Sucedió de madrugada. Tras veinte jornadas de confinamiento, en el barrio de la Isleta de Las Palmas de Gran Canaria las voces eran ya parte de la rutina que escuchaban los vecinos. Pero este sábado algo cambió: tras los gritos, vino el silencio. Después, la llamada a la Policía: José P. A., y más conocido como Pepe, había matado a su mujer, Encarnación.
Encarnación, que llevaba muchísimos años viviendo en la isla aunque tenía origen catalán, sufría desde hacía tiempo diversas enfermedades degenerativas, apuntan fuentes cercanas a la investigación a EL ESPAÑOL. Concretamente, alzheimer y párkinson. Ese mismo día se le había escuchado vociferar, en mitad de una discusión, que quería “salir a la calle”.
Eran las siete de la mañana cuando Pepe, de 62 años, descolgó el teléfono y confesó lo que había hecho: asesinar a su mujer, de 78, ahogándola con un cojín.
Palizas previas
La Isleta es una zona popular de Las Palmas, tradicionalmente poblada de gente mayor y con origen local. Aunque se encuentre cerca de uno de los grandes atractivos turísticos de la isla, la playa de Las Canteras, allí vive gente de la ciudad, principalmente. Entre ellos, el matrimonio formado por Pepe y Encarnación.
La convivencia, aseguran las fuentes anteriormente citadas a este periódico, era algo turbulenta. La Delegación del Gobierno no tardó en confirmar, una vez se conoció el crimen, que en el expediente de la pareja constaban dos actuaciones por violencia de género, la última en 2019.
No se había abierto ningún otro protocolo. La víctima no quiso continuar con el proceso, ni se actuó de oficio.
Dependiente y cuidador
Sin embargo, fuentes cercanas al caso indican que Encarnación se valía por sí misma físicamente, pero que era dependiente. Su marido era quien se dedicaba a cuidar de ella y, también, de su madre. Pero detrás de todo se ocultaban los golpes que le infligía a la mujer, que en alguna ocasión había necesitado la atención de una ambulancia.
Vecinos cuentan al diario local La Provincia que Encarnación y Pepe eran “como la Virgen y San José, estaban siempre juntos”. El maltrato que sufría ella no les era ajeno al resto de habitantes del edificio de la zona de Muelle Grande en el que residían, pero tampoco los vecinos dieron la voz de alarma.
En esta ocasión, para cuando las autoridades llegaron tras la llamada de confesión de Pepe, nada se pudo hacer. Los sanitarios trataron de reanimar a la víctima, sin éxito, certificando la muerte. Por su parte, los agentes procedieron a la detención de su marido, que pasó a disposición judicial y ya se encuentra en prisión.
Mónica, asesinada de un tiro en Valencia
Algo similar le sucedió a Mónica Espínola Nevado, una valenciana de 37 años. Su pareja, con la que mantenía una relación tóxica, de idas y venidas, le pegó un tiro para asesinarla el viernes 5 de marzo. Finalmente, falleció ese domingo, día internacional de la mujer.
Tampoco en su caso constaban denuncias previas en su expediente, pero el maltrato era conocido en su círculo y en el de Juan Salvador, su pareja y asesino. Los episodios de violencia eran continuos, en los que le pegaba, le vejaba y la controlaba. Pero nadie dio la voz de alarma.
La pareja residía como okupas en Villanueva de Castellón, un pueblecito de siete mil habitantes perteneciente a la provincia de Valencia y a cuarenta minutos de la capital. Allí, Juan intentó matar a Mónica dándole un único tiro en la cabeza, aunque más tarde quiso alegar que fue algo accidental mientras manipulaba una pistola.
Mónica, que deja dos hijos de una relación anterior, llevaba dos años viviendo con su asesino. Según el diario Levante, ninguno de los hijos de la víctima se encontraba en la casa, ya que el mayor residía de forma habitual con sus abuelos maternos y el pequeño estaba con la familia paterna.
Encarnación, de 78 años, y Mónica Espínola, de 37 años, son la décimo quinta y décimo sexta mujeres asesinadas por un hombre desde que comenzó el año. En España, en 2020, también han sido asesinadas Mónica, de 28 años; su hija Ciara, de tres; Olga, de 63; Judit, de 29; Mary, de 73, Manuela de 79 años; Rosa, de 40; Lorena, de 41 años; Clara, de 47; Ana, de 38 años; Alina, de 34; Marimar de 43; Manuela, de 75, y Conchi, de 75. La serie 'La vida de las víctimas' contabilizó 53 mujeres asesinadas en 2017, 47 en 2018 y 55 en 2019.