Imagen de Ismael y la burra Baldomera ataviados con indumentaria del Málaga

Imagen de Ismael y la burra Baldomera ataviados con indumentaria del Málaga E. E.

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El rebuzno de oro de la burra Baldomera: dos empresas de EEUU luchan por su derecho de imagen

El vídeo del reencuentro entre el animal e Ismael, su propietario, ha sido visto por más de 50 millones de personas.

3 julio, 2020 02:34

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Cuando se decretó el estado de alarma en España por la crisis del coronavirus, la familia Fernández tuvo que decidir quién se iba a pasar la cuarentena con la burra Baldomera a la casa del campo de El Borge (Málaga). Le tocó al hermano soltero. Sin embargo, seguro que nunca imaginaron que, meses después, tras el reencuentro de Baldomera con el otro hermano, la pugna fuera otra: ver qué empresa se hace con los derechos de imagen del ya mundialmente conocido animal.

Baldomera es una burra muy particular. Se hizo viral cuando su dueño, Ismael Fernández, le grabó después de meses sin verse a causa del confinamiento sufrido por todo el país. El reencuentro fue muy emotivo. El rebuzno del animal al ver llorar a Ismael pone la piel de gallina.

El vídeo acabó por convertirse en viral en las redes sociales. Ismael lo subió a su perfil de Facebook y a los pocos minutos le pidieron que pusiera la publicación como pública. Lo hizo, y desde entonces el teléfono móvil no ha parado de sonar. De hecho, los perfiles en redes sociales de Baldomerayyo acumulan casi 9.000 seguidores entre Facebook, Twitter e Instagram.

El reencuentro de la burra Baldomera con su dueño

Ismael reconoce que está "estresado", aunque no pierde el buen humor. Ha realizado más de 50 entrevistas, “el 15 o 20% en inglés”, afirma en conversación con EL ESPAÑOL. Ha llegado a atender a más de una docena de periodistas en un día.

“La noticia corrió como la espuma. Yo creo que estábamos cansados de tanta muerte y tantas malas noticias. Todo coincidió”, resume como motivo de la viralidad del vídeo. “Va por zonas, dependiendo de dónde esté el confinamiento... Últimamente somos virales en Argentina”, dice.

La burra Baldomera, junto a la familia Fernández

La burra Baldomera, junto a la familia Fernández

Fernández reconoce que pocas cosas le sorprenden ya. Periodista en paro, los últimos cinco años se ha dedicado a la comunicación. Sabe de lo que habla, conoce cómo se marcan los tiempos en las redes y no esperaba que el vídeo de su reencuentro con Baldomera alcanzara tal repercusión. Mucho menos que siguiera en el candelero entrado el mes de julio.

Argentina, Japón o Pakistán son algunos de los países en los que han entrevistado a Fernández. Ha salido en medios locales, regionales, nacionales e internacionales: Daily Mail o Al Jazeera le han puesto el micrófono delante. No obstante, reconoce que lo que más ilusión le ha hecho es salir junto a su burra en la revista People. Ahí sí se sorprendió de lo que había alcanzado.

El empujón que le ha dado la viralidad de su reencuentro con Baldomera le ha permitido volver a su casa del campo, afirma. Quiere vivir allí. Está a gusto en El Borge (Málaga), rodeado de naturaleza. Quiere luchar contra la despoblación.

Una burra muy legal

Sus asesores legales reconocen que el animal tributa los beneficios en el país donde genera los ingresos y con lo ganado puede permitirse pagar un abogado por horas. No es broma: la burra Baldomera cuenta con la asesoría jurídica de un abogado especializado en temas de imagen.

El contenido viral suele ser flor de un día. Pasado ese tiempo, queda algún comentario, un recuerdo de alguien que saca la conversación en una reunión, pero poco más. Sin embargo, la burra Baldomera resiste a ser un simple rayo que desaparece en dos segundos, al menos de momento. Tiene a dos empresas estadounidenses que pujan por hacerse con sus derechos de imagen.

Baldomera, con las tazas realizadas con su imagen

Baldomera, con las tazas realizadas con su imagen E. E.

Por un momento, Ismael Fernández pensó que perdería la oportunidad. "Tardé una semana en contestar a la empresa que se interesó primero", cuenta sorprendido.

