Cuando Félix Solís se sienta a comer en un restaurante, elige un vino de sus bodegas. Pepe García Carrión hace lo mismo, pero de las suyas. Pero, ¿y si están juntos? “No hay mesa que lo aguante”. La respuesta, de alguien que les conoce a los dos, dice bastante de la batalla que estos meses libran los dos magnates de la distribución del vino a nivel mundial en Valdepeñas (Ciudad Real). Hablamos de un supuesto fraude en la venta de sus vinos de esta Denominación de Origen que ha llegado directamente a la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
Antes, ambas multinacionales del vino habían sido investigadas por la Consejería de Agricultura de Castilla-La Mancha: por comercializar como crianza, reserva y gran reserva vinos que no habían pasado por barrica o que no tienen el envejecimiento que corresponde. En juego, multas de cientos de miles de euros.
Se trata de una cuestión matemática: “Faltan litros de crianza según los datos registrados en la DO para cuadrar las ventas”, explican desde el sector. De las dos bodegas. O macrobodegas. Porque Félix Solís, (Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 1945) y José García Carrión, (Jumilla, Murcia, 1948), presiden dos de los mayores imperios mundiales del vino.
El primero, con sede en Valdepeñas, factura 340 millones de euros con la venta de caldos en todo el mundo. Opera en 115 países, tiene filial en China desde 1998 y da trabajo directo a más de 300 personas, de forma indirecta a 4.500.
Es el primer exportador de vino español, con bodegas además de en Valdepeñas, en Ribera de Duero, en La Rioja, en Toro… Una de sus marcas, Viña Albali, es la marca de vino más vendida en las grandes superficies de España. El segundo, García Carrión, nacido en Jumilla y cuyo holding incluye también el mundo del zumo, con Don Simón, facturó el año pasado 975 millones de euros 1.000 empleados directos.
Carrión está en además de en Jumilla, en La Rioja, en Ribera de Duero, en La Mancha, en Toro, llegó a Valdepeñas en 2006… Entre sus vinos insignia: Pata Negra, Mayor de Castilla, Señorío de los Llanos y Viña Arnáiz. Pero es también líder con su Don Simón en brick; hay que sumar el cava Jaume Serra, la sangría y los zumos. De hecho, según el ranking que se mire una u otra firma es líder en Europa, o en el mundo. Pero lo que sí está claro es que los dos nombres aparecen siempre en la lista de los más ricos de España. El de Félix Solís, en su caso, junto a sus tres hermanos –son cuatro los accionistas-.
El 20% del PIB
Con estas cifras estratosféricas, Solís y García Carrión, segunda y cuarta generación de sus empresas, a quienes en ambas definen como hombres cercanos, se baten estos meses en Valdepeñas, la Ciudad del Vino, que así se conoce a esta agrociudad de 30.000 habitantes con la tasa de paro más baja de su provincia y que frente a otras localidades castellano manchegas, no pierde población.
Con una economía basada en la viña, en la guerra García Carrión-Félix Solís, Valdepeñas se juega el 20% de su PIB. Porque mientras los grandes se pelean, las asociaciones de agricultores, como Asaja y UPA, firmantes de las denuncias que ahora han llegado hasta la Audiencia, amenazan con salir de la Denominación de Origen este próximo mes de julio.
Fueron ellas, las agrarias, las que se personaron en la Fiscalía de Ciudad Real para denunciar, sin personalizar en ninguna bodega, el supuesto fraude con los vinos de Valdepeñas. Después, García-Carrión se sumó. Pero en su caso actuaba directamente contra el otro gigante de la DO: Felix Solís. Apuntó a los delitos de estafa, publicidad engañosa y falsedad documental. Pero el fiscal de Ciudad Real, tras analizar la información de las denuncias, concluyó dos cosas: primero, que entre las bodegas denunciantes, en las que se incluye García Carrión, “también se dan irregularidades”.
