta ejidense que está dentro del sistema de seguimiento integral de los casos de violencia de género (Viogen) del Ministerio del Interior, del que forma parte el Ayuntamiento de El Ejido. Ha accedido a atender a EL ESPAÑOL, pero poniendo una serie de condiciones como que el periodista tenía que recogerla justo a la salida de su trabajo porque su expareja -que la maltrató durante una década- ha salido este mes de prisión. “Estoy segura de que está pensando cómo matarme porque siempre me decía lo mismo: ‘Yo iré a la cárcel, pero tú irás al cementerio’”.
El otro objeto del que jamás se separa Asunción es el teléfono móvil que le entregaron en el Centro Municipal de Información a la Mujer y que solo tiene una opción de llamada por emergencia Viogen las 24 horas del día. “Lo he querido muchísimo”, confiesa con pesar esta mujer cuando recuerda al hombre que otrora fue su gran amor hasta que descubrió que no iba todos los días a su trabajo a recogerla para que se ahorrase la caminata, sino para tenerla controlada, que no criticaba a su familia y amigos porque no se portaban bien con él, sino porque en realidad quería aislarla de su entorno, que sus joyas y su dinero no desaparecían por arte de magia, sino que él las invertía en estupefacientes y juegos de azar…
“Logré que se fuera de mi casa cuando lo denuncié por maltrato psicológico ante la Policía Nacional”. La situación lejos de mejorar empeoró todavía más: “Iba a buscarme al trabajo para amenazarme, me seguía por la calle para gritarme puta, en una noche era capaz de llamarme 130 veces desde distintos números de teléfono, empecé a padecer ansiedad, vértigos…”. Tantas fueron las denuncias por coacciones, insultos y amenazas de muerte que recibió que un juez acabó enviando a prisión a su expareja.
La sentencia trajo consigo una especie de condena social para Asunción: “A veces me he sentido desplazada por contar que soy víctima de violencia de género, incluso he perdido amigos, la gente lo ve mal o no lo entiende, creo que es una cuestión cultural”. El futuro de la lucha contra esta lacra no pinta mejor en la ciudad ejidense, a juicio de Asunción, porque en las elecciones municipales Vox obtuvo 6.406 votos, convirtiéndose en los comicios de mayo de 2019 en la segunda fuerza más votada y accediendo con siete ediles al equipo de Gobierno local, en coalición con el PP (8.422 sufragios y nueve concejales).
“En El Ejido duele menos el maltrato”, asegura esta víctima después de que VOX se haya puesto al frente de la Concejalía de Servicios Sociales. El Ejido es la ciudad española más poblada en la que ganó en las últimas elecciones generales el partido de Santiago Abascal, aglutinando el 30% de los sufragios, y está siendo uno de los laboratorios de prueba de sus políticas. La coalición entre populares y ultranacionalistas decidió esta semana que abandonaría el sistema Viogen. El alcalde del PP, Francisco Góngora, reculó posteriormente por la presión política y social que generó en vísperas de unas nuevas elecciones generales el 10 de noviembre, pero el regidor no ha podido evitar que tras su anuncio frustrado algunas maltratadas, colectivos feministas de la provincia y sindicatos policiales hayan sacado a la luz las carencias que tiene en materia de violencia de género la tercera ciudad más poblada de Almería (84.700 habitantes).
“Dejé de acudir al Centro de la Mujer de El Ejido para no perder el tiempo: solo me decían que esto le pasaba a muchas mujeres, que tenía que poner de mi parte para arreglarme, pero eso ya lo sé, lo que yo necesitaba es que me explicasen cómo tenía que trabajar para salir adelante”, reflexiona Asunción. “Podrían ofrecer cursos de desarrollo personal”, apunta esta mujer que durante años se vio anulada por su pareja. Esta mujer no es la única víctima de violencia machista que se queja de la gestión que se viene haciendo del Centro Municipal de Información a la Mujer por parte del Ayuntamiento, gobernado desde 1991 por el PP, y ahora por la coalición de populares y VOX.
