Viaje en coche eléctrico de Madrid a Cádiz en 10 horas por 17 euros: desmontando al director de la DGT (II)
Pere Navarro dijo que desde la capital de España al sur de la península se tardaba 25 horas debido a la necesidad de recargas. EL ESPAÑOL hace la ruta.
3 noviembre, 2019 02:14Noticias relacionadas
Como si les cayese un jarro de agua fría. Así percibieron los defensores del coche eléctrico las palabras que vertió el director de la DGT, Pere Navarro, sobre este controvertido medio de transporte. De manera desconcertante, el director de la DGT declaró en un acto reciente que habían “cometido el error” de vender un coche “carísimo”, tirando por tierra los esfuerzos del Gobierno por incentivar la compra de vehículos no contaminantes.
Sin embargo, no fueron estas opiniones las que más daño hicieron a los fabricantes y las que más indignaron a los conductores, sino la siguiente: “El vicepresidente de ANFAC (Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones) me explicaba que de Madrid a Cádiz son 25 horas, porque tienes que parar a recargar el coche eléctrico”, esgrimió. ¿Tanto se tarda en recargarlo como para tardar más de un día en ir desde el centro de la península ibérica hasta el extremo sur? En EL ESPAÑOL lo hemos comprobado.
Para llevar esta prueba a cabo, Hyundai nos ha prestado un Kona, el SUV eléctrico más vendido en España. Está equipado con una batería de 64 kWh, la cual permite recorrer –según especifica la marca- 449 kilómetros. Eso sí, cifra solo alcanzable si se alterna la carretera con el entorno urbano. Cuenta, además, con un motor de 150 kW (unos 204 caballos de potencia) y su precio parte desde los 38.000 euros.
Una vez recibimos las llaves, toca planificar la ruta. Sabíamos por otras experiencias que lanzarse a la carretera sin un plan previamente establecido puede ser casi un suicidio, ya que hay una gran ausencia de Puntos de Recarga (PdR) en las carreteras españolas. Pero también teníamos la certeza de que no era imposible. Para configurar una ruta con garantías de éxito, nos registramos en la Asociación de Usuarios de Vehículos Eléctricos (AUVE) e ingresamos en uno de sus grupos de WhatsApp.
“Prepárate para las 25 horas”, bromeó David, uno de los más de 140 miembros que componen el grupo a modo de bienvenida. Hechas las presentaciones, sus integrantes comienzan a emitir todo tipo de consejos y recomendaciones, a realizar cálculos y a debatir sobre qué itinerario podría ser mejor opción. También recibimos un cursillo sobre puntos de carga y un listado de aplicaciones que no podían faltar en nuestro teléfono móvil para repostar en los dispensadores de las distintas compañías (Electromaps, Ibil, Iberdrola, Honest Charging, Easy Charger…) Toda información es poca para un novato en esto de lo eléctrico.
Si bien lo normal en el caso de un coche de gasolina o diésel hubiese sido ir por la ruta más corta o rápida, con un eléctrico la cosa cambia bastante. El camino lo marcan exclusivamente los Puntos de Recarga rápida, muy escasos a nivel nacional. En ellos es posible parar media hora y seguir, mientras que si parásemos en PdR lenta, podríamos eternizarnos esperando hasta 12 horas, dependiendo del coche. Con la ayuda de un calculador de rutas online (A Better Routeplanner), diseñamos la ruta: desde Madrid, iremos hasta La Carolina, un pequeño municipio de Jaén. Después, pararemos en Mairena de Aljarafe, municipio próximo a Sevilla. Y, finalmente, deberíamos poder llegar a nuestro destino, en la segunda línea de playa de Cádiz.
Salida desde Madrid
10:30 horas. Tiempo: soleado. El tráfico en Madrid a esta hora es denso, pero una vez que abandonemos la capital y pongamos rumbo a Cádiz se irá disipando. Por delante, más de 600 kilómetros que pocos se han atrevido a hacer. “En Cádiz y en Galicia es donde más complicado resulta llegar con un eléctrico, porque no hay casi puntos”, explicó otro miembro de AUVE. Antes de arrancar, ponemos el modo de conducción ECO para extender la vida de la batería lo máximo posible. Con él, las aceleraciones serán de menor intensidad y al soltar el acelerador el motor retendrá energía, la cual se almacenará en la batería. También fijamos el limitador de velocidad a 120 km/h, pues lo importante es llegar. Tenemos un 96% de batería cargada, con la que podemos hacer -en teoría- 462 kilómetros. Partimos hacia Cádiz. Primer destino: La Carolina, Jaén, a 258 km.
