En la redacción del programa deportivo nocturno El Chiringuito reciben una llamada. Es uno de los espectadores que va a asistir como público esa noche: “Hola. Llamo para ver a quién le tengo que pagar esto”. Sorpresa entre los redactores que le atienden al teléfono: “No, caballero… si venir como público es gratis”. Doble sorpresa en el espectador timado: “¿Cómo? No… yo vengo de parte del tertuliano François Gallardo. Me cobra 100 euros por la entrada y luego me hace una ruta por Madrid y me lleva a la discoteca La Posada, esa que hay tantos famosos. ¿Dónde tengo que ingresarle el dinero?”. Lo había vuelto a hacer. François Gallardo, el tertuliano estrella, el falso agente FIFA, había vuelto a estafar.
Unas gafas de pasta (que se tocaba compulsivamente). Una taza con ¿agua? (de la que bebía aún más compulsivamente). El pronóstico de un fichaje (que casi nunca acertaba). Una mirada desafiante a cámara… y una muletilla que era su sello:
- Y si no, ¡desmiéntemelo!.
Esa era la marca personal del francés François Gallardo, otrora el tertuliano futbolístico más famoso de España. La estrella más mediática de la tele de madrugada. Los Mossos d’Esquadra lo han detenido esta semana. A Francisco Gallardo Ojeda (su verdadero nombre), un peluquero de Sabadell de 50 años que llevaba dos en busca y captura.
Esta es la historia de un embaucador profesional. Una especie de ‘Pequeño Nicolás’ del fútbol. Un hombre que se creó un personaje de la nada desde su peluquería de Sabadell y logró convertirse en estrella internacional de la tele. Hasta en Italia lo contrataban como especialista en fichajes. Hoy EL ESPAÑOL desmonta a François Gallardo. Decía que era agente FIFA de jugadores, falsedad que luego él mismo tuvo que desmentir. Aseguraba representar a jugadores a los que nunca tuvo al cargo. Dijo haber jugado en el Barça y eso nunca ha podido ser probado. Engañó a jóvenes futbolistas prometiéndoles fichajes por equipazos que nunca se consumaron. Timó a compañeros tertulianos proponiendo extraños negocios que jamás se hicieron. Por no haberse presentado al juicio sobre eso último, es por lo que fue detenido el 4 de noviembre.
El Barça, la mili...
Francisco Gallardo Ojeda (Mâcon, Francia, 1969) dice haber nacido en un pueblo 80 kilómetros al norte de Lyon, hijo de emigrados españoles. Llegó a Sabadell con 17 años. Aseguraba en una entrevista al Diari de Sabadell que vino para jugar a fútbol, “para fichar por el CE Mercantil, un equipo que es filial del Barça”. Pero ni el Mercantil de Sabadell es filial del Barça, ni tiene equipo profesional, ni está comprobado que Gallardo jugase allí.
Gallardo dice en esa entrevista que hizo la mili en la base norteamericana de Torrejón de Ardoz, aunque lo cierto es que al tener nacionalidad francesa no tenía obligación de hacerla. Cuenta que allí jugó en 2ª B con el Alcalá, punto que tampoco ha podido ser confirmado. Y que después se volvió a Barcelona y fichó por el equipo de fútbol sala del Barça, extremo que tampoco hemos podido constatar. “Lo más redondo que ha visto en su vida ha sido una tele plana”, opina con sorna uno de los numerosos excompañeros de tertulias con los que ha podido hablar EL ESPAÑOL.
Fuese o no cierta su modesta carrera futbolística, con esa carta se metió en el mundillo de la representación de futbolistas. Su modus vivendi era una peluquería en el barrio de La Creu de Barberà (Sabadell), aunque siempre estaba metido en algún que otro negocio extraño. Tenía una empresa de 'bienes no perecederos'. En estos tratos comerciales acabó relacionándose con gente de fútbol y mediando en algún fichaje de medio pelo. Pero ni era agente FIFA, ni representaba jugadores. Y a los que consiguió representar los lió.
No obstante, supo hacerse un hueco en el sector (exagerando su relevancia) y empezó a participar en tertulias locales. Ahí comenzó a crearse el personaje. Fue ganando popularidad y pasó al debate de Intereconomía. Y de ahí al estrellato. En la eterna búsqueda de las televisiones por encontrar talento ante la pantalla, llegaron informes al programa Punto y Pelota de un perfil de un tipo bastante particular: un francés que decía ser representante de futbolista y que tenía un atuendo y una forma de expresarse muy peculiar.
