El hermano de Carcaño habla: “Nunca tuve arma, no pude matar a Marta del Castillo a culatazos”
Exclusiva. Francisco Javier Delgado rompe su silencio: “Si alguien cree que yo la maté, que no vea tanto Netflix” / “No tiene ni pies ni cabeza que yo la matara por una hipoteca en un arranque de locura”/ “Ojalá apareciera el cuerpo. Lo espero como los padres”
15 febrero, 2020 02:58Noticias relacionadas
Mochila a la espalda, café americano en una terraza y un último pitillo apresurado antes de subir a la habitación del hotel en el que se desarrolla esta entrevista. De cerca, Francisco Javier Delgado, hermanastro del asesino confeso de Marta del Castillo, es un hombre enjuto, locuaz pero reflexivo, y “frío”, según se reconoce a sí mismo. En los últimos años, ha corregido algunos detalles de esa imagen un tanto descuidada con la que se presentó al juicio por la desaparición y muerte de Marta del Castillo, la adolescente que murió el 24 de enero de 2009 en Sevilla. 11 años después, el paradero de su cuerpo sigue siendo un interrogante.
Mientras se acomoda en la silla, Francisco Javier Delgado se coloca el gorro de la sudadera para permitir que el fotógrafo lo retrate de espaldas. Sin el compromiso por escrito del cumplimiento de esa condición por parte de EL ESPAÑOL, no hay entrevista. “No me fío de nadie, y menos de un periodista”, afirma. “Además, si te soy sincero, me gustaría no tener que haberte conocido nunca”.
El nombre del hermanastro de Miguel Carcaño, que trabaja como encargado en una empresa de seguridad sevillana, ha vuelto a la escena pública esta misma semana. Este pasado lunes, Diario de Sevilla adelantaba que los padres de la menor, Antonio del Castillo y Eva Casanueva, solicitaban la reapertura del caso 11 años después de perder a su hija. Y señalaban con el dedo acusador hacia Francisco Javier Delgado como autor de la muerte de Marta del Castillo.
Precisamente, acusan a ese hombre que este pasado miércoles, a las cuatro de la tarde, se sentaba en exclusiva delante de un reportero de EL ESPAÑOL. Dos días después saltó la noticia: el magistrado Álvaro Martín Gómez ordenaba la reapertura de las diligencias de investigación. Esta circunstancia obligó al periodista a realizar unas preguntas a Francisco Javier Delgado de manera telefónica. Esa segunda parte de la entrevista se hizo la tarde de este pasado viernes.
Los progenitores de Marta del Castillo están convencidos ahora de que Miguel Carcaño, pese a que en el juicio confesó el crimen, dijo la verdad años después, en la séptima versión -y última hasta el momento- que ha dado de los hechos ocurridos aquel día en una casa del número 78 de la calle León XIII de Sevilla. Carcaño, en 2013, desde prisión, aseguró que fue su hermanastro el que, durante una pelea entre ambos por razones económicas, le pegó a Marta dos culatazos de pistola en la cabeza porque la joven se habría interpuesto entre él y Miguel, que había sido su novio hasta hacía poco.
La familia Del Castillo ha conseguido que el Juzgado de Instrucción número 4 de la capital andaluza reabra la investigación, que ya fue archivada en mayo de 2013. En aquel momento, el magistrado Francisco de Asís Molina dijo que era “inverosímil y fantasiosa”. Ahora, los padres de la chica otorgan “veracidad” a las palabras de Carcaño y aportan más documentación.
Según el escrito presentado en el juzgado, el motivo que desencadenó la muerte violenta de Marta no fue una fuerte discusión entre hermanos por un “simple impago de la hipoteca, sino por el encubrimiento de un delito de falsedad documental y estafa en la que estarían implicados no sólo los dos hermanos, sino terceras personas que facilitaron o participaron en la contratación de la hipoteca" del piso en el que murió la víctima.
