Las consecuencias de los disturbios en Barcelona pueden ser peores para las empresas locales que las que trajo el atentado islamista de Las Ramblas en 2017. Hablando siempre, claro, en términos económicos. “De un atentado así, las ciudades se recuperan. Pero de una situación como la que está viviendo Cataluña ahora es más difícil. Nos estamos convirtiendo en antipáticos para nuestros potenciales clientes y proveedores del resto de España”.
Lo asevera con gravedad Carlos Rivadulla, presidente de Empresaris de Catalunya. Una asociación que aglutina a más de 500 miembros, casi todos pertenecientes a la pequeña y mediana empresa. A los autónomos. A los que más están sufriendo las consecuencias de la violencia en Barcelona y a los que más les va a costar recuperarse.
“Si esta situación se prolonga, pongamos, una semana, las consecuencias serán muy graves para la pequeña y mediana empresa”, sentencia Rivadulla. Lo dice con conocimiento de causa. Lleva cinco años al frente de la entidad, ha visto pasar ciclos económicos de todos los colores. Sufrió en sus carnes el ‘otoño negro del 17’ cuando, además del atentado, el independentismo arrancó la batería de acciones que acaban de ser juzgadas por el Supremo. La ley de transitoriedad, el referéndum ilegal, la república de 8 segundos…
El 155 no es suficiente
“Las consecuencias en aquel momento fueron graves. Todo aquello provocó una herida que empezó a sangrar. Una hemorragia que fue paliada con la aplicación del 155”. La herida no sólo no ha cicatrizado; se ha infectado y ha vuelto a abrirse. “Para esta nueva hemorragia tal vez no sea suficiente un 155. No sé qué mecanismos exactamente tiene el gobierno para pararla, pero habría que valorar lo de cesar a Quim Torra. Si no, la hemorragia va a ir a más”.
Y es que las empresas viven de la confianza, que es algo que ahora escasea respecto a lo que va a suceder en Cataluña. Barricadas, incendios, agresiones, arterias de comunicación cortadas, el aeropuerto bloqueado… “Si tú eres un turista que valoras venir a Barcelona y ves eso, no hay confianza. Te vas a otro sitio”, sentencia el presidente de la asociación. Y es lo que está empezando a suceder. Aunque no llevamos ni tres día de disturbios, el miedo y la desconfianza acecha y las consecuencias empiezan a hacer daño. Rivadulla lo explica con cifras. “Un asociado del sector hotelero me decía que están teniendo más cancelaciones de lo habitual y que han perdido un grupo grande que iba a venir en noviembre a visitar Barcelona. Otro está más preocupado porque dice que abundan los clientes que le están pidiendo que no les cobren la paga y señal y que en lo que llevamos de semana lleva un 69% menos de facturación de lo habitual”.
Para Rivadulla, siempre crítico contra el Procés, el culpable actual “es Quim Torra. Es difícil encontrar a alguien más tramposo y desleal para conducir Cataluña. Evidentemente sabían lo que hacían cuando lo colocaban, porque es el títere perfecto de Puigdemont. Es su masover (capataz). Un tipo sin ningún tipo de carisma, personalidad ni liderazgo, a las órdenes de un político fugado”. De hecho, Rivadulla cree que “no se puede consentir que se vaya a Waterloo a visitar a Puigdemont. En la primera visita a un político fugado habría que cesarlo ya”.
Advierte el presidente de Empresaris de Catalunya de que “no podemos permitirnos otro otoño negro como el de hace dos años. En aquel momento, la situación económica general era mejor y se crecía a buen ritmo. Pero ahora estamos en un marco de desaceleración; no podemos hablar todavía de recesión, pero es lo que se viene”. Así, las consecuencias económicas van a ser todavía más lesivas y la capacidad de recuperación, menor. “Especialmente para las pymes. Los empresarios que no tienen los medios ni recursos suficientes para sostenerse unos pocos días con esta situación, sin poder recurrir a sus proveedores o soportando cancelaciones. Es la pequeña y mediana empresa la verdadera perjudicada en toda esta locura”.
Efecto Quebec
Cree Rivadulla que “si esto no se soluciona, si no hacemos algo, estamos abocados a lo que en economía llamamos una ‘muerte lenta’. El ‘Efecto Quebec’, que fue el territorio canadiense que convocó referéndums por la independencia y le acabó pasando factura. Es la zona del país que ha crecido económicamente desde entonces siempre por debajo del resto de ciudades importantes de Canadá. Cierres, fuga de personal cualificado… No se han acabado de recuperar, y aquí tendemos a eso. No es un caso como Fukushima, donde un desastre natural te bloquea la economía en 20 minutos. Aqui estamos hablando de un horizonte muy negro a medio plazo”.
Desleales, tramposos, títeres, irresponsables.. .son los calificativos que dedica Rivadulla a los dirigentes independentistas. Y no le ve el final al problema: “El problema es que la gente se acabe acostumbrando a la violencia institucionalizada. Curiosamente, en la Cataluña actual, los rebeldes e insurrectos somos nosotros. Los que queremos que se cumpla la legalidad. Los que luchamos contra esta forma de tiranía de los dirigentes procesistas que incumplen las leyes”.
El empresario no sabe cuál es la solución definitiva para atajar el mal de raíz, pero reconoce que “Pedro Sánchez cuando estaba en la oposición, hizo una reflexión acertada: había que redefinir el concepto de rebelión. Precisamente para que no sucediese lo que nos encontramos en estos momentos. Ahora veremos, si vuelve a ser presidente, si es capaz de llevarlo a cabo”.
La bala de plata
Hoteles que ya avistan una caída de las reservas de más del 30%. Restaurantes que pierden más de un 60% de su facturación. Y eso que solamente llevamos un par de días de enfrentamientos en las calles. “Entre los asociados hablamos mucho sobre estas cuestiones. Hay quien exige que se aplique el 155 ya, o medidas más contundentes. Otros creen que el 155 es una bala de plata que hay que usar solamente en el momento adecuado. Que hay que esperar. Aunque yo no creo que haya que esperar demasiado, en vistas de cómo está el panorama”.
El ‘otoño negro del 19’ ya está aquí. En los disturbios del martes por la noche en el Paseo de Gracia, una de las estampas más repetida fue la de dueños de comercios saliendo con sus propios extintores a apagar los incendios, siendo por ello increpados por los radicales. Esto tiene pinta de repetirse en los próximos días, especialmente el viernes, cuando el independentismo ha convocado una huelga general. Volverán los disturbios, las barricadas y el fuego. Y el pequeño y mediano empresario tendrá que volver a coger su extintor de mano para apagar esos pequeños incendios. Mientras, esperan que, desde arriba, alguien apague el gran incendio que supone esta situación de caos absoluto. Muchos se quedarán en el camino, porque la hemorragia de la que habla Rivadulla no tiene pinta de que vaya a ser detenida. Al menos por el momento.