El conflicto comenzó hace años. María Noel Estella Ugarte Michelini es la madre con cuyo nombre se ha bautizado uno de los casos más mediáticos de los últimos años en Uruguay. Denunció hace unos años a su ex pareja por abusos sexuales a la hija que ambos tenían en común. Él la denunció por sustracción de menores cuando se la llevó para su país natal. Ahora, tras años de pleitos interpuestos entre ambos, la justicia española ha emitido su resolución.
Una jueza de Vielha ha sentenciado que la mujer tenía que entregar a su hija al consulado de Uruguay en Barcelona para que su padre, a quien ha entregado la custodia, recogiese allí a la niña. Pero el cónsul le ha enviado una notificación al progenitor diciéndole que no entregaría a la niña porque no es de su competencia ejecutar una sentencia emitida en España. Y la situación, en ese punto, continúa enquistándose.
En los últimos meses, en Uruguay, el conflicto está generando debate y controversia como en su día lo hizo el caso de Juana Rivas en España. A este caso se le está llamando allí el 'el caso María'. Han llegado incluso a producirse manifestaciones en la calle y protestas frente a la embajada española de la capital, Montevideo.
El asunto guarda ciertos paralelismos. María Ugarte, así se llama la madre, denunció por maltrato machista y abusos sexuales sobre la menor a su ex pareja. El caso fue archivado en España en febrero del año 2019, pero el litigio comenzó varios años atrás. De hecho, en 2017, el progenitor emprendió una recogida de firmas en Lleida, donde reside, para recuperar a la menor.
En el proceso judicial, la mujer dijo que la menor iba a sufrir una separación traumática. Al parecer hace tres años que no mantiene relación con su padre. Su madre dice que su deseo es continuar viviendo junto a ella. Este viernes el padre tenía que recogerla en la embajada uruguaya pero no ha podido hacerlo ante la negativa del cónsul.
El inicio de la historia
Todo comenzó en el año 2016. En aquel momento, la pareja convivía en España con la niña. Madre e hija se subieron a un avión para visitar a la familia materna. La niña tenía en aquel momento 4 años. Durante el transcurso del vuelo, la madre advirtió que su hija estaba realizando dibujos de contenido sexual. Eso le indujo a pensar que la niña podía estar sufriendo abusos sexuales por parte de su padre.
Poco después de aterrizar en Uruguay, tres especialistas diferentes visitaron a la niña y a la madre. Analizaron los dibujos. En concreto, según los documentos presentes en la causa, la directora del Instituto Técnico Forense de Montevideo refrendó lo dicho por la madre. En un informe del 2016, dijo que la menor expresaba "miedos a la figura del rol paterno, ausente y agresivo".
Otra psicóloga argumentó también que "se comprueba que hasta llegar a Montevideo la menor ha vivido en un ambiente violento, en un entorno más bien aislado. En sus expresiones verbales, juegos y dibujos se ven indicadores de abuso sexual por parte del padre, en actividades obligadas relacionadas con 'juegos sexuales' (…) Estos sucesos acaecidos a tan corta edad (3 años) generaron gran confusión y angustia en la niña".
A partir de entonces, la madre denunció al padre en su país de origen, cortó la relación con él y no volvió a España. Se quedó instalada allí desde entonces. A su vez, el progenitor hizo lo propio e interpuso una denuncia contra su ex pareja por la sustracción de la menor. El caso lo llevaba desde entonces un juzgado de Vielha. El litigio se resolvió en que la madre y la hija tenían que regresar a España. De hecho, el consulado le buscó un trabajo en Castelldefels. Ella cumplió, regresó y se afincó de nuevo en Cataluña.
Denuncias archivadas
Las denuncias por abusos sexuales en España fueron después archivadas. También las de violencia machista. La juez, según fuentes cercanas a la madre de la niña, tomó la decisión sin aceptar los informes de los peritos psicológicos elaborados en Uruguay durante la estancia de madre e hija en su país natal.
La sentencia de la jueza de Vielha enumera una serie de informes que acreditan que la relación del padre con su hija era perfectamente normal. Además. el archivo de la causa se basa, en gran medida, en un informe del equipo de asesoramiento técnico y de atención a la víctima (EATAV) que desacredita la versión de la madre y que detalla que la menor "no hace, en ningún momento, ningún tipo de relato de referencia a una presunta situación abusiva de caracter sexual".
Ahora, la posición de la embajada no ha hecho sino enquistar el conflicto ya larvado en los últimos años. La niña, entretanto, continúa en la embajada a la espera de una solución.