Al estrellato
Fichó por Punto y Pelota (Intereconomía TV)y de ahí pasó a su programa sucesor, El Chiringuito (Atresmedia). Allí demostró que, en efecto, como personaje televisivo era una joya. Sus tics, sus expresiones (él popularizó la palabra “top” cuando algo es muy bueno), sus gafas de pasta, su taza, su “desmiéntemelo” a cámara, su capacidad para meterse en charcos enormes cuando pronosticaba fichajes imposibles... Todo eso hizo de él el favorito de la audiencia.
Entonces le llegó el éxito en toda España. Lo imitaban en los programas de mayor audiencia. Llegó a ser colaborador del programa más visto de las tardes. Zapeando. Su "desmiéntemelo" era la expresión de moda y el 'look Gallardo' (gafas de pasta y taza) se había convertido en un icono televisivo. Ya sonaba para participar en programas de celebrities como "Gran Hermano VIP" o "Supervivientes". Entretanto, por las noches, contaba su cantinela en directo: "Messi se va al PSG esta temporada", "Luis Suárez lo tiene hecho con el Madrid", "Le acompañará Pogba, que ya está estudiando castellano" "El Atleti ha fichado a un portero con la rodilla rota y nunca triunfará: se llama Oblak". Y retaba a cámara para cerrar: "Y si no, desmiéntemelo". Juzguen ustedes ahora: Messi y Suárez siguen en el Barça, Pogba sabe castellano porque está casado con una boliviana y Oblak es, a día de hoy, el mejor portero del mundo.
Especialista en 'simpas'
De peluquero en Sabadell a estrella en Madrid. Ahí explotó su vena de embaucador. Dejó pufos por doquier. Dicen los que le trataron que en la capital se hizo especialista en los 'simpas': lo mismo pagaba la cena de su cumpleaños con un cheque sin fondos, que le cargaba a Atresmedia un viaje a Nápoles que había hecho por asuntos personales. Su popularidad hacía que fuesen muchos los que confiasen en él y así se dio la dolce vita. "Llegaba a hoteles y ordenaba que cargasen la cuenta a la productora tal o cual, donde obviamente no sabían nada. Siempre tenía problemas con producción".
Donde también hizo carrera fulgurante fue en la noche madrileña. Sus farras eran antológicas. Era habitual verlo en Tiffany's, una discoteca a la que acuden muchos futbolistas, en un reservado con una botella de vodka de 300 euros. También era habitual en La Posada de las Ánimas, la discoteca de los famosos. Siempre acompañado de gente importante. Siempre proponiendo negocios. Y la noche fue el principal reclamo para su gran timo.
"François, está bien que te traigas invitados al programa.... pero ¿ocho personas?", le advertían en El Chiringuito cuando aparecía en el plató con una ristra de gente. "Siempre eran "mi primo, mi amigo, mi otro primo...", aunque cada noche era gente distinta.", cuenta uno de los que coincidió con él, que recuerda que "lo complicado era la vuelta a Madrid. El programa se graba en San Sebastián de los Reyes. De vuelta nos colocaba a dos o tres de esos invitados en cada coche. Yo recuerdo volver conduciendo a Madrid a las tantas de la madrugada, con dos o tres personas del público en mi coche que no sé ni quienes eran".
Chiringuito + fiesta, 150 euros
El negocio estaba en que François iba ofreciendo por su cuenta un pack completo: entrada a El Chiringuito y fiesta con él después en alguna de las discotecas de moda de Madrid, preferiblemente en La Posada. Por ello se sacaba entre 50 y 150 euros por cabeza cada noche, depende del paquete que hubiera prometido esa noche (porque en ocasiones lo que negociaba era una camiseta firmada por jugadores de algún equipo. Camiseta que jamás entregaba). Un buen sobresueldo en cualquier caso. El pastel se lo descubrieron cuando uno de los invitados llamó a la redacción para preguntar dónde tenía que ingresar el dinero. Cuando se enteraron en la dirección de El Chiringuito, lo echaron de manera fulminante.
Tras el cese, sus compañeros empezaron a atar cabos y a enterarse de cosas. A muchos les había propuesto negocios. "Era especialmente activo en diciembre y en verano, coincidiendo con los dos mercados de fichajes. Siempre tenía alguna operación que iba a cerrar, pero necesitaba dinero para hacer algún trámite. Prometía que lo devolvía en un mes y con intereses. A mí me pidió 6.000 y me ofreció duplicarlo. Lo que pasa es que no piqué", le cuenta a EL ESPAÑOL uno de los que intentó liar en el programa.
