Lo de Santiago Abascal (43 años) es pura virilidad, en el sentido tradicional y no revisado de la palabra. Tiene tanta que a veces parece que le va a reventar el traje. No hay más que verle en la televisión o en las redes sociales. Pecho acorazado, brazo ancho, manos de vasco -doblemente español que diría Unamuno-. Y luce palmito en el monte, posando con un tigre, en el gimnasio o levantando un niño con una sola mano. Parece la versión metrosexual, post-industrial y urbana, del macho ibérico de Alfredo Landa.
Y eso lo logra sólo de una forma. El político cuida su alimentación y va siempre que puede al gimnasio, según cuenta a EL ESPAÑOL parte de su círculo cercano. Tiene uno en su casa y acude en cuanto logra arañar unas horas a otro en el centro de Madrid. Hace que en el deporte se toquen su res publica y su res privata ya que es asiduo a subir imágenes de ello a Instagram. Pero a veces tanta insistencia pasa factura y se le ve lesionado con relativa frecuencia.
El debate a cinco que se celebró antes de las elecciones del 10 de noviembre y que permitió colocar a todos los candidatos físicamente juntos, dejó entrever varias realidades. Ideas aparte, quedó patente que el presidente de Vox es el que disfruta de una mejor forma física. Y no le sale solo, sino que al líder del partido que ha obtenido 52 escaños en los últimos comicios le viene de lejos.
Prácticamente cada vez que se le pone un micrófono delante de la boca, intentando ver quién hay detrás de esa ideología, Santiago Abascal aprovecha para comentar su pasión por la montaña. Heredado ese gusto de su familia, crecida entre los picos de País Vasco, Abascal acostumbra a echarse al monte siempre que puede. Ya sea a hacer senderismo o simplemente a ver animales. Eso, por un lado. Pero esa prieta talla que calza ahora no se logra sólo dando paseos.
“Creo que es muy importante aprender a padecer el sufrimiento en la vida”, decía el propio Abascal, el pasado mes de mayo, tras participar en la carrera de 101 kilómetros que organiza la Legión para conmemorar su aniversario. “En realidad, esto es una cosa pequeñita porque es sufrimiento físico y, la vida, en muchos casos es sufrimiento del alma. Hoy nos ha dolido el cuerpo pero el alma la hemos engrandecido”, remataba.
“Al gimnasio siempre que puede”
“Va al gimnasio siempre que puede, aunque últimamente lo tiene algo descuidado. Con las elecciones...”, explica a EL ESPAÑOL una personalidad de la dirección de Vox, muy cercana a Abascal. “Pero a él lo que en realidad le gusta son las cosas que requieren mucho tiempo, como andar por el monte”, añade.
“Le gusta ponerse en plan cabra. Lo hizo con los 101 kilómetros de la Legión, por ejemplo. En el monte es imposible, imposible, seguirle”, añade. Sin embargo, lo que se ve a simple vista de Abascal, no es solo por su parte de montañero. Se le ve fuerte, y mucho.
En su casa de Madrid, el líder de Vox cuenta con un modesto gimnasio en la planta baja del bloque de apartamentos. Adornado con una gigantesca imagen del edificio del Ayuntamiento de Madrid -donde no se atisba la bandera de Refugees Welcome que colgó cuando Manuela Carmena estaba al frente del consistorio-, el salón tiene desde bicicletas estáticas hasta cintas para correr, pasando por mancuernas y varias máquinas para hacer músculo.
Aunque en redes sociales sube fotografías en ese gimnasio, en cambio, Abascal prefiere otro. Está abonado a uno en el centro de Madrid, más profesional, más preparado, y ahí va siempre que puede. A veces es tres veces por semana, otras veces es sólo una. Depende de la agenda. Antes, cuando prácticamente nadie conocía el nombre de Vox, tenía todo el tiempo del mundo. Ahora se han colocado como tercera fuerza política en el hemiciclo.
“Hazte a la idea de cómo (de frenético) ha sido este año”, explica su amigo. “No tiene nada regular y si tiene algún día libre pues intenta ir al monte. Busca huecos para ir al gimnasio entre semana cuando puede. Algunas semanas son tres días y otras, sólo uno. Depende”, añade. El líder de Vox también intenta cuidar su alimentación y comer sano. Pero con las elecciones también ha visto esta faceta suya truncada. “En esta campaña hemos comido auténtica basura”, apuntala.
Pero todo ese ejercicio a veces le pasa factura. El momento en el que más se hizo ver, fue cuando Abascal coincidió con Pablo Iglesias en el ascensor del Congreso de los Diputados justo al arranque de la pasada Legislatura. El líder de Vox llevaba muletas y desde el partido dijeron que había sido “haciendo ejercicio en varios aparatos deportivos”. Iglesias, por su parte, le recomendó ir a un fisioterapeuta. Días después volvía a subir una fotografía haciendo deporte.
Pasó también el pasado 14 de septiembre, cuando el propio Abascal subió a Instagram una fotografía tumbado en un sofá. La descripción de la fotografía rezaba lo siguiente: “En el dique seco por hacer demasiado deporte. Una ciática me ha declarado la guerra hace días. Pero pronto como nuevo”. Todo un toro.
“Detesto correr”
El escritor Fernando Sánchez Dragó presentó este mismo año su libro Santiago Abascal. España Vertebrada que reproduce una larga entrevista acaecida durante un fin de semana con el líder de Vox. En él, hablan de todo. Tratando el aborto, comparan a una mujer con un taxista que pudiera decidir lo que haría con el pasajero. Tratando la globalización, hablan del marxismo cultural. Pero también hay un momento para el deporte.
