Muchas gracias por todo: por permitirme acompañarte, por invitarme, por dejarme decir mis tonterías, por escucharme, por interesarte por mi vida de infeliz, por soportar mis inútiles y absurdas "indirectas"(ya tu sabes, mi amor), por ser tan bella, amable, sonriente y aguantar mis aburridos discursos en clase.
Podría decir que me gustas mucho, de todas las formas posibles, incluida la que tiene que ver con el erotismo "las cosas sexuales...arrr", pero yo me haría mucho daño (...) Estoy harto de fracasar y de hacer el ridículo y sufrir por amores que siempre han sido imposibles.
Estos son algunos de los primeros mensajes que Andrés P. (60), profesor de la universidad pública madrileña Rey Juan Carlos, comenzó a enviar a su alumna de 23 años en un correo electrónico el pasado septiembre. Sin haber mantenido algo más allá que una conversación entre profesor y alumno en clase al comienzo del curso, este docente comenzó a bombardear a esta universitaria con mensajes a través del mail y después vía WhatsApp, tras obtener su teléfono a raíz de un trabajo en una de las asignaturas que impartía en la Facultad de Comunicación y Sociología.
La universidad pública, meses después, ha abierto un expediente a este profesor del grado de Periodismo y Comunicación Audiovisual por acosar supuestamente no solo a esta primera alumna, sino a varias en los últimos años. El centro había abierto una investigación al tutor el pasado mes de octubre, que todavía no había concluido, según publicó El País. No obstante, todo ha salido a la luz gracias a una plataforma de la universidad en Twitter, donde las afectadas han publicado los mensajes que les enviaba este docente.
"Solo para tus ojos"
En el correo, con el que se inicia este artículo, Andres P. hace referencia a una conversación que ha tenido con la madre de la supuesta alumna acosada, algo que utiliza para ofrecerle cualquier ayuda que necesite. "Después de hablar con tu preciosa madre (...), quiero ofrecerte mi ayuda para cualquier cosa que necesites: desahogarte, llorar, alejar tus problemas hablando de tonterías... Estoy encantado de pasear a tu lado por la vida y ojalá fuese el principio de una buena amistad (a falta de pan... jeje). Este mensaje es para tu corazón: escóndelo, guárdalo dentro y saboréalo como un secreto, espero hermoso. Solo para tus ojos".
Cuando apenas habían pasado 24 horas de este primer mensaje, la alumna empezó a recibir WhatsApp de este docente, que trabaja en la Rey Juan Carlos desde más de 14 años con un contrato de visitante, renovado año tras año. Una situación irregular, según rezan los estatutos del propio centro, pues un contrato de profesor visitante solo puede tener una duración de dos años.
"(Emoticono de corazón) / Aylofyú (te quiero) / No sabes cómo lamento no ser joven", le dice Andres P., al comienzo de la conversación telefónica, en la que nunca participará la alumna. En el chat puede advertirse como el profesor mantiene una especie de monólogo a lo largo de varias horas, aunque la afectada nunca responde. "Mi esposa se va dos días de vacaciones porque ya no le doy lo que quiere. Estoy muy jodido, necesito cosas que no se pueden pedir, ni comprar. Yo lo que quiero es que me quieran, nada más; y acabar un ratito con esta soledad terrorífica que me mata", prosigue el expedientado.
"Guapísima y sexy"
Andres P. llega a incluso a decirle que le gustaría ser "un hombre" para ella, y no "un profesor o un padre" por su edad. "No quiero parecer un viejo rijoso porque no lo soy, pero me temo que, sin remedio, terminaré pareciéndolo (...) También te quiero decir que no te preocupes, ni te sientas acosada o avergonzada, yo me comportaré notablemente y te trataré como a una amiga y buena persona (aparte de guapísima y sexy: pero creo que ya somos mayorcitos para entenderlo todo). Eres muy especial", escribe el docente.
En la conversación, el profesor incluso le ofrece cambiar su aspecto para gustarle. "Tú eres muy especial y yo noto algo entre tú y yo (al menos, de mí hacia ti). Si necesitas mi ayuda, aquí sigo y seguiré. (Y si me tengo que afeitar la barba para gustarte un poquito, dímelo, que yo por ti, lo que sea). El corazón nunca se equivoca, eres un sol, grande, precioso y que da calor". Tras estos mensajes, cuatro horas después, el profesor comienza a decirle que le conteste. "Por favor, contéstame si quieres o puedes, con toda sinceridad", le dice. Algo que ella, según los chats, nunca hace.
Otra estudiante universitaria, que no quiso revelar su nombre, también contó que a principios de curso Andres P. se quedó hablando con varios alumnos en los alrededores del campus. "Salió el tema de la edad. Él dijo que tenía 60 y yo le dije que aparentaba 32". El docente contestó: "Yo te echo 32... polvos". Tras la respuesta, reino el silencio en el grupo, sin saber cómo reaccionar. Días después, el profesor abordo a este alumna en un pasillo de la facultad: "Aprovecho ahora que no estás con tu novio". "Me quedé paralizada, ahora me arrepiento de no hacerle denunciado", expresó, en una entrevista con El País.
No será renovado
En la actualidad, este profesor no imparte sus clases de Narrativa Audiovisual, Procesos de Comunicación o Cine y Artes Estéticas en la Facultad de Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos. No porque haya sido despedido, sino porque un mes antes de que le abriesen el expediente, cogió la baja.
No obstante, el 12 de mayo tuvo lugar el Consejo del Departamento de Comunicación y Sociología, dirigido por Carmen Caffarel y al que pertenecía el doctor P., donde se trataron las renovaciones incluidas las del expedientado. Al inicio de la sesión, la directora informó a los integrantes de que el profesor mencionado había sido separado del bloque, por lo que su votación no se haría finalmente. Esto significa que el contrato visitante del docente no se renovará en verano y por tanto, no seguirá en la universidad. No obstante, la última palabra la tiene rectorado, según explican fuentes universitarias.
La versión oficial de la URJC es que tras la apertura del expediente por el supuesto acoso, en octubre del pasado año. La universidad le comunica al profesor que presente las últimas alegaciones respecto a su caso, pero se decreta el estado de alarma poco después y nunca acude al centro. Habrá que esperar al final del confinamiento para ver cuál es la decisión final de la universidad madrileña.