Corría el verano de 2015 cuando Daniel Martínez recibió una llamada desconcertante: “Un cliente me pidió que le pusiera los mismos grifos y barriles del Bar Barro de Almería”. El gerente de Cervezas Origen 1905 sabía que allí no había instalado nada, pero se desplazó al local para conocer el material que atribuían a su marca y sufrió un varapalo: “Me llevé la sorpresa de que era Cruzcampo Origen, me sentí frustrado porque me estaba dejando la vida por mi producto”. Desde aquel día Daniel y sus hermanos -Carlos, José Manuel y María del Mar- iniciaron una batalla para demostrar que solo ellos pueden comercializar los derechos marcarios de Origen y están dispuestos a llevar al banquillo de los acusados al gigante mundial de la industria cervecera: Heineken - la propietaria de Cruzcampo-.
En los bares la guerra la tienen perdida porque Cruzcampo Origen suma miles de grifos por todo el país mientras que la cervecera artesanal almeriense, propiedad de la familia Martínez, tiene menos de 200. Sin embargo, en los juzgados no mandan las cifras, sino las pruebas y Daniel Martínez sostiene que hay un dato objetivo que juega a su favor en la demanda que han interpuesto: el Grupo Índalo tramitó la marca Cervezas Origen 1905 en la Oficina Española de Patentes y Marcas meses antes de que Heineken hiciera lo propio con Cruzcampo Origen.
“Ellos han actuado con mala fe desde el principio”, asegura el gerente de Cervezas Origen 1905 y a la sazón responsable del departamento comercial y de marketing del Grupo Índalo. El proceso judicial les ha supuesto a los hermanos Martínez unos gastos de 60.000 euros para defender sus derechos exclusivos sobre una marca que idearon tras viajar a tierras bávaras: “En Alemania conocimos el mundo de la cerveza artesanal, comenzamos a producir en 2008, y el nombre Origen 1905 se lo pusimos porque es la fecha de la primera cervecera que hubo en Almería”.
El Grupo Índalo cuenta con una dilatada experiencia en la distribución de bebidas desde 1992. De forma que sus cuatro gerentes -Daniel (38 años), Carlos Javier (44 años), José Manuel (48) y María del Mar (34)- apostaron por ampliar su nicho de negocio invirtiendo en agua, malta de cebada, lúpulo y levadura para comercializar néctar rubio. En una fábrica situada en Huércal de Almería, una localidad con más de 17.000 habitantes, comenzaron la producción de cerveza artesanal basándose en los mandatos de la ley de Pureza de 1516 (Reinheitsgebot) decretada por Guillermo IV de Baviera.
“Somos unas de las principales cervezas artesanas españolas con una cuota de mercado del 11% al 14% y una facturación anual de 1,5 millones de euros”, resalta a EL ESPAÑOL Daniel Martínez. La cartera de clientes de Origen se extiende por España, Italia, Alemania o Estados Unidos. Además, sus variedades artesanales fueron galardonadas en 2016 en Bruselas con el Premio al Sabor Superior, otorgado por el International Taste & Quality Institute.
“Como imagen de la marca hemos tenido a los actores Noemí Ruiz, de la serie Allí abajo, y Federico Aguado, de Mar de plástico”. Prueba de ello es que en el bar que aparecía en el pueblo almeriense ficticio de Campoamargo, solo se servían los tercios creados por el maestro cervecero Carlos Javier Martínez y que se veían en cada uno de los capítulos de la exitosa producción emitida por Antena 3.
Tal fue la proyección que alcanzó la marca artesanal de la familia Martínez que llegó a despertar el interés de la multinacional belga AB InBev: productora de birras consumidas en todo el planeta como Budweiser o Corona Extra. “Nos podían haber comprado, pero no lo hicieron porque Cruzcampo vendía nuestra marca”, rememora todavía disgustado el empresario. Ese no ha sido el único perjuicio que él y sus hermanos han sufrido porque Cervezas Origen 1905 tiene que competir con Cruzcampo Origen en bares y restaurantes de muchas ciudades: “Hemos perdido más del 50% de ventas”.
Uno de los principales campos de batalla es Andalucía porque Heineken España tiene su sede en Sevilla y el cuartel general de Cervezas Origen 1905 está en la zona industrial de Almería. Una de las claves de las pérdidas a las que alude Daniel Martínez se debe a que en la mayoría de los casos cuando alguien se acerca a la barra de alguno de los locales de moda de Vera o Mojácar, y pide una birra Origen, se lleva la primera que le sirven, sin percatarse si pertenece a una u otra marca. Todo ello, a pesar de las diferencias existentes entre ambas marcas tanto en el proceso de elaboración como en el sabor final, así como en el precio.
