Mire, ¿sabe lo que le digo? Aparte sus sucias manos de mi hijo. Aparte sus marxistas deseos y apetitos sexuales de mi hijo. Y, ante todo, no le voy a permitir, y pierda toda esperanza, adoctrinar a nuestros hijos para convertirlos en enfermos como ustedes.
Es 28 de enero de 2020, este martes, en el Ayuntamiento de Madrid. El que habla es Pedro Fernández (Madrid, 1970), concejal de Vox en el consistorio de la capital. Esas duras palabras se las está dirigiendo a los concejales de Más Madrid, que habían presentado una medida para evitar que los padres puedan vetar según qué contenidos en las aulas. Es decir, el debate de las sucias manos marxistas y los enfermos va sobre el pin parental y hace referencia a sus rivales políticos y a los educadores sobre tolerancia y diversidad sexual.
La salida de tono de Fernández ha cabreado incluso a sus compañeros en el consistorio madrileño. “En esta intervención sólo hay un enfermo. Enfermo de odio, además”, han respondido desde Ciudadanos. “¿Quién es este energúmeno?”, se han preguntado desde el Partido Popular. Y es que hay muchos Pedro Fernández. Está el Pedro Fernández que es concejal de Vox en Madrid, el que es diputado por Zaragoza en el Congreso, el que fue detenido en Gibraltar y el que fue mano derecha de Javier Ortega Smith en el juicio del procés. Y todos son el mismo. Pero el que sin duda más sorprende es el Pedro Fernández que fue asesor jurídico de Izquierda Unida en El Escorial (Madrid).
Fernández es uno de esos perfiles políticos que se mantienen en segunda fila pero siempre están ahí. Abogado de profesión, lleva en Vox desde el inicio de la formación y actualmente es vicesecretario jurídico del partido. Desde este martes ha empezado a copar titulares en la prensa por sus duras declaraciones. Pero antes de esto ya había aparecido en los medios de comunicación.
Ya lo hizo como abogado de Vox, junto al secretario general, Javier Ortega Smith, en el juicio del procés. Fue una indudable victoria. Como acusación particular acabaron ganando el juicio y entre todos los acusados sumaban 89 años de cárcel. A diferencia de su compañero Ortega Smith, Pedro Fernández sí que ha tenido cierto recorrido en su carrera profesional y uno de los casos más curiosos es cuando asesoró a Izquierda Unida.
Asesor de IU
Escuchar en sus labios la palabra rigor es como escuchar en los de (Nicolás) Maduro la palabra libertad. (...) A ustedes lo que no les gusta es cualquier medida que tienda a la libertad y, particularmente, la libertad de los padres a elegir la formación y educación para sus hijos. Pero eso sí, para su grupo seguro que no es un riesgo para la democracia fomentar relaciones sexuales con menores.
Y así seguía Fernández en el consistorio, diciendo esto último de las relaciones sexuales con menores en referencia a la activista LGTBI Boti García. Pero, en una de esas paradojas que a veces presenta la vida, el grupo de Izquierda Unida en el Ayuntamiento de El Escorial decidió contratar un despacho de abogados de la capital para que le asesorara jurídicamente. Su labor era la de aconsejar sobre algunas medidas y representarles en los distintos juicios. En ese despacho de abogados trabajaba un, mucho más joven, Pedro Fernández. Era 1997 y hacía sólo un año que había empezado a trabajar como letrado.
El ahora vicesecretario jurídico de Vox y su despacho de abogados estuvieron asesorando jurídicamente a Izquierda Unida en El Escorial durante aproximadamente 10 años, hasta 2007. Esta noticia la hizo pública el concejal de la formación de izquierdas en la localidad madrileña, Santiago Herranz. Él mismo dijo que, con Fernández como asesor, “no ganamos ni un juicio”. Las marxistas manos de los comunistas no pueden tocar a sus hijos pero sí su nómina.
A diferencia de Ortega Smith, que como abogado no ha tenido grandes éxitos más allá del juicio del procés, Fernández sí que tiene una trayectoria más amplia. Más allá de los juicios, ha sido profesor en varios másteres de Acceso a la Abogacía en universidades como el CEU San Pablo, la Universidad Complutense de Madrid o la Universidad Europea. También ha ejercido de profesor en organismos como el Instituto de Estudios Bursátiles y el Colegio de Abogados de Madrid.
Y esta diferencia con Ortega Smith también se nota en el dinero. En su declaración de bienes y rentas en el Congreso de los Diputados, donde es diputado por Aragón -comunidad con la que no tiene ninguna relación más allá de haber sido colocado para asegurar el escaño- Fernández pone que en la última Declaración de la Renta percibió 30.600 euros por ejercer la abogacía y 2.250 euros por la docencia. Ortega Smith, por su parte, sólo ingresó 23.000 euros. Pero Fernández está algo más endeudado: debe 178.019,86 euros por tres préstamos, dos de ellos por haber financiado dos coches que compró en 2019.
Detenido en Gibraltar
A pesar de que esta trayectoria profesional sale a relucir cada vez que se habla de su currículum, Pedro Fernández tiene una mancha rara en el mismo. Apenas lo cuenta, pero en 2016 fue detenido en Gibraltar, donde pasó nueve horas arrestado por las autoridades del Peñón. Finalmente fue puesto en libertad sin más consecuencias.
Ese año, Vox todavía era un fenómeno incipiente y buscaba llevar a cabo actos llamativos para copar parte de la atención política y mediática. En ese momento, aunque después volvieron a caer en la irrelevancia de la que ya se han resarcido de manera definitiva, varios miembros de la formación decidieron desplegar una bandera de España, de 200 metros cuadrados, en Gibraltar.
La delegación patriótica, que tomó el rimbombante nombre de Operación Tarzán, estaba encabezada por Javier Ortega Smith y, tras desplegar la bandera, huyeron a nado de nuevo a las costas de Cádiz, a territorio español. Pero en el camino se dejaron a uno de sus compañeros, Nacho Mínguez, que fue detenido. Pedro Fernández, entonces, acudió a Gibraltar poco después para defender a Mínguez y también fue detenido.
Se desconocen los motivos exactos de la detención porque de aquella Vox radicaba en la irrelevancia política. Además, los únicos que dieron explicaciones fueron los dirigentes de la formación de extrema derecha, que aseguraron incluso haber sido torturados por las autoridades británicas. Pero su detención podría tener que ver con que dos años antes, en 2014, los mismos robaron un bloque de cemento del arrecife artificial ubicado en Gibraltar para que los barcos españoles no faenen. Por esta acción, sobre Ortega Smith pesaba una orden de búsqueda y captura.
Finalmente, Fernández consiguió salvar a Mínguez de la detención dos días después. Se vendió como una victoria. Pero no todos compartieron ese sentimiento. “Eso fue una payasada”, explicaba a EL ESPAÑOL un antiguo miembro de la formación y que estuvo ahí. “El último acto de campaña para las elecciones de 2016, trajeron a Nacho, al que habían dejado atrás, como si hubieran salvado América”, comentaba. “¿El imperio de la ley? En España sólo, ¿no?”, añadía. Cuatro años después de aquello, Pedro Fernández vuelve a los medios de comunicación. Esta vez por hablar de las “sucias manos marxistas” a sus rivales políticos y “enfermos” a los que dan charlas de igualdad y diversidad sexual.