Dragó: (...) ¿Qué harías si tuvieras más tiempo libre?- cuestiona el escritor.
Abascal: Haría deporte y leería. Son dos cosas que me gustan y que nunca puedo hacer.
Dragó: (...) ¿Qué deportes practicas? Además de correr, claro.
Abascal: Correr es un deporte que detesto.
Dragó: ¡Pero si el otro día me dijiste que lo haces con frecuencia!
Abascal: Sí, pero me produce sufrimiento, me cansa, me aburre… Prefiero andar. Si pudiese, haría gimnasia. Flexiones, abdominales, sentadillas.
Dragó: Creía que eso también lo hacías.
Abascal: Lo hacía. Me sentaba bien. Ahora me siento peor, pero la política es la política. Las cosas últimamente se han disparado. Una lástima, porque el ejercicio ayuda no sólo a mantener el cuerpo en buen estado, sino también la mente.
“Yo no sé nada de deportes”, comenta Sánchez Dragó a EL ESPAÑOL. “Si me pides que te diga el nombre de tres futbolistas, no sabría responderte”, explica, a la vez que disipa con gracia la idea de que una conversación con él pueda aclarar los gustos deportivos de Abascal. “Se le ve en buena forma física, eso sí. Pero no sé si de correr. Porque lo de correr ha dejado de ser un deporte y ha pasado a ser un hábito, como el de irse a tomar cañas”, añade.
“Lo único que sé es que le metí una paliza al futbolín y algún día podré contar a mis bisnietos que un jefe de Gobierno perdió conmigo al futbolín. Porque estoy convencido de que Abascal llegará a serlo”, añade. Hace unos años ya que Sánchez Dragó se muestra cercano al partido de extrema derecha y no lo oculta por ningún lado.
Deportes de potencia
Pero da la sensación de que Abascal, aunque vaya al gimnasio menos de lo que le gustaría, va más de lo que dice. Este diario le ha enseñado fotografías de él a Pablo Cabeza, entrenador de atletismo y triatlón y que ha entrenado personalmente a David Arroyo (ciclista que se alzó con una segunda posición en el Giro de Italia) y al piloto de motociclismo Álvaro Bautista. Cabeza lo tiene claro. Le puede gustar el monte, pero lo que se ve viene fundamentalmente del gimnasio.
“Sin duda está en buena forma física”, comenta Cabeza. “Sin conocer sus hábitos, se puede ver que está apegado a lo que llamamos deportes de fuerza o de potencia”, explica. Estos son deportes en los que se realizan ejercicios más intensos en poco espacio de tiempo. Hace que tenga más potencia y una musculatura más fuerte. “Es el político en mejor forma de todos los que se presentaron a las elecciones”, añade.
“Durante el periodo de elecciones sí que parece que se ha dejado un poco. Pero en las fotos que está entrenando se aprecia que hay épocas en las que tiene una mayor actividad física. Se nota sobre todo en que estaba algo más delgado”, cuenta Cabeza. “Los deportes de resistencia, como lo de salir al monte, te dejan más delgado. Entonces, es posible que durante las elecciones haya optado por un entrenamiento más intenso, del que llaman fitness, con pesas”, añade.
Eso, por ejemplo, se puede ver con su asistencia a las clases de Reto 48 en Madrid. El líder de Vox subió a Instagram un vídeo dando patadas a un saco de boxeo en las instalaciones del lugar. El Reto 48 es característico. A la par que una especie de gimnasio, es un centro en el que se desarrollan actividades de alta intensidad que están destinadas a ganar masa muscular y quemar calorías.
“Ese tipo de ejercicio le sirve también como base y preparación para estar en forma física para las temporadas en las que tiene más tiempo”, comenta, y dice que, por ejemplo, si le gusta la naturaleza, el mero hecho de hacer flexiones en un espacio verde en vez de en un gimnasio también ayuda a la psicología.
La dieta mediterránea
En cuanto a que si el líder de Vox tiene lo que tiene porque lo machaca o porque le guía el camino la genética, el entrenador personal apunta a la edad. “A él sí, se le ve que está fuerte y tiene una genética buena para eso. Pero tiene 43 años y a esas edades hay que trabajarlo sí o sí, no es como cuando tienes 25 años y tienes un metabolismo que te ayuda”, cuenta. “Si no cuidas la alimentación y haces ejercicio, no puedes estar así”, añade.
-¿Y qué tipo de alimentación hay que llevar para estar así?
-En España tenemos la gran suerte de tener una dieta base que es de las mejores del mundo, la mediterránea. Está bien porque está equilibrada entre carbohidratos, proteínas y grasas saludables. En el caso de Abascal creo que también puede haber cierto abandono de las carnes y que se decante más por el pescado y las proteínas vegetales. Eso sí, con deporte todos los días.
-¿Y si se lesiona tanto, a qué se debe?
-Pues parece que son por sobrecargas, por haberse pasado. O por haber cogido una mala posición con un peso y haberla repetido muchas veces. Si es un entusiasta, hace mucho que no sale al monte y, de repente, sale cinco horas, pues se puede lesionar. El deporte tiene que ser progresivo y adaptado a cada situación del momento.
Tras las elecciones del pasado 10 de noviembre, Vox se siente con músculo. La formación de extrema derecha aumentó sus escaños de forma considerable, de los 24 que obtuvo en abril a los 52 que tiene en la actualidad. Mientras su partido crece, ahí está su líder en el gimnasio y en el monte curtiendose. No se puede luchar contra todo lo que quiere luchar estando uno enjunto.