El burofax de 2015
“Nosotros no queríamos ir contra ellos en los juzgados, solo queríamos que retirasen la marca”, asegura uno de los cuatro gerentes del Grupo Índalo. Y aporta como prueba de ello los dos años que transcurrieron entre el burofax que Cervezas Origen 1905 notificó a Heineken -9 de julio de 2015- solicitándole su renuncia al distintivo Cruzcampo Origen y la demanda que presentaron en los juzgados de lo Mercantil de Sevilla -14 de febrero de 2017- por presunta infracción de marca nacional con indemnización de daños y perjuicios, nulidad de marca nacional y eventualmente por comisión de actos de competencia desleal.
“Si hubiésemos ido con ganas de sacar dinero no habríamos recurrido antes a un burofax”, insiste el empresario almeriense. De hecho, en la demanda que tramitó Riera Abogados no se especifica una cuantía para la indemnización, pero se prevé que sea un potosí si le cervecera artesana gana el pleito porque reclama a Heineken: “El 1% de la cifra de negocios realizada con la comercialización de la Cerveza Origen y la suma a la que asciendan los beneficios obtenidos como consecuencia de la venta de los mismos, todo ello en el periodo comprendido entre la fecha de inicio en la fabricación y comercialización de la cerveza y la fecha del cese efectivo de la fabricación y venta”.
El pasado día 9 de junio tuvo lugar una audiencia previa en el Juzgado de lo Mercantil número 2 de Sevilla cuyo objetivo era que el magistrado analizase las pruebas presentadas por demandante y demandada. La sesión a causa de la pandemia de coronavirus se celebró de forma telemática, Inés Velasco García-Cuevas, la abogada de Cervezas Origen 1905, intervino desde Madrid, mientras que Emilio Hidalgo Hernández, el letrado de Heineken España, hizo lo propio desde Sevilla.
En este proceso judicial jugarán un papel fundamental la documentación aportada por ambas partes y los artículos que jalonan la Ley de Marcas y la Ley de Competencia Desleal. La previsión es que la fecha de la vista oral se fije para la primavera de 2021 dada la saturación de los juzgados de la capital hispalense. Este diario se puso en contacto con el bufete sevillano Fernández Palacios Abogados y con Heineken, pero no se pronunciaron al estar sin resolver el proceso judicial. “Por el momento no vamos a hacer ninguna valoración”, subrayaron desde la prestigiosa multinacional.
Una cerveza en la clase de motores
La vista oral pondrá fin a la guerra que mantienen ambas cerveceras a cuenta de los derechos marcarios sobre el término Origen. La familia Martínez tramitó el 30 de abril de 2014 su marca nacional Cervezas Origen Sabor Propio 1905 - Artesanal Beer en la Oficina Española de Patentes y Marcas. Seis meses más tarde, el 20 de octubre de 2014, Heineken inició el trámite de la marca Cruzcampo Origen dentro de la clase 43 para productos de servicios de restauración, pero se le denegó porque era propiedad de los hermanos Martínez. De forma que la multinacional cervecera, según recoge la demanda, inscribrió su nueva variedad de birra en la clase 7 destinada a motores, grandes instrumentos para la agricultura o comprensores para refrigeradores.
“¡Como en la Oficina Española de Patentes y Marcas le denegaron la marca, Heineken dio de alta su cerveza Cruzcampo Origen como sistema de refrigeración!”, clama indignado Daniel Martínez. “Ni en sus vasos ni en sus grifos hacen alusión a que se trate de un sistema de refrigeración”.
Los hermanos Matínez han escudriñado todos los productos Cruzcampo Origen y en su querella concluyen lo siguiente: “La demandada (Cruzcampo) intensifica y otorga una mayor relevancia a la palabra Origen, hecho que provoca un riesgo de confusión entre marcas”. Tal conclusión la realizan tras aportar imágenes de los carteles de entrada a los bares, de uniformes de los camareros, tiradores de cerveza, incluso de vasos. “La imagen de los vasos que se dispensan en estos establecimientos donde resalta la palabra Origen en una letra de dimensiones hasta tres veces más grande que la palabra Cruzcampo”, según expone en la querella.