Mientras atravesamos la A-4, activamos el control de velocidad inteligente a 110 kilómetros por hora. Esto permite, por un lado, que el motor no haga un consumo elevado; por otro, que nosotros no tengamos que estar casi pendientes de los pedales. Al detectar un vehículo u obstáculo delante, el coche frena para adaptarse a su velocidad, incluso llegándose a detener si fuese necesario. Del mismo modo, si nota que los vehículos de delante aumentan su velocidad, el Kona lo hace en consecuencia, manteniendo en todo momento las distancias de seguridad. Como su motor apenas emite ruidos ni provoca vibraciones, la música se puede escuchar a un volumen más bajo que en un coche de combustión, algo que el oído agradece. Por la carretera, muchos coches nos adelantan (entre ellos, un Model S).
Alcanzamos el primer destino a las 13:15 horas. Nos queda un 37 % de batería y el coche estima que aún podría recorrer 159 kilómetros más. El desfase en este primer tramo ha sido de 45 kilómetros, ya que matemáticamente deberíamos haber llegado con combustible para recorrer 204 kilómetros. En La Carolina (Jaén), puerta de entrada natural a Andalucía y a Despeñaperros, han instalado un Punto de Recarga rápida (50 kW) que, por el momento, es gratuito. “De momento, están de promoción y no cuesta recargar el coche”, nos explicaba el único trabajador a cargo de la estación, quien no duda amablemente en echarnos una mano con el cableado y en explicarnos el funcionamiento de la máquina.
En total, permanecemos allí una hora, hasta las 14:15 horas. El coche se ha cargado hasta el 87 % y puede realizar 401 kilómetros –o eso indica-. Lo mejor de todo es que ha sido una carga completamente gratuita. Lo peor, que probablemente podríamos habernos ahorrado unos 20 minutos si lo hubiésemos cargado simplemente hasta el 80 %, ya que a partir de ese listón la velocidad de carga disminuye considerablemente.
El siguiente destino es Mairena de Aljarafe, prácticamente al lado de Sevilla. Se encuentra a una distancia de 276 kilómetros y nuestro navegador estima que llegaremos en casi tres horas, sobre las 17:12 horas.
Primer gran contratiempo
A pesar de que la limitación de velocidad estaba fijada en 110 km/h, hubo algunos momentos puntuales en los que la sobrepasamos. Circunstancias como incorporaciones a otras carreteras o adelantamientos son instantes para comprobar la enorme capacidad de aceleración de los coches eléctricos, sin marchas, caja de cambios ni tirones. Incluso ocasiones en las que, durante el propio adelantamiento en una vía de dos carriles, un tercer coche nos atosiga sin respetar ninguna distancia de seguridad.
Llegamos a Mairena tan solo 3 minutos más tarde de lo pronosticado, sobre las cinco y cuarto de la tarde. La batería está al 29 % y permite aún utilizar el coche durante 123 kilómetros más. Desde aquí, esa es la distancia exacta que nos separa desde Cádiz, pero es preferible asegurar la llegada.
Este punto de carga se encuentra dentro de una estación de servicio de Repsol. La empresa Ibil es la que gestiona el PdR. Sin embargo, cuando nos disponemos a cargar, vemos que hay otro coche ocupando el único Punto de Recarga rápida en un amplio perímetro. Toca esperar.
El crono jugaba en nuestra contra. Era obvio que no íbamos a tardar ni 25 ni 20 horas en llegar a nuestro destino, pero da rabia estar de brazos cruzados y saber que la cifra no va a ser tan buena como podría llegar a serlo en otras circunstancias. El coche que ocupaba la plaza finalmente se llenó hasta el 100 %, pero allí nadie apareció para retirarlo. Molestos, acudimos a la gasolinera para ver si podían hacer algo. “Es la primera vez que ocurre esto. Normalmente, la gente se suele quedar por aquí mientras se carga el coche y se lo llevan antes de que llegue al 100 %”, nos cuenta una empleada de la gasolinera. “Repsol únicamente cede el sitio a Ibil, pero nosotros no podemos manejar la máquina”, concluye.
Llamamos a Ibil.
-Buenas. Hay un coche que ya ha cargado hasta el 100 % pero no viene a retirarlo. ¿Podríamos desconectar el cable manualmente nosotros?
-No, tiene que ser el propio conductor quien lo retire, accionando el mando del vehículo.
