Daniel estaba haciendo las maletas cuando su teléfono comenzó a vibrar. Uno, dos, tres mensajes. Y, de repente, la noticia: este madrileño, de 24 años y que se define como “un pelín friki”, se había convertido en el número 1 del MIR 2020. Tras más de un curso invertido y una docena de horas de estudio diarias, había conseguido su recompensa. Pero ha resultado, sorprendentemente, inesperada.
“Soy un poco inseguro y pesimista, así que me estimaba como un puesto 3.000”, sonríe Daniel Vírseda González cuando atiende a EL ESPAÑOL. Este graduado en Medicina por la Universidad Complutense de Madrid acababa de comenzar sus vacaciones este martes, justo cuando se ha conocido el listado provisional de los resultados del examen médico.
Según datos del Ministerio de Sanidad, han superado la prueba, que se celebró el pasado 25 de enero, 12.162 candidatos. Así, y si la publicación de resultados definitivos no modifica mucho las cifras de esta primera oleada, la proporción es de 1,62 candidatos por cada una de las 7.512 plazas.
Dentro de estas estadísticas, Daniel ha tenido 161 respuestas válidas y 12 errores. Tan sólo dejó sin contestar 2 del total de las 175 preguntas. ¿El resultado? Una puntuación de 94,075. Cuando se le añade el baremo de la nota media del expediente —un 9,78 en el caso de este madrileño—, la puntuación total obtenida ha sido de 104,1331.
Nunca se ha conseguido la hazaña de que un aspirante consiga el máximo resultado posible, que sería acertar las 175 preguntas. Porque cada fallo resta, y cada respuesta correcta añade tres puntos. Este madrileño ha obtenido lo que se conoce como 157 netas.
"No tengo claro qué coger"
La medicina es una constante en casa de Daniel: tanto su padre como su madre son doctores. Él, sin embargo, afirma que, “siendo sincero, decidí coger medicina el mes siguiente de hacer el examen de selectividad”. En esas anda también a la hora de escoger especialidad, una vez superado el MIR. “No tengo muy claro qué coger aún”, admite.
“Me gusta mucho la dermatología, incluso antes de saber que no hay guardias”, puntualiza. “Pero en mi carrera no he podido rotar mucho por ese servicio. Una rotación que me llamó mucho la atención fue oncohematología pediátrica y por ello también me he planteado coger hematología o pediatría”.
Lo que sí tiene más decidido es que desea hacer la especialidad en algún centro sanitario de la capital de España. “Ya el hospital lo tengo un poco más en duda, alguno de los grandes de Madrid. Depende de la impresión que tenga cuando vaya a visitarlos”, mantiene.
Gimnasio, juegos de rol y piano
A Daniel no le son extraños los grandes resultados académicos. Su altísima nota durante la carrera así lo acredita; así como el premio a los mejores estudiantes de bachillerato que obtuvo antes de la selectividad. También participó durante su etapa escolar en diferentes olimpiadas matemáticas.
Sin embargo, el grado universitario marcó un antes y después para él. “Es diferente a la experiencia de estudiar en la carrera. Pero al final opino que un buen estudio durante la carrera ayuda en la preparación MIR”, afirma. Él, frente a otras tendencias cada vez más al alza como la inmersión total en Oviedo —con un programa de estudio intensivo de mano de una de las academias preparadoras—, decidió quedarse en Madrid y formarse con CTO en su ciudad natal.
Todo el tiempo invertido en el examen no le llevó a estar seguro de que le había salido bien. “Sobre todo al salir del examen que solo conoces como te ha ido a ti y tienes mucha incertidumbre. Luego cuando metí el resultado en las plataformas de las academias vi que había salido mejor de lo que pensaba, pero no me esperaba el número 1”.
De momento, en su horizonte tan sólo emerge un viaje con sus compañeros, y retomar sus anteriores hobbies, que han estado un poco aparcados durante este proceso: el gimnasio, los juegos de mesa y de rol —“Ahora, con más tiempo libre, pues iré a más competiciones”, sonríe— y, quizás, retomar las clases de piano que dejó durante la carrera.
“Cuando he visto la lista me ha hecho mucha ilusión aunque todavía no me lo creo. Y además creo que hay que esperar a que salgan los resultados definitivos”, desliza Daniel. Sin embargo, ni se plantea reclamar sus resultados. Es consciente de que podrá elegir lo que quiera… aunque aún no sepa el qué.