El ‘comandante’ José Luis: el profesor jubilado que pilota un Boeing 737 desde su buhardilla de Cazorla
Este docente ha realizado cien tutoriales de vuelo y ha invertido varios miles de euros en aparatos que van desde los mandos de vuelo, a paneles con botoneras, altímetro, velocímetro y radio.
15 mayo, 2020 03:15Noticias relacionadas
Para disfrutar de Flight Simulator basta con disponer de un simple ordenador, sin embargo, José Luis Herrero Hernández lleva años perfeccionando una cabina casera de avión dentro de la buhardilla de su domicilio cazorleño para emular los vuelos del mítico Boeing 737. “A mi mujer le encanta que tenga este pasatiempo, me suele decir que así no voy al bar”, bromea José Luis que acaba de cumplir 65 años y este curso se jubila como profesor. “Comencé con un joystick y dos pantallas: a partir de ahí conecté dos ordenadores en red, incorporé los mandos de vuelo, el sistema de radio...”.
Este profesor siempre ha tenido una mentalidad inquieta y un espíritu emprendedor que le han motivado para reciclar su formación a lo largo de sus más de cuatro décadas en la enseñanza. “Todo lo que sé de informática lo aprendí de forma autodidacta”, resalta José Luis. Tantas horas invirtió en esta materia que los conocimientos adquiridos le llevaron a montar el primer aula de informática del Centro de Capacitación y Experimentación Forestal de Cazorla. “Hubo una inundación en la sede de la Consejería de Medio Ambiente en Sevilla y les pedí que nos cedieran 23 ordenadores viejos que tenían almacenados en un sótano con barro: les cambié tarjetas gráficas, los discos duros...”.
Obró el milagro con esos PC porque todo lo relacionado con las nuevas tecnologías y el mundo audiovisual despertaba un gran interés en este docente que enseñaba sistemas de información geográfica a futuros guardas forestales. De hecho, tras acabar su jornada laboral era habitual verle echándole una mano a su hijo, José Luis, en su tienda de fotografía en la turística localidad de Cazorla. “Tenía un equipo potente de edición y le ayudaba en el montaje de los vídeos de bodas y bautizos, incluso me iba con él a las celebraciones para hacerle de cámara”.
A pesar de que su rutina diaria era la de un pluriempleado, lo cierto es que José Luis no saciaba su ímpetu emprendedor: “Parece mentira, pero necesitaba tener un pasatiempo”. Desde hacía un tiempo le rondaba por la cabeza la idea de rememorar una experiencia que vivió en su juventud. “Comencé a dar clases con 18 años y pude participar en vuelos fitosanitarios para fumigar los campos: me gustó mucho volar”. De ese deseo de revivir un vuelo surgió su nuevo hobby: José Luis se compró Microsoft Flight Simulator para PC.
Cien tutoriales de vuelo
“Me picó la curiosidad de hacer los vuelos lo más realistas posibles”. Tanto es así que comenzó a hacer tutoriales de vuelo -ya suma 100- y se entrevistó con pilotos de hidroaviones. Paralelamente invirtió miles de euros en habilitar una cabina casera equipada con los sistemas tecnológicos de una aeronave: “Me gusta el Boeing 737 porque es un avión grande, estable y que se maneja bien en el cielo”. Para emular la sensación de ponerse a los mandos del mítico avión de pasajeros, bimotor, fabricado por la compañía estadounidense Boeing Commercial Airplanes, este docente no escatimó en instalar todos los aparatos que le permitían las dimensiones de la buhardilla de su domicilio.
En la cabina casera instaló una réplica de los mandos del comandante y el copiloto, un equipo multipantalla para marcar el rumbo, consultar el velocímetro o el altímetro, así como un control de flaps y slats para alterar la forma del ala durante el despegue y el aterrizaje, un panel de comunicaciones para sintonizar frecuencias de navegación, una botonera para el encendido del tren de aterrizaje y las luces del avión, un mando de gases, el freno de estacionamiento...
