“Hombre es que, de alguna forma, sientes que vas a hacer historia”, cuenta a este diario uno de los trabajadores de Iber Funerarias que este jueves tendrá la responsabilidad de exhumar a Francisco Franco del Valle de los Caídos. Los nervios están a flor de piel en la empresa, evidentemente. Pero entre todos, hay una persona que carga una responsabilidad mayor: Asdrúbal Humberto Sepúlveda. Tanatopractor y uno de los jefes de la funeraria, él sería el primero en ver el cuerpo del dictador en caso de que haya que cambiarlo de ataúd. “Hasta que no abras, no sabes lo que te vas a encontrar”, comenta otro empleado.
[Directo: última hora de la exhumación de Franco]
El ‘Día D’ para que culmine el proceso, que arrancó cuando Pedro Sánchez llegó a presidente del Gobierno, está cada vez más cerca. Este jueves, a las 10:30 de la mañana tendrá lugar la exhumación de Francisco Franco tras 44 años enterrado en una de las basílicas más grandes del mundo. Para muchos, se trata del cierre de un ciclo. Para otros, como la propia familia del dictador, se trata de una profanación.
[Así será la exhumación: todas las preguntas y respuestas]
Ahí en medio, sin nada que ver con el tema más que para cumplir su trabajo está Asdrúbal Humberto, a quien la mayoría llama simplemente por su segundo nombre. Él, de origen dominicano pero afincado en Galicia, es uno de los fundadores de Iber Funerarias y el propietario de la Funeraria Alba, ubicada en la localidad gallega de Becerrá (en Lugo). Pero lejos de la imagen tradicional de empresario, es lo que los anglosajones llaman un self-made, un hombre que se ha hecho a sí mismo.
Tras retirar los 1.500 kilos de losa que cubren la tumba del dictador, será su funeraria la que lleve a cabo la exhumación -la que elevará el ataúd del lugar- y parte del traslado de los restos del dictador. Pero sus responsabilidades no acaban ahí. Si el ataúd en el que se encuentra Franco está deteriorado, habrá que extraer la caja de zinc en la que se encuentra el cuerpo y, si la misma presenta imperfecciones, habrá que sacar los restos humanos. Y en esa primera línea de batalla estará Humberto.
Según ha podido saber EL ESPAÑOL, la empresa está preparada para todos los escenarios. Varios coches fúnebres se encuentran en el Valle y los operarios de Humberto cuentan con los equipos de protección personal -guantes, máscaras, trajes, etcétera- necesarios por si hubiera que acceder hasta el propio cuerpo. Este martes, por otro lado, ha habido una suerte de ensayo general. Todo ello sin embargo se está manejando bajo la más estricta confidencialidad a la que se han tenido que comprometer con el Ejecutivo. El Gobierno les ha pedido una cosa simple: “Todo tiene que salir extremadamente perfecto”.
Dominicano en la aldea gallega
Nacido en República Dominicana, Asdrúbal Humberto Sepúlveda llegó a la pequeña localidad gallega de Becerreá, en Lugo, para trabajar hace años. Tras estudiar en la Universidad Pontificia de Salamanca, es uno de los pocos tanatopractores titulados en la provincia de Lugo. Un tanatopractor es el encargado de adecuar los cadáveres después del fallecimiento para que estén en las mejores condiciones posibles durante el velatorio y el funeral.
Con la exclusividad de ese título, le fue relativamente fácil encontrar trabajo y comenzó sus andadas en Funerarias Alba, un negocio “de toda la vida” de la misma localidad gallega, a principios de la década pasada. Anteriormente esta empresa, que también cuenta con una mueblería, era propiedad de otra persona y, cuando se retiró, Humberto decidió comprarla y tomar las riendas.
Gracias a él, el negocio fue creciendo y en 2015 dio un salto cuantitativo y cualitativo. La Funeraria Alba de Humberto se fusionó con la Funeraria Lourido, de A Pontenova (Lugo) y crearon juntos Iber Funerarias, con sede en Madrid. Los administradores de la empresa son Humberto y los dos hermanos José Luis y Teodoro Lourido. Ahora, entre todos, operan en la mayoría de tanatorios de Madrid. Por eso Humberto tiene la residencia cambiada entre Madrid y Becerreá, aunque cada vez pasa más tiempo en la capital.
Cuando se le pregunta a sus trabajadores por su jefe, hablan muy bien de él y no por compromiso. Comentan que como ha crecido desde abajo, no tiene problema en ponerse manos a la obra, que no se acomoda en el despacho. De hecho, como sigue siendo el único tanatopractor de la funeraria, él es el que hace ese trabajo. También participa en ocasiones embalsamando cuerpos ya que su empresa trabaja repatriando cuerpos de inmigrantes fallecidos y ese tratamiento es necesario para conservarlos.
El “extremadamente perfecto”
EL ESPAÑOL se ha puesto en contacto con Humberto Sepúlveda pero este ha rechazado hacer ningún tipo de declaración. El secretsimo con el que se está llevando todo esto, es absoluto. Además han firmado un acuerdo de confidencialidad e incumplirlo podría conllevar algún tipo de sanción.
Ese secretismo existe incluso entre los trabajadores que van a participar en la propia exhumación. El único que conoce todo el proceso es Humberto. El resto sólo conoce algunos rasgos del papel que tendrán que desempeñar. La labor de cada uno se les comunicará en el momento de llevarla a cabo, a pesar de que este martes se ha celebrado una especie de ensayo general teórico, según comentan desde la empresa a EL ESPAÑOL.
Dentro de los planes del Gobierno de que todo salga “extremadamente perfecto”, tal y como comenta el trabajador de la funeraria, evidentemente no se ha dejado nada al azar. El papel que juega cada uno está perfectamente definido y todo ello se hará bajo unas medidas de seguridad excepcionales que velarán por la intimidad y dignidad del proceso.
El completado del proceso de exhumación tendrá lugar en varias fases, según ha informado Patrimonio Nacional. La primera de ellas es levantar la enorme losa de 1.500 kilos de peso que cubre el espacio donde se encuentra el féretro. Una vez realizado esto, con una serie de cables, la empresa de Humberto procederá a extraer el ataúd.
Según el estado en el que se encuentre el féretro, se actuaría de distintas formas. Si la madera está deteriorada, habría que sustituirlo por uno nuevo. Esto a priori no implicaría que se llegue a ver el cuerpo del dictador ya que el mismo se encuentra a su vez dentro de una caja de zinc ubicada en el interior del ataúd. Sólo en caso de que este último elemento esté dañado será cuando Humberto vea al dictador.
Todo ello se hará dentro de una carpa que cubrirá el proceso para garantizar la intimidad absoluta del proceso. Dentro de esa carpa podrán estar los técnicos como Humberto que realizarán los trabajos, el nieto de Franco Cristóbal Martínez Bordiú y la ministra de Justicia, Dolores Delgado.
Una vez sacado el féretro, el mismo será trasladado a hombros por los familiares del dictador -y bendecido por el prior del Valle de los Caídos- al coche fúnebre que lo acercará al helicóptero. Por aire, será transportado hasta un antiguo helipuerto de la Guardia Real y ahí será llevado por carretera hasta el cementerio de Mingorrubio. Al proceso, además de los técnicos y la ministra Delgado, asistirán 22 familiares del dictador.