Desesperados, mirando cómo avanza el tiempo y anochece, acudimos a nuestros ángeles de la guarda (una vez más). “Si se ha cargado al 100 %, puedes quitar el cable manualmente”, nos explicó otro asociado de AUVE vía WhatsApp. Dicho y hecho. Dejamos cerrada la tapa del otro vehículo, colocamos el nuestro a su lado y comenzamos a recargarlo. Por fin. Hemos perdido una hora y veinte minutos esperando a que el otro coche terminase de hacer uso del PdR. Una vez conectado, permanecimos allí 50 minutos y cargamos hasta el 80 %. Podríamos haber cargado menos, pero viendo el buen resultado del viaje, nos lanzamos a tratar cubrir también el trayecto de vuelta hasta Madrid. Además, en Cádiz no disponíamos de un enchufe para cargarlo, por lo que había que asegurar la ida hasta Cádiz desde Sevilla y la vuelta. Al cabo de casi una hora cargando, podemos recorrer 357 kilómetros. El coste: 17 euros.
Finalmente, llegamos a Cádiz a las 21:00 horas. Hemos tardado 10 horas y media en total desde que salimos de Madrid. Reflexionando, probablemente el tiempo podría haber sido menor. No salimos desde nuestro origen al 100 %, paramos tiempo de más en el primer Punto de Recarga, tuvimos el percance en Sevilla (junto con un atasco de 10 minutos) y cargamos más de lo necesario en Mairena de cara a la vuelta. Pero estamos satisfechos. Hemos conseguido nuestro objetivo. No hemos tardado ni la mitad de lo que Pere Navarro imaginaba. Solamente hemos parado en dos ocasiones, aunque eso sí, una hora y 50 minutos cargando y otra hora y 20 mirando a las musarañas. Además, la ausencia de ruidos y de vibraciones, y el sistema de control de velocidad inteligente han hecho que no lleguemos tan cansados como cabría esperar de un viaje de casi 700 kilómetros.
Vendría genial disponer de un aparcamiento en el que cargar el coche durante la noche. Y aunque al planificar el viaje vimos que había dos hoteles gaditanos que ofrecían esta posibilidad, el precio era excesivamente alto para un solo día. Desde el concesionario que posee Hyundai en Cádiz (Guadalete Motor) nos ofrecieron sus enchufes sin ningún compromiso y de forma gratuita (como lo harían con el resto de conductores). Sin embargo, las horas a las que llegamos imposibilitaban esa opción.
Recibimos las llaves de nuestra habitación en el Hotel Regio. Por suerte, el hotel mantenía un acuerdo un parking cercano, y al explicarles la situación a sus responsables, no dudaron en dejarnos poner el Kona a cargar en un enchufe doméstico hasta que cortasen la luz sobre la una de la madrugada. No era mucho, pero algo ayudó.
Ya en la habitación, planificamos la ruta de vuelta. Si para bajar hasta Cádiz habíamos escogido la carretera de Córdoba (A-4), la experiencia acumulada de esta jornada nos envalentonó para regresar por la Ruta de la Plata, mediante la carretera de Badajoz (A-5). Aunque es más corta, la falta de infraestructura de carga era evidente y dificultaba la ruta. Al consultar Electromaps, a la altura de Navalmoral de la Mata aparecen nada más y nada menos que cinco Puntos de Recarga rápida, pero todos inhabilitados. Teníamos claro que pararíamos de nuevo en el PdR de Sevilla, pero después solo había un único punto en Almendralejo, Badajoz, para llegar hasta Madrid, a 360 kilómetros.
Regreso por una ruta más difícil
Aprovechamos las primeras horas de la mañana para sacar unas fotografías. El acceso a la Plaza de la Catedral está restringido a los coches, pero un agente nos deja acceder cinco minutos. La playa está desierta, ya que el día no invita a bañarse. El cielo está nublado y hay una temperatura media de 21ºC; mejor para nuestro coche eléctrico, ya que no es un gran amigo del calor.
Salimos, al igual que en la ida, a las 10:30 horas. Durante la noche, en el parking, ha podido recargar solamente 30 kilómetros de batería. Poco, pero mejor que nada. Se encuentra al 54% y permite recorrer un total de 234.
Llegamos a Mairena sobre las 12:20 de la mañana. La autonomía marca 101 kilómetros por recorrer y tenemos las pilas al 24%. En esta segunda jornada vemos cómo el coche ajusta mejor la autonomía al consumo real. Probablemente se deba a que después de usarlo de manera prolongada se ciñe más a la media del consumo medio que llevamos: 14,9 kWh / 100 km, según nos marca el salpicadero.
