La oferta es la siguiente: siete noches de hotel de cuatro estrellas, a 10 minutos de la playa y la avenida principal, todo incluido. El precio está entre 700 y 880 euros, dependiendo del número de personas que compartan habitación. En ese todo va incluida la fiesta en las discotecas y el alcohol que pueda aguantar el cuerpo del cliente. No por nada, esta oferta se puede encontrar fácilmente en un portal llamado Party Hard Travel (algo así como viaje y fiestón). El destino: Magaluf, Mallorca.
El pasado sábado el Gobierno anunció que a partir del 1 de julio los extranjeros podrán entrar en España sin necesidad de pasar esos 14 días de cuarentena a los que ahora están obligados. Esta noticia ha pasado sin ton ni son entre los españoles, pero ha sido motivo de celebración entre los británicos ávidos de sol y playa. "¡Volvemos a Benidorm en julio!", anunciaba el periódico inglés The Daily Mail, exclamaciones incluidas.
Aunque quizás los británicos han cantado victoria demasiado rápido. Aunque España abra sus puertas de par en par —”Os estamos esperando”, dijo Pedro Sánchez a los turistas— todavía falta que el Reino Unido levante sus restricciones de movimiento. La última palabra la tiene el primer ministro Boris Johnson. De él dependerá la vuelta del turismo británico a nuestro país, también el de borrachera.
Barcos y 'balconing'
La oferta que encabeza este texto es para alojarse en el apartotel HM Martinique. Al acceder a su página web advierten: "Ante la situación actual seguimos con muy buenos precios para todo el verano. Somos 100% flexibles en cuanto a cambios de fechas de todas las reservas. ¡Queremos verte muy pronto!". Tras alojarse en el hotel, empieza lo bueno.
La escena es de sobra conocida: chavales con la edad justa para beber —o ni eso—abarrotando la calle Punta Ballena empuñando combinados de garrafón en vaso de mini (o katxi o litro, según dónde nos lea). Su destino son las discotecas como el Bananas, Boomerang, Carwash, Honeys, Tokio Joe’s, Red Lion o cualquiera de la veintena de clubes orientados directamente al turismo de borrachera en esta localidad mallorquina.
La oferta de juerga no se limita a la noche e incluso se adentra en el mar. Un ejemplo es el Magaluf Booze Cruise, "el barco más hablado de Magaluf desde el Titanic", según presume el organizador en su página web. Esto es un barco-discoteca que todos los miércoles y sábado del verano promete una enorme juerga a sus tripulantes.
"El crucero de bebidas alcohólicas se realiza en un catamarán de lujo donde beberás, beberás y beberás un poco más. Hay un dj/anfitrión a bordo que lo pondrá a prueba con algunos juegos de beber, si te gusta el alcohol, entonces estás atrapado. Si tu resaca es muy persistente, un simple chapuzón en el mar podría solucionarlo", cuenta en inglés la organización.
Esto es solo un ejemplo de las muchas ofertas que se pueden encontrar echando un simple vistazo en internet. La mayoría están en inglés y con su precio en libras esterlinas. El crucero del alcohol cuesta 50 libras, por ejemplo. Un pase por cinco discotecas en una noche, 30. Y suma y sigue. Hay hasta un pack de eventos que promete fiestón durante siete días.
A cualquiera de estas noches de juerga desenfrenada le puede seguir una trágica noticia que se repite todos los años: las muertes por balconing, es decir, por intentar tirarse a la piscina desde el balcón de la habitación del hotel. Solo en el mes de julio del año pasado murieron seis personas por balconing en Mallorca, cuatro de ellas en Magaluf y tres de ellas en el mismo hotel, el Eden Roc. Pese a ser un caso recurrente, no hay cifras oficiales.
Creación de Thomas Cook
Magaluf abarca el 10% de la oferta turística de Mallorca, pese a tener la extensión de un pueblo pequeño y ser dependiente del término municipal de Calviá. Pese a los esfuerzos de algunos hoteleros de huir del turismo de borrachera y fomentar el familiar, la localidad sigue siendo uno de los destinos predilectos de los jóvenes europeos -especialmente ingleses- durante el verano. La explicación está en el atractivo de la costa balear, los bajos precios y en las amplias libertades de las que gozan por la laxitud de las autoridades.
El origen de este tipo de turismo tiene su origen en los años 90, cuando el gigante británico del turismo Thomas Cook empezó a ofertar paquetes de viaje low cost a las costas de Mallorca. La empresa quebró en septiembre del año pasado, con su propia flota de aviones, su servicio de alquiler de coches y sus más de 700 empleados solo en Mallorca.
Las pérdidas del cierre de este touroperador rondaban los 100 millones de euros, con una importante deuda pendiente con empresas hoteleras como Iberostar. Thomas Cook era la empresa de turismo más antigua del mundo, con 178 años de historia. Pese a sobrevivir a dos guerras mundiales, no pudo sobreponerse al agujero de sus cuentas y calló dejando a unos 20.000 empleados sin trabajo.
Está por ver si la quiebra de Thomas Cook y la crisis del coronavirus van a a repercutir mucho en el turismo de borrachera en Magaluf. De momento, las ofertas ya se acumulan en los portales que prometen un viaje con mucha, mucha fiesta.