Para tratar este tema, Fernández tuvo que ponerse en manos de Javier García León, del despacho hispano-escandinavo Advokatkontoret. Los resquicios de la legislación internacional escapaban del control de Ismael casi más que la viralidad del vídeo.

García León reconoce que nunca antes había trabajado con un animal. De hecho, en las especificaciones técnicas, recuerda que éstos no tienen derechos de imagen. La propiedad intelectual del vídeo y los derechos de explotación y de obra derivada del mismo es lo que está en juego.

Una empresa estadounidense ya tiene estos derechos adquiridos. Sin embargo, hay otra que quiere hacerse con ellos. Baldomera se llevará un 70% de lo que genere, por el momento.

Dentro de las negociaciones por esta explotación hay varias condiciones. Por ejemplo, la empresa no podrá reclamar nada a los medios de comunicación españoles que hayan colgado en sus perfiles el vídeo. Tampoco podrá hacer uso dicha empresa de los derechos en el territorio nacional.

La condición más importante dentro de los contratos: Baldomera no se toca. Seguirá viviendo en el mismo lugar, entre las montañas malagueñas de Borges. En libertad.

Transmitir siempre valores

Las obras derivadas del vídeo del reencuentro entre Baldomera e Ismael tienen que transmitir una serie de valores a la sociedad. No hay discusión. Valores como la amistad, el respeto a la naturaleza o los animales siempre irán por delante de la imagen. Son innegociables. “Habrá niños en el futuro que sabrán lo que fue el confinamiento gracias a Baldomera”, dice el abogado García León.

De momento, todo son proyectos. Firmado: un documental para el extranjero. Sobre la mesa: una serie de cuentos infantiles que se está negociando con editoriales nacionales.

Una de las ilustraciones que le han regalado a Ismael en estos días

Una de las ilustraciones que le han regalado a Ismael en estos días LA Vaca Style

Ismael reconoce que aún no sabe hasta dónde ni cuánto durará esto. Tiene los pies en el suelo puesto que conoce la situación. Sin embargo, eso no le va impedir dejar de pelear contra uno de los males del siglo XXI: la despoblación de la España que considera "vaciada".

Habitualmente residente en Málaga capital por motivos de trabajo, es un enamorado de los pueblos. Se ha trasladado recientemente a El Borge (Málaga), cuando su novio ha podido teletrabajar. Allí estarán hasta septiembre. Quién sabe si un poco más.

Ismael quiere vivir en su pueblo y pretende que esto le ayude a reclamar mejoras para que la gente pueda vivir en el campo. Vivía en la ciudad, en un bloque donde sólo dos casas estaban ocupadas. “El resto eran de Airbnb”, dice. “A ver si políticos y ciudadanos nos damos cuenta de una vez de que hay que apoya la vuelta a los pueblos y el campo”, reivindica mientras recuerda algo que le apena: cuando pasea por su pueblo “hay casas vacías y cerradas”.

Tazas y réplicas en 3D

El fenómeno de Baldomera ha llegado a todos los rincones. Ha conquistado países como Rusia o Argentina. También ha hecho lo propio con los corazones de ciudadanos de medio mundo. Se calcula que sólo en Estados Unidos y Europa ha llegado hasta a 25 millones de personas, que no de reproducciones. 50 millones de personas contabilizando a todo el mundo.

Esto ha provocado que se realicen muchas obras artísticas de Baldomera. Recientemente le ha llegado a Ismael Fernández una réplica hecha a mano y otra en 3D desde Japón. “Son idénticas a Baldomera”. ¿A tamaño real? “No, a tanto no llegó, que se habría dejado el hombre un dinero…”, afirma Ismael entre risas.

Una de las tazas de Baldomera.

Una de las tazas de Baldomera. E.E.

De momento, no hay merchandising de Baldomera a la venta. Se han reservado unas 200 tazas por redes sociales, pero nada más. Hasta que no esté la tienda virtual montada, nada se podrá comprar.

Ismael Fernández no sabe hasta dónde llegará todo esto. “Nunca he tenido un fin comercial”, dice antes de recalcar: “A día de hoy no he visto un euro”. No conoce el alcance, pero de momento continúa buscando trabajo. Se mantiene prudente con el final. Sabe que debe tener los pies en el suelo. Habrá que ver con el tiempo hasta dónde pueden llegar Baldomera y él.