Tras aquella confesión del propio Carcaño en 2013, y los datos que le aportó a Antonio del Castillo cuando éste lo visitó en la cárcel de Herrera de La Mancha en 2017, la familia de Marta considera que la pelea se desencadenó porque tres meses antes del asesinato de la joven, una sucursal del BBVA de Dos Hermanas concedió un préstamo hipotecario a Miguel Carcaño por importe de 108.622,44 euros para la adquisición de la vivienda de León XIII, que había sido propiedad de la madre de ambos.
Si el 25 de enero de 2009 me dicen que Marta del Castillo es morena de pelo corto, me lo creo.
Gracias a aquella operación, según la acusación particular, el “más beneficiado fue Francisco Javier Delgado, pues no sólo se quedó en posesión del inmueble, sino que percibió 32.420,44 euros" en un cheque nominativo que habría sido ingresado en la cuenta de su socio en un bar de Sevilla. Para la concesión de aquella hipoteca, Carcaño habría falsificado su vida laboral, un contrato indefinido en un bar distinto al que en realidad trabajaba o varias nóminas, entre otros documentos.
“Comenzamos cuando quieras”, dice Francisco Javier Delgado. El cronómetro de la grabadora echa a andar durante casi una hora.
- Pregunta. Finalmente, el caso se ha reabierto. ¿Cómo asimila la noticia?
- Respuesta. Mi tranquilidad está en que no tengo nada que ocultar. Me afecta en el plan anímico, me puede molestar, pero no en cuanto a que piense que me va a repercutir en algo malo hacia mí.
- P. ¿Le sorprende la decisión del juez?
- R. Me sorprende un poco porque son los mismos datos que hace siete años. En aquel momento era otro juez diferente y no lo consideró, ahora este hombre sí. No tengo nada que objetar. Si creen que hay investigar un poco más, no tengo ningún problema. Yo voy a decir lo que he dicho siempre. A esa presunta estafa poco puedo añadir.
- P. ¿Cree que van a llamarle a declarar o se le va a investigar?
- R. No lo sé. Si se me llama, declararé lo que puedo declarar. De la hipoteca ya se hablaba en el sumario y no se le dio credibilidad. La única diferencia es que ahora le están uniendo el hecho de que no se descubriera una supuesta estafa documental. Pero yo no firmé ningún documento, no entregué ningún documento... ¿En qué me implica a mí esta historia nueva? ¿Quién me dice a mí que yo he falsificado un documento? Si hay unos documentos que no son reales, le tendrán que pedir explicaciones a quienes los presentaron.
- P. La casa de León XIII, ¿cómo llega a ponerse a nombre de Miguel Carcaño?
- R. La casa era una herencia de nuestra madre. Tenía una parte de hipoteca cuando ella muere. Miguel ya estaba trabajando. Lo que yo quería poniendo el piso sólo a su nombre es que tuviera un techo para él y que, ya que había dejado los estudios, tuviera una responsabilidad para que madurara como persona. No había otra intención. No recuerdo si [en ese momento] la casa seguía a nombre de mi madre o estaba a la de nosotros dos, pero yo lo que hice es una venta de mi parte a Miguel. Salía más barato que cedérsela. Creo recordar que fue así.
Cuando salí de prisión, tenía ganas de coger por el cuello a mi hermano y que me dijera qué coño había pasado.
- P. Está diciendo entonces que el presunto fraude documental lo hizo Miguel Carcaño.
- R. Tampoco voy a decir que lo hiciera él. Me explico. Nosotros, para la concesión de esa hipoteca, contratamos a una agencia de intermediación financiera. Esa empresa se encargó de todo: sacar la hipoteca de un banco, subrogarla, llevar la documentación… Quién o cómo se hizo, no lo sé. Ni Miguel ni yo lo gestionamos. Yo no puedo decir que Miguel haya sido. Pero hay que pensar con lógica. Se debía una sola letra de una hipoteca de la que yo no era responsable y sólo habían pasado dos días del impago. ¿Qué quieren decir ahora? ¿Que a mí me da un arranque de locura, le pego a mi hermano, una chica se mete entre nosotros y no es que le pegue, sino que la mato? Eso no tiene ni pies de cabeza. Es lo último que se le puede pedir a alguien que crea. Si alguien se lo cree, que no vea tanto Netflix ni HBO.
