José Enrique Abuín Gey, alias 'El Chicle', ha sido declarado culpable de asesinar y de agredir sexualmente a Diana Quer. El jurado, por unanimidad, ve al acusado culpable de un delito de detención ilegal, otro de agresión sexual y un tercero de asesinato con alevosía, para ocultar otro delito, y subsiguiente a un delito contra la libertad sexual. Los nueve miembros se han opuesto por unanimidad a la concesión del indulto y suspensión de la pena. Lo que no han podido probar en su veredicto es que la víctima fue violada por su asesino.
El jurado popular, después de cuatro días de deliberación, desde la tarde del martes, ha considerado probado que Abuín empleó la brida para asesinar a la joven madrileña de 18 años aquella madrugada del 22 de agosto de 2016, y que lo hizo en el interior de la nave de Asados (Rianxo), después de raptarla al final del paseo marítimo de A Pobra do Caramiñal. Antes de acabar con su vida, en la hora y media que pasó en aquel lugar, con ella maniatada, 'El Chicle' perpetró un ataque sexual contra su víctima.
'El Chicle' realizó con ella actos de contenido sexual que no se han podido determinar, y por lo tanto, no considera probado que haya existido penetración vaginal. No había pruebas suficientes para afirmarlo. Pese a ello, sí que le atribuye por unanimidad un delito contra la libertad sexual de la joven en ese sótano. Y por ello, Abuín podrá ser condenado a prisión permanente revisable.
Tras varias jornadas de larga espera, de deliberaciones interminables y de un veredicto devuelto por el juez al jurado, el magistrado Ángel Pantín convocó a las partes en la sala donde se celebró el juicio. En las tres horas anteriores se comprobó que la decisión cumplía todos los requisitos. No fue así en la jornada de este pasado viernes, cuando los componentes del jurado tuvieron que volver a sentarse ante la devolución de su veredicto por distintos errores, contradicciones, y una pobre motivación en la argumentación de los hechos atribuidos al ahora ya declarado asesino.
26 preguntas distintas han tenido que responder. Llevan deliberando desde el pasado martes al mediodía. Y ahora uno de ellos acaba de leer, en nombre del resto del tribunal, la decisión consensuada. Han dado por válido buena parte del relato de la acusación, que giraba en torno a la brida de color negro, 70 centímetros de longitud, ocho milímetros de grosor, con la que José Enrique Abuín estranguló a su víctima. Quizá la clave del caso.
La coartada y la versión de 'El Chicle', así, se ha derrumbado como un castillo de naipes ante los ojos de las nueve personas, cinco hombres, cuatro mujeres, que tenían como misión definir su suerte. La brida estranguló a Diana, y por tanto la joven no murió por accidente como aseguró Abuín. La correa no se pudo colocar y apretar en la vía pública. Abuín la obligó a subir al coche, un rapto en toda regla.
Esa herramienta plástica emergió al extraer el cadáver del pozo donde la víctima permaneció oculta durante 496 días. En aquella vieja fábrica, aquella mañana del 31 de diciembre de 2017, decenas de personas trabajaban junto al pozo para rescatar con el máximo cuidado el cuerpo de Diana.
La brida apareció enredada entre sus cabellos. Ese arma homicida era el último eslabón de una cadena de hechos que comenzó con Abuín saliendo de casa en torno a las diez de la noche del día anterior, 21 de agosto, según él para robar gasoil. Cuatro horas después introducía a la joven maniatada dentro de su coche.
El resumen del caso
El caso llega a su fin tres años años y medio después de aquel 22 de agosto de 2016, cuando la madre de la joven Diana interpuso la denuncia. Pronto se dio la alerta, y se ofreció la primera noticia sobre su desaparición. Aquella madrugada la joven no regresó a la casa de veraneo familiar. Había salido a disfrutar de las fiestas de A Pobra Do Caramiñal. Terminaban en aquella jornada.
Sobre las dos y media de la madrugada, la joven emprendió el camino de regreso al chalet de su familia, donde la esperaban dormidas su madre Diana López-Pinel, y su hermana, Valeria, que tenía en aquel entonces 16 años. Mandó su último mensaje a las 2:24:45 de la madrugada. Iba por el paseo marítimo hablando con distintos amigos por whatsapp, hasta que en un momento dado le contó a uno de ellos que alguien la estaba siguiendo.
-"Me estoy acojonando -escribió-, un gitano me está llamando".
-"¿Y qué te ha dicho?".
-"Morena ven aquí".
-"¿Y qué le has dicho?" -le respondió su amigo.
Ese mensaje nunca obtuvo respuesta.
Entonces empezaron las batidas de búsqueda. Los voluntarios recorriendo los montes salvajes de la comarca del Barbanza. También llegaronn agentes y unidades de búsqueda de la Guardia Civil. Expertos en distintas materias dentro de la Benemérita. Sin novedades durante meses, el caso estuvo a punto de ser archivado.
Solo un año y medio después se logró detener a su captor, a su asesino, y al hombre que había ocultado el cuerpo en un pozo de agua natural durante 500 días. A un tipo que creía haber burlado a los agentes, pero que no sabía que habían rastreado su pista durante todo el tiempo. José Enrique Abuín cayó, y ahora ha sido juzgado y condenado.
'El Chicle' cayó el 29 de diciembre de 2017. Tenía en aquel entonces 41 años y numerosos antecedentes. El último de ellos, perpetrado cuatro días antes, fue lo que precipitó su detención por parte de los investigadores de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. El día de Navidad había intentado raptar a una joven en el centro de la localidad de Boiro introduciéndola por la fuerza en el maletero de su coche. Este mismo año ha sido condenado por ese crimen a cinco años de prisión. EL ESPAÑOL logró hablar con la madre de la joven y contar en primera persona el relato de los hechos.
Tres días después de su detención, Abuín confesó el lugar en el que había ocultado el cuerpo de la joven. El 31 de diciembre de 2017, al filo de las cinco de la mañana, los agentes de la Guardia Civil abrieron el pozo de la nave industrial de Asados que les había señalado 'El Chicle'. Allí dentro estaba el cadáver de Diana.
Como dijo Juan Carlos, el padre de Diana, Abuín dejó tras de sí cuatro víctimas: su propia hija y los otros tres miembros de la familia.