Cada vez que se acerca la Pascua Militar, en su cita anual del 6 de enero, el Ministerio de Defensa, con la ayuda del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), pega de manera especial la oreja en los cuarteles para cerciorarse del ambiente que se respira entre los militares de graduación. Con más razón aún si el futuro de Cataluña está en el centro del debate político, como sucede en la investidura del presidente del Gobierno que comenzó este sábado.
La ministra de Defensa, Margarita Robles, no lo reconocerá públicamente pero es así: en las semanas previas a la Pascua Militar, el CNI redobla su atención sobre los altos mandos del Ejército. El objetivo es evitar sorpresas como la que estalló en aquel 6 de enero de 2006. Más que una sorpresa, fue una "bomba". Así la calificó el entonces ministro de Defensa, José Bono.
Mientras que el Rey, como Jefe de Estado y de los Ejércitos, presidía la Pascua Militar en el Salón del Trono del Palacio Real, con el presidente del Gobierno (entonces, José Luis Rodríguez Zapatero) y la plana mayor del Ejército presente, el teniente general de Sevilla y jefe de la Fuerza Terrestre de toda España, José Mena, hacía unas declaraciones explosivas con motivo de Cataluña: "Es nuestra obligación alertar de las graves consecuencias que podría conllevar la aprobación del Estatuto de Cataluña". Finalmente sería sancionado por el Rey Juan Carlos I el 19 de julio de 2006.
El teniente general José Mena fue aún más lejos: "… sería de aplicación el artículo 8 de la Constitución, según el cual las Fuerzas Armadas tienen como misión garantizar la soberanía y la independencia de España, defender su integridad y el ordenamiento constitucional. No olvidemos que hemos jurado guardar y hacer guardar la Constitución y para nosotros, los militares, todo juramento o promesa constituye una cuestión de honor".
General arrestado y cesado
Pero el honor del general Mena, que fue arrestado en su domicilio y cesado a petición de Bono, no fue lo que le impelió a hablar súbitamente el 6 de enero de 2006 en la Pascua Militar sevillana. Sus movimientos para ganar adhesiones contra el Estatuto de Cataluña venían de meses atrás, como pudo comprobar el CNI, movilizado tras las declaraciones del jefe de la fuerza terrestre en aquel 6 de enero. Así se supo que en octubre de 2005, ante otros militares de altísima graduación, había dicho: "Si el Rey no actúa en el Estatuto tendría que tomar las maletas e irse de España". Sólo le faltó añadir: como en 1931 hizo su abuelo, Alfonso XIII. El general sedicioso de palabra sentenció para acabar: "Y los militares actuaremos en consecuencia". ¿Qué quería decir en consecuencia?
Si la aprobación del Estatuto de Cataluña, empaquetado en las Cortes españolas y refrendado por los catalanes el 18 de junio de 2006 en una consulta legal, levantó tales ampollas entre en los militares, ¿cómo se sentirán ahora los mandos del Ejército más conservadores con la negociación que el PSOE ha cerrado con ERC que incluye una mesa bilateral entre los Gobiernos de España y de Cataluña, con una consulta para que solo los catalanes se pronuncien sobre los acuerdos?
En cierto modo, el Ejército es como la Iglesia: casi siempre se mantiene en las mismas posiciones previsibles; el uno guiado por las leyes establecidas y la otra, por la doctrina y por Roma. Aunque, claro, hay exaltados dispuestos a golpes y a herejías. Un alto cargo militar, buen conocer del ambiente en los cuarteles, en conversación con EL ESPAÑOL no descartaba que pudiera producirse una salida de tono en esta Pascua Militar que se celebra este lunes 6 de enero. Sobre todo, explicaba, si el que la profiere está al final de su carrera. Eso fue lo que pasó con Mena, al que le quedaban pocos días como jefe de las Fuerzas Terrestres.
El teniente general de estaba, además, dolido por el sorpasso de Felix Sanz Roldán, que se convirtió en Jefe del Estado Mayor de la Defensa con José Luis Rodríguez Zapatero. El ascendido Sanz Roldán, que jugó un papel decisivo en la instrucción del arresto y destitución de Mena, acabó siendo director general del CNI. Tras su experiencia en aquella Pascua Militar de 2006, el jefe de los espías españoles prestó mayor atención a los cuarteles al aproximarse la Pascual Militar, tarea que se ha mantenido pese a la salida del CNI del militar conquense.
