Todavía hay quien puede creer que el tatuaje es una cuestión de modas, una tendencia fugaz, incluso un fenómeno pasajero pero, quien así lo piense, falta a la verdad.
Está documentado que Marco Polo ya se topó con personas tatuadas en su periplo hasta Yunnan. Mucho antes que él, hace más de 5.000 años, existió la figura de Ötzi: la momia prehistórica -el hombre de hielo- descubierta en 1991 por dos alpinistas en la frontera de Austria e Italia también llevaba tinta incrustada por diferentes partes de su cuerpo.
Si bien durante un tiempo esta práctica fue denostada socialmente e incluso llegó a relacionarse con marinos, legionarios y expresidiarios -la iconografía de los tatuajes de la cárcel merece su propia historia- en nuestros días, por su vinculación a la creatividad y la sensibilidad, el tatuaje está elevado a la categoría de arte. Y sus autores son considerados, cómo no, artistas.
Es el caso de Pilar Zurita, conocida en el sector de los tatuadores como Caótida. "Me inventé esa palabra para que la asociasen conmigo y con mi trabajo. Me considero una persona bastante caótica, pero lo tomo como algo positivo: yo trabajo mejor siendo así. Siempre he dicho que como en mi caos en ningún sitio". Así habla de sí misma a EL ESPAÑOL esta joven sevillana de 24 años que a su temprana edad ha alcanzado cotas inimaginables dentro del universo del tattoo y en concreto en su especialidad más novedosa: el microrrealismo.
Son dibujos con muchos detalles para el tamaño en el que están tatuados. Un ejemplo que Caótida ha plasmado en la piel de sus clientes: fieles representaciones de detalles de un cuadro de Van Gogh del tamaño de apenas un pintauñas.
"Siempre intento hacer la pieza tal cual es, acercarme lo más posible a la realidad. Esta técnica está muy avanzada en Corea, la mayoría de tatuadores de allí se dedican a ese estilo. También se ve en Estados Unidos y en los países nórdicos, pero aquí prima otro tipo de estilos de tatuaje", continúa relatando.
Este hobbie transformado en su modus vivendi debe de ser congénito. Su madre cuenta que, siendo Pilar una niña, la dejó jugando con unas acuarelas de colores y un folio en blanco en el patio de su casa y poco después, la encontró con los brazos y parte del cuerpo pintado. El papel seguía inmaculado.
Su arte empezaba a aflorar. Con 18 años, intentando aunar su pasión por dibujar con una carrera universitaria, Caótida se matriculó en Ingeniería del Diseño. Se aburría, lo suyo era la cultura visual. Como diría la eterna Diana Vreeland -editor-in-chief de Vogue mucho antes que Anna Wintour-, "su ojo tenía que viajar" para estar siempre estimulado a golpe de color y fantasía.
Dio el salto a Bellas Artes pero su inquietud iba más allá de pintar un bodegón o hacer sombreados. A Caótida no le gusta copiar. Le entusiasma crear rompiendo el mayor número de normas posibles. "Mientras estudiaba Bellas Artes se me ocurrió que el tatuaje era otra forma de expresar la creatividad y el arte. Hice el curso higiénico sanitario y monté con 19 años un pequeño estudio propio, donde trabajaba sola e hice mis primeros tatuajes, siempre tomando como referencia los trabajos de los mejores tatuadores gracias a internet".
A través de Instagram diseñó sus propias estrategias de comunicación y empezó a atraer clientes. De manera paralela seguía formándose, nutriéndose de contenido e inspiración para futuros trabajos, observando con distancia y respeto a personas a las que ella llevaba años ya admirando.
"Empezaron a contactar conmigo estudios de fuera de España y empecé a viajar con ellos. Ahora con un compañero he montado un estudio propio otra vez también en Sevilla, y compagino el trabajo con los demás estudios a los que me invitan", cuenta.
Los estudios viven de sus propios tatuadores y, además, de artistas invitados conocidos como guests. Se trata de personas que son captadas por los propios tatuadores a través de las redes sociales, invitadas a sus estudios para tatuar y, de este modo, ambas partes logran su porción de publicidad mutua y beneficio común. Pura sinergia empresarial. Networking.
"En enero vuelvo al South City Market en Londres, uno de los mejores de la ciudad. Me he movido por estudios en Madrid y Barcelona, y en marzo estaré también en Zaragoza, en Isometric Gallery, uno de los mejores estudios de España", comenta sobre los lugares donde ella ha sido guest.
Caótida y Eva Karabudak
Pero ni en sus más ambiciosos sueños, Caótida podía imaginar que su referente dentro del universo del tatuaje microrrealista iba a contactar con ella para que ejerciera de guest durante cinco días en su estudio de Los Ángeles en California. Se trata de Eva Karabudak, una mujer de origen turco que se asentó en Estados Unidos y es considerada en la actualidad como la Messi del microrrealismo. Tan sólo en su cuenta oficial de Instagram, la artista atesora más de 600.000 seguidores.
Desde su Pilas natal hasta West Hollywood, Zurita viajó para conocerla y trabajar con este genio de la tinta: un sueño cumplido que anhela repetir. "Eso fue en octubre. Estuve en Los Ángeles, en Vader's Dye x Atelier by Eva. En febrero estaré tatuando en Zúrich en el estudio Giahi, en marzo en Padua en el estudio The White Whale Tattoo Society y también estaré tatuando en Milán, y en mayo en Canadá".
Al verla desenvolverse, Karabudak, una eminencia en el tatuaje microrrealista, dijo sobre la sevillana que tenía un aura especial, un estilo diferente. En marzo de este recién estrenado 2020, Eva abrirá un nuevo estudio de tatuajes microrrealistas, esta vez en la Costa Este, en concreto en Nueva York. Caótida fantasea con ser invitada también a este espacio, ya que la ciudad de los rascacielos es uno de los lugares que más le inspiran en materia de arte.
A través de su inconmensurable imaginación y la expresión realista de sus reproducciones, Caótida también consigue evocar emociones. "Cuando acabas de realizar un tatuaje a una persona que tiene una cicatriz por una enfermedad, la sensación no tiene precio. Estéticamente es una técnica que ayuda a mejorar quemaduras y cicatrices, marcas que las personas quieren dejar atrás y se convierten en tatuajes bonitos. Muchas mujeres se tatúan los pechos después de tener cáncer de mama".
El tatuaje, pues, llega incluso a tener una función sanadora y ella, de alguna manera, se convierte en otro tipo de médico. Caótida desprende ilusión pero su autoexigencia le impide en ocasiones disfrutar de su éxito y sus proyectos. "Soy muy agonías", subraya. La obsesión de Pilar y por lo que lucha cada día es por conseguir la perfección estética de sus diseños. Aunque en el siempre subjetivo y caprichoso mundo del arte, ¿qué lo es?