- P. Usted, cuando desaparece Marta, trabaja como vigilante de seguridad. ¿Iba armado por aquel tiempo, como dice su hermano y creen los padres de la joven asesinada? Aseguran que la mató a culatazos.
- R. Yo nunca he estado armado ni he tenido arma, no pude matarla como dicen. Es tan fácil como comprobarlo. Que quieren inventar, que inventen lo que quieran. Afortunadamente, la justicia se tiene que basar en hechos. Eso es lo que he aprendido en este tiempo y, por fortuna, es así. No se basa en lo que puede ser, sino en ‘esto ocurrió’. Ni tengo permiso de armas para estar todo el día con un arma, ni he tenido armas ni llevaba armas. Es un invento. No sé qué decirte más sobre esto.
- P. ¿Y por qué estaba residiendo usted en la casa de León XIII cuando muere Marta si la vivienda la ha comprado su hermanastro?
- R. Es muy sencillo. Me había divorciado y, mientras busco un alojamiento, me quedo allí. Porque, además, Miguel no se queda. En ese momento vive en casa de la novia. [Cuando muere Marta del Castillo] yo llevaba dos o tres meses viviendo allí, que era el tiempo que Miguel no estaba. Yo estaba utilizando la vivienda de puente hacia otra casa. Tampoco es nada extraño. El que le quiera buscar tres pies al gato...
"¿Ahora es el tonto bueno?"
Tras la desaparición de Marta del Castillo, las detenciones policiales se fueron dando con el paso de las semanas. El primer detenido fue Miguel Carcaño. Confesó el crimen ante el Grupo de Menores de la Policía, que asumió la investigación. Luego vendrían los arrestos de dos amigos suyos, Francisco Javier García, alias El Cuco - por entonces menor de edad y al que EL ESPAÑOL encontró hace un año en el sur de Francia- y Samuel Benítez; su hermanastro, Francisco Javier Delgado, y la pareja de éste, María G. M. A todos se les llevó a juicio por participar en distinto grado en la muerte o en la posterior desaparición de la adolescente.
Finalmente, en 2012, la Audiencia Provincial de Sevilla condenó por asesinato a Carcaño, que en la actualidad cumple 21 años y tres meses de prisión tras la revisión al alza de la pena hecha después por el Tribunal Supremo (TS). Por otro lado, un juzgado de menores condenó a El Cuco a dos años y 11 meses de internamiento en un centro de menores. En la sentencia de éste se dice que ayudó a Carcaño a deshacerse del cadáver "con la ayuda, al menos, de un tercero desconocido”.
En la sentencia de la Audiencia se absolvió de encubrimiento a Samuel Benítez, al hermanastro del asesino y también a la pareja de éste. En el juicio no se aportaron pruebas concluyentes que demostraran que ellos tres estuvieron la tarde-noche del 24 de enero de 2009 en la casa de León XIII o que ayudaran a ocultar el cuerpo de la víctima mortal.
Tanto Francisco Javier Delgado como su compañera sentimental, María G. M., habrían llegado a aquella vivienda después de que Carcaño se deshiciera del cuerpo de Marta del Castillo. En el caso del hermanastro de Carcaño, la sentencia recoge que se ausentó a las 20.40 horas y volvió entrada la madrugada, después de que lo hiciera su pareja.
- P. ¿Sigue manteniendo que usted no estuvo en aquella casa en el tramo horario en que murió Marta?
- R. Nos estamos yendo a enero de 2009. Sí, lo mantengo. Para cualquier cosa que me preguntes de enero de 2009, te remito a lo que he dicho tiempo atrás. Ya no lo tengo tan claro en la memoria porque ha pasado mucho tiempo, pero te remito a lo que ya dije. No ha cambiado nada.
¿Qué quieren decir ahora? ¿Que a mí me da un arranque de locura, le pego a mi hermano, una chica se mete y yo la mato?
