Samuel Morán (Oviedo, 1983) es, sin duda, un tipo particular: cultiva arándanos ecológicos en Asturias –aunque haga las veces de ingeniero–, no tiene WhatsApp y es, desde hoy, la primera persona –al menos, que se conozca– que ha conseguido que la DGT anule de oficio casi 16.000 multas (de 100 euros) por exceso de velocidad. ¿La razón? Ha demostrado que había un radar mal ubicado en el punto kilométrico 30.253 de la A-66 que une Gijón y Sevilla, justo en la salida de Oviedo a León, en el conocido como túnel de la Bolgachina. Su pelea, eso sí, ha durado casi tres años.
Él fue sancionado, por primera vez, en 2017, en uno de los muchos trayectos que hace entre Gijón y la plantación de arándanos de su familia, Morán berries. “Desde que me llega la denuncia tengo la mosca detrás de la oreja. Te pongo en situación. Sales del túnel, vas a 90 kilómetros/hora, llegas a la altura del radar y cinco metros más adelante te encuentras una señal de fin de prohibiciones. Es decir, el límite deja de ser aplicable. Ahí es cuando me echan la foto a mí”, explica en conversación con EL ESPAÑOL.
A partir de ahí, Samuel comienza su particular lucha contra la Dirección General de Tráfico. Primero, sigue los cauces habituales y agota todos los recursos, pero no consigue nada. “Ya lo había hecho todo. Entonces, se me informa de que tengo que pagar la multa de 100 euros, se me quita la reducción del 50% -aplicable si se abona en 15/20 días- y me dicen que sólo me queda la vía contencioso-administrativa”, recuerda. En condiciones normales, ante esa situación, cualquiera se hubiese rendido abonando la cantidad y retirándose. Samuel, sin embargo, no lo hizo.
Él consiguió un informe de la demarcación de carreteras del Estado, donde se le informa del punto kilométrico de todos los elementos de la vía, incluida la posición de su vehículo. “Eso corrobora que me echan la foto pasada la señal del final de prohibiciones”. ¿Y qué hace? Con ese documento, solicita un recurso extraordinario de la revisión de la sanción. Es su primera victoria. La DGT, entonces, le da la razón. “Me dicen que se han equivocado, solicito la devolución de los 100 euros y me los dan”.
Otras dos multas
Pero la historia de su pelea no termina ahí. La DGT, tras darle la razón, le vuelve a sancionar en otras dos ocasiones en el mismo punto de la misma carretera. “Veo que siguen en sus 13 y vuelvo a recurrir. No entendía nada. Por eso, lo pongo en conocimiento de los medios de comunicación, uno de ellos La Nueva España, y a raíz de eso la Unión de Consumidores de Asturias se hace eco de la noticia y llega a amenazar a la DGT con ir a la Fiscalía si no hace nada. Finalmente, ellos deciden investigar lo que pasa y corroboran que el radar está sancionando en un lugar incorrecto”, finiquita.
Esta semana, la DGT le daba la razón unánimemente a Samuel Morán y se ponía manos a la obra para solventar la situación: reconocía su error, cambiaba la ubicación del radar y anunciaba la devolución del importe (100 euros) de la sanción –así como los puntos del carné– a los denunciados, que serán informados en los próximos días de los trámites a seguir.
Ahora, la DGT tendrá que devolver más de un millón de euros en sanciones. “Fíjate la broma”, espeta Samuel. Que, a pesar de llevar razón, sigue sin explicarse cómo ha tenido que estar luchando durante tanto tiempo para demostrar algo evidente. “Yo fui a todos lados. Recurría, aportaba información… ¡Hasta me personé en la jefatura de Tráfico de Oviedo para ver quién leía mis recursos porque no me lo creía! Pero nada. Según llegaban, los anulaban. Tuvimos que llegar a casi 16.000 multas para que nos dieran la razón”. Y así fue.
Ahora, todos esos conductores recibirán el dinero que en su momento abonaron y los puntos pertinentes en su carné de conducir. Samuel, para todos ellos, es un héroe –aunque a él no le guste esa etiqueta. “A mí me basta con que, cuando me vean, me inviten a una sidrina”, bromea. Así de sencillo.