Se basaba en los expedientes de la Consejería de Castilla-La Mancha -que indagaban en las sospechas de fraude en el envejecimiento del vino- e indicaba que, por tanto, también habría que investigarlas. Segundo, que al tratarse de bodegas que operan en toda España, el asunto corresponde a la Fiscalía de la Audiencia Nacional. Y así, en febrero de este 2020, el fiscal de Ciudad Real se inhibe y dicta un Decreto de remisión ante la Fiscalía de la Audiencia Nacional.
El Ministerio Público tiene ahora en sus manos a dos de los gigantes de la distribución del vino español a nivel mundial que, aunque coinciden en varias denominaciones de origen de España, han ido a chocar justo en el centro de La Mancha.
Desde Félix Solís consideran que “García Carrión ha iniciado una campaña difamatoria” contra ellos. Señalan que les hacen “parecer los únicos denunciados ante la Audiencia Nacional de un fraude, cuando también García Carrión está investigado y además ambos están expedientados por la Consejería de Agricultura”.
Solís califica de actitud “hipócrita” la postura de García Carrión. E inciden que en que los de Valdepeñas han pedido una auditoría en la DO para evaluar toda la trazabilidad, todo el camino del vino, crianza, reserva y gran reserva pero que la firma murciana ha rechazado la propuesta en cuatro ocasiones.
Hablar de Valdepeñas es hablar de la segunda Denominación más antigua de España, sólo por cinco días, tras la de La Rioja, nos recuerda su presidente. Y la segunda en cuanto a ventas en el mercado nacional. En total, de Valdepeñas salen 80 millones de botellas al año. La marcha de las agrarias supondría la disolución. La desaparición de la DO. Algo nunca visto en España.
“No hay que ser economista de la Escuela de Chicago para saber lo que pasaría”, nos explica el alcalde de Valdepeñas y a la vez presidente accidental de la DO: la uva se quedaría sin marca y los agricultores verían cómo caía el precio de la cosecha al menos al nivel de la DO vecina. La vecina es La Mancha, que se paga entre un 20% y un 50% menos. Supondría perder miles de euros anuales sólo a los pequeños agricultores de la zona. Hay 4.000 viticultores en la comarca con un total de 20.000 hectáreas.
Jesús Martín, alcalde de Valdepeñas desde hace 20 años, del PSOE, rechazó hasta tres veces, “como Judas”, ser presidente de la DO. “Hace tres años y medio, el Consejo estaba en su enésima crisis y buscaron una persona de paz”. Dijo no hasta que le llamó directamente el Consejero de Agricultura de Emiliano García Page en la Junta de Castilla-La Mancha, Francisco Martínez Arroyo. Al parecer se habían barajado 100 nombres y sólo el suyo generaba consenso.
Aceptó por un año. Ha intentado dejarlo cada ejercicio, pero la complicada situación que vive la Denominación se lo ha impedido. Insiste en que él no tiene voto, pero eso sí, trabaja por hacer las cosas bien y poner orden. “Hasta el 2016 no había datos”, reconoce. Y eso que la Ley del Vino exige un seguimiento de éste para su control: kilos de cosecha, litros que van a joven, a crianza, a reserva… Es lo que se conoce como la trazabilidad. Una información básica para lo que luego consta en las etiquetas frontales y trasera –la llamada contraetiqueta- de cada botella. Pues con todos elementos, en el Consejo de la Denominación de Origen no se ponían de acuerdo. “Dentro se acordaban cosas que no se cumplían o que luego se desacordaban en el pasillo…”, recuerda Martín.
Don Félix, don Pepe
Y así fue como nació un Decálogo para el vino de Valdepeñas. El día que la Junta lo acordó, la reunión duró casi 20 horas. Empezaron a las 10 de la mañana y se despidieron a las 5 de la madrugada del día siguiente. Pararon para comer, claro está. Entre los asistentes, Don Félix y Don Pepe. Así les llaman a ambos magnates en sus empresas.
En las grandes reuniones de Valdepeñas, siguen siendo los que más replican. De hecho a Félix Solís, los agricultores de la comarca le recuerdan discutiendo desde joven: “Nos peleábamos con él por los precios de las tablillas. Era una relación amor odio pero con lealtad suficiente”.