- P. Miguel Carcaño, su hermanastro, ha dado múltiples versiones de lo sucedido. La última, la séptima, dice que ustedes discutieron en la casa de León XIII por unos problemas con esa supuesta estafa bancaria que habrían cometido. ¿Por qué piensa que, al menos en apariencia, Miguel Carcaño está colaborando con la familia Del Castillo?
- R. Vamos a ver, esto es presuponer lo que él piensa o siente. Yo tengo claro que es mentira y que él sabe que es mentira. ¿Que lo hace como cortina de humo para que lo dejen tranquilo y parezca que, en vez del malo, es el tonto bueno? No lo sé, pero lo que tengo claro es que sigue siendo mentira.
- P. Pero en cierta forma, esa versión de Carcaño y que dan por válida los padres de Marta del Castillo encaja con lo dicho por El Cuco en unos audios grabados por el supuesto infiltrado y que no llegaron a judicializarse. El Cuco asegura en ellos que el día que muere Marta llegó drogado a la casa, que se encontró a la joven muerta, que se sintió indispuesto y que usted lo amenazó para que ayudara a deshacerse del cadáver y limpiar la casa. La literalidad de la frase es la siguiente: “O me ayudas, o te quito de en medio”.
- R. Mira el sumario judicial. Esa declaración que hace en el audio con el supuesto infiltrado ya está recogida. Yo voy a juicio, entre otros delitos, por amenazas. La sentencia ya te ha dado la explicación a eso.
- P. Bueno, eso en la sentencia en la que usted resulta absuelto. En la sentencia de El Cuco también se dice que él ayuda a Miguel Carcaño a deshacerse del cadáver con la ayuda de una tercera persona desconocida.
- R. Si me preguntas a mí que yo sea el que intente solucionar un fallo en una sentencia judicial, bien vamos. Yo acepto la sentencia tal como es, me guste o no me guste. Me acusaron de cuatro cargos diferentes y no me gustaban, pero los tuve que aceptar.
- P. La abogada de la familia Del Castillo ha reconocido en Diario de Sevilla que esta es la última oportunidad para saber dónde está el cadáver de la chica. Por cercanía en su sentido, esas dos versiones concuerdan en un mismo punto, que es usted.
- R. Es cierto. Pero lo que han hecho es trabajar esas versiones para que parezca que pueda haber algo, cuando en realidad no hay nada. Pero bueno, cada uno es dueño de sus actos.
- P. ¿Qué cree que pasó entonces en aquella casa?
- R. No voy a especular. Para eso ya estáis los periodistas. Lo que tengo claro es que cuando yo me voy de la casa no ha pasado nada, y que cuando llega María por la noche, a partir de ahí tampoco hay nada. El marco temporal lo tengo clarísimo.
Se me ha insultado desde algunos medios y por parte de algunos periodistas. Pero el tiempo de la empatía ha acabado.
- P. ¿A qué hora sale de la casa?
- R. Ya no lo recuerdo. Te remito al sumario. Porque como te diga 10 minutos antes o después de lo que dije en su día, ahora voy a tener a algún compañero tuyo machacándome.
"Quería cogerlo del cuello"
Cuando murió Marta del Castillo, Carcaño llevaba un tiempo fuera de la casa que había comprado recientemente tras la muerte de su madre, Felisa Delgado, una mujer inválida que iba en silla de ruedas y vendía cupones de la ONCE.
Aunque Miguel Carcaño todavía dormía en aquella vivienda de forma esporádica, desde octubre de 2008 residía con su nueva novia en el inmueble de sus suegros, situado en Camas, una población de la periferia de Sevilla.
Aquel 24 de enero, al llegar a la casa de León XIII, Marta y Miguel se encontraron con el hermanastro de Carcaño. Éste, dice la sentencia, se ausentó en torno a las 20.40 horas para irse a trabajar. Una vez solos en la casa, ambos jóvenes discutieron en el dormitorio de Miguel.
Fue en ese instante cuando, frente a frente, Miguel cogió un cenicero de una mesa, situada a su izquierda, y golpeó con suma fuerza en la sien de Marta. La menor, señala el fallo, cayó al suelo boca arriba con la cabeza y la cara ensangrentadas. Falleció de inmediato.