Piden la destrucción de todo
El bufete que representa a la cervecera artesanal almeriense también pide al juzgado que inste a Heineken España -que en 2019 facturó 28.521 millones- a cesar en la comercialización, distribución e impresión de sus productos que contengan la palabra ‘Origen’, a la destrucción de grifos, barriles, sombrillas, mesas o sillas, así como a indemnizarles por daños morales. “Mis mandantes reclaman en concepto de daño moral la cantidad de 6.000 euros como consecuencia de la reiterada actitud de la demandada, que les obliga a estar siempre atentos a posibles nuevos actos lesivos de sus derechos e intereses; en consecuencia, de unos actos por parte de Heineken que menoscaban sutil e indebidamente su imagen de marca”.
El vocablo Origen se repite una y otra vez en la demanda para demostrar que pertenece a la familia Martínez. Valga como ejemplo el siguiente párrafo:
“Cuya titularidad y derechos de explotación pertenecen en exclusiva en España a la demandante, sino que además suponen la comisión de actos de competencia desleal en la medida que persiguen aprovecharse de forma indebida de la reputación adquirida por dicha marca en el mercado español y son susceptibles de crear confusión en los consumidores al asociar la marca ‘Cruzcampo Origen’, propiedad de Heineken, con la marca Cervezas Origen, cuya titularidad es de la actora; siendo evidente que la introducción de la palabra Origen, no es otra cosa que un pretexto deliberadamente buscado por la demandada para mencionar en el tráfico económico, así como en la publicidad y en internet la marca del producto competidor y, de esa forma, tratar de conseguir un mayor número de ventas, aprovechándose de la reputación y el esfuerzo ajeno (...)”.
Una respuesta de 107 folios
La multinacional cervecera trata de impedir que Cruzcampo pierda su variedad Origen para no sufrir un retroceso en su cuota de mercado nacional donde aglutina un 35%. Para ello presentó un escrito de contestación de 107 páginas. Emilio Hidalgo Hernández, el letrado que plasma su rúbrica en el documento que argumenta la postura de Heineken frente a la demanda, arrancaba el apartado preliminar pidiendo disculpas al magistrado por el tamaño de la respuesta: “Resulta obligadorio formular disculpas por su extensión, pues, ciertamente, excede de lo usual”.
Después de contestar, punto por punto, a cada uno de los 24 folios de la querella de la familia Martínez, en el capítulo de conclusiones el bufete Fernández Palacios Abogados argumentaba en nombre de Heineken que no se está confundiendo a la clientela porque se presupone que el consumidor de cerveza artesana domina conocimientos en la materia y en los locales de hostelería busca un producto concreto: “El público destinatario no será el público en general, sino el público consumidor de cervezas de fabricación artesanal, por lo que cabe deducir que es un público especializado en este tipo de bebidas artesanales, estando en consecuencia menor expuesto al riesgo de confusión, dado que se le presume un conocimiento superior a la media”.
El escrito también carga las tintas contra las afirmaciones de la cervecera artesanal almeriense que asegura en su denuncia que factura 1,5 millones de euros anuales y cuenta con clientes en varios países: “La pretensión de la actora de que la marca atacante es una marca notoria es, no ya excesiva a la luz de la prueba aportada, sino absolutamente gratuita, infundada e improcedente, pues no se ha aportado prueba alguna ni de la cuota de mercado, ni del volumen de ventas, ni de la facturación contabilizada en relación con el producto que lleva la marca atacante”.
La carga probatoria centra otro de los apartados de las duras críticas del mencionado documento. “El actor se refiere en términos generales al aprovechamiento indebido o al perjuicio para el carácter distintivo o el renombre de la marca anterior, sin presentar pruebas convincentes sobre la existencia de un aprovechamiento indebido o un perjuicio real, o argumentos persuasivos sobre la presencia de un serio riesgo de perjuicio potencial que no tenga únicamente carácter hipotético”.
Más de tres años de demora
La batalla legal de las cerveceras se prolonga ya la friolera de tres años y cinco meses: la demanda de Cervezas Origen 1905 data de febrero de 2017 y el escrito de contestación ordinario de Heineken está fechado en octubre de 2017. A lo largo de todo ese tiempo se han producido diversas visicitudes para que el proceso se demore tanto: desde el error que cometió la popia demandante al presentar incompleta su querella, a la decisión del Juzgado de lo Mercantil número 2 de Sevilla de declararse no competente para dilucidar este pleito de derechos marcarios, lo que obligó a la familia Martínez a recurrir a la Audiencia Provincial que falló devolver la causa a la citada sala.
De momento ninguna de las partes ha dado el paso para iniciar una negociación que permita un acuerdo amistoso y evite la vista oral que enfrentará en los tribunales a la birra de producción artesanal con uno de los gigantes mundiales de la industria cervecera.