En las citadas instalaciones se ofrece a las víctimas asesoramiento jurídico, psicológico y técnico sobre ayudas económicas y cursos. “No me hicieron caso en las tres primeras visitas hasta que mi exnovio se plantó en el Centro de la Mujer y montó un follón amenazándome”, relata a este diario María, otro nombre ficticio para una joven que sufrió durante tres años las palizas de su pareja y que echó en falta más empatía y preocupación por su caso desde el Consistorio. “Me ha ayudado más a empoderarme como mujer la Plataforma de Afectados por las Hipotecas que ese centro porque en la plataforma sentía que contaba mi opinión como persona”, ejemplifica.
Esta chica comenzó en 2011 a ser atacada verbalmente y físicamente por su novio, hasta que en 2014 escapó a la carrera del piso en el que residían como okupas. “Tenía armas, plantaciones de marihuana y consumía drogas”. Nada quedaba de aquel joven que comenzó a conquistarla cuando le regaló un perro después de que le robasen su mascota. “El primer bofetón me lo dio en 2012 y no recuerdo por qué discutíamos”. La agresividad de su novio iba a más a diario y ni siquiera le frenaba que ella estuviese embarazada: “En el octavo mes de gestación pesaba 43 kilos, padecí anemia, un día manché por una paliza que me dio…”. Cuando su pequeño tenía 21 días, en un descuido de su pareja, esta joven salió corriendo del piso okupa para pedir auxilio porque su chico le había quitado el móvil. “Me persiguió con su coche, logré meterme en un bar y desde allí pedí ayuda a mi familia y a la Policía Nacional”.
Los centros comerciales como espacio neutral
En la actualidad ya no está en vigor la orden de alejamiento de su expareja y María explica que son sus padres los que, “por seguridad”, le entregan su hijo a su exnovio para cumplir con el régimen de visitas. La única alternativa que tienen las ejidenses para hacer entregas seguras de menores es desplazarse 27 kilómetros hasta el Punto de Encuentro Familiar (PEF) que hay en la capital almeriense. En octubre de 2017, Izquierda Unida solicitó la creación de un PEF en El Ejido, un espacio neutral para garantizar el régimen de visitas en los procesos de separación de los padres marcados por un ambiente de alta conflictividad. Dos años más tarde persiste esta carencia y algunas mujeres, para no hacer carretera hasta Almería, recurren a los centros comerciales para hacer allí las entregas de sus hijos porque la afluencia de gente persuade a los maltratadores de montar un lío. Otra de las infraestructuras de las que adolece la ciudad para socorrer a las víctimas son los pisos de acogida.
“Está mal mirado ser víctima de violencia de género en El Ejido”, subraya la joven María y apoya semejante afirmación sacando su teléfono móvil para mostrar a este diario un grupo de Facebook, integrado por vecinos de la ciudad que reclaman la custodia compartida de los hijos. En el apartado de administradores y moderadores de este grupo en el que se afirma que “la violencia no tiene género”, figura la expareja de esta chica: condenado por violencia de género y robo con violencia.
Talleres de costuras y pintura contra las palizas
“Me he sentido juzgada en el Centro de la Mujer y eso creo que es porque hay un Gobierno de derechas”, sentencia Anabel, otro nombre ficticio para una víctima que hasta principios de este año estuvo en el sistema Viogen. “Mi expareja ha muerto en la cárcel”. Solo a partir de ese día ha comenzado a desprenderse de la sensación de miedo con la que ha convivido desde que aquel hombre la mantuvo secuestrada en su casa durante cinco angustiosos y terroríficos días. “Intenté tirarme por el balcón”, rememora sobre aquel cautiverio del que fue liberada en 2012 por la Guardia Civil. “En la actualidad sigo acudiendo al psiquiatra”. Sigue luchando por quitarse de encima el trauma que le infundió a golpes el mismo tipo al que conoció como vecino de escalera y que en solo un mes estaba instalado en su domicilio, tras haberse ganado su confianza al defenderla en un conflicto con el promotor del bloque de pisos donde residía.
