Uno puede estar seguro de que a Christian Drosten nadie le dijo cuando era niño que iba a alcanzar la fama internacional dedicándose a la ciencia. Quién iba a pensar en la granja en la que se crió, situada en la pequeña localidad de Groß Hesepe (noroeste germano), a escasos kilómetros de la frontera germano-neerlandesa, que el pequeño Christian iban a convertirse en el virólogo de cabecera de la canciller Angela Merkel, la “mujer más poderosa del mundo”, en la pandemia que paró al planeta. El Fernando Simón alemán -aunque con matices-: mientras el nuestro ha sido criticado por imprudente, el extranjero ha sido hasta amenazado de muerte por pedir prudencia.
Pero eso es precisamente es lo que ha pasado con Christian Drosten. En Alemania, se ha convertido en el “señor de los virus”, “el médico más influyente”, “el virólogo que guía al país” en la pandemia. Esas son algunas de las expresiones con las que los medios de comunicación alemanes se han referido a este hombre de 47 años, cuya carrera le había llevado en 2017 a la dirección del Instituto de Virología del Hospital Universitario Charité de Berlín.
El estallido de la pandemia causada por el SARS-CoV-2 le ha catapultado a la fama e insertado en los círculos de poder de Alemania. No en vano, Drosten forma parte de los asesores en los que confía Merkel, una mujer cuyo perfil académico –es Doctora en Físicas– hace pensar que sabe rodearse de científicos a la hora de tomar decisiones.
Cuando Drosten habla, Alemania atiende. De esto da cuenta que hoy día prácticamente todos los medios de comunicación se hagan eco de sus valoraciones sobre la situación del país ante el covid-19. Requieren hoy la atención de Drosten desde todo el mundo. Como en plena pandemia los virólogos se han convertido en auténticas “estrellas del rock” para el gran público, Drosten no puede ocuparse del insondable número de peticiones de entrevistas que le llegan a diario. Eso, a pesar de que se le ha visto en los medios por activa y por pasiva, en telediarios y programas de entrevistas.
Por eso ahora se le escucha, sobre todo, en la atalaya mediática que le ha levantado la Norddeutscher Rundfunk (NDR), el ente de radio-televisión público que comparten los estados federados de Hamburgo, Baja Sajonia, Mecklemburgo-Pomerania Occidental y Schleswig-Holstein. La NDR le ha reservado un espacio en forma de podcast desde el que realiza valoraciones sobre la situación casi a diario desde hace dos meses. Sus contenidos en ese formato son considerados de lo mejor que se produce en podcast en Alemania, ya sea para el público masivo como para el público especializado.
Entre los descubridores de los SARS
Raro es el día en que Drosten no protagoniza titulares en la prensa alemana, al igual que le ocurre en España a Fernando Simón, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias. Ambos dos dan la cara por sus presidentes día a día: Drosten por Merkel, Simón por Sánchez.
Drosten, como le sucedía a Simón, es el supermédico que se gana la confianza de todos. Si el portavoz del Gobierno de España durante esta crisis había liderado la exitosa respuesta del país ante virus como el ébola, la gripe A, la listeriosis o el zika, el alemán no se quedaba atrás. Era -y continúa siendo- un investigador de gran reputación.
Porque Drosten, antes de trabajar en su actual hospital y de convertirse en uno de los referentes alemanes de la lucha contra el covid-19, dirigió durante una década (2007-2017) el Instituto de Virología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Bonn. A ese cargo llegó apenas cuatro años después de haber realizado su tesis doctoral. En 2000 se graduó como médico.
Su investigación se ha centrado, mayormente, en los coronavirus. Entre ellos figuran los que causan síndrome respiratorio agudo grave, los que se conocen también por las siglas inglesas SARS, agentes infecciosos que Drosten contribuyó a descubrir a principios de este siglo.
“Sus lista de publicaciones es impresionante, sus estudios son citados a menudo, algo que se puede ver en la página web del Centro Nacional de Información para la Biotecnología de Estados Unidos”, han explicado en el influyente diario conservador Frankfurter Allgemeine Zeitung a cuenta de la relevancia de Drosten. Pero no sólo parece jugar a favor de Drosten sus méritos científicos.
El virólogo en quien más confía la población
Pese a que su imagen encaja a la perfección en la de un investigador de laboratorio –en Berlín hay quien ha visto en su corte de pelo el look de un friki–, “Drosten es el más guapo”, según otro de los titulares de la prensa seria sobre el investigador afincado en Berlín. Sea como fuere, de todo el espectro de virólogos que un día y otro también se pronuncia sobre la situación de la pandemia en Alemania, Drosten es el que más confianza genera.
Según un sondeo aparecido a principios de mes en el Bild, el diario más leído de Alemania, un 37% de los lectores de ese periódico confía en el virólogo del Hospital Universitario Charité de Berlín. El presidente de RKI -la agencia federal germana responsable del control y la prevención de enfermedades-, Lothar Wieler, recogía en esa encuesta apenas un 6%, un porcentaje “sorprendentemente malo”, que se explica porque a él se le considera “responsable de las medidas impopulares” que se han implementado contra el covid-19 en Alemania. Como, por ejemplo, las medidas de distanciamiento social que han llevado a un parón de la economía y la vida social del que sólo se ha empezado a salir, muy poco a poco, estos días.
Drosten también es de los que ha apoyado esas medidas impopulares. Tanto que ahora ve con ojos críticos la desescalada que trata de llevar a cabo el país de Angela Merkel. “Tal vez nos estemos jugando aquí toda la ventaja que hemos conseguido”, ha dicho Drosten a cuenta de las primeras medidas que van a sacar al país del 'semi-confinamiento' que vive desde el pasado 23 de marzo.
“Para muchos, soy el tipo malvado que está paralizando la economía”, afirmaba Drosten en una entrevista del diario The Guardian. Incluso confesaba recibir “amenazas de muerte que pongo en manos de la policía”, decía el virólogo. Pero “más preocupantes me parecen otros e-mails, los que vienen de gente que dicen que tienen tres niños y que están preocupados por el futuro. Estos mensajes me quitan el sueño”.