Malos tiempos para la lírica en Barcelona. La cancelación del Mobile World Congress (MWC) ha revelado la magnitud del impacto económico que tiene este evento en la ciudad. 500 millones de euros que se deja el congreso cada año y que esta vez han volado. Hoteles que pierden todas sus reservas, hosteleros que triplicaban la facturación habitual durante esa semana, trabajadores temporales del sector servicios que no serán contratados… y el drama de las prostitutas.
“Era la mejor semana del año; yo suelo ganar entre 1.500 y 2.000 euros en una semana normal. La del congreso de telefonía gano algo más del doble”, confiesa Claudia, una escort colombiana de 29 años que trabaja en el Felina, uno de los clubes más selectos de Barcelona. La llegada de tanto visitante de todo el mundo suele ser sinónimo de incremento fuerte de trabajo, hasta el punto de que llegaban refuerzos de otras partes de España. La anulación del evento ha sido un varapalo para el sector en Barcelona, un lugar donde las circunstancias ajenas están perjudicando a la industria del sexo más de lo que se esperaban sus protagonistas.
Porque no es solamente el MWC, que también. Es que en el último año natural, cuestiones como la anulación del Clásico entre el Barça y el Madrid, los disturbios del procés en las calles y la fuga de empresas a otras partes de España han influido negativamente en el volumen de negocio. Otros factores, como el triunfo del turista mochilero low cost en la ciudad que gobierna Ada Colau, han afectado en lo relativo al nivel adquisitivo. EL ESPAÑOL analiza estas claves con varias protagonistas del sector.
Las legendarias fiestas del ladrillo
“Llevamos una época que para irse de aquí”, afirma rotunda Nuria. Dominicana de 31 años, llegó a España con 18 y empezó a trabajar directamente en el mundo de la prostitución. Ha vivido en 5 ciudades (Alicante, donde llegó, Zaragoza, Madrid, La Junquera y Barcelona). Ella estuvo en los estertores finales de la España de la burbuja, aquella en la que las ferias de constructores dejaban a la ciudad de turno sin prostitutas. “Aquello era una locura. Trabajábamos a doble turno. Yo he llegado a ganar 10.000 en una semana en los buenos tiempos. Yo he visto en el Riviera (antiguo macroprostíbulo de Castelldefels) a un constructor invitar a champán a todo el que estaba en la sala y abría botellas de 5.000 euros”; asegura. Eran otros tiempos.
Desde hace 5 años está afincada en Barcelona. Ahora comparte piso con otras dos prostitutas latinas, que coinciden en que la cancelación del MWC es solamente la gota que colmaba el vaso, porque problemas ya tenían antes. “Todo el tema de la independencia ha hecho mucho daño. Empresas que se han ido de aquí y turistas que han dejado de venir por las peleas en la calle que ven en la tele en sus países. Si hay menos gente, hay menos clientela. Eso son matemáticas”, resume. Nuria sitúa el principio de esta crisis a finales de 2017: “Agosto es siempre el mejor mes en Barcelona porque hay muchos turistas. Aquel ya fue un verano raro con el atentado de La Rambla. Luego llegó el referéndum y toda la vaina y las cosas empezaron a irle mal a todo el mundo. A restaurantes, a empresas… y a nosotras también”.
Así, en una situación de inestabilidad, son los eventos fijos los que salvan un mes: “El Mobile World Congress es uno de ellos, muy importante, pero también el torneo mundial de Poker que se celebra en el Casino de Barcelona, por ejemplo, o el Barça-Madrid. Porque viene gente de fuera que ya ha reservado vacaciones y va a destinar dinero al ocio”, sitúa Claudia, la escort que trabaja en el Felina. El gerente de dicho local también atiende a EL ESPAÑOL y menciona otros eventos como el Sónar, el festival de música electrónica. “Nosotros tenemos las dos casas principales en Barcelona y una en Valencia; cuando es la carrera de MotoGP en el circuito de Cheste o la Feria de la Cerámica, se van para allá”. Hay chicas que suelen vivir así, sin domicilio fijo y viajando por España en función de las fiestas y eventos que se van celebrando en cada zona.
El turista 'low cost'
De este modo, dos de los platos fuertes anuales en Barcelona se han ido al garete en el último año natural. La suspensión del Clásico fue el primer varapalo. El segundo ha sido el Mobile, que además de traer a visitantes, los trae “de calidad, de los que cada vez hay menos en Barcelona”, se queja el gerente del Felina.
Y aquí, otra de las claves de esta crisis: “Desde que llegó Ada Colau, el perfil del visitante de Barcelona ha cambiado mucho. Cada vez viene más turista low cost, mochileros, gente que gasta menos. El MWC trae de nuevo a gente de un poder adquisitivo alto, empresarios y ejecutivos. No es solamente la cantidad sino la calidad del cliente”, resume en conversación telefónica, cifrando también en 2,5 veces más lo que ganan durante el Mobile “especialmente en la casa que tenemos en el centro de Barcelona, que está más próxima a la feria”. El gerente, sin embargo, asegura que ha sido “económicamente muy malo, pero un alivio para todos. Nuestra prioridad es la integridad física y en este negocio hay contacto físico. Si hay alguna posibilidad de contagio del virus, mejor que no se haga”.
