“La abracé, le di de comer, incluso me tosió encima”. Habla Carolina, la hija de la anciana fallecida por coronavirus -a diez días de cumplir 99 años- en el madrileño Hospital Gregorio Marañón. Lo hace en el frío de la capital, con una mascarilla azul, después de que le negasen la entrada en la Residencia de Mayores La Paz, donde este jueves se ha conocido que diez ancianos y una trabajadora han dado positivo por Covid-19. La madre de Carolina era residente en este centro.
Carolina y su amiga, una mujer pelirroja que le acompaña en estos difíciles momentos, se quejan de la falta de información por parte de la residencia de ancianos. “Nos dijeron que tenía una fuerte neumonía pero en ningún caso mencionaron que tenía coronavirus. Carolina estuvo con su madre mientras sufría las fiebres hasta que fue trasladada al hospital”, explica a EL ESPAÑOL la amiga de Carolina.
Fue cuando Carolina, por motu proprio, decidió ponerse la mascarilla con la que habla ante los medios. El motivo: no le han practicado ningún tipo de prueba sanitaria “a pesar de haberlo pedido” y por no querer contagiar “a sus más allegados”. Carolina, además, es asmática y el Covid-19 afecta con más agresividad a las personas con enfermedades respiratorias.
La mujer, sin embargo, se ha aventurado a salir al frío madrileño con su gorro de lana blanco y una chaqueta morada para “recoger las cosas de su madre” y así cerrar unos de los capítulos más difíciles de su vida. Pero la residencia de ancianos le niega el paso, ya que la “Consejería de Sanidad impide acceder a las personas a causa de que hay varios residentes infectados”.
Entradas y salidas
Este hecho, sin embargo, contrasta con lo que este periódico ha podido presenciar. Un total de cinco personas han accedido al residencia donde de momento descansan los diez ancianos que han contraído el virus. Una de ellas es un anciano, con una gorra oscura, que asegura que se acaba de enterar de los casos de coronovirus en el centro. Ha ido allí porque sale a las 9 de la mañana y sólo acude a la residencia “a dormir”.
Pese a ello, la residencia de ancianos, que tiene una capacidad de entre 70 y 80 usuarios, ha habilitado zonas de aislamiento y procurarán que personas con síntomas no utilicen las zonas comunes, como puede ser el comedor o los baños, con el motivo de evitar más contagios entre las personas de la tercera edad. Y de los trabajadores. Sin embargo, Teresa, madre de una trabajadora de la limpieza de este centro afirma que “se están realizando controles sanitarios tanto para las personas mayores como para los auxiliares de enfermería. Pero mi hija, que se dedica a limpiar, aún no ha sido sometida a ninguna prueba”.
La hija de la trabajadora también ha podido salir sin problemas para merendar, junto a su madre, en la acera del número 44 de la calle Doctor Esquerdo -dirección de la residencia-. Come un bocata de tortilla y está nerviosa por la situación. De momento, se piensa que la mujer de 99 años es el origen del Covid-19 en esta residencia.
"No me han querido hacer pruebas"
Carolina, por su parte, se siente desprotegida por las autoridades sanitarias. "Nadie me ha dicho que tengo que ir protegida, ni tampoco han querido practicar ninguna prueba", se sincera ante este diario. "Me han dicho esta tarde que ya me llamarán si cumplo con los requisitos, pero de momento, como no he tenido fiebre, no me han hecho ningún tipo de prueba", cuenta Carolina.
Carolina, no obstante, tiene asma y argumenta, con preocupación, que tiene otros síntomas como "presión en el pecho, dificultades para respirar y tos". Y la mujer expresa su disconformidad porque cuando murió su madre, de 99 años, el pasado martes, el Instituto Provincial de Rehabilitación -perteneciente al Gregorio Marañón- la dejó entrar tanto a ella como a su familia a velar a la fallecida.
Pese a ello, Carolina puntualiza que en el centro hospitalario se dieron cuenta de que la anciana fallecida tenía el Covid-19 después de su muerte. Ahora, esta mujer sólo espera "no dar positivo por coronavirus y cerrar este capítulo".
La preocupación de la Residencia de Mayores La Paz, por su parte, ya no se centra en la anciana de 99 años, sino en los 11 positivos por coronavirus que se encuentran dentro de este espacio. Y por los demás ancianos, que tienen una media de 80 años de edad. La residencia estará apoyada por la Agencia Madrileña de Atención Social, que repartirá 8.000 mascarillas entre el personal del centro. También contratará personal de enfermería y servicios de desinfección e higiene.
Valdemoro, nueva residencia con Covid-19
A primera hora de este viernes ha trascendido que el Centro de Mayores Duque de Ahumada, en Valdemoro, una localidad situada al sur de la capital, también sufre un brote epidémico de coronavirus. De momento, este centro residencial se convierte en el mayor foco vírico de España, ya que supera en cinco casos a la Residencia de La Paz. Por ello, este centro de Valdemoro ha sido clausurada provisionalmente. Un total de 16 personas de esta residencia han dados positivo por Covid-19. Entre ellas hay ancianos y personal laboral del centro.
Es más, cuatro de los ancianos afectados se encuentran en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). El hombre de 76 años que ha muerto con este virus este viernes, por su parte, también era residente de este centro de mayores. Esta es la cuarta muerte por coronavirus en España y la segunda en la Comunidad de Madrid.
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