Tras pasar por el duro trance del secuestro se instaló en la casa de sus padres de El Ejido y acudió al Centro de la Mujer. “Cuando fui me ofrecieron talleres de coser y pintura, pero eso para qué lo quería yo: ¿por qué no ofrecen cursos de defensa personal?”, reflexiona sobre la propuesta de actividades que le hicieron. Las tres mujeres entrevistadas por este diario coinciden en que el Ayuntamiento puede mejorar la atención integral a las víctimas del machismo, empezando por ofertar cursos enfocados al desarrollo personal y a la capacitación laboral.
Ratios excesivas de víctimas paras los agentes
El alcalde, Francisco Góngora, justificó el anuncio frustrado de la salida temporal del sistema Viogen por la falta de efectivos en la plantilla de la Policía Local. Desde la Alcaldía explican que en la actualidad hay 89 efectivos y que las bajas oscilan entre el 40 y el 60%, “dependiendo de los días”. Este argumento ha desatado una batalla con el sindicato Unión de Policía Local de El Ejido: “Llevamos años advirtiendo al alcalde sobre la carga de trabajo que soportamos por la obsesión de lucimiento de su equipo de Gobierno con una plantilla cada vez más exigua y envejecida, y las consecuencias que ello acarrearía a medio y largo plazo, no habiendo sabido ni él ni la jefa de Personal gestionar los porcentajes que la Ley permitía para incrementar las plazas”. A los policías locales consultados por este diario les llama la atención el argumento del regidor porque la Unidad de Violencia de Género y Menores (UVIGEN) de la Policía Local se puso en marcha hace cinco años y solo la componen dos agentes.
La cifra de policías dedicados a vigilar a las maltratadas es inferior frente a los retenes policiales que se movilizan para actos lúdicos, deportivos y religiosos, como las procesiones. Además, hay que tener en cuenta que la pareja de agentes de UVIGEN durante la semana debe compatibilizar la vigilancia de las mujeres con la realización de gestiones de extranjería, como las relativas a informes de habitabilidad, y controlar el absentismo escolar. “En la práctica, en una semana de trabajo solo pueden dedicar dos días a las víctimas porque otros dos días tienen que hacer cosas de extranjería y uno vigilar el absentismo en los centros educativos”, aseguran en la plantilla. “Vox resta, no suma”.
El problema real de El Ejido en la lucha contra esta lacra social es que hacen falta más efectivos porque en la actualidad los agentes soportan ratios muy elevados de víctimas, tal y como aseguran a este diario diversos miembros de las Fuerzas de Seguridad: “Es una zona caliente de malos tratos en la provincia”. Como botón de muestra cabe recordar que en 2018, los juzgados ejidenses tramitaron 522 denuncias por esta temática. Las calles Manolo Escobar y Almería son dos de los puntos conflictivos donde más casos de violencia machista se atienden. En el censo municipal hay empadronados 26.200 extranjeros y es este colectivo –al que tiene en la diana VOX- el que concentra más del 50% de las intervenciones por violencia machista. Los más prolíficos son los subsaharianos y latinoamericanos, por una cuestión cultural: los hombres no aceptan que sus parejas cuando están en Europa quieran sacarse el carné de conducir, tener un trabajo, no ponerse un velo o vestir con ropa occidental.
En el término municipal cuentan con dependencias la Policía Nacional, Policía Local y Guardia Civil. Cada uno de estos Cuerpos tiene que dar cobertura a las víctimas de Viogen conforme al nivel de riesgo que establece la evaluación del sistema del Ministerio. El nivel bajo o no apreciado es para la Policía Local, que a fecha de hoy atiende a 38 mujeres con dos policías: 19 mujeres para cada uno. Los niveles de riesgo medio, grave, alto y muy alto son para la Policía Nacional y Guardia Civil. El Cuerpo Nacional en este momento tiene asignadas 123 mujeres para dos agentes, es decir, más de sesenta cuando el ratio ideal sería treinta. La Guardia Civil supervisa a las mujeres que residen en zonas rurales del término, como Las Norias o Almerimar, de forma que un agente se ocupa de la seguridad de 54 féminas.
