Cuando apenas gastaba 23 años, José Antonio aún estaba lejos de convertirse en el padre del político Íñigo Errejón y era un simple militante del Partido Comunista Internacional. Hasta que se encontró con uno de esos personajes del franquismo a los que a uno no le gustaría encontrarse nunca: Antonio González Pacheco, el policía torturador que respondía al alias de Billy el Niño. Tras ser detenido por Pacheco, José Antonio aún recuerda que mientras subía la escalinata de caracol de la Dirección General de Seguridad de Madrid para que le torturaran, se cruzó con Tranquilino Sánchez, un obrero de la construcción que bajaba absolutamente destrozado. “Aguanta chaval, no te quiebres”, le dijo Tranquilino.
Ahora ha pasado el tiempo. Billy el Niño ha fallecido a causa del coronavirus y es José Antonio el que vive una vida plácida rodeado de su familia. Pero el episodio ha sido rescatado. El primero en hacerlo fue Íñigo Errejón, el miércoles pasado, cuando en el Pleno del Congreso en el que se debatía la retirada de las medallas concedidas a Billy el Niño recordó lo que había sucedido. El segundo ya fue el propio José Antonio, en una entrevista que ha concedido a la Cadena Ser junto a su hijo.
-¿Has tenido enfrente a Billy el Niño?- preguntaba la periodista.
-Enfrente y de lado. Recuerdo que me gritaba siempre ¡no me mires! ¡no me mires! y pegaba cuando uno no estaba mirando- respondía José Antonio.
Para Íñigo Errejón, líder de Más País, su padre siempre ha sido una especie de guía en la trastienda. Ya en su tesis doctoral decía que su progenitor era su principal referencia intelectual, política y vital. Es, más que padre, compañero, y le dedicaba el título académico “porque me ha enseñado a pensar y combatir”.
Y es que la vida de José Antonio ha estado marcada por la política, en todos los ámbitos que a uno se le puedan ocurrir. El padre de Errejón ha trabajado siempre ocupando cargos de libre designación bajo gobiernos tanto de la UCD como del PSOE y del Partido Popular. Pero, al margen de lo laboral, tampoco ha dejado nunca de militar en la izquierda más combativa. Del Partido Comunista Internacional, que luego se llamó Partido del Trabajo de España, pasó a fundar Los Verdes y a ser después un miembro destacado de Izquierda Anticapitalista. Hasta que llegó Podemos y ha seguido los pasos de su hijo, primero en la formación morada y luego en Más Madrid y Más País. José Antonio ha sido, a todas luces, un posibilista.
La Joven Guardia Roja
“A mí todavía me cuesta pasar por la calle del Correo”, comentaba José Antonio en la entrevista de la radio. En sus palabras, hace referencia a la ubicación de la Real Casa de Correos, donde antes se encontraba la Brigada Político-Social y que ahora alberga la sede de la Comunidad de Madrid, en la Puerta del Sol. En ese edificio, en la primera planta, José Antonio veía a la gente seguir con su día a día, con su rutina sin más, mientras él era torturado.
José Antonio Errejón perteneció desde joven al Partido Comunista de España (internacional), una organización de ideología maoísta que se fundó en 1967, en plena clandestinidad, y que cambió su denominación tras la muerte de Franco a Partido del Trabajo de España. Aunque no llegaron a practicar la lucha armada, sí que creían que pudiera acabar siendo una realidad tras la muerte de Franco.
En esa época de clandestinidad, de reuniones que acababan cuando había que salir corriendo, cuando se pintaban las paredes con mensajes políticos como acto de subversión y cuando se repartía propaganda cargada de herejía, José Antonio Errejón se alistó en las filas de la Joven Guardia Roja, la organización juvenil del Partido del Trabajo. Esa fracción estaba entonces liderada por la carismática figura de Pina López-Gay. Ellos, junto a los de ETA, aunque salvando las distancias entre unos y otros, fueron los que más sufrieron la represión franquista, los que más muertos tuvieron y más torturas sufrieron, según aseguran. Entre esas torturas, las del padre de Errejón.
“Para mí ha sido una sorpresa que me ha deparado la vida”, decía José Antonio, sobre la retirada de condecoraciones, en la entrevista. “Yo tenía amortizado ese dolor, así que cuando [y se emociona], cuando un viejo amigo habló de la posibilidad de (...) llevar estas cosas adelante… no sólo de González Pacheco, fue una sorpresa”, añadía. “¿Está restablecida la herida? Yo no lo sé, en esto de las heridas no soy perito. Lo que creo que es importante es la herida para el país, para España, más allá de lo que a mí me duela acordarme”, añade.
Y recuerda la anécdota que abre este texto: “Yo subía por aquellas escaleras y bajaba Tranquilino Sánchez, un dirigente de la construcción de Madrid, un obrero. El hombre bajaba en un estado un poco lamentable y me dijo: ‘Aguanta chaval, no te quiebres’. ‘Aguanta chaval, no te quiebres. Me pareció un signo de fuerza y de energía, también de fraternidad. Esa gente merece que se le recuerde”. Y deja una de esas frases para subrayar: “Hay que recordar para salir de la noche”.
Cargos en varios gobiernos
Sin embargo, superadas las torturas, José Antonio también atesora de aquella época algunos de sus mejores recuerdos. Están los de la camaradería, desde luego, pero también el de María Ángeles Galván. Ella fue su mujer, hasta que se divorciaron, y es la madre de Íñigo Errejón. Ambos se conocieron en esa misma Joven Guardia Roja. Los dos se habían adscrito a la brigada del norte de Madrid, donde residían y, entre panfletos y militancia, nació su amor. Juntos, acabaron creando el caldo de cultivo ideológico del que hoy mama Íñigo Errejón.
Pero el Partido del Trabajo se acabó disolviendo en 1979 y, dos años después, José Antonio Errejón pegaba un viraje ideológico, al menos en la cáscara, y caía en su primer cargo de relevancia bajo la derecha de la UCD. En 1981 se convirtió en el subdirector general de Medio Ambiente, bajo el paraguas del entonces llamado Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo cuya cartera regentaba Luis Ortiz González.
Después de aquello, siguió rotando por puestos de libre designación bajo distintos gobiernos de todos los símbolos. En 1991 le nombraron director del gabinete del secretario de Estado para las Políticas del Agua y Medio Ambiente, Vicente Albero Silla (bajo el Gobierno de Felipe González). También fue secretario general de Instituto Nacional Para la Conservación de la Naturaleza (ICONA) y, ya en 2008, le nombraron director de la división de Evaluación de la Agencia Estatal de Evaluación y Calidad (Aeval), con José Luis Rodríguez Zapatero. Y su último cargo conocido, bajo el Partido Popular, fue cuando le nombraron director de la división de Políticas Ambientales de Aeval.
A pesar de esa faceta institucional, seguía cultivando de manera paralela la militancia en la izquierda, desde las ideas más extremas hasta las más moderadas. Tras abandonar el Partido del Trabajo participó en la fundación de Los Verdes en 1983. Después, pasó por Izquierda Anticapitalista, uno de los partidos que más tarde, en 2014, confluiría en Podemos.
Con la creación de la formación morada y viendo a su hijo aupado a la primera línea de la política, José Antonio ha ido siguiendo los pasos de Íñigo Errejón, primero en Podemos y más tarde en Más Madrid y ahora en Más País. José Antonio Errejón siempre va a los mítines que da su hijo en Madrid, como con miras de futuro. Aunque ahora ha sido a Íñigo al que le ha tocado viajar al pasado político del padre.