No obstante, este mismo gerente aclara que las ferias ya tampoco son lo que eran. Aquellas ferias de la construcción en la época del ladrillo de las que habla la dominicana Nuria pasaron a mejor vida. “En el Mobile tampoco es como antes, las empresas ya no mandan a grupos de 25 personas sino equipos de 5 o 6. Antes venían con unas tarjetas de empresa por las que no tenían que dar explicaciones. Gastaban en botellas muy caras. Ahora las empresas controlan mucho más esas cosas y se gastan menos dinero”.
Más competencia
Claudia, colombiana del Felina, apunta otra clave que está haciendo que la prostitución en Barcelona no pase por su mejor momento. Y es, paradójicamente, “las colombianas. Cuando dijeron que iban a cambiar todo el tema del visado, muchas chicas se vinieron teóricamente para unos meses, para lo que les permitiera la visa, pero luego se quedaron. Yo he visto un aumento de competencia de mis compatriotas de un tiempo a esta parte”, indica. Eso mismo lo señala la dominicana Nuria “de las venezolanas; últimamente ha venido mucha chica de Venezuela, sin dinero, y enseguida se echa a la prostitución. Han subido un montón y han bajado precios”.
El Mobile, el Clásico, la fuga de empresas, el turismo low-cost, la inestabilidad política… el escenario parece apocalíptico, aunque en algunos lugares afecta más y en otros menos. El Apricot, una de las casas más reputadas de Barcelona, corrobora muchos de los factores que están poniendo en dificultades al sector, pero matiza: “Cuando te dicen que facturan el 30% o el 40% más en el MWC igual se exagera un poco. Aquí en Apricots lo cifraríamos en un 15% más o menos. Pero en nuestro caso es distinto. El modelo es distinto”, apunta Javier Fernández, gerente del Apricots.
“Nosotros no somos un local de copas donde vengan grupos a gastar dinero en botellas. Aquí viene el ejecutivo de turno y se paga una hora con una chica. Dos horas si quiere darse un homenaje. Tal vez por eso sí que reconocemos que la cancelación ha sido negativa del MWC ha sido negativa para Barcelona en general, pero que en nuestro caso tampoco ha sido catastrófico”. No obstante, sí que coincide con el gerente del Felina en que “el perfil del visitante a Barcelona ha cambiado mucho y ha proliferado ese turismo low-cost que no gasta, pero en ningún sector”.
Miedo al asiático
Por si fuese poco, ahora coronavirus en un trabajo contacto físico. Parece haberse instalado una especie de psicosis contra los visitantes orientales, que son turistas habituales de Barcelona. “Hay compañeras preocupadas por ese tema; antes de la cancelación ya había alguna con miedo que decía que esa semana no vendría a trabajar, no sé si lo dirían de verdad o en broma”; reconoce Claudia. Aunque no es la tónica habitual.
“¿Si aceptaría clientes asiáticos si se hubiese celebrado el congreso? Y sin celebrarse también, de hecho he tenido a alguno desde que salió lo del virus y no ha pasado nada. Claro que sí, con lo agradecidos que son los clientes orientales”; ríe Dana, una escort barcelonesa de 28 años que trabaja en el Apricots. “Son agradecidos porque pagan bien y no exigen mucho, como sí que hacen por ejemplo los latinos que son los más cañeros bajo mi punto de vista”.
Dana reconoce que “lo bueno de este congreso es que viene gente de sitios como Estados Unidos donde tienen muy interiorizado el tema de las propinas. No digo que los de aquí no las den, pero allí es parte de la filosofía de los americanos. Los alemanes y los japoneses, por ejemplo, también tienen esa costumbre”. Aunque más allá de eso, Dana asegura que a ella le está yendo bien en Barcelona “porque si haces bien las cosas consigues fidelizar a la clientela. Aquí estamos muy bien. Apricots tiene hasta un departamento de marketing y proyección internacional. Tenemos clientes extranjeros que para venir a hacer negocios a Barcelona no les hace falta un congreso de estos. Igual una cosa de estas como la cancelación, que de primeras parece terrible, luego sirve para hacer limpieza del sector y que se vayan quedando en el camino los piratas y los que viven de meter grupos de turistas en su club de striptease y sacarles allí todo el dinero”.
La cancelación del Mobile ha sido la última piedra en el zapato a una industria sexual que pasa por malos momentos en Barcelona. Nuria reconoce que desde que llegó a Barcelona se ha movido muy poco por otras ciudades, pero que la la situación actual en la ciudad, se está pensando “marcar plaza (estancias de 21 días de las prostitutas en un burdel determinado) fuera de aquí, en otra ciudad. Porque entre unas cosas y otras, en Barcelona cada vez sale menos a cuenta trabajar. Y las putas también comemos”.