Mientras que en el día de ayer las paradas fueron a la una y a las cinco de la tarde, para esta jornada se producen sobre las 12 y sobre las 3, coincidiendo mejor con los horarios de desayuno y comida. Otro punto a tener en cuenta de cara a próximos trayectos con un coche eléctrico.
Esta vez, ya con algo más de experiencia, únicamente lo cargamos durante 35 minutos, hasta el 60 %. No nos hace falta más, puesto que Almendralejo (la próxima parada) está a 166 kilómetros, y con este porcentaje podemos recorrer 275 kilómetros. Así, ahorramos tiempo y dinero, ya que esta vez nos costó cinco euros menos (12 €).
A la 13:05 de la tarde salimos hacia Almendralejo. Al igual que en el resto de trayectos, el limitador está fijado en 110. Este camino tiene más desniveles que el que recorrimos para bajar a Cádiz, y en cada cuesta aprovechamos para no rebasar dicha velocidad y así obtener algo de energía extra, gracias a la retención del motor.
Llegamos a Almendralejo a las 14:48 horas. Justo para comer. El Punto está situado en el Hotel Acosta Vetonia, pero se puede usar sin ser residente ni tener que comer allí, a través de la aplicación Easy Charger. En esta carga, y al contrario que en la anterior, sí que necesitamos que el coche se cargue hasta el 100 % para poder llegar del tirón hasta Madrid. Al conectarlo, el coche estima que tardará una hora y 40 minutos hasta cargarse por completo por 16 euros.
16:50 horas. Comienza a llover y es el momento de embarcarnos en el último trayecto, con serias dudas sobre si seremos capaces de llegar a Madrid. Por si lo necesitásemos, hemos anotado la localización de dos Puntos de Recarga intermedios, pero de velocidad lenta: uno en Talavera de la Reina (Toledo), y otro en el Centro Comercial Xanadú, cerca de Móstoles (Madrid).
Ya sea por temor o por precaución, el limitador para este último viaje lo bajamos hasta los 100 kilómetros hora. En solo un día no podemos conocer el comportamiento del coche, ni si los 435 kilómetros que nos promete al 100 % de la carga servirán para recorrer los 360 kilómetros que separan Almendralejo de Madrid. Además, siempre conviene tener autonomía de más por si hay algún percance.
Aunque algo despacio, el viaje se ameniza con las vistas que ofrece el paisaje, de valles, colinas y dehesas. De nuevo, la retención del motor se convierte casi en una especie de juego o reto en el que compites por ver cuánta batería eres capaz de ahorrar en cada bajada. Al abandonar Extremadura y entrar en Castilla-La Mancha, vemos que la autonomía no ha disminuido con el mismo desfase que en la ida, y eso que la vuelta hasta Madrid implica que el coche tenga que someterse a más esfuerzo para subir la Meseta Central. Por ello, situamos el control de velocidad a 105 kilómetros por hora en un primer momento, y en 110 al llegar a Talavera.
1.372 kilómetros en dos días con un coche eléctrico
Al llegar a la Comunidad de Madrid, nos topamos de lleno con una enorme caravana de vehículos, puesto que las fechas en las que hemos realizado esta prueba coinciden con un puente.
No debería afectarnos, puesto que las complicaciones afectan a los que salen de Madrid y no a los que entramos. Pero sí. Uno de nuestros dos carriles se ha invertido para favorecer la gran afluencia de vehículos que pretenden disfrutar de un fin de semana más largo de lo habitual. “¡Es la venganza de Pere!”, bromeaban algunos usuarios por el grupo de WhatsApp mientras informábamos de nuestros progresos en la carretera.
Finalmente, y contra pronóstico de la DGT, llegamos a Madrid. Los últimos kilómetros los hemos recorrido a 120 km/h, hemos prescindido de los dos Puntos de Recarga intermedios que habíamos anotado por precaución y todavía nos sobra batería para hacer 53 kilómetros. Son las 21:00 horas y, de nuevo, hemos vuelto a tardar otras 10 horas y media. Pese al atasco, a la baja velocidad que hemos mantenido en la primera mitad del trayecto y pese a que hemos partido desde Cádiz con la mitad de la batería. Hemos recorrido un total de 1.372 kilómetros en dos días con un coche eléctrico. El gasto en combustible ha sido de 45 euros y hemos empleado un total de 21 horas para ir a Cádiz y volver. Menos de la mitad de las 50 horas que hubiésemos tardado según el director de la Dirección General de Tráfico.