Le conocen desde sus inicios. Hoy sus bodegas en la zona son, según la propia compañía, las mayores del mundo en producción y volumen. Y cuentan con el mayor almacén robotizado de barricas del mundo para crianza, reserva y gran reserva.
Esa larga noche en Valdepeñas se acordó un Decálogo que incluía la regulación de las etiquetas del vino. “Fue muy difícil porque se acababa una forma de trabajar”, recuerda el presidente de la DO. Pero si aquello fue difícil, más lo que ha llegado después. Las sanciones de la Consejería, la ruptura entre Solís y García Carrión... Y hasta una petición para que dimita el alcalde-presidente.
Jesús Martín, que nunca quiso el cargo, que cada año pide irse, que lamenta no tener la potestad de “poder convocar elecciones”, ha recibido la noticia de que García Carrión, que en su día le votó como presidente a su pesar, le pide que se marche. Convocó una reunión para ello. Pero entonces, García Carrión, nos cuenta, “no se presentó”. Y para que se acuerde su salida, se necesita su voto. Vuelta al principio.
Se disparan las ventas
Y con toda esta situación, la pandemia. Que aunque no lo crean, a pesar de la debilidad interna, ha hecho más fuerte a la DO en liza. El vino de Valdepeñas no se vende a granel y no tiene excedente porque hay más demanda que oferta. Con el estado de alarma, sus ventas han crecido un 30% en España, porque es ese vino que se vende para casa y el consumo de vino en los hogares ha crecido.
Mientras caída en picado el de los restaurantes, cerrados durante el confinamiento. De hecho, mientras en muchas denominaciones de origen se plantean reducir la vendimia para no acumular excedentes de vino y que no se devalúe el precio, en Valdepeñas la idea es hacer lo contrario: aumentar los cupos de uva, porque hay demanda.
Con sus buenos datos de venta, la DO Valdepeñas es una marca golosa. Tanto en España como fuera. Jesús Martín, su presidente, explica que la labor de control e investigación del vino corresponde a las Consejerías. Y de su certificación, de cuyo trabajo dependen las etiquetas en liza, se encargan las llamadas certificadoras. Y por eso, asegura cuando conoce cualquier denuncia entre miembros de la DO la traslada tanto a la Consejería como a la Fiscalía. Pero también recibe denuncias del extranjero.
“El Quijote nos ayuda mucho en nuestra imagen en el exterior”. Y hay quién lo aprovecha para hacer trampas. De China a Rusia han conocido casos de vinos que se hacen pasar por Valdepeñas. Se enteran precisamente a través de denuncias de consumidores: “Todos los meses entra alguna, nos mandan fotos, datos…”, explica. Toda esta información se traslada al Ministerio de Exteriores y de Agricultura que se encargan de investigar el uso de las marcas de España y sí hay una falsificación detrás.
Y así, sobre este tablero de viñas, juegan su partida nuestros dos contrincantes. Millonarios y septuagenarios ambos, superada la edad de jubilación ambos, y en activo, a la cabeza de sus imperios con ramificaciones mundiales, también ambos. Y no es lo único que poseen en común estos dos gigantes del vino que por cierto, sí, a veces tienen que sentarse juntos a comer. Ocurre en las comidas del Consejo de la Denominación de Origen. ¿Y entonces? “Bebemos el vino del Consejo”, nos explica nuestro alcalde-presidente.
Hablamos de un sistema basado en el secretismo: destinado a la promoción de la DO, se elige cada año, pero no lleva etiqueta ni marca. Es el Valdepeñas seleccionado por ocho catadores entre las 14 bodegas que comercializan vino de la DO. Pero sólo el propietario de la bodega ganador y el presidente tienen todos los datos. Es decir, que Félix Solís podría estar bebiendo un García Carrión y viceversa.
No sería la única vez que se cruzaran sus destinos como lo han hecho en Valdepeñas, la tierra de Solís a la que García Carrión llegó en 2006. Un repaso a sus trayectorias y las de sus empresas nos ofrecen un mapa con bastantes paralelismos. Como sus apuestas históricas por la distribución. La casa Félix Solís nació en 1952 y lo primero que hizo el padre del actual presidente fue vender fuera el vino de Valdepeñas: a Madrid. García Carrión pone su primer germen en Jumilla en 1890 para vender a Francia: la filoxera había arrasado los viñedos vecinos.