- P. ¿Cómo era la relación con su hermano?
- R. Ni buena ni mala. A ver, se podría decir que mala no, para nada. No te voy a decir que genial, pero mala para nada. Eso sí, en los últimos meses apenas nos veíamos.
- P. ¿Llegó a conocer a Marta?
- R. Si el 25 de enero de 2009 a mí me dicen que Marta es morena con el pelo corto, me lo creo. No había visto a esa chica en mi vida. Inconscientemente, que hubiera visto a mi hermano con su grupo de amigos y amigas reunidos en el parque del barrio y ella estuviera, es posible. Pero insisto: si el 25 de enero de 2009 me dicen que es morena de pelo corto, me lo creo.
- P. ¿En estos 11 años nunca ha tenido el interés de querer hablar con su hermano?
- R. A lo mejor esto no se entiende, pero yo tengo mi forma de ser y tengo otras necesidades que no son esas. Es más, si yo tuviera algo que temer por algo que él pueda decir sobre mí y que sólo sabe él, ¿cómo es que en estos 11 años yo lo dejo abandonado? Ya que me han puesto de ser tan listo, esto es de ser muy tonto, ¿no? O soy listo o soy tonto, pero las dos cosas, imposible.
- P. Pero en todo este tiempo, ¿se ha planteado ir a verlo en algún momento?
- R. Yo estuve 90 días en prisión preventiva. Cuando salí, tenía ganas de coger por el cuello a mi hermano y que me dijera qué coño había pasado. Pero salgo y me encuentro en televisión que ponen a los tres (Carcaño, El Cuco y Samuel Benítez) como tres tontos y a mí, un tipo de 40 años, como el cerebro y el que lo ha montado todo. En ese momento Miguel ya llevaba dos o tres versiones diferentes. ¿Yo cómo voy a prisión a ver a mi hermano, para que se invente otra cosa y dé la impresión de que yo le he condicionando u obligado a decir algunas cosas? Ese momento de poder acercarme a él no era conveniente. Dicho esto, antes del juicio y después de haber salido yo de prisión preventiva, la Policía me insistió un par de veces en que colaborase yendo a hablar con él. Les dije que no tenía ningún problema si era por avanzar [en la investigación], pero les pedí que la conversación con Miguel debía quedar grabada. Me dijeron que no, que eso no se podía hacer. Tenía que ir a pelo y les dije que no.
- P. ¿Cuándo siente que rompe definitivamente la relación con su hermano?
- R. Cuando me escribe una carta que me llega a través de mi abogado. En ella dice ‘o lo cuentas tú o lo cuento yo’. Estaba mal asesorado y se inventa que tengo algo que ver con la desaparición del cuerpo. Desde ese día no tengo hermano. Hasta el momento lo que contaba podía ser real o inventado, pero cuando ya me quiere implicar a mí, ahí se acaba todo.
- P. Este caso ha tenido condicionantes que lo han hecho especial, distinto: entre los implicados había menores; nunca ha aparecido el cadáver de Marta del Castillo; un supuesto infiltrado grabó casi 600 horas al entorno de El Cuco… ¿Le genera cierta inquietud que el juez pueda darle validez a esas grabaciones?
- R. No me inquieta nada. Yo confío en la justicia. Si consideran que tengo que ir otra vez a declarar, lo acataré como lo he hecho hasta ahora. Yo puedo hablar mal, o muy mal, del equipo de investigación de este caso. Pero nunca hablaré mal de la justicia.
- P. Ahí coincide con Antonio del Castillo. Él también piensa que se hizo una mala investigación.
- R. Bueno… No voy a entrar ahí. Yo valoro que la investigación se hizo muy mal, a la vista de los hechos está. Cuando a mí un equipo de investigación me quiere colocar cinco delitos diferentes en seis horarios distintos, no creo que haya ningún jurista ni ningún buen policía de investigación que piense que eso es lógico. Igual no era el personal adecuado, no tenían experiencia en esto… No lo sé, no lo sé. Tuvimos la mala suerte de que lo investigara el grupo de menores.