Por liar, lió a todo el que pudo, incluso en su entorno más próximo. "Se echó una novia en Jaén, una chica que trabajaba en una tienda de ropa de un centro comercial. Empezó a pedirle dinero a ella y a su entorno. Acabó endeudado con demasiada gente en Jaén. A ella la desplumó y él acabó teniendo que salir de la ciudad para no volver", nos cuentan fuentes próximas a Gallardo.
Secuestro en Senegal
También se supo que Gallardo se había sentado en el banquillo en 2013, acusado de haber estafado 79.000 euros a una salmantina. Al parecer, la mujer tenía a una hija secuestrada en Senegal, ya que había sido utilizada como señuelo en una operación de trafico de drogas. François Gallardo se ofreció a mediar en el secuestro y poner en contacto a ambas partes a cambio de casi 80.000 euros.
Tras su salida de El Chiringuito se airearon más trapos sucios de François Gallardo, que se aprovechó de su falsa figura de representante para engañar a jóvenes promesas del futbol catalán. Es el caso de Josep Sallent, que en 2012 era un emergente portero de 16 años del CE Mercantil de Sabadell. François se reunió con sus padres y les prometió que el niño ficharía por el Betis, pero que primero ellos le tenían que adelantar 2.500 euros, para trámites, viajes, etc. En realidad en el Betis no sabían nada de François Gallardo ni del fichaje de ese chico. La familia del portero se puso en contacto con el francés... que se esfumó de la noche a la mañana. "Perdí toda la ilusión por el fútbol, lo acabé dejando", confiesa Sallent a EL ESPAÑOL. Ni les devolvió el dinero, ni Sallent fichó por el Betis.
Otro que le dejó dinero fue un compañero de una tertulia de una radio catalana. Se creyó el cuento de François y le prestó 12.000 euros, con la misma promesa de que el importe le iba a ser reintegrado con beneficios. El retorno sería de 21.000. Pero eso nunca sucedió. François Gallardo solamente le hizo entrega de 9.000 euros, según informa Fiscalía y fue denunciado.
Retratado
Aquello pasó en 2017. Para entonces, Gallardo ya estaba en la picota. Lo habían echado de El Chiringuito y ya no le llamaban para ir a Zapeando. La tele le había dado la espalda y él tenía que esconderse de la justicia. A pesar de su caída, seguía llamando a excompañeros tertulianos para convencerles de que le dejasen dinero, porque estaba montando un programa televisivo que iba a ser la bomba y le iba a hacer la competencia a El Chiringuito. No engañó a nadie. Como dicen en El Chiringuito, François había quedado "retratado".
Esa denuncia fue la que le ha acabado llevando a prisión. Porque el francés nunca se sentó en el banquillo. Siempre fue eludiendo los juicios esgrimiendo razones de salud. Hasta en dos ocasiones se saltó el juicio. El pasado verano, la Audiencia de Barcelona ordenó su detención inmediata y su ingreso en prisión sin fianza, para asegurarse que se pasaba a disposición judicial.
Desde entonces lleva François Gallardo eludiendo a la justicia, hasta que el 4 de noviembre fue detenido en Sabadell por un agente de paisano de Mossos d'Esquadra, según informó en primicia Isabadell.cat. El abogado de la víctima pide para Gallardo seis años de prisión por estafa y falsedad documental.
Francisco Gallardo Ojeda, François. El peluquero de Sabadell que quiso ser una estrella y vivir a lo grande, tocó el cielo durante un par de años. Por delante se llevó, para conseguirlo, a promesas del fútbol, compañeros y amistades. Ahora está entre rejas y arruinado. "Si hubiese explotado más su imagen como producto televisivo, hubiera podido vivir de ello mucho tiempo. Como personaje de la tele es impagable, magnífico. Da mucho juego. Por eso triunfó tanto. Igual ahora estaría en algún reality show, cobrando un buen dinero", coinciden todos los entrevistados por EL ESPAÑOL. Pero optó por la senda del engaño y la mentira, la que le ha tirado toda la vida. La que le llevó a convertirse una estrella de la tele, que es la misma que le ha mandado a prisión. Ni era agente FIFA, ni acertaba con los fichajes, ni devolvía el dinero que le prestaban. François Gallardo es el mayor impostor del fútbol en los últimos años. Y si no... ¡desmiéntemelo!