A ambas firmar cambiar el envase les abrió otro mundo. El Valdepeñas se vendía a granel, en cubas o en odres –pellejos-. Embotellar Valdepeñas fue uno de los grandes hitos de Félix Solís. Y de García Carrión ni hablamos: hay un antes y un después en la historia de España tras meter vino de mesa en un cartón. Porque fue el actual dueño de Don Simón quien tuvo claro que había hacerlo.
Le costó convencer a su padre, que llegó a enfadarse, pero Pepe lo tenía claro. ¿Su argumento? Se había fijado en cómo compraban las mujeres en el supermercado, y colocar un brick era más cómodo que una botella de cristal que además había que devolver, porque era retornable, en la cesta. Cuando Pepe entró en la empresa familiar, García Carrión facturaba 15 millones de pesetas. Hoy se acercan a los 1.000 millones de euros.
Carrión y los tribunales
Ni don Félix ni don Pepe se jubilan de momento. Y eso que los dos, pasados los 70, tienen cada uno un hijo en la compañía. Son Félix Solís y Luciano García Carrión. Por cierto, en los dos casos especializados en comercio exterior. Ambos empresarios son definidos por los suyos como hombres de familia. Quienes conocen a Pepe no olvidan los malos momentos que le tocó afrontar cuando falleció su otro hijo hace ya más de una década.
En Valdepeñas, la mujer de Solís murió hace tan sólo unos años. Era uno de sus grandes apoyos. La había conocido en Madrid, aunque Lourdes Ramos era burgalesa. Un aspecto que pesó en uno de los grandes pasos de la firma: la primera DO que se conquistó tras Valdepeñas fue Ribera de Duero. Dicen quienes le conocen que Solís es un hombre austero, que se mueve poco de Valdepeñas y que a veces le pesa la soledad. Pero tiene cerca a la familia, los nietos, a sus hermanos socios en el negocio y a los amigos. Y disfruta con ellos de las alegrías del Fútbol Sala Viña Albali Valdepeñas, patrocinado por su empresa. Subió a Primera el año pasado y este va como un tiro: está en los play-off.
Seguro que lo comentan los sábados en el Hostal Tu Casa, donde se queda para chatear con los amigos –quitando el paréntesis de la pandemia-. Por cierto, que prefiere pedir un blanco. Un Viña Albali Verdejo Sauvignon Blanc. En los bares claro, se comenta el tema de la batalla entre los grandes. Don Félix está preocupado, como los agricultores, perplejos ante la incertidumbre. Los Solís tampoco ocultan que “afortunadamente”, dicen, en esto de litigar tienen menos experiencia en los tribunales que sus contrincantes García Carrión.
La empresa de Jumilla fue la primera en utilizar en España la llamada publicidad comparativa. Fue en 1996, cuando sacaba directamente otras marcas en sus anuncios de Don Simón. Tras la apuesta por esa nueva forma de hacer publicidad en nuestro país, Fala. Así llaman en la empresa a Rafaela Corujo, responsable de Publicidad y Marketing del grupo de alimentación y mujer de José García Carrión. De hecho, desde Félix Solís, apuntan a la polémica de algunas de aquellas campañas y otras cuestiones judiciales en la historia de Don Simón a la hora de hablar de lo que sucede en Valdepeñas. Hablan de una “ofensiva comercial y competencia desleal”, como aseguran ya hiciera en el pasado “con otras marcas reputadas”. Mientras desde García Carrión lo niegan rotundamente: “No se trata de una guerra comercial”.
Comercial o no, la Fiscalía de la Audiencia decidirá ahora si el affaire Valdepeñas se convierte en un complicado proceso contra dos titanes que a veces parecen tener más razones para brindar que para litigar. Aunque, a la hora de llenar las copas, probablemente, no se pondrían de acuerdo en el vino.