José Motoroso hizo las prácticas y se quedó; Ovidius Stroia estuvo un mes sin empleo y encontró trabajo; y Sergio Díaz pasó apenas dos meses en casa antes de ser contratado. Los tres, en diferentes instituciones, hicieron FP (Formación Profesional); y los tres fueron ‘fichados’ por Muving, empresa de motos eléctricas compartidas. Ellos no saben lo que es estar mucho tiempo en el paro; ‘curran’ de lo que han estudiado. Se puede decir, sin miedo a equivocarse, que son unos afortunados…. O quizás no tanto. Lo suyo, de un tiempo a esta parte, es lo normal. “Las empresas demandan cada vez más este tipo de perfiles. La empleabilidad es muy alta. En nuestro caso, hasta del 70%”, reconoce Iñaki Sacristán, adjunto a la dirección general del Centro de Estudios CCC.
No sólo eso. Los padres, de cara al próximo curso, deben saber que los FP, de un tiempo a esta parte, reciben más ofertas que los universitarios; sus perfiles serán los más buscados en 2030 (un 65% de las ofertas serán para ellos) y no saben casi lo que es estar en paro.
Y el Gobierno espera que, en pocos años, lo sea aún más. El Consejo de Ministros, recientemente, ha aprobado un Plan Estratégico de Formación Profesional para "modernizar" este tipo de enseñanzas y aumentar el número de matriculados en España (actualmente, del 12%) respecto al resto de países de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), que llega al 25%.
Para incrementar ese número, el Gobierno trabajará en dos líneas. Por un lado, fomentando la oferta online y llevando a 3.000 municipios de pequeño y medio tamaño la FP, lo que permitirá que 200.000 alumnos más puedan acceder a este tipo de formación. Y, por otra parte, incrementando la colaboración entre empresas, desarrollando el modelo de la FP Dual (combinando prácticas con enseñanza) y promoviendo la movilidad del profesorado.
Empresas con el 80% de los empleados FP
Esos son los planes a largo plazo de la administración para impulsar aún más una formación que ya funciona. La Formación Profesional, tras años de desprestigio, ha pasado a ser, actualmente, la primera opción para muchos alumnos y empresas. Por un lado, ellos, los estudiantes, han ido progresivamente apostando por la FP: las matriculaciones han aumentado un 74% en la última década. Y, por otro lado, los empleadores han reconocido cada vez más su valía. El ejemplo más paradigmático lo ofrece Muving: el 80% de sus trabajadores provienen de grados medios o superiores. “El 20% restante es personal de estructura (de oficina)”, añade Rebeca Arbesú, directora de Recursos Humanos de la compañía.
Pero esta apuesta no es sólo cosa de Muving. A la hora de contratar, el panorama está cambiando notoriamente. Por primera vez en 22 años, las vacantes de empleo para estudiantes de FP (42,2%) son superiores a las ofertadas para graduados o licenciados universitarios (38,5%), según el último informe anual de Infoempleo y Adecco. ¿Los motivos? “Generalmente, están bien formados. Han hecho prácticas (muchas veces en la misma empresa), tienen nociones básicas de cómo se trabaja y cumplen rápido. Nuestra experiencia es buena con ellos”, argumenta Víctor Martínez, jefe de taller de la compañía de motos eléctricas.
Muving responde a la tendencia actual de muchas empresas: es una compañía moderna, tecnológica y que apuesta, decididamente, por trabajadores que hayan recibido este tipo de formación. Rebeca Arbesú es la que se encarga de buscar los perfiles para la compañía y Víctor Martínez (Madrid, 1986), jefe de taller, currículums en mano, es el que decide. “Normalmente los que vienen a trabajar con nosotros han hecho módulos en electricidad, mecánica o telecomunicaciones”, explica.
Víctor, de hecho, es el único en el taller de Madrid que no estudió Formación Profesional. Él llegó a Muving por casualidad. Estudió Ingeniería Agrícola, trabajó de todo y de nada (en seguridad, en alimentación, como entrenador de baloncesto…), emigró a Londres y, pasado un tiempo, volvió a España para ser jefe de taller de la empresa de motos compartidas en Madrid. “Yo, precisamente, que he ido a la Universidad, nunca he tenido problemas para currar, pero sí para hacerlo de lo mío”, lamenta.
En Muving, sin embargo, todos los que comparten taller con él trabajan de lo suyo. “Tenemos el problema de que no existe una formación específica para arreglar motos o coches eléctricos. Por eso, en realidad, no buscamos gente muy especializada. Sí que sepa de electricidad o electromecánica, pero en la primera semana aprenden lo que hace falta para trabajar aquí”, explica.
