Parece una película de Scorsese o de Tarantino: grilletes anclados en las paredes y en suelo, en contenedores insonorizados. Una silla de dentista -como la que se ve en la imagen- con sus correspondientes correas, para inmovilizar y torturar a las víctimas. No obstante, no se trata de una película protagonizada por Joe Pesci y Robert de Niro, sino liderada por mafias holandesas con ramificaciones en España.
La Policía española y holandesa han puesto fin a una de las guerras más sangrientas entre narcotraficantes en Europa. Han desarticulado un grupo criminal que se dedicaba a las torturas, secuestros y ajustes de cuentas entre miembros de bandas rivales relacionadas con el tráfico de estupefacientes. Los criminales tenían su base de operaciones en los Países Bajos, pero también tenían presencia en España, en concreto, en Málaga. Donde, según los investigadores, esta red estaría vinculada con varios asesinatos en los últimos años.
En total, han sido detenidas seis personas relacionadas con la Mocromafia, una mafia de origen marroquí dedicada al tráfico de estupefacientes asentada en Países Bajos y Bélgica. Entre ellos, el cabecilla de la organización, Ridouan Taghi, detenido en Dubái y ahora extraditado a Holanda.
Lo que más sorprendió a los agentes que lideraron esta operación fue cómo estos criminales torturaban y asesinaban a sus enemigos. Se localizaron hasta seis contenedores de transportes de mercancías insonorizados en distintas fincas holandesas acondicionadas para mantener a personas en su interior y torturarlas allí durante horas.
Los detenidos disponían de todo tipo de elementos para inmovilizar y torturar a sus víctimas: grilletes anclados en el suelo y en la pared para colgarlos, sillas con correas, así como distintas herramientas y utensilios. Los agentes tomaron muestras de ADN en dichos espacios y, aunque están pendientes de concluirse, aseguran que en los contenedores se ha torturado y matado a numerosas personas.
Los investigadores, además, tenían comprobado que la banda estaba actualmente preparándose para secuestrar y extorsionar a varias personas. Dichos secuestros tenían relación con graves conflictos entre las organizaciones criminales más importantes que operan en Países Bajos, relacionadas con otros grupos criminales en España.
Contenedores
Varios miembros de esta organización mantenían contactos con un individuo desconocido, al parecer afincado en España. Así, la Policía holandesa pidió ayuda para conocer su ubicación e ir tirando del hilo. Era uno de los principales miembros de una organización criminal. Las pesquistas corroboraron que el sujeto se encontraba en Barcelona y que estaba a punto de recibir dinero de Países para organizar un secuestro. Un objetivo que nunca llegó a termino puesto que la Policía detuvo al criminal en la ciudad condal.
Los contenedores insonorizados que intervino la Policía, donde pensaban torturar a su siguiente objetivo, entre tanto, estaban preparados para mantener a personas en su interior durante largos periodos de tiempo e incluso preparadas con WC químicos.
Tenían todo tipo elementos para inmovilizar y torturar a las víctimas grilletes anclados al suelo y paredes o una silla de dentista con correas para inmovilizar brazos, piernas y cabeza-, además de herramientas y utensilios diversos para lesionar a sus rivales y uniformes de la Policía Nacional Holandesa y chalecos antibalas que los arrestados utilizaban a la hora de abordar a sus víctimas.
La operación, no obstante, sigue abierta y la policía esta colaborando con las autoridades holandesas para tener información relevante que permita vincular a más personas con los hechos investigados y la desaparición de personas en Holanda.