Sánchez habló de "las banderas"
¿Podría producirse algún incidente parecido esta Pascua Militar? Entre la cúpula militar que estará presente este lunes en el Salón del Reino todos habrán escuchado las palabras del candidato a la investidura pronunciadas los dos días precedentes, el sábado y el domingo. Hubo un detalle nimio, al final de su discurso del sábado, que dolió especialmente a los militares. Fue cuando Sánchez definió con sus aliteraciones acostumbradas qué es para él patriotismo: "Patriotismo significa amparar por igual a todos los españoles, significa estar orgullosos de nuestros derechos sociales, significa desplazar símbolos que evocan opresión y dictadura…". "Y este será un Gobierno –continuó- que enarbolará y hará honor a nuestra bandera…". Momento en el que casi con sordina añadió: "Nuestras banderas". O sea, nuestra bandera, nuestras banderas… Para los militares, sólo hay una bandera que rige en España, no varias banderas. Evidentemente, fue una coda de Sánchez para quedar bien con la señera/estelada de ERC.
Fuentes militares descartan que pueda haber alguna declaración sonada de algún alto militar. Pero, ¿qué pasaría si entre los asistentes a la Pascua Militar, en la que se acaba con los gritos de rigor "Viva al Rey, Viva España", alguien añade Unida? "Viva España Unida". "España para nosotros es España, sobra unida, porque no concebimos de otra manera nuestro país", puntualiza el interlocutor militar.
La tensión este lunes en la Pascua Militar respeto a Pedro Sánchez podrá cortarse con un sable como los que usan los cadetes oficiales en sus graduaciones. Hace unas semanas, el general de división Fulgencio Coll, jefe del Estado Mayor del Ejército con Zapatero, y en la actualidad concejal de VOX en el ayuntamiento de Palma de Mallorca, declaró que a Sánchez habría que aplicarle el artículo 102 de la Constitución, para apartarle por abuso de poder al haberse saltado "límites a líneas rojas que no debería haber pasado". El general retirado, muy respetado en el Ejército, acusaba a Sánchez de poner en peligro la Constitución.
Rubalcaba pidió mantener nación
El debate de investidura que comenzó este sábado resucitó a varios muertos al hablar de ellos. Entre otros, a Rubalcaba. Cuando el general Mena soltó su bomba en la Pascual Militar del 6 de enero de 2006, hubo una reunión de urgencia en Moncloa de Zapatero con Bono y Alfredo Pérez Rubalcaba, ministro de Interior y hombre clave en la dirección del PSOE.
Según recoge José Bono en su libro Diario de un ministro, que leído ahora confirma que sus peores predicciones sobre Cataluña se han cumplido, Rubalcaba reaccionó nerviosamente al especularse con eliminar del futuro texto del Estatuto de Cataluña su reconocimiento como nación. "Es imposible porque yo lo tengo pactado", dijo Rubalcaba. Finalmente el texto estatutario habla de nacionalidad catalana, no de nación catalana, lo cual siempre ha sido entendido como una afrenta por nacionalistas, próximos y no digamos por los separatistas.
También en el mismo libro se recoge que Zapatero informa de que le ha llamado Maragall "que está más suave que un guante" y, según el presidente del Gobierno, le ha pedido que se cierre el Estatuto cuando antes por temor a que surjan nuevos escollos, a tenor de lo sucedido con el militar Mena.
La genial ilustración de estos Reyes
El dibujo de Guillermo Serrano que ilustra esta información recuerda a las viñetas de La Flaca, la revista liberal y anticarlista surgida hace 150 años, en aquella España convulsa en la que Isabel II abdicó y partió a París, llegó un rey desde Italia en 1871, Amadeo de Saboya, y dos años después se proclamó la I República, que duraría sólo un año y 11 meses.
El ilustrador de EL ESPAÑOL plasma una festividad de Reyes Magos con un nacimiento, el del nuevo presidente del Gobierno investido, Pedro Sánchez, con unos invitados que se quedan de piedra, los reyes Felipe y Letizia, salvaguardas de la bandera de España, con unas majestades, Otegi (Bildu), Junqueras (ERC) y Ortuzar (PNV), que en vez de oro, incienso y mirra reclaman en sus cofres al recién llegado sus exigencias (cambiar la naturaleza actual de España, cada uno a su manera), con tres militares que asisten estupefactos a la escena a la vez que alguien escapa inesperadamente, el presidente cántabro Revilla.
Otras creencias, como la iglesia ortodoxa siria y la armenia, hablan de que en realidad fueron entre 9 y 12 los sabios llegados al portal de Belén. El paralelismo coincide: nueve partidos ha necesitado Pedro Sánchez para conseguir este martes, si así sucede, una mayoría suficiente y ser investido presidente del Gobierno.
El oro del cofre significa el amanecer (aurum), la luz, que sería el desbloqueo político; con el incienso se perfumaba y encendía la adoración a las deidades, en este caso, al ego investido de Pedro Sánchez, y la mirra se utilizaba en tiempos remotos como anestésico para los moribundos, antes de la existencia de la morfina.
En esta festividad agitada de los Reyes Magos hemos asistido a un nuevo capítulo de la agonía política en la que vive España desde, al menos, 2015, con elecciones e inestabilidad en Cataluña. Está por ver si finalmente habrá óbito, y quien será, si un ente político o una entidad superior.