- P. En estos 11 años, ¿nunca ha tenido ningún contacto o intento de acercamiento con Antonio del Castillo?
- R. No. Hubo un momento, en los primeros meses del caso, en que mi abogado le ofreció podernos ver para hablar. Yo no buscaba ninguna contraprestación en forma de que pidiera una pena menor para mí. Mi abogado se lo ofreció pero él no quiso o no se encontraba cómodo en ese momento.
- P. Entiendo que ahora ya es imposible…
- R. Él tiene una idea preconcebida sobre mí que no es real, pero es la que tiene. Pero ni yo puedo ayudarlo, ni él me va a creer. Entonces, resultaría absurdo tener una conversación con él. No hay nada que yo les pueda decir que ellos se vayan a creer. Tienen una idea sobre mí de la que no les voy a sacar.
- P. ¿Cómo han sido estos 11 años para usted?
- R. Uno vive porque no tiene más necesidad que vivir. Lo llevas lo mejor que puedes. Hay veces que preferirías estar en otro sitio. Yo lo sufro por la gente a la que quiero. Afortunadamente, tengo mochila para poder vivir con ello. Pero me duele por la gente a la que quiero y me importa, porque lo han pasado y lo pasan bastante mal. En la calle no llevo un cartelito en el pecho en el que digo que he sido juzgado, pero prácticamente he podido hacer la misma vida que hace cualquiera.
- P. Usted pasó tres meses en prisión. ¿Cómo fue aquel tiempo?
- R. Afú, muy jodido. Estar privado de libertad es muy jodido. La presión mediática y la social no la sentía, pero lo pasé muy mal.
- P. Cuando sale, ¿con qué se encuentra?
- R. Me encuentro en la puerta de prisión con periodistas, cámaras… Me siguieron durante días. Ese es uno de los trabajos más pésimos que veo entre vosotros. Luego, alguna gente me ha pedido perdón por su comportamiento en determinados momentos. Y lo agradezco. Pero hay otra gente que parece que lo disfruta. Como en la vida, hay de todo.
- P. De cara a su imagen ante la sociedad, ¿no sería mucho mejor dar la cara en esta entrevista y no esconderse detrás de una capucha?
- R. No, porque a mí ya se me ha condenado socialmente. La falsedad está a la orden del día en la calle. A mí se me ha insultado desde algunos medios y algunos periodistas. Eso no lo quiero para la gente que me rodea y quiero. Yo quiero caminar como cualquier persona por la calle. Además, he decidido no aguantar más. El tiempo de la empatía y la prudencia se ha acabado. Voy a actuar según me deje la justicia para que esto ya tenga un fin.
Se puso el piso a nombre de Miguel porque yo quería que tuviera un techo para él y una responsabilidad.
- P. ¿Qué piensa de los medios de comunicación ahora que han pasado 11 años?
- R. (Silencio durante unos segundos. Piensa muy bien la respuesta. Lanza la mirada al techo de la habitación). La imparcialidad brilla por su ausencia, lo tengo clarísimo. Para mí la imparcialidad no es que me creas o te tenga que caer bien. La imparcialidad es dar los datos negativos que tienes en mi contra y, a su vez, los positivos. En mi caso, los indicios de que yo no he cometido ningún delito no han aparecido ni una sola vez. Entonces, sí, los medios de comunicación me han maltratado.
- Última pregunta. ¿Piensa que algún día se va a saber dónde está el cuerpo de Marta del Castillo?
- R. Es algo que a mí me encantaría. Si apareciera, esos padres tendrían un capítulo claro. Y si el encontrarlo ofrece detalles o demuestra cómo ocurrió todo, sería estupendo. Desde luego que no aportaría nada que me implicase a mí. Por lo tanto, eso me va a ayudar. Ojalá apareciera. Como sus padres, yo también llevo esperando 11 años. Pero esto que digo ahora mismo lo dije hace 11 años. Si hubiera aparecido, hoy no estaría hablando contigo.