Los riders, esos repartidores de comida a domicilio que abarrotan las grandes ciudades, han dado muchos titulares. Normalmente se debe a sus bajos sueldos, falta de seguridad o su condición de falsos autónomos. En este caso la noticia es muy diferente: la ministra de Educación y Formación Profesional, Isabel Celaá, aprobó el pasado martes 30 de junio el Decreto por el que los riders pasan a tener su propia titulación de Formación Profesional.
El nombre oficial que ha recibido esta nueva titulación de Nivel 1 es Servicio de entrega y recogida a domicilio y ha sido aprobada en los Reales Decretos que actualizan el Catálogo Nacional de Cualificaciones Profesionales.
La intención de Celaá con esta medida es que los repartidores dejen de ser autónomos (o falsos autónomos) y obligar a las compañías como Deliveroo, Glovo o Uber Eats a contratar a trabajadores formados específicamente para esta labor, aunque lo cierto es que una cosa nada tiene que ver con la otra: se puede ser titulado y trabajar como autónomo.
La Asociación Profesional de Riders Autónomos no ve con buenos ojos esta medida, ya que aseguran que una gran parte de los repartidores son ya estudiantes, la mayoría universitarios, que trabajan en estas empresas para ganarse un pequeño sueldo con el que a menudo pagan sus estudios. Por tanto, la opción de cursar un título de FP cuando están estudiando una carrera o cualquier otra titulación no sería viable.
El colectivo considera, y ya lo está peleando, que son las empresas contratantes las que deben dar la formación necesaria a los repartidores. A su vez, recalcan que, si la nueva titulación va a ser obligatoria para trabajar como rider, muchos se van a ver forzados a dejar su trabajo.
Esta noticia llega en un momento delicado para el sector. Hace un mes, la ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, se reunió con la asociaciones RidersxDerechos y UATAE para comunicarles la intención de modificar la legislación para que desaparezca la figura del falso autónomo en estas plataformas digitales de reparto y envío a domicilio.
"Después de más de 3 años luchando hoy estamos más cerca de conseguir lo que siempre hemos pedido, derechos laborales”, escribía en Twitter la plataforma poco después de la reunión. El Gobierno busca sacar una ley que reconozca "la laboralidad de este colectivo, clarificando su relación con el Estatuto de los Trabajadores”, según el propio Ministerio, consiguiendo así derechos como cualquier otro trabajador.
Por su parte, las empresas insisten en que los riders son trabajadores por cuenta ajena y no autónomos, aunque la justicia les ha quitado la razón en varias ocasiones. En noviembre del año pasado el Tribunal Superior de Justicia de Madrid reconoció a un rider como falso autónomo cuando este demandó a la empresa por su despido.
Lo mismo ocurrió en marzo de este año en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). El juez dictaminó que los repartidores de Glovo eran asalariados y no autónomos. Esto supuso un varapalo al modelo de negocio de Glovo, la empresa catalana creada por Òscar Pierre en 2015, que se basa en el poco gasto que le generan sus riders (o glovers, como les llama la empresa).
El TSJC consideró que la relación contractual entre el repartidor y la empresa es “un contrato de trabajo”. Asimismo, este tribunal quiso zanjar la polémica de sentencias previas ejecutadas en tribunales de instancias inferiores que daban la razón a Glovo. La justicia catalana se puso del lado de las inspecciones de trabajo que ya habían advertido de que la relación entre ambas partes no era mercantil, sino de trabajo.
Pese a estos fallos de la justicia, la situación de los riders no ha cambiado en absoluto, ya que siguen siendo autónomos, con todo lo que ello conlleva: bajas no remuneradas, sin alta en la seguridad social, no cobrar si se enferma... ¿Tendrá que llegar su caso al Supremo?
El teletrabajo y el confinamiento en casa han hecho que la demanda de comida a domicilio haya experimentado un enorme crecimiento y, de hecho, está suponiendo en muchos casos la salvación de los restaurantes que de otra forma se verían abocados al cierre. Un servicio que no para de crecer y que ahora afronta cambios importantes. ¿Asalariados o autónomos? ¿Titulados o no? Las dudas no dejan de planear sobre este gremio.