-Imagino que su hobby despertará mucha curiosidad...
-Cuando alguien viene a mi casa y lo ve se queda alucinado. En una ocasión vino un piloto comercial de Boeing 737 que era de Sevilla y que se encontraba en Cazorla haciendo conmigo un curso para pilotar drones. Le enseñé una foto de la cabina y me dijo: Eso tengo que ir a verlo en persona a tu casa. Le gustó mucho.
Las visitas que José Luis recibe en su residencia se topan con una imagen chocante que difiere de una buhardilla convencional: nada más abrir la puerta se encuentran con el enorme panel de control de la ‘aeronave’ y al otro lado de la estancia hay un sofá donde Manoli, la esposa de este docente, se suele sentar para matar el tiempo cosiendo o viendo la televisión al abrigo de una chimenea mientras su marido ‘vuela’. “¡A veces cuando alguien llama por teléfono preguntando por mi, Manoli les dice que estoy volando por Zaragoza!”, clama. “Llevo doce años con esta pasión”.
La gorra de aviador del fotomatón
Pieza a pieza este profesor no cesa de pulir los detalles de su cabina casera de avión. “Tengo una gorra de aviador que es de un fotomatón de las bodas en las que trabaja mi hijo”, apunta riéndose. Cada vez que se la coloca se convierte en ‘el comandante’ José Luis. “Me gustan los vuelos cortos y antes de despegar sigo una dinámica real en el encendido de paneles”.
-¿José Luis qué siente cuando se pone a los mandos del Boeing 737 en la cabina de su buhardilla?
-Me encuentro relajado. Volando me olvido de mis problemas: me encanta despegar y aterrizar.
La última ruta que cubrió era Murcia-Valencia y como en otras ocasiones subió a su canal de Youtube un vídeo tutorial -que acumula más de 3.000 visualizaciones- donde explica minuciosamente el plan de vuelo que va a seguir. “Enciendo el avión, configuro los instrumuentos y programo los parámetros: una velocidad de 250 millas, el altímetro a 7.000 pies... Le digo a los pasajeros que se abrochen los cinturones, me voy poniendo en contacto con tierra para pedir los permisos reglamentarios...”.
Este docente ha equipado su cabina con cinco pantallas para experimentar en su buhardilla con el mayor realismo posible la sensación de cubrir cualquiera de los vuelos comerciales que incluye Microsoft Flight Simulator: despegando desde aeropuertos nacionales e internacionales para sobrevolar ciudades, todo tipo de paisajes y atravesar masas de aire y nubes virtuales. Como en todas las rutas de viaje a veces hay incidencias que José Luis debe solventar: como aterrizar en Santiago de Compostela sin visibilidad por la niebla o tener que modificar la ruta Berlín-Londres para tomar tierra en el aeropuerto más próximo porque un pasajero necesita atención sanitaria urgente.
Evadirse del coronavirus
“El simulador tiene varios niveles de pilotaje: si haces una maniobra mal la tripulación se queja y si lo haces bien te aplauden. Empiezas en alumno piloto, luego piloto privado, piloto instrumental, piloto comercial y la última categoría es la de piloto de transporte aéreo”. Después de siete años practicando los fines de semana, José Luis ha alcanzado el máximo nivel a los mandos de un Boeing 737: piloto de transporte aéreo.
Los vueltos virtuales en la cabina de su casa se han convertido en las últimas semanas en la mejor forma de evadirse de la sempiterna pandemia del coronavirus. En algunos de esos viajes le acompaña su nieto José Manuel, de 8 años, al que le pirra ocupar el asiento del copiloto. “Le anulo el volante para que no nos estrellemos”, apunta con ternura. Hace dos años su pasión por cualquier aparato que surca el cielo empujó a José Luis a sacarse el carné de piloto de drones y ahora ante el inminente estreno de su jubilación ya se ha marcado nuevo reto: “Voy a subir mi nivel de vuelo practicando con el Boeing 747 porque cuesta más aterrizar al ser más grande y tener capacidad para 400 pasajeros”.