Es lunes por la tarde. Diego Boianelli, MIR de tercer año, reconoce que debería estar en una manifestación. Sin embargo, está en el hospital, haciendo su guardia con normalidad. No es que no quiera protestar, es que no le dejan. Los Médicos Internos Residentes (MIR) de Madrid han decretado una huelga indefinida todos los lunes y los turnos de guardias, pero casi no pueden secundarla. La Consejería de Sanidad de Madrid les ha impuesto unos servicios mínimos del 100% de las horas de guardia. No lo entienden y recurrirán. Reclaman derechos laborales. Pedro Viaño, en cuarto año de residente, dice tajante: “Lo único que pedimos es que se sienten a negociar el convenio colectivo”.
La manifestación de la mañana de este lunes fue multitudinaria. Ellos mismos se sorprendieron. Estiman que participaron unos 3.000 residentes y creen que el coronavirus ha sido el detonante que provocado que el colectivo se movilice; piensan que son muy heterogéneos y su situación, aunque complicada, es temporal. De ahí la pasividad. Hasta ahora.
“La verdad es que ahora mismo no me lo creo. Llevo dos años haciendo la residencia y siempre ves que en los hospitales se dan las mismas conversaciones. Con lo que cuesta estar aquí, el estrés que supone y estar cobrando 10 euros las hora… Pero de ahí a movilizarte... Somos muy pasivos y muy heterogéneos. Cualquier intento precovid habría tenido menos impacto. El caldo de cultivo estaba ahí. Todos estábamos disgustados y resignados, pero el Covid ha supuesto un trauma: nos han mandado a primera línea y nos han tenido que desplazar de nuestras especialidades a otros servicios. Ha sido una situación de estrés enorme y un choque emocional”, expone Susana Pardo, en su segundo año de residente.
Los médicos residentes han convertido el tópico más extendido sobre la profesión en una de sus frases protesta: “No es mala letra, es poco tiempo por paciente”. Es una de las pancartas que se han podido ver en la manifestación de los MIR de la Comunidad de Madrid este lunes, en la que reclamaban la aprobación de un convenio colectivo que les proteja de su precaria situación. No están solos ni son los únicos: en Valencia tomarán las mismas medidas la próxima semana. Las condiciones laborales de los sanitarios tensan una cuerda a punto de romperse.
“Esto no solo ocurre en Madrid, debería ser extensible al resto de España, porque las condiciones no son las que deberían ser. Las autoridades deben ser conscientes de que la situación que estamos viviendo no sólo es esto que estamos viendo, muchos médicos están pendientes de seguir el camino de los MIR si no se dan soluciones. Hemos estado muchos años tragando una situación de saturación y el coronavirus ha sacado a la luz la situación de médicos con el agua al cuello que nos ha desbordado”, apunta Enrique Alfonso, presidente del Sindicato de Médicos Unidos por sus Derechos, en conversación con EL ESPAÑOL.
Alonso explica que “las autoridades deben ser conscientes de que esto del MIR es solo la punta del iceberg. Lo único que ellos tienen esa situación particular: el sistema esté basado en el MIR. Es un sistema de mano de obra barata para sacar la faena, más allá del objetivo de formación que ha pasado a un segundo plano. El hartazgo es global. O ponen soluciones o esto podría ser extensible no sólo a todas las comunidades sino a los médicos”.
“No podemos perder a un solo médico”, continúa Alonso antes de añadir: “Lo que ha pasado es que el sistema está basado en la sobrecarga de los médicos”.
Mano de obra barata
Efectivamente, los MIR, cuando son preguntados, se sienten mano de obra barata. “Sí”, responde Pedro Viaño. Boianelli, por su parte, denuncia que la situación “cada vez se transforma más en una empresa low cost: sacar el trabajo con el menor coste posible. Y pones competencias a los residentes que no son las suyas. Los de primero asumen las de uno de tercero y el de tercero casi las de un adjunto”.
Repiten una y otra vez que necesitan un adjunto por cada cuatro residentes. Es el ratio que solicitan. No se cumple. “En las guardias generalmente los residentes llevan el peso del hospital”, afirma Susana Pardo, que continúa: “Lo que ocurre en muchos casos es que, además de que no darían a basto los adjuntos para atender a sus pacientes, están en el despacho y están para las dudas, como una especie de jefe de obra. Se les llama, hay como una ley no escrita, con pacientes graves o cuando estás desbordado. Al final los que te ayudan son los propios residentes”.
Recalca Diego Boianelli que sus reclamaciones no van contra los adjuntos. Ellos lo único que piden es que se contraten más especialistas que supervisen su trabajo, pues los MIR están en periodo de formación. Necesitan que les supervisen las decisiones que toman: “Yo lo he vivido. Estamos pidiendo un ratio de 4 residentes por cada adjunto. En el hospital clínico hay 7 residentes por cada adjunto. Casi el doble de lo que estamos pidiendo. Las urgencias caen. Lo que queremos es que haya más contratos de especialistas, no estamos diciendo que ellos no trabajen”.
Explica de manera visual este residente cómo son las guardias: “Un adjunto en el San Carlos, cuando se queda de guardia, tiene 80 pacientes. Pues ahí cada residente asume a esos pacientes y él resuelve dudas. La sobrecarga hace que se delegue y se compone una jerarquía en la que el médico adjunto resuelve las dudas. Hay muchos adjuntos que lo están tomando como un ataque, pero eso nunca. Se trata de que se contraten más adjuntos”.
Además de trabajar por encima de sus competencias, también denuncian las condiciones. Exponen que su salario ronda los 1.000 euros, en una de las ciudades más caras de España, como es Madrid, más 10 euros la hora de guardia. No les da casi ni para el alquiler de una casa sin compañeros: “Siendo residente es imposible vivir solos. Los pocos que conozco saben que el 70% de su salario se va a ir para el piso, claro. Todo el mundo comparte piso. En Madrid es la situación de todos los trabajadores de la ciudad, vaya. Aquí es lo que hay”.
Dependen de las guardias para mantener un salario estable. Si pierden las horas de guardia, pierden dinero, aunque ya de entrada el montante no parezca el adecuado para su cualificación. Si se dan de baja, su salario se queda en la base.
A causa de las guardias realizan jornadas semanales de entre 70 y 80 horas. Pedro expone sus turnos y dice que sólo tiene libres dos fines de semana al mes: “Las guardias las pone el hospital. Somos los que somos, se nos reparten y en mi caso hago seis. Ojalá pudiese hacer menos, porque esto significa hacer jornadas de 70 horas. Jornada normal, de 8 a 3 de la tarde, más cuatro guardias de diario -hasta completar las 24 horas- y dos de fines de semana de 24 horas”.
La situación parece insostenible. Piden que se tenga en cuenta el convenio colectivo enviado a la Consejería. La huelga convocada no es total porque no querían perder horas de formación. No obstante, dicen que van a seguir luchando hasta que se solucione su situación. Diego parece tenerlo claro en los siguientes pasos a seguir: “Que los tribunales decidan si los servicios mínimos del 100% son legales o no. Si lo retiran empezaría de verdad la huelga, porque ahora mismo está reventada. Yo estoy en el hospital y debería estar en una manifestación. Ese es el primer paso y luego continuaremos hasta que la Consejería de Sanidad diga algo”.