Allí, en el taller, todos se han ido adaptando. Iván (Málaga, 1988), jefe de servicio, fue camarero durante muchos años. Después, hizo electromecánica, trabajó en Ford y se trasladó a Madrid para estar en Muving. Por debajo de él y de Víctor, todos los empleados gastan juventud y apostaron por la formación profesional. Sus historias son, con matices, semejantes.
Sergio Díaz (Villarejo de Salvanés, Madrid, 1995) hizo la FP en los Salesianos de Atocha. “Siempre pensé que tenía más salidas”, reconoce en conversación con EL ESPAÑOL. Terminó la ESO (Educación Secundaria Obligatoria) y no quiso hacer Bachillerato. “Me metí a hacer un grado medio de Telecomunicaciones y después en uno superior. En total, cuatro años. El 80% de los que hicimos aquello tenemos trabajo ahora”, sentencia. Él hizo las prácticas, estuvo tres meses en el paro y después entró en Muving. Apenas sabe lo que es el desempleo.
Ovidius Stroia (Rumanía, 1993) hizo lo propio. Estudió electromecánica de vehículos porque tenía un objetivo claro: “Quería trabajar en un taller. Me gustan los motores”, cuenta a EL ESPAÑOL. Terminado el modulo, hizo las prácticas obligatorias en Mercedes y probó, aunque durante poco tiempo, lo que era la estar en la cola del paro. “Al mes me llamaron de Muving. Hice esto porque sabía que era el camino más fácil para encontrar trabajo”, se alegra.
Como hizo, también, José Motoroso, el último que se presta a contar su historia a EL ESPAÑOL. Él, sin embargo, tiene una particularidad: ni siquiera llegó a estar desempleado. Hizo una FP de electricidad y después las prácticas en Muving. “Me quedé. Llevo ya un año y tres meses aquí. Aprendí cómo se arreglaban las motos eléctricas y listo”, cuenta. Su apuesta fue ganadora. Ahora, recoge los frutos.
Más alumnos que nunca
Los tres son hijos del boom de la Formación Profesional en España. Los datos son tan ejemplificadores como concluyentes. En 2007/08, había un total de 462.492 alumnos. Once años más tarde, hay casi el doble: 861.906 (23.000 más con respecto al curso anterior), según el informe publicado recientemente por el Ministerio de Educación.
Este crecimiento, aún más pronunciado en los dos últimos dos cursos académicos (14,4%), responde a lo que dicta el mercado: el 65% de las ofertas de trabajo globales en 2030 serán para graduados en Formación profesional, según datos de la OCDE. Es decir, los alumnos de FP son y serán necesarios. Actualmente, en Administración y Gestión de empresas (un 13% de las ofertas), en Electricidad y Electrónica (7,7%), Fabricación de Mecánica (6,4%), Informática y Telecomunicaciones (4,3%) e Instalaciones y Mantenimiento (4%).
Pero no sólo en estos campos. “En la formación privada nos está subiendo en profesiones digitales como el Blockchain, el Big data… Son formaciones que no están regladas en los ciclos y son perfiles que necesitan las empresas”, añade Iñaki Sacristán, del Centro de Estudios de CCC. En total, hay más de 172 títulos de Formación Profesional (seis de ellos de nueva creación) en este 2019.
Esto lo ejemplifica como nadie NWC10, aceleradora de empresas de Blockchain en España, con hasta el 40% de su plantilla contratada vía Formación Profesional. “Nosotros, sobre todo, contratamos programadores. Nosotros no hacemos ni entrevistas. Lo que queremos es saber qué es lo que hace cada uno”, reconoce José Luis Cáceres, director comercial de la compañía, en conversación con EL ESPAÑOL.
Ellos, que se dedican a validar, desarrollar, acelerar e impulsar empresas tecnológicas, saben mejor que nadie lo importante que es hacer prácticas antes de llegar a cualquier empresa: “Ahora mismo, hay una demanda muy alta de programadores y lo que importa es que la gente sepa picar códigos y se ponga cuanto antes. Por eso, si los de FP pueden y saben desarrollar, adelante”, finiquita.
De ahí que la FP esté de moda, con una ventaja principal: la tasa de paro de los alumnos de grado medio (7,15%) y de grado superior (6,32%) es inferior a la de los universitarios (9,47%), según el Informe del Mercado de Trabajo Estatal publicado en 2018 por el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE).