La vida de jeque de Xavi Hernández en Qatar: las 133 veces que escuchó el himno que desprecia
Qatar, dice, funciona mejor que España. El ex futbolista lleva una vida de lujos en un país donde imperan leyes regresivas contra los derechos humanos.
29 septiembre, 2019 02:27Los paisajes futuristas que se advierten en la bahía de Doha. Los lujosos manjares la carne de kobe y el esturión en el restaurante del Nobu Hotel Four Seasons. Los elevadísimos rascacielos de más de 200 metros de altura, que parece que nunca se acaban. Los más de 40 grados a la sombra. Todo esto y más es lo que disfruta en su reposada vida de ex futbolista el jugador Xavi Hernández en Qatar. Un retiro de quilates para un jugador de quilates. En un país que a él le ha recibido con los brazos abiertos y una bandeja repleta de millones de euros. Un nivel al que muchos otros, los bajos escalafones de la sociedad, no pueden ni aspirar.
Llegó a Doha en el año 2015 después de abandonar el FC Barcelona como una auténtica leyenda, tras haber formado parte del mejor Barça de la historia. Allí jugó 17 temporadas. Entró siendo un chico. Debutó con aquel característico e inocente flequillo de los 90. Luego se pasó a la gomina, y comenzaron a llamarle 'Pelopo' en el vestuario. Ocho ligas, cuatro Champions, tres Copas del Rey, ocho Supercopas de España, dos Mundialitos, dos Supercopas de Europa, un Mundial, dos Eurocopas y un Mundial Sub-20. 24 títulos en total. Un palmarés al alcance de casi nadie. La gloria también le llegó con el conjunto nacional, donde vistió 133 veces la camiseta de la selección. 133 veces en las que escuchó el himno de España antes de cada partido. En las que asistió impasible ante los acordes que envuelven la bandera nacional.
Estamos ante uno de los jugadores más laureados de la historia de España, que entra también en el debate de uno de los mejores de siempre a nivel nacional, tiene también la conocida por no morderse la lengua. El mismo descaro que exhibía el de Terrassa sobre el tapete de juego es el que emplea en los últimos tiempos en cuando se prodiga en contar ese idilio de amor en el que anda inmerso Qatar, con la ciudad donde mantiene su residencia, con las costumbres de un país que él ve como un país avanzado. Tan avanzado que ni hay democracia. Por eso el otro día le cayó el rapapolvo del siglo (o sea, de todo el mundo) cuando dijo aquello de que "Qatar no es una democracia, pero funciona mejor que España".
No es la primera vez que pasa. En su día se posicionó a favor del referéndum ilegal del 1 de Octubre de 2017 desde su casa del emirato. Lo que dijo no tiene desperdicio: "Lo que está pasando hoy en Cataluña es una vergüenza. En un país democrático la gente debería poder votar. Todo mi apoyo a los catalanes que tratan de votar".
Al ex futbolista le han llovido toda clase de críticas estos días. La crítica ha puesto el foco en la posición privilegiada que posee, en la amistad con las autoridades del país. Xavi es una de las personas que pueden vivir allí a todo tren: mansión, piscina, vistas al litoral que bañan las aguas del Golfo Pérsico... Allí ha sido padre dos veces y vive sin más complicaciones junto a su mujer, Núria Cunillera. Es la vida de un hombre afortunado en un país para hombres afortunados. En el país con la mayor renta per cápita del mundo. Sin duda, un día a día que dista mucho del que pueden experimentar allí las mujeres, o las mujeres que son madres, o los trabajadores, o los trabajadores a los que no se les paga y a los que se les considera como esclavos. En un país regido por la Sharia y donde la homosexualidad es delito y se castiga con penas de hasta 5 años de cárcel. Donde es delito el adulterio. Es ese otro país que Xavi Hernández no ve, o que no quiere ver.
El jeque y su amigo de Terrassa
Si algo define la vida de Xavi Hernández a lo largo de estos años en el país que asoma al Golfo Pérsico es la relación que tiene a sus casi 40 años con el lujo y el poder. Con las grandes fortunas, los mejores restaurantes y con la familia que gobierna el país.
Hernández lleva ya allí cuatro años y no se quiere mover. Tampoco su mujer. En cuanto finalizó su contrato con el club, el pasado mes de mayo, colgó las botas, se retiró de forma definitiva del fútbol, pero su equipo equipo, el Al Sadd, le fichó como entrenador de la plantilla. Allí continúa con un contrato de diez millones de euros por temporada. Por el momento, hasta 2020, pero dice que quiere quedarse porque tanto él como su familia se encuentran muy cómodos allí, con el estilo de vida que llevan.
La relación de Xavi con la monarquía absoluta de los Al Thani, la que gobierna el país, es uno de los lazos más fuertes que le atan a continuar viviendo en este lugar. Su jefe, y propietario del equipo de fútbol, es Mohammed bin Hamad bin Khalifa Al Thani, el hermano del emir de Qatar, el jeque Tamim bin Hamad Al Thani. Han establecido entre sí una fuerte y sólida relación de amistad, estrechando lazos de forma duradera. Algunos dicen que será para toda la vida.
Es a través de él que el catalán se erige como una de las figuras con las que el régimen autoritario quiere lavarse la cara con vistas a los próximos mundiales, que se celebrarán allí en el año 2022. Además de su puesto como entrenador del equipo propiedad de la familia que gobierna Qatar, Xavi comparece como embajador del país para la competición futbolística. Le han incluido en el Comité Supremo del Mundial, y le han encargado en parte la supervisión de los estadios que se están construyendo.
Los padres del futbolista, aunque acuden a menudo por allí para visitar a su hijo, a la mujer de este y a sus nietos, siguen viviendo en Barcelona, igual que los hermanos y los amigos. Todos ellos están muy presentes en sus vidas debido a las múltiples visitas que realizan a este país que mira Europa desde uno de los puntos más occidentales de Asia.
Yates de lujo, salones futuristas, restaurantes de 300 euros el cubierto, comidas con la familia real del país... Dice Hernández que se trata del país más seguro en el que ha vivido nunca. Que allí ellos, si les place, pueden dejar el coche con la puerta abierta para que ventile y uno no se abrase con los asientos al introducirse en el vehículo. También dice que no tiene llaves de casa porque deja siempre la puerta abierta. Ese ir despreocupado por Qatar. Dice que tienen "una vida muy feliz allí". Una vida de privilegios muy alejada de las dificultades por las que allí muchos tienen que pasar. Todo ello se debe a la ausencia de determinados derechos que se producen allí. Derechos que afectan, en mayor medida, a las mujeres, a las libertades religiosas y a las libertades sexuales.
La familia a la que le sobra el dinero
Qatar es probablemente el país más rico del mundo. Posee, por lo menos, la renta per cápita más alta del planeta, pero no siempre fue así. Hace setenta años, en la década de los 40, apenas era un pequeño y desangelado desierto. Aquel pedazo de tierra de un tamaño similar al de la Región de Murcia (tiene 11.500 kilómetros cuadrados) se caracterizaba por la abundancia desorbitada de la pobreza. Pero el hallazgo en 1939 de explotaciones petrolíferas hizo que este lugar con temperaturas máximas en verano de hasta 50 grados comenzase a prosperar. Como otros países de la península de Arabia, se trataba de un territorio altamente rico en petróleo. Y hablar de este lugar es hablar de la dinastía que les gobierna desde hace 150 años: los Al Thani.
En pleno 2019, su capital es una fastuosa metrópoli repleta de obras faraónicas, edificios enormes que desafían toda lógica, cubiertos por completo de cristal. Ahora las altas temperaturas no resultan ya un problema: prácticamente todas las viviendas cuentan con avanzados artefactos de aire acondicionado. Dos millones de habitantes, contando también los trabajadores, muchos de los cuales viven y desempeñan su oficio en condiciones extraordinariamente complicadas. Ese Qatar de enormes lujos que conocemos hoy procede en buena parte de los proyectos del jeque y emir Hamad bin Khalifa Al Thani. Quizá la figura más importante del país a lo largo de las últimas décadas.
A mediados de los años 90, Hamad derrocó a su padre a través de un golpe de estado incruento, y al asumir el control comenzó a diseñar la modernización fulgurante del emirato. A esto ayudó un importante hallazgo poco después de su llegada al poder: los depósitos de gas. El país vivió una segunda etapa de acogida de inmigrantes que ayudaron a que proliferase la industria local. Lo que quería Hamad era que su país comenzase a ser protagonista de los acontecimientos. A participar en el mismo tablero de juego que sus vecinos, la todopoderosa Arabia Saudí e Irán.
Fue él quien inauguró la cadena de televisión Al Jazeera, y quien visualizó un futuro en el que el país crecería a base de prepararse para acoger grandes eventos deportivos. Su hijo, heredero y actual emir del emirato, Tamim bin Hamad Al Thani, era en su día jefe del Comité Olímpico de Qatar. Es el hermano del presidente del Al Sadd, el amigo y jefe de Xavi Hernández. En ese contexto la dinastía Al Thani comenzó hace más de una década a hacer los preparativos para conseguir la celebración del mundial del año 2020. Esa será la sede del próximo campeonato del mundo. Será, sorprendentemente, el primer campeonato del mundo que se celebre en invierno.