En el caso de la Policía Local hacen falta cuatro efectivos para ajustar la ratio de agentes al número de víctimas. “Él quiere patrulleros: la violencia de género no es una prioridad”, aseguran miembros de la plantilla sobre la gestión que realiza el Jefe de este Cuerpo que en 2012 fue multado con 600 euros, por obstaculizar a agentes de la Policía Nacional cuando se disponían a detener a su hijo acusado de un presunto delito de violencia doméstica contra su madre y exmujer del mando policial. Desde el sindicato SUP consideran que en la Comisaría de El Ejido harían falta de cuatro a seis agentes porque “cada víctima conlleva una evaluación mensual de riesgo, los policías también se tienen que entrevistar con el maltratador y cuando alguna de las usuarias está catalogada de riesgo alto o muy alto hay que hacer una labor de escolta patrullando por el entorno de sus domicilios y centros de trabajo”.
No hay colectivos feministas
Otra de las carencias que tiene esta ciudad almeriense en la lucha contra esta lacra social está precisamente en su tejido asociativo. En El Ejido hay más de una quincena de colectivos formados por mujeres, pero no existe ni una sola asociación o plataforma local feminista, es decir, creada exclusivamente para luchar por los derechos de la mujer en el mercado laboral, la igualdad y contra las agresiones sexuales y machistas. Desde el Ayuntamiento se creó el Consejo Municipal de la Mujer en 2012, como órgano consultivo en el que estarían presentes las asociaciones compuestas por mujeres para abordar asuntos como la violencia de género, pero desde marzo de 2018 no se ha convocado una nueva sesión. Este debería de haber sido el canal empleado por PP y VOX para anunciar la salida temporal del sistema Viogen, sin embargo, tampoco se convocó a los colectivos.
María Palenzuela es vecina de El Ejido y suple la falta de organizaciones ejideneses en defensa de la mujer formando parte de la Plataforma de Acción Feminista de Almería. “Dejar la Concejalía de Servicios Sociales en manos de Vox es dejar al zorro vigilando a las gallinas”, clama esta activista del feminismo. “Pese al esfuerzo de los trabajadores del Ayuntamiento, en el cómputo general, el servicio que presta el Consistorio a las mujeres, en general, y a las víctimas del terrorismo machista, en particular, es deficitario”. Este diario solicitó por escrito a la Alcaldía que detallase los fondos de las arcas municipales que ha venido destinando a la lucha contra la violencia de género, a igualdad, mujer y servicios sociales entre 2015 y 2019 para hacer una comparativa de la evolución. No hubo respuesta municipal.
El PSOE pedirá más medios contra la violencia de género
Desde el PSOE, la edil Maribel Carrión avanza que en el Pleno del lunes presentará una moción “para que aumente el número de recursos humanos y económicos en la lucha contra la violencia de género”. Carrión critica que “desde que se presentó el plan de igualdad 2014-2016 no hay datos sobre la evolución de esta lacra en El Ejido”. El citado plan alertaba de que era “preocupante el aumento de este tipo de violencia en las mujeres más jóvenes”. También apuntaba que en 2013 las denuncias por violencia de género tramitadas en El Ejido aglutinaban el 20,21% de las presentadas en toda la provincia.
La preocupación por la hoja de ruta que seguirán en esta legislatura PP y VOX, al frente del Ayuntamiento, también se extiende a la Federación de Mujeres del Poniente y la Alpujarra por la Igualdad. Su presidenta, Carmen Caparrós, alerta de que “esto no es un tema político, sino ideológico, se quieren cargar el área de mujer”. A esta federación no le tranquiliza el comunicado que envió este viernes el Consistorio, tras mantener con la Subdelegación del Gobierno de Almería una comisión técnica de seguimiento del sistema Viogen, y en el que anunció literalmente que “el Ayuntamiento de El Ejido mantiene dicho convenio”. Caparrós asegura que estará vigilante a los movimientos de ambos partidos en la Alcaldía ejidense tras las elecciones generales del 10-N: “Vamos a trabajar para que no vuelvan a las andadas”.