El coronavirus está siendo la peor pesadilla de las bolsas desde el Brexit y va camino de ser la ruina de muchas aerolíneas. El impacto del Covid 19 es notable en muchos aspectos de la economía mundial, pero hay quien sabe sacarle provecho. Ya lo dice el refranero popular: A río revuelto, ganancia de pescadores. Empresas que se forran vendiendo mascarillas, farmacias haciendo su agosto y ahora, también, Ubereats. La plataforma de comida a domicilio ha lanzado una campaña bajo el eslogan “no te la juegues” en la que regala 15 euros en reparto de comida usando un código promocional.
Si bien la empresa no nombra específicamente al coronavirus, parece que el mensaje es claro: no salgas de casa y pide comida a domicilio. Esto, en la misma semana que Madrid y La Rioja han decretado el cierre de colegios y universidades, así como la no celebración de actos masivos. Los eventos deportivos se celebran a puerta cerrada, hasta la discoteca Fabrik cierra sin fecha de apertura... Pero ninguna de estas medidas afectan a los riders. ¿Qué opinan los repartidores de Ubereats de esta campaña?
Son las cuatro de la tarde en el madrileño barrio de Malasaña. Es una hora muerta para los pedidos de comida y los riders se algolpan en muchas rincones a la espera de que entre un pedido. “No nos enteramos de esas promociones. Para verlas hay que acceder como cliente a la app”, afirma Alfredo, un repartidor de Glovo y Ubereats. “Mira, eso es lo que vale nuestra salud: 15 euros”, replica Josué.
Todos los repartidores que este martes por la tarde ocupan la esquina de Manuela Malasaña con Fuencarral son venezolanos que llevan menos de un año en España; todos trabajan para ambas plataformas, Ubereats y Glovo; y a todos les parece mal esta forma de promocionar la empresa. “Es como muy morboso, ¿no?”, se pregunta Alfredo. “Me parece mal que lo usen [el coronavirus] para promocionar”. Sus compañeros asienten.
A la vista de la polémica, la plataforma se ha retractado y ha hecho un comunicado pidiendo perdón por la campaña: "Queremos pedir disculpas por la promoción de Uber Eats enviada ayer. Fue totalmente inadecuada y hemos tomado todas las medidas necesarias para que no vuelva a suceder".
De vuelta al juzgado
La promoción de Ubereats ha coincidido casualmente con un día clave para este sector. Este martes el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC) ha dictado, por primera vez en esta comunidad, que los repartidores de la empresa son asalariados y no autónomos. Esto supone un varapalo al modelo de negocio de Glovo, la empresa catalana creada por Òscar Pierre en 2015, que se basa en el poco gasto que le generan sus riders (o glovers, como les llama la empresa).
El TSJC considera que la relación contractual entre el repartidor y la empresa es “un contrato de trabajo”. Asimismo, este tribunal quiere zanjar la polémica de sentencias previas ejecutadas en tribunales de instancias inferiores que daban la razón a Glovo. Finalmente la justicia catalana se pone del lado de las inspecciones de trabajo que ya habían advertido de que la relación entre ambas partes no era mercantil, sino de trabajo.
Lo mismo ocurrió en Madrid el pasado mes de noviembre, cuando el TSJM decretó que los trabajadores de Glovo son asalariados y no autónomos. Pese a estos fallos, el modelo de la empresa sigue siendo el mismo y todos los riders que se juntan en malasaña siguen siendo autónomos. ¿Llegará su caso al Supremo?
"Uber paga más"
Ubereats, a diferencia de Glovo, no es una empresa española. Su origen está en California en el año 2014. Tras esta plataforma está, lógicamente, Uber, el gigante de vehículos de transporte concertado (VTC).
Ambas empresas coinciden en su modelo de negocio, tanto es así, que la mayoría de riders consultados para este reportaje trabajan indistintamente para ambas plataformas. “Uber paga algo más, Glovo muy poco”, afirma uno de ellos.
Es raro, al menos en Madrid, ver a un español trabajando de rider. Este trabajo lo desempeñan generalmente inmigrantes que llevan poco en España y ven en estas plataformas la manera de generar ingresos de forma rápida y relativamente sencilla. Eso sí, bajo su cuenta y riesgo, como todo autónomo. Un accidente no supondrá una baja remunerada.
Tanto reparten, tanto cobran, y si las condiciones climáticas son adversas cobrarán más. “Antes daban 20 euros por un bono de lluvia, ahora unos cuatro”, afirma Josué. Esto se debe, según relatan, al enorme aumento de repartidores que ha habido en los últimos meses. “A la empresa le da igual si hay 100 o 1.000 repartidores, lo que importa es que el pedido llegue. Ellos van a ganar lo mismo”.
En un día normal un repartidor en bicicleta puede ganar entre “40 o 50 euros”. El fin de semana esa cifra aumenta hasta los “70 u 80”, aseguran. “A ver, yo creo que no es un mal trabajo, solo falta protección”, opina Josué, convertido en portavoz repentino de este pequeño grupo. Nadie le contradice, pero alguno matiza que es todo muy impersonal y repentino. “Nada más te das de alta en la app [como trabajador, no como cliente] te llaman para ver si lo tienes todo en regla y te puedes poner a repartir. Les gusta todo muy rápido”.
La rapidez es una de las claves de este negocio cada vez más extendido en las grandes ciudades, como lo son las condiciones adversas que mantienen a la gente en casa y sin ganas cocinar o de bajar a comprar. Este martes el tiempo es primaveral en Madrid y el cuerpo pide a gritos terraza, caña y tapa. Sin embargo, hay un nuevo virus suelto que ya se ha cobrado la vida de 48 personas en España.