El acontecimiento no estuvo exento de polémica. La turbia adjudicación del evento a Qatar terminó destapando, con el tiempo, una extensa trama de corrupción en el seno de la FIFA. "Corrupción" y "Mundial de Qatar" son dos palabras que llevan presentes desde el año en que la FIFA decidió otorgarle la organización a un país sin tradición futbolística, sin condiciones para celebrarlo, sin las condiciones atmosféricas adecuadas en época estival, que es cuando tradicionalmente se celebra el mundial de fútbol. Todo eso dio igual porque existía un arma más poderosa, el dinero. El caso está todavía en manos de la justicia pero los sobornos a distintas personalidades hicieron que los votos adecuados acabasen inclinando la balanza del lado del país de los jeques. Las investigaciones periodísticas hicieron caer la cúpula: Joseph Blatter, Michel Platini y el resto de la cuadrilla fueron detenidos en los últimos años.
No hay nada que se les pueda resistir a los Al Thani. Nada que el dinero no pueda comprar. Por eso para ellos pagarle 10 millones de euros durante tres años a un jugador prácticamente en su ocaso como era Xavi Hernández apenas representa un leve soplo en su chequera. Ni lo notan. Las reservas de gas del país son suyas. Cuentan con petróleo para varias décadas. Se suele decir medio en broma medio en serio que el dinero no es un problema. Ellos lo dicen en serio. En el año 2009, se compraron el festival entero de cine de Tribeca, en Nueva York. Lo trasladaron a Doha con su director, Robert de Niro, con los críticos, con las películas y con las estrellas.
Sus negocios en el mundo del fútbol no paran de crecer, y buena prueba de ello es que su fondo de inversiones, el grupo Qatar Sports Investments, es el dueño mayoritario del Paris Saint Germain. Casi nada. También la potenciación de la Academia Aspire. El ex futbolista del Barcelona, vive precisamente en una lujosa urbanización muy cerca de allí. Concretamente en la zona de Green River, un lugar cuya casa posee unas privilegiadas vistas al mar y donde anteriormente se instaló Raúl González Blanco, otro tótem mitológico del fútbol español en su retiro arábigo.
Xavi tiene su casa a mano para los entrenamientos de su equipo y para las actividades en las que tiene que participar. De él buscan que uno de los mejores jugadores de los últimos años pueda ayudar a potenciar el deporte rey en el emirato, ya consolidado a sí mismo como un aliado de las potencias occidentales.
El país que Xavi no ve
En Qatar la vida es feliz siempre y cuando las mujeres no luzcan las piernas ni los hombros, porque está prohibido. Es feliz si se cubren la cabeza al entrar en una mezquita. Las mujeres viven allí supeditadas al hombre. En los autobuses de ese país feliz del que Xavi Hernández habla, las mujeres van en los autobuses en un lugar aparte, para que no se mezclen con los hombres.
La felicidad, un país que funciona bien, es ese lugar en el que el que practicar sexo anal puede llevarle a uno a penas de entre uno y tres años de cárcel. Allí la pena de muerte se aplica a los musulmanes si practican sexo fuera del matrimonio. Da igual el género. Todos esos detalles son los que se le olvidan al ex futbolista, situaciones ante él y su ingente fortuna no se tienen que enfrentar.
Para Xavi es Qatar un lugar feliz porque accede sin problema y prácticamente a diario a los hoteles de lujo. Esos lugares en cuyos reservados sí se puede beber alcohol. Pero si a uno le pillan, por ejemplo, saboreando un vaso de whisky escocés en plena calle puede dejar de resultar una experiencia alegre porque le pueden caer hasta un centenar de latigazos. Pasa lo mismo con las drogas.
Estatuas de bronce en un hospital
14 estatuas de bronce decoran la entrada del Sidra Medicine Center, uno de los centros médicos de investigación más avanzados del mundo. Las ciclópeas esculturas -que miden entre 5 y 11 metros de altura- fueron creación del artista británico Damien Hirst, quien las concibió como el proceso que comienza con la concepción del feto y que termina con el nacimiento. Lo llamó a aquello "La Jornada Milagrosa". Dijo que aquella era la primera escultura de cuerpo desnudo instalada en Oriente Medio. En Doha todo es a lo grande. Incluso la controversia.
En este lujoso centro, cuya estructura parece más bien la de un moderno buque intergaláctico, pura ciencia ficción, nacieron los dos hijos de Xavi Hernández y Núria Cunillera. Se casaron en julio de 2013. La mayor, Asia, llegó al mundo en enero del año 2016. Dan llegó a la vida de la pareja a mediados del pasado mes de noviembre. Allí los pequeños, rodeados del lujo, de sus padres y de los familiares que cada poco se desplazan al lugar, poseen todas las facilidades del mundo para un alto nivel de vida.
Dice Xavi que en Qatar la gente "es feliz". Que "son todo ventajas". Esa paz en la que viven inmersos hace que su mujer y él también pretendan quedarse más tiempo todavía en este lugar. "Núria incluso me dice que si podemos seguir